La otra gran favorita, la bielorrusa Aryna Sabalenka ha llegado a las semifinales prácticamente sin oposición
Puede ser una final doblemente histórica: Elina Svitolina contra Aryna Sabalenka. Para la ucraniana, ganar en Wimbledon sería como una revancha nacional en tiempos de guerra. Para la bielorrusa supondría más bien una conquista personal: la posibilidad de arrebatar el número uno en el ranking a Iga Swiatek.
Antes tendrán que disputar las semifinales, ante la checa Marjeta Vondrousova y la tunecina Ons Jabeur, respectivamente. Jabeur se desquitó este miércoles con su victoria en tres sets (6-7, 6-4, 6-1) sobre Elena Rybakina, en un remake de la final de Wimbledon del 2022 en la que se impuso la espigada tenista kazaja.
El año pasado, con el veto a las jugadoras rusas y bielorrusas, todo fue relativamente más fácil. Este verano, la competición se ha hecho más imprevisible, más encarnizada y más polémica, con las salidas prematuras de Venus Williams y Coco Grauff, la bronca final del público a Azarenka o la multa de 8.000 dólares a la debutante de 16 años Mirra Andreeva por lanzar la raqueta al aire y encararse con el juez de pista al estilo McEnroe.
La favorita del público
Visto lo visto, la gran favorita del público es sin duda Elina Svitolina, que llegó a Wimbledon sin un número en la espalda, bajo el fragor de la guerra y después de haber sido madre. “Si alguien me llega a decir al principio del torneo que iba a llegar a la semifinal, le habría respondido que estaba loco”, reconoció en una de sus concurridas ruedas de prensa.
“En el fondo creo que la guerra y la maternidad me han hecho más fuerte”, reconoció la tenista ucraniana de 28 años, que llegó a ser número tres y que aspira a volver ascender en el ranking. “Soy una persona diferente, miro las cosas de otra manera. Tengo una gran motivación y no entro en estado de pánico”.
La resiliencia es sin duda su principal virtud, como lo demostró en el ‘tie break’ final ante Azarenka con 4-7 en contra, resuelto con un inapelable ‘ace’. Desde que arrancó el torneo se ha ganado la condición de “matagigantes”, empezando por Venus Williams y concluyendo su lección ante la polaca Iga Swiatek, con un tercer set magistral en el que sometió a una extraordinaria presión a la número un mundial.
El cambio entrenador ha sido también decisivo en su vuelta a las pistas tras la maternidad. El entrenador holandés Raemon Sluiter ha imprimido a su juego un toque más agresivo que está encontrando su mejor expresión en la hierba. La checa Marketa Vondrousova, que dejó en la estacada a la número 4 del mundo, Jessica Pegula, será su último obstáculo para plantarse en la final.
El vendaval Sabalenka
Aryna Sabalenka llega por su parte como un vendaval, tras despachar por la vía rápida a Madison Keys (6-2, 6-4) este miércoles y después de haber cedido un solo set desde que empezó el torneo. “Si me dan a elegir entre ganar Wimbledon y ser número uno, me quedo con los dos”, bromeó la bielorrusa en rueda de prensa. “Llevo soñando desde que soy niña con levantar este trofeo, que tiene algo especial, con toda la historia que hay detrás”.
Su juego ultrarrápido y ofensivo no ha dejado prácticamente opción a sus rivales, aunque tiene un respeto muy especial por su rival en semifinales: Ons Jabeur, la tenista árabe que dio la campanada con su victoria en el Open de Madrid en el 2022. “Ella es un ídolo en su país y es una jugadora temible que tiene muy buenos golpes”, anticipó. “Va a ser una batalla dura”.