La corredora de larga distancia Joasia Zakrzewski utilizó un coche durante un tramo de cuatro kilómetros
L2M Ultra
La corredora de larga distancia Joasia Zakrzewski fue suspendida este miércoles durante 12 meses por un organismo disciplinario de atletismo del Reino Unido por conducir un automóvil durante una carrera de 50 millas el pasado abril y quedar en tercer lugar.
Los datos del sistema de seguimiento del GB Ultras Manchester a Liverpool mostraron que Zakrzewski, que representó a Escocia en el maratón de los Juegos de la Commonwealth de 2014 en Glasgow, utilizó un coche durante un tramo de 4 km de la carrera.
La mujer de 47 años, que fue despojada de su tercer puesto, afirmó que había informado a los responsables de la carrera de haber estado en un coche y haber terminado la carrera “de forma no competitiva”.
El Panel Disciplinario Independiente de Atletismo del Reino Unido no estuvo de acuerdo con ella en su veredicto.
“La demandante había recogido el trofeo al final de la carrera, algo que no debería haber hecho si hubiera completado la carrera de forma no competitiva”, dijeron.
“Ella tampoco intentó devolver el trofeo en la semana siguiente a la carrera”.
"Correr no es una pasión para nosotros, correr es doloroso, pero nos proporciona un futuro mejor para nuestras familias", resume Patrick Sang, el entrenador de Eliud Kipchoge, cuando EL MUNDO le pregunta el motivo del éxito de los corredores kenianos. En la historia de los Mundiales de atletismo, Kenia es el segundo país en el medallero, sólo por detrás de Estados Unidos, pese a sus 47 millones de habitantes -como España- y su falta de infraestructuras. Aquí no hay centros de alto rendimiento, ni sistema de becas, tampoco hay gimnasios. Hay escasez de todo, desde el agua potable a las mismísimas zapatillas para correr. Entonces, ¿Por qué ganan tanto? Precisamente por eso.
Ganan porque lo necesitan. Ganan porque es su oportunidad. En el país hay jóvenes de clase media, especialmente en Nairobi y Mombasa, que cuentan con numerosos caminos para construir su porvenir, pero en las zonas rurales del Valle del Rift no hay muchas más salidas. En el libro 'Correr con los kenianos', el fisiólogo Yannis Pitsiladis, quizá el científico que más ha investigado el atletismo keniano, también asume que la pobreza es la clave del éxito: "La clave es el afán de triunfar. Para un niño de Kenia que va caminando al río a recoger agua o acude corriendo al colegio, si no acaba siendo atleta tampoco tiene demasiadas oportunidades. Por supuesto, también son necesarios otros factores, pero ese afán es la fuerza que los impulsa".
A 2.500 metros de altitud
¿Y cuáles son esos otros factores? En primer lugar, la altitud. Nacer y crecer alrededor de los 2.500 metros, en una planicie sobre un valle, proporciona a los corredores de la zona una ventaja innegable. Sus cuerpos están acostumbrados a la falta de oxígeno, su sangre es única, pero si necesidad y altitud fueran los únicos ingredientes también habría múltiples campeones de Bolivia o Perú, de Nepal o de otros países africanos como Ruanda o Lesoto. Hay más.
NN RUNNING TEAM
"El ugali, nuestro secreto realmente es el ugali", determina Laban Korir, liebre de Kipchoge en una broma clásica a los periodistas que buscan porqués. El ugali, una especie de gachas elaboradas con harina de maíz, no es milagroso, pero sí tiene algo que ver. En el campamento del NN Running Team en Kaptagat un cartel sorprende. Lejos de los complejos planes de nutrición que se suelen ver en Europa o Estados Unidos, el menú para todo el año de Eliud Kipchoge y compañía es de una sencillez absoluta.
Para desayunar, un día pan y otro, fruta y huevos duros. Para comer, arroz, alubias, patatas y col ¡cada día! Para merendar, nada o porridge. Y para cenar, ugali acompañado de carne de cabra o ugali acompañado de huevo y leche. En definitiva, carbohidratos limpios y algo de proteína, nada de grasas ni de azúcar. Sólo algún día se dan un capricho y un corredor hace chapati, que consideran una delicia, pero no son más que frisuelos salados. Kipchoge dice que Faith Kipyegon, doble campeona olímpica de 1.500 metros, es la mejor cocinera de chapatis y Kipyegon asegura que ese honor le corresponde al propio Kipchoge.
Campeones desde hace décadas
La mezcla resulta perfecta, altitud, pobreza y ugali, pero igualmente no resuelve el enigma. Las dietas de otros países en desarrollo también se basan en lo mismo y tampoco hay dinero para comprar pizzas o Nutella. "Al final el secreto del atletismo en Kenia es esto", asegura Geoffrey Kamworor, subcampeón mundial de los 10.000 metros en 2015, y señala el lugar donde está: el centro de entrenamiento de Kaptagat. "El atletismo es parte de nuestra tradición". Y ciertamente. Correr no es sólo parte de la vida de muchos niños kenianos, que acostumbran a hacerlo descalzos y con una técnica perfecta, correr también es lo que hacen sus ídolos. Pese a la amenaza del fútbol -especialmente de la Premier-, el atletismo en el valle del Rift es el deporte rey, parte de su cultura, algo único.
NN RUNNING TEAM
Desde los primeros campeones, en los Juegos de México 1968, Naftali Temu, Kipchoge Keino y Amos Biwott, la referencia de corredores como Kipchoge o Kipyegon, la existencia de los centros de entrenamiento y las muchas carreras locales forman un ambiente ideal para el desarrollo del talento. En los últimos años, con la llegada masiva del dinero de los maratones comerciales, el dopaje está distorsionado ese contexto, pero sería absurdo atribuir tan histórico éxito a las trampas. Los mejores corredores del mundo guardan secretos, pero no son más que la tradición, la alimentación, la altitud y la necesidad, sobre todo, la necesidad.
Sin que haya caído el récord del mundo de David Rudisha (1:40.91), los 800 metros están siendo una de las sensaciones del año. Después del mitin de París, con tres hombres por debajo de 1.42.00 y varios más en marcas que convirtieron la carrera en la más rápida, en conjunto, de la historia, el de Mónaco, también de la Liga de Diamante, arrojó otro puñado de grandes registros. Si en París ganó el argelino Djamel Sedjati con 1:41.56, en Mónaco repitió victoria con, incluso, mejores números: 1:41.46. De nuevo líder mundial el año.
Pero la gran noticia para nosotros fue el récord de España a cargo de Mohamed Attaoui, segundo en la prueba. El reciente medallista de plata en el Campeonato de Europa dejó muy atrás, con 1:42.04, la plusmarca de Saúl Ordóñez (1:43.65, realizada también en Mónaco, el 20 de julio de 2018). Attaoui, de 22 años, se asomó a la frontera del 1:42.00 y se convierte en el noveno hombre de todos los tiempos. En su progresión fulgurante, en la que une la fuerza y la sabiduría táctica, expone su candidatura a una gran actuación en los Juegos Olímpicos.