Una semana en el ojo del huracán, un sinfín de consultas legales y la llamada definitiva a Singapur. La detención el pasado lunes de Rafa Mir por un presunto delito de agresión sexual a dos jóvenes puso al Valencia en un brete deportivo que, siete días después y tras una hora y media de reunión con el jugador en la Ciudad Deportiva de Paterna, ha concluido con una sanción al delantero y la imposibilidad de entrenarse con el resto del equipo.
Mir estará apartado del grupo y fuera de, al menos, las dos próximas convocatorias para los partidos del Valencia ante el Atlético de Madrid en el Metropolitano el domingo y el Girona en Mestalla la próxima semana. RubénBaraja le quiere en la grada.
El club, por consejo legal, no ha entrado a valorar en ningún momento las acusaciones al futbolista, por respeto a su presunción de inocencia y porque la investigación está en curso y va virando. Por eso, se ciñe a los hechos que ocurrieron sin ningún género de dudas: Mir estuvo de fiesta a horas impropias para un deportista profesional, consumió alcohol y tuvo un comportamiento que ha causado un daño reputacional al club. Por eso no se le ha permitido reintegrarse al grupo, por saltarse el Reglamento de Régimen Interno y dentro de la horquilla de sanciones que recoge el convenio firmado con la Asociación de Futbolistas Españoles (AFE).
La decisión de apartarlo del grupo se la ha transmitido el técnico, Rubén Baraja, en la reunión a la que el jugador acudió a primera hora de la mañana junto a su padre. Allí estaban también la presidenta, Layhoon Chan, y el director corporativo, Javier Solís. Minutos antes de aparecer por la Ciudad Deportiva, el futbolista lanzó un comunicado en redes sociales en el que insistía en su inocencia y su confianza en la justicia, al tiempo que pedía "sinceras y profundas disculpas" por lo ocurrido a sus compañeros, al club y al cuerpo técnico y a la afición del Valencia.
Pero sólo admitía haber "incumplido", al salir por la noche aunque fuera "en su día libre", "con el rigor de los horarios que se esperan de un profesional", dado que el inicio de la temporada, con el Valencia colista y sólo un punto, está "alejado de las expectativas".
Durante la reunión, según ha podido saber EL MUNDO, no se ha valorado la versión del jugador, que recordaba en ese comunicado que el caso "ha dado un giro importante que evidencia lo infundada que ha sido la denuncia", sino el problema que, aun respetando su presunción de inocencia en todo momento, ha generado para el club, que después del cónclave se ha expresado en otro comunicado: "El Valencia ha analizado la situación desde el punto de vista del régimen sancionador aplicable al ámbito del fútbol profesional y ha decidido acometer medidas disciplinarias. En concreto, el Club procederá a abrir un expediente a Rafa Mir al entender que su modo de proceder, en su tiempo de descanso, afecta indiscutiblemente al rendimiento profesional que se espera de él como jugador de este Club; dañando, además, la confianza que nuestra afición tiene en todos sus jugadores".
Rafa Mir la ha perdido no sólo para la grada, sino también en los despachos de un club que, pese al desgobierno que lo preside desde la llegada de Peter Lim, mantuvo durante varias temporadas un acuerdo con UN Women, la organización de las Naciones Unidas dedicada a promover la igualdad y el empoderamiento de las mujeres. Y, sobre todo, ha perdido la del entrenador.
Decepción en el vestuario
Baraja le ha hecho saber a Mir en la reunión la "decepción" que siente por el comportamiento, en el ámbito profesional, de un futbolista que ha querido fichar durante los últimos dos mercados con insistencia. Tampoco a sus compañeros les ha gustado que aumente la tensión en torno al equipo, en una delicada situación deportiva. Las llamadas entre los capitanes Gayá, Jaume y Pepelu, pese a estar con la selección, se han sucedido y el vestuario respalda la decisión del entrenador.
No tenía muchas más alternativas el Valencia. En el club son muy conscientes de que, salvo que el caso dé un giro vertiginoso en las próximas semanas, será difícil que Rafa Mir vuelva a vestir la camiseta del Valencia por las consecuencias reputacionales que tendría para la entidad. Quieren mantener la prudencia, pero la opción de compra para quedarse con la propiedad del jugador en junio se antoja complicada.