La hija del célebre ajedrecista ha negado que Karpov hubiera sido víctima de un ataque el pasado sábado
Anatoli Karpov, en 2021.ALBERTO DI LOLLI
El excampeón mundial de ajedrez Anatoli Karpov, de 71 años, sufrió una lesión craneoencefálica a consecuencia de un accidente doméstico, y se encuentra ahora en coma inducido en uno de los principales hospitales de la capital rusa, según declaró hoy su hija Sofía.
La hija del célebre ajedrecista negó en declaraciones al medio ruso Mash que este hubiera sido víctima de un ataque el pasado sábado, según afirmaron varios canales de Telegram y publicaciones digitales.
En estos momentos, Karpov se encuentra en estado de coma inducido en la unidad de cuidados intensivos del pabellón de neurología del hospital Sklifosovski de Moscú, uno de los centros médicos más prestigiosos de la capital rusa.
Anteriormente, el canal de Telegram ruso 112 informó de que el ajedrecista había sido hallado inconsciente junto a la sede de la Duma rusa el pasado sábado, y que los médicos le habían diagnosticado una lesión craneoencefálica, una fractura de la cadera derecha y un fuerte estado de embriaguez.
Karpov, de 71 años, fue campeón mundial entre 1975 y 1985, cuando fue vencido por el también ruso Garri Kasparov, y actualmente es diputado de la Duma, la cámara baja del Parlamento ruso.
La agencia rusa RIA Nóvosti confirmó con fuentes del hospital que el exajedrecista se encuentra ingresado en estado grave, sin embargo, citó el desmentido del jefe de relaciones públicas de la Federación Rusa de Ajedrez, Kiril Zangalis, que negó que se tratase de un ataque.
“La información de que Anatoli Karpov fue golpeado no se corresponde a la realidad. Es una noticia falsa”, indicó.
Jennifer Shahade es una mujer sonriente. La gran maestra femenina es, de hecho, una de las ajedrecistas más alegres del circuito. Su simpatía es tan desbordante que sorprende incluso a quienes no conocen su historia personal. Nacida en Filadelfia el último día de 1980, no sólo es famosa por ser la primera mujer que ganó el Open de Estados Unidos y por haber logrado dos veces el campeonato de su país. Por desgracia para ella, también es conocida porque jugó un papel capital en la caída del capitán de la selección femenina, Alejandro Ramírez. Sahade sufrió dos ataques sexuales, pero no lo denunció hasta que varias mujeres más, algunas menores de edad, le contaron que también habían sufrido agresiones del gran maestro nacido en Costa Rica.
Abrir la puerta del infierno no acabó con el sufrimiento. El presidente de la Federación de Estados Unidos no sólo no ayudó a la víctima, sino que intentó desacreditarla cuando renunció como directora del programa de apoyo al ajedrez femenino. El depredador acabó perdiendo su empleo, el zorro ya no siguió a cargo del gallinero, pero Shahade tuvo que pagar un alto precio. La iniciadora del #MeToo del ajedrez perdió «incontables amigos y oportunidades».
La entrevista con Jennifer Shahade tiene lugar en Mónaco, donde participa en el European Poker Tour de Montecarlo. La cabeza pelirroja de la ajedrecista se ha convertido en una imagen habitual en los tapetes verdes: el contraste cromático ayuda a destacar su presencia. Unas horas antes de la conversación, Shahade participa en el torneo femenino del EPT, popularmente conocido como el ladies. Muchos se preguntan por qué existen los torneos femeninos, si mujeres y hombres pueden competir de igual a igual. "En primer lugar, son muy divertidos y es una forma excelente para que las mujeres, que tienen una presencia muy minoritaria en el póker, al igual que en el ajedrez, tengan la oportunidad de aficionarse y de aprender a ser más competitivas. También consiguen conocerse mejor unas a otras y, además, el precio de la inscripción suele ser más bajo, por lo que es una buena forma de conocer este mundo sin gastar demasiado".
Jennifer Sahade.EL MUNDO
Las heridas por el caso de Alejandro Ramírez están todavía abiertas, pero Jennifer Shahade accede a hablar de las enseñanzas extraídas de todo lo vivido. "Son muchas, pero sobre todo he aprendido la importancia de decir la verdad. Hay una cita famosa que dice que en el tablero no existen la mentira y la hipocresía, porque llevan a la derrota. Creo que es importante decir la verdad y escuchar a la gente que la dice. A veces es más fácil no escuchar, la gente quiere que todo sea maravilloso, pero a veces hay que enfrentarse a las cosas malas para mejorar el mundo. Esa es la primera conclusión. Luego, me hace sentir solidaridad con la gente del pasado y de la actualidad que ha hecho el esfuerzo de contar la verdad, porque muchas veces no se aprecia al mensajero".
