De Albania a Roma -incluida una pequeña incursión en Eslovenia en el final de la 14ª etapa, guiño al vigente ganador Tadej Pogacar pero también a la estrella ya confirmada para 2025, Primoz Roglic– , un Giro exigente, variado, de menos a más, con no demasiados kilómetros de contrarreloj y de sterrato y paso por puertos míticos como el Mortirolo, Finestre o Sestriere.
Este lunes, en el Auditorio Parco della Musica, con la presencia de Urbano Cairo (presidente de RCS MediaGroup), Edi Rama