Real Madrid 90 Joventut 73
El francés (27 puntos), lidera el trabajado triunfo de un Real Madrid que logró desactivar a Kyle Guy y que iguala la semifinal
Todo el temor lo despertaba el tipo más liviano de los presentes. No era para menos, pues, hasta anoche, los playoffs de Kyle Guy eran un prodigio. Así que el Real Madrid tenía unas cuantas tareas pendientes para el segundo envite de semifinales, empezando por desactivar al cañonero del Joventut y siguiendo por no meterse otra vez en un buen lío. Ante el Partizan en Eurioliga ya demostró que ni un 0-2 es imposible, pero tampoco conviene llamar tanto a la heroica. Lo logró, no acudir a Badalona con el agua al cuello, aunque no le resultara nada sencillo. [90-73: Narración y estadísticas]
Fue, por contraste, el más fornido de todos el que resultara decisivo. Gerschon Yabusele, empeñado en limpiar deportivamente sus deslices disciplinarios, resultó el trampolín desde que el Real Madrid logró respirar de alivio. Acabó con una noche para no olvidar: 27 puntos, ocho rebotes, 36 de valoración.
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Sobre aviso, el Madrid partió agresivo y concentrado. Con el ala-pívot francés golpeando ofensivamente, pronto pareció abrir brecha. Pero el guion del duelo del martes se iba a calcar. El Joventut ha llegado a estas alturas de curso con la confianza por las nubes y sin nada que perder. Con Guy controlado (acabó con sólo un triple y cinco puntos), fue Joel Parra, pese a su ojo a la virulé, el que propició otra remontada verdinegra. Y Andrés Feliz, el base de Santo Domingo, el que, en una asombrosa sucesión de canastas, llevó al grupo de Carles Durán con ventaja al descanso (36-40) y con el run run del que no acaba de entender lo que está pasando en las tribunas del WiZink.
Había perdido el control el Madrid, hechizado en el ritmo de Feliz, pecando de demasiadas pérdidas y de desconexiones como la de Hezonja. El Joventut igualaba el rebote y no se amilanaba desde el perímetro. Sólo el poderío de Yabusele iba a acabar haciendo ceder a un equipo ya dispuesto a todo.
El Chacho
Al Madrid no le quedó otra que elevar de nuevo el listón. Buscó más a Tavares, se encomendó a Yabusele, pero no terminó de tener el control de lo que sucedía. Y los triples de la Penya eran como dagas al corazón de su ímpetu, igual que sus constantes errores. Ocho puntos seguidos de Ellenson, otro invitado inesperado a la fiesta, resultaron otro aviso (56-59, min. 28).
Tuvo que coger las riendas Sergio Rodríguez, con el recuperado Poirier en pista y un Hezonja que olvidó su mal primer acto, para el impulso final. Un parcial de 19-4 que empezó a poner cuesta abajo un triunfo blanco (mucho más trabajado que lo que indicó el marcador final) para poner algo de lógica a una semifinal en la que, pese a la derrota, el Joventut ha demostrado que tiene mucho que decir. La rabia de Tomic, que acabó expulsado, así lo pone de manifiesto.