16ª jornada
Los goles de Dovbyk, Miguel Gutiérrez, Valery y Stuani otorgan un histórico triunfo al equipo de Míchel, que regresa al liderato (2-4).
El Girona logró al fin su primera victoria como visitante ante el Barça. Con contudencia y amplio merecimiento, el asalto a Montjuïc de los de Míchel no sólo vuelve a poner en entredicho la consistencia del conjunto azulgrana, sino que le permite a su vez volver a encaramarse a un liderato que, visto lo visto, no es para nada una casualidad. [Narración y estadísticas (2-4)]
El 2-4 logrado ante los azulgrana con tantos de Dovbyk, Miguel, Valery y Stuani, con Lewandowski y Gündogan, salvando en cierto modo la honrilla para los locales, se forjó en un partido en el que el control y la iniciativa fueron claramente para los visitantes, por mucho que los de Xavi, espoleados de nuevo por la urgencia, trataran sin éxito de ponerle remedio a lo largo del un segundo tiempo algo más inspirado que el primero.
El Girona jugó más y mejor que el Barça en una primera parte que los de Míchel aprovecharon para marcharse a los vestuarios con un más que merecido 1-2. Suyas, de hecho fueron las primeras ocasiones claras de unos primeros 45 minutos en los que, en general, los gerundenses transmitieron una imagen mucho más aseada que los azulgrana.
Sólo a balón parado
Tsygankov tuvo el primer aviso claro, y suyo, precisamente, fue el centro que le permitió a su compatriota Dovbyk abrir la lata cuando apenas se habían jugado los primeros 12 minutos. Los de Xavi, por su parte, trataron de sobreponerse a bandazos, tirando sobre todo de la inspiración de un Pedri con plena libertad para moverse por donde quería. La igualada, con todo, no llegaría en una acción de juego, sino por medio de la estrategia.
Lewandowski, con un salto cargado de potencia, cabeceó a la red un servicio de córner de Raphinha. El empate animó en gran parte a un Barça que se había visto una y otra vez desbordado por el juego preciso del Girona. Hasta tal punto que los de Xavi rondaron con insistencia las inmediaciones del área de un Gazzaniga capaz de frustrar las llegadas más prometedoras. Una vez recompuesto, no obstante, fue el conjunto de Míchel el que volvió a controlar tanto el esférico como el juego.
Miguel, en esas, aprovechó la enésima desconexión de la zaga azulgrana, con Koundé apareciendo de nuevo en la foto, para internarse sin oposición desde la frontal y lanzar un fuerte disparo con el exterior de su bota izquierda para rubricar el 1-2. Antes, Iñaki Peña se las había arreglado para enviar a córner otro buen remate del ex madridista e incluso vio con alivio cómo su lanzamiento se perdía por la línea de fondo tras una jugada muy bien trabajada por los visitantes.
Protegerse con la posesión
En la reanudación se vio a un Barça más voluntarioso. No le quedaba otra para, por lo menos, volver a poner el empate. En los instantes iniciales del segundo tiempo se acercó una y otra vez a la portería gerundense, pero sus disparos, casi siempre mordidos, apenas representaron dificultades para Gazzaniga.
El Girona, siempre cómodo con el balón en los pies, supo encontrar también la manera de atajar en parte la efervescencia azulgrana cuando los locales parecían amenazar más seriamente con alcanzar la igualada. Protegiéndose con la posesión de la pelota, los visitantes empezaron a desperar a un rival al que el tiempo se le escapaba de entre los dedos.
Y, con paciencia, acabaron por darle la puntilla por medio de un Valery que sentenció el duelo con el 1-3 y confirmó un más que merecido retorno al liderato. El 2-3 de Gundogan fue solo una anécdota, porque Stuani, un superviviente de los tiempos de Segunda, se aprestó en el segundo palo para echar la persiana. A diferencia de Lewandowski, errático en una fantástica ocasión para el 3-3, el uruguayo no faltó a su cita con la historia. Tras dos semanas de tregua, con aquellos bálsamos ante Oporto y Atlético, el Barça regresa al diván.