P. ¿Quién le falló más cuando decidió contar la verdad?
R. "¡Ha sido tanta gente! Es difícil nombrar a una sola persona. Por supuesto, Alejandro es de quien más me puedo quejar, pero luego hay demasiadas personas que me dieron la espalda. Dado que estamos en el EPT de Montecarlo, te diré que esta comunidad me salvó. El póker me permitió refugiarme, porque la mayoría de la gente me ha apoyado. Es un buen ejemplo de cómo tienes más libertad en la vida si haces al menos un par de cosas diferentes y tienes más de un trabajo".
P. Igual que el ajedrez está cambiando, ¿también lo ha hecho el mundo del póker?
R. "Creo que sí. Todavía no hay muchas mujeres, pero en general la prensa está más centrada en cómo juegan y no en su aspecto. Creo que hemos mejorado de este error del pasado. Es parte de la naturaleza humana interesarnos más en las personas hermosas, ya sean hombres o mujeres, pero sobre todo es algo que ocurría con ellas".
P. ¿Y alguna vez conseguiremos que haya más mujeres en los tableros y en las mesas?
R. "Estoy convencida. Hay muchas oportunidades en ambos juegos, pero es difícil porque en los dos reciben a veces demasiada atención. Algunas personas simplemente quieren disfrutar, sin la presión añadida de estar en el centro del foco. Es complicado, porque gracias a eso surgen oportunidades, pero al mismo tiempo muchas quieren pasar inadvertidas y simplemente disfrutar. Tenemos que descubrir cómo conseguir que sea una buena experiencia para ambos tipos de personas".
Un guion sobre su vida
P. ¿No ha pensado en escribir un guion sobre su vida?
R. "Quizá no de mi vida, pero definitivamente pienso escribir un guion. Mi marido también trabaja en el mundo del cine y quiero hacer una película o una serie sobre algunos de los asuntos más interesantes que ocurren en el ajedrez".
Jennifer Shahade sigue hablando de sus sueños, de su fundación Nine Queens, que ayuda a convertirse en reinas a simples peones. "Es una utopía, pero quizá algún día se haga realidad". Entretanto, no ha dejado de trabajar en el ajedrez y en sus libros «para hacer que sea un mundo más seguro para las mujeres». ¿Siente que tiene una misión en la vida? «Definitivamente. Ahora creo que por fin he encontrado mi misión, eso seguro. Quiero que las partidas sean más inclusivas y seguras y acogedoras para todos, pero en estos dos años he pensado que hay que aún más allá y mostrar la verdad completa del ajedrez. Sí, siento que tengo esa misión."
P. Quizá eso le dé sentido a todo lo sufrido.
R. "Sí, pero quizá no todo, porque a veces ocurren tragedias sin sentido que no puedes explicar, a menos que creas en Dios. En mi caso, ahora siento que con suerte todo va a ser para bien y que todavía tengo una oportunidad. Así que voy a luchar por ello, para que al final todo tenga sentido y sea bueno".
Shahade viene de una familia de ajedrecistas. Su padre era maestro FIDE y su hermano mayor, Greg, es maestro internacional. Cuando este último empezó a jugar también al póker, ella decidió probar. "Después de escribir mi primer libro, Chess bitch, decidí darle una oportunidad y mi hermano me ayudó, pero al principio el juego no me sedujo. Sólo un poco más tarde, cuando me vi más involucrada con PokerStars y a acudir a eventos como este en Montecarlo, empecé a apreciar su cultura. No es sólo el juego, sino todo lo que lo rodea. Se parece mucho al ajedrez".
Escuelas
Graduada en Literatura Comparada, Shahade prepara ahora otro libro, Thinking Sideways, que trata "sobre algunas de las habilidades de la vida real que se pueden aprender con el ajedrez y el póker". "También de la forma de pensar de los jugadores, no sólo los mejores, y de qué podemos aprender de algunos incidentes recientes, como los casos de abusos y de trampas".
¿Podemos aprender más del ajedrez o del póker? "En términos económicos, el póker es un microcosmos financiero que te enseña que debes aceptar ciertos riesgos si no quieres perder tu dinero lentamente, aunque si te arriesgas demasiado lo perderás rápido. El póker es casi un curso de economía en miniatura. Las lecciones del ajedrez son más filosóficas, pero no menos importantes, sobre la importancia de estar concentrado, analizar tus opciones y ser flexible. Un problema habitual es que la gente tiene un plan y se aferra a él. Nadie quiere desviarse de su ruta, cuando necesitas reevaluar constantemente qué camino deberías tomar y por qué".
Sobre su amado ajedrez, Shahade tiene algunas quejas, no únicamente personales: "Los niños no pueden jugar al póker, pero a veces pienso que el ajedrez se concentra demasiado en ellos y deja un poco de lado a los adultos. Se fomenta la idea de que es un juego para los más jóvenes y olvidamos que se puede disfrutar a cualquier edad, aunque quienes lo practican no tengan opciones de convertirse en campeones del mundo. Si a cierta edad no tienes determinado nivel, se fomenta la idea de que ya no tiene sentido que sigas jugando. Sin embargo, hay grandes historias y oportunidades para el desarrollo y la cultura a cualquier edad".
Por otro lado, el ajedrez también puede ser un ecosistema peligroso para los más débiles. "Tenemos que hacer todavía un gran trabajo para asegurarnos de que aprovechamos todo lo bueno que tiene y apartamos las negativas. Queda muchísimo por hacer, pero al menos ahora la gente se ha dado cuenta de la entidad del problema. A partir de ahí, sólo tenemos que ir paso a paso", afirma la jugadora estadounidense.
El ajedrez vive su mejor momento, lo practican cientos de millones de personas sin perder su aura de prestigio intelectual, pero casi ningún campeón ha sido capaz de mover dinero de verdad. Bobby Fischer en los 70 y Magnus Carlsen en este siglo han sido casi los únicos. El noruego se ha aliado con un empresario y multimillonario alemán, Jan Henric Buettner, y entre los dos han lanzado un circuito inspirado en los grandes torneos de tenis y en la Fórmula 1. Eso sí, lo que allí se juega es una modalidad de ajedrez hasta ahora casi marginal, rebautizada como Freestyle Chess. «Fischer Random 960 suena como algo que compras en la farmacia para el resfriado», explica el magnate por teléfono desde Weissenhaus, sede de la primera parada de su Grand Slam 2025.
La Federación Internacional de Ajedrez ve en el Freestyle Chess una amenaza, en parte porque las relaciones con el número uno están más rotas que nunca, no sólo por los pantalones vaqueros. La FIDE intentó primero unirse al enemigo, pero luego dio marcha atrás e intentó forzar a los jugadores para que firmaran un extraño documento de fidelidad; quienes no aceptaran, corrían el riesgo de quedar excluidos del próximo ciclo por el Mundial oficial.
En el tablero del relato, el ganador del primer asalto ha sido Buettner: en declaraciones para EL MUNDO, este habla de "mafia" y "extorsión". Él y Magnus han pedido la dimisión del presidente de la FIDE, el ruso Arkady Dvorkovich, y los grandes maestros de élite quieren crear una asociación profesional, con respaldo legal del Freestyle.
¿Qué es el Freestyle Chess?
El invento es revolucionario, porque las reglas del ajedrez apenas han variado desde finales del siglo XV, pero no es tan libre ni tan nuevo: ya era conocido como ajedrez 960 o Fischer Random (ajedrez aleatorio de Fischer) desde los 90. Fue bautizado así en honor del genio americano, que intentó lanzarlo un cuarto de siglo después de su mutis, sin demasiado éxito.
A diferencia del ajedrez de toda la vida, en el que las piezas empiezan siempre en el mismo lugar, en el Freestyle solo los peones ocupan su posición tradicional. El resto, las torres, los caballos, los alfiles y los dos monarcas, empiezan cada partida en un sitio distinto, por sorteo. El número de permutaciones posibles entre las piezas es de 960; de ahí lo de ajedrez 960, nombre con el que se han celebrado incluso un par de campeonatos del mundo, hasta que la FIDE renunció a mantener la cita por falta de patrocinadores.
En el ajedrez magistral, muchas partidas se juegan de memoria hasta más allá de la jugada 20. Para Magnus Carlsen y otros profesionales, la ventaja del Freestyle es que no hay que estudiar tanto, sencillamente porque es imposible preparar las primeras jugadas de casi un millar de posiciones. Esto alivia el esfuerzo y fomenta la creatividad desde la primera jugada. En la práctica, también disminuye el número de tablas. Los críticos arguyen que se pierde la armonía del ajedrez clásico y surgen muchas posiciones antinaturales.
Esto, sostienen, no es ajedrez de verdad, un punto que, como veremos, puede ser crucial en otra batalla, la comercial. En realidad, a Jan Henric Buettner el tipo de ajedrez de sus torneos le importa poco. Se decantó por esta modalidad para agradar al ex campeón: «Le dije a Magnus que iba a organizar un torneo alrededor de él y sus ideas, y él quería jugar Fischer Random al más alto nivel, con tiempo normal para pensar». El noruego dijo esto porque, como variante menor, los torneos de ajedrez 960 solían limitarse a las partidas rápidas.
Sea un pariente lejano o un primo cercano del ajedrez, la guerra comercial que ha desatado no es ninguna tontería. La FIDE, que no organiza un Mundial de la especialidad desde 2022 (el vigente campeón es Hikaru Nakamura) ha visto cómo un empresario privado ocupaba ese vacío ayudado por su dinero. En el recién estrenado Grand Slam de Freestyle Chess, el ganador, Vincent Keymer, se ha llevado 200.000 dólares de premio. Nakamura, como campeón del mundo, recibió la mitad.
Armonizar calendarios y títulos
Uno de los planes de Buettner era incluso otorgar el título de campeón del mundo de Freestyle. Justo ahí reside una de las mayores disputas. En sus primeras negociaciones para armonizar calendarios y títulos, la FIDE renunció a perseguir a los ajedrecistas en 2025 y el Freestyle a proclamar a un campeón mundial, pero se trata de una paz frágil y con fecha de caducidad. De momento, el nuevo Grand Slam ha atraído a las mayores estrellas sin recurrir a los petrodólares, como otros deportes, aunque en Arabia Saudí también andan a la que salta, como veremos pronto en la Copa del Mundo de los eSports, en Riad.
Por otro lado, Buettner y sus socios se ríen de las amenazas legales de la FIDE por el uso de la expresión "campeón del mundo". La pretensión de poseer sus derechos recuerda un poco a la querella con la que Jack Warner amenazó a los hermanos Marx cuando estos estrenaron Una noche en Casablanca, a rebufo de la mítica película protagonizada por Ingrid Bergman y Humphrey Bogart. Groucho escribió una hilarante carta con la que zanjó el asunto de la utilización del nombre de Casablanca. Les recordó que los hermanos Marx también podrían denunciar a Warner Bros. por el uso de la palabra hermanos. Los cómicos eran más antiguos que los Warner, aunque no tanto como los Karamazov.
Los promotores del Freestyle también aseguran que lo suyo es otro juego, sobre el que la FIDE no tiene ninguna potestad. «Podemos tener una convivencia amistosa, similar a la que tienen el voleibol clásico y al voley playa», asegura Buettner.
Quién es Jan Henric Buettner
El empresario alemán, nacido en Hamburgo hace 59 años, hizo fortuna con las telecomunicaciones, en empresas como Vodafone, AOL y Bertelsmann. Después de una indemnización de 160 millones, transformó un viejo inmueble junto al mar báltico en una villa de lujo, en Weissenhaus. Su destino turístico exclusivo ha acabado siendo la sede de los dos torneos de Freestyle celebrados hasta ahora. Los ajedrecistas son tratados allí como marajás, tienen un camerino privado, al estilo de la Fórmula 1, y llevan llamativas chaquetas. Es un lujo que puede resultar estrafalario, pero que deja huella en la memoria.
El empresario alemán asegura que, al menos durante el torneo, se levanta todos los días a las 4.35 de la mañana. Su sueño es conseguir a los mejores entre los mejores, aunque eso suene elitista: «Esto es como la Fórmula 1. Nuestro enfoque es contar con jugadores de élite, para luego atraer automáticamente a otros grupos. Primero despertamos el interés de muchas personas y luego el mercado entra en un movimiento que arrastra a todos».
De la FIDE ya no quiere saber nada. «Le dimos a la FIDE la gran oportunidad de participar en nuestro circuito, algo con lo que no tenían nada que ver. Podrían haberse unido a nosotros y ser parte de ello y ganar dinero y estar orgullosos. Han elegido el otro camino. Entonces, nosotros nos dedicamos a lo nuestro y ellos a lo suyo. Ese es el final de la historia».