En la victoria ante Chile (34-26), un trámite, Daniel Fernández, extremo debutante, muestra que la capacidad de integración de esta selección.
Sirve Daniel Fernández, piernas rápidas, cara de niño, como ejemplo. Él, como nadie, es España, esta España. Extremo izquierdo de 21 años, hasta hace pocos días nunca había jugado partidos serios de la selección y apareció en este Mundial como un relámpago. Sus tres goles a toda velocidad en la primera parte sirvieron para encarrilar la victoria ante Chile (34-26) y para demostrar la naturaleza del grupo. Después de tantos años con las mismas ideas, después de la marcha de tantos referentes, ya no importa quién sea convocado. El que llega, como Daniel Fernández, suma. El que llega, brilla.
Otra cosa es el escenario que supone un Mundial de balonmano. Y que las primeras fases no hay quien las aguante. En un deporte eminentemente europeo, con pocas ligas realmente profesionales, hay seis o siete selecciones que optan al título y la diferencia de nivel con el resto es enorme. Si en su primer partido a España le sirvió un partido notable para vencer a Montenegro, en el segundo partido no necesitó ni eso para derrotar a Chile.
Pese al desacierto, pese a las pérdidas, la inercia llevó a la selección a un triunfo que nunca estuvo en duda. En la primera parte abrió hueco con las combinaciones con Abel Serdio en el pivote y los contraataques de Daniel Fernández y después sólo hubo de mantener esa renta. Chile encontró en el central Erwin Feuchtmann, un veterano que ha jugado en Alemania, Francia o España, a un tipo acertado, entonado, dispuesto y con él aguantó, pero nunca supuso una amenaza. Posiblemente mereció un marcador más ajustado, poco más.
Para la evolución de España en el campeonato quedan las carreras de Daniel Fernández y lo de siempre: la defensa, la fiabilidad, la capacidad de Alex Dujshebaev -que en un ratito metió seis goles-… El partido en sí muy posiblemente ni contará para la segunda fase. Si Chile no gana a Montenegro el lunes quedará eliminada y sus resultados no se arrastrarán. España necesitará ganar el mismo día a Irán (20.30 horas) en otro trámite para pasar con pleno de puntos y empezar entonces, de verdad, el Mundial.