Mundial de Baloncesto
Brasil – España
El eléctrico base de Brasil, compañero del español en el Ulm, dispara su carrera: MVP de la final de la Bundesliga, Summer League con los Bulls y fichaje por el Estrella Roja. Recibió insultos racistas en su visita a Badalona
En la improbable Ulm, al sur de Alemania, han coincidido estos meses dos historias de vida y baloncesto, dos chicos en busca del camino hacia la elite, del lugar correcto desde el que elevar sus prometedoras carreras. Un brasileño de Tupa (Sao Paulo), un madrileño de Villaviciosa de Odón, dos jóvenes bases a los mandos de un equipo al que iban a hacer campeón de la Bundesliga por primera vez en su historia. Este lunes (15.30 h.), Yago Santos y Juan Núñez se verán las caras en el Indonesia Arena, un Brasil-España con tanto en juego, el partido clave para ambos en esta primera fase del Mundial.
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Yago no pasa del 1,78. Es un base eléctrico al que desde que debutó con 17 años en el Atlético Paulistano, con el mismo entrenador que ahora le dirige en la canarinha (Gustavo Conti), le llaman ‘Monstrinho’ por su “velocidad”. Atiende a EL MUNDO con cara de circunstancias, aún en shock por la espeluznante lesión de Raúl Neto. “Estamos asustados, es difícil para todos, también para mí. Además de compañero, él es uno de mis referentes”, confiesa cuando aún no se había confirmado la gravedad del parte, rotura del tendón rotuliano de su rodilla derecha.
La baja del nuevo jugador del Fenerbahçe eleva aún más la responsabilidad de Santos, director de Brasil junto al infinito Marcelinho Huertas. Pero el chico, que se hizo lamentablemente viral este invierno al recibir unos insultos racistas por una aficionada cuando visitó con su equipo al Joventut en Eurocup -“fue un triste incidente, un momento difícil para mí, era la primera vez que me ocurría algo parecido”, dice- parece listo para todo.
“Es muy bueno. Un base con mucho descaro, no le importa el reto. Este año ha demostrado jugando a nivel internacional que da la talla. Tiene un papel importante en nuestro equipo”, le define Marcelinho. La apuesta de Yago por Europa no ha podido ser más certera. En su primera temporada ha brillado en el Ulm (14,4 puntos y 5,6 asistencias por partido). MVP de la final de la Bundesliga, en verano disputó la Summer League con los Chicago Bulls, “un sueño”, y pronto se confirmó su salto a la Euroliga: la próxima temporada jugará en el Estrella Roja.
Estrella Roja
Allí, junto a Teodosic y Napier, sustituirá a su ídolo y amigo Facundo Campazzo, al que no duda en pedir consejo. Comparten hándicap y talentos para esquivarlo. “Sé que por mi baja estatura necesito tener otras cualidades”, admite y confiesa que nunca dejó de mirarse en el espejo de Steph Curry.
Yago y Juan -y también su otro compañero en el Ulm, el pívot Bruno Caboclo– ríen en el Hotel Fairmont de Yakarta, donde se alojan las ocho selecciones que buscarán dos plazas hacia cuartos de final, donde se juntan en las cenas. “Estoy feliz porque él este en el torneo. Hace cuatro años a mí ocurrió algo parecido, tenía 19 años y disputé mi primer Mundial. Es un gran jugador y está en una enorme selección. Será difícil jugar contra él, será una bonita batalla”, pronuncia y confiesa sus conversaciones sobre “el Real Madrid, nuestra vida en Brasil, en España, el baloncesto…” en los viajes con el Ratiopharm Ulm, donde comparten habitación: “Tenemos una gran relación”.
De la recóndita Tupa, a la recóndita Ulm, pasando por el Paulistano y el Flamengo, “siempre lejos de casa, de la familia”. Ahora en un Mundial, pronto en Euroliga, quizá después en la NBA. El camino de Monstrinho: “Yo estoy siempre alegre”.