El recorrido, situado en la ciudad de Limerick, es propiedad del multimillonario Jon Patrick McManus y se desconocen las cifras exactas de inversión
Los designios del Covid determinaron que una de las competiciones más importantes del deporte vaya a celebrar su centenario por todo lo alto. La Ryder Cup, creada en 1917 por un comerciante de semillas llamado Samuel Ryder que pretendía mejorar los lazos comerciales entre clientes a los dos lados del Atlántico, vivirá su capítulo más especial en cinco años y lo hará en el campo irlandés de Adare Manor. Su recorrido, que vivía hasta 2015 en el más discreto de los anonimatos, hoy se ha convertido en el homólogo europeo de Augusta National. EL MUNDO ha podido acceder en exclusiva al campo que para muchos terminará siendo el mejor y más exclusivo, el que tendrá el honor de albergar el centenario de la Ryder Cup en 2027.
Se necesitan algo más de dos horas en coche desde Dublin para llegar a Limerick, el duro otoño irlandés nos ha regalado una mañana espectacular que aún resalta más la fuerza del verde de Adare Manor. Fueron necesarios 18 meses para obrar el milagro y un presupuesto que nadie en Adare Manor se atreve a desvelar: “La inversión que se ha hecho en la propiedad es enorme, pero no voy a darte cifras, solo con echar un vistazo a todo puedes hacerte una idea”, nuestro anfitrión Andy McMahon, director de Operaciones de Golf de Adare Manor, no suelta prenda sobre lo invertido durante las obras que transformaron este paraje en el edén golfístico.
Detrás de todo se encuentra Jon Patrick McManus (10 de marzo de 1951), multimillonario irlandés que tiene entre ceja y ceja crear en su tierra natal, Limerick, el campo de golf de sus sueños. Empezó como corredor de apuestas en carreras de galgos, hasta que pasó al mundo de los caballos, una pasión que le ha hecho amasar una fortuna neta estimada en mil millones de dólares. JP, como es conocido, juega a diario en Adare cuando no está en su mansión de 150 millones de dólares que se construyó en Barbados. De hecho, nuestra visita coincide con el final de su ronda de 18 hoyos, pasa desapercibido como un cliente más y nos saluda educadamente: “Estáis en vuestra casa”. McManus compró el resort a finales de 2014 y emprendió en solo 18 meses la transformación más ambiciosa que se ha hecho nunca a un campo de golf.
Tras los pasos de Augusta National
Se mantuvo el diseño original de Robert Trent Jones, pero se encargó al prestigioso diseñador americano Tom Fazio la actualización y puesta a punto del nuevo Adare Manor. La elección de Fazio no fue casual, ya que es él quien desde 1998 supervisa Augusta National. La otra premisa es que debía ser el campo con mejor mantenimiento. “Creo que la comparativa con Agusta National es difícil de ganar, es uno de los campos del mundo mejor cuidados, solo queremos que la gente venga y viva la experiencia y nos dé sus opiniones, no somos un campo links costero, que es lo típico en irlanda y que sería más difícil de mantener con estos estándares de calidad. Tom Fazio ha sido parte clave en los dos campos y está feliz de que se hagan estas comparaciones”, afirma McMahon.
Un total de 150 operarios trabajaron sin descanso durante las obras del campo de golf, se utilizaron 220.000 toneladas de arena, 80 kilómetros de tuberías de drenaje, se instaló un cableado de fibra óptica subterráneo para las retransmisiones de televisión y es el único campo de Europa y de los pocos del mundo junto a Augusta National que instaló el sistema SubAir, una red de conexiones subterráneas bajo los greenes que aspira la humedad y garantiza, independientemente de las condiciones meteorológicas que siempre estarán secos y duros. A diferencia de Augusta, además el sistema es sigiloso. El césped de los tees de salida de los hoyos en Adare es como el que nos encontramos en la mayoría de greenes en España. Una locura que hay que ver para creer.
Las amplitudes, las dimensiones y el cuidado inmaculado del recorrido recuerdan al campo sede del Mastes de Agusta, con la diferencia de que en Adare Manor apenas hay desniveles y que desde la mayor parte del recorrido se divisa otra de las joyas del resort; el hotel de gran lujo es un impresionante castillo neogótico de piedra caliza gris construido en 1860 para un famoso conde. El edificio fue concebido como casa calendario, con 365 ventanas, que representaban a los días del año, 52 chimeneas (semanas en el año) y cuatro torres (las estaciones). Sin embargo, el conde en cuestión tuvo que vender su Castillo en 1980 ya que no podía mantenerlo, en principio se convirtió en hotel, más tarde llegaría el campo de golf. “En las obras se amplió el hotel hasta las 104 habitaciones y se ha respetado todo lo original; la piedra, chimeneas, carpintería…” afirma el responsable de operaciones.
El hotel y campo conviven con jardines y laberintos rescatados de otra época, puedes pasear en carruaje o practicar el arte de la cetrería con búhos reales o águilas imperiales, los 24 jugadores de la Ryder Cup se hospedarán aquí en una de las semanas más especiales. “Es un diseño increíble y de una gran belleza, pero hay que tener presente que el campo se puede convertir en un pequeño o en un gran desafío en función de lo que se decida”, son palabras de Jon Rahm, uno de los jugadores habituales que acude a la llamada de JP McManus en su proam solidario que cada año se celebra unos días antes del Open Championship. Rahm accede a esta cita benéfica acompañado de los mejores jugadores del mundo, incluido Tiger Woods no perdona su visita al resort Irlandés. “Para que aquí pudiera ganar la Ryder Cup un equipo europeo habría que desamericanizar el campo”, expresaba Rahm en su última visita. El recorrido se asemeja más a los grandes campos americanos, circunstancia que no preocupa a los responsables de Adare. “Trabajaremos con el capitán europeo, para que se adecue a sus exigencias”, afirman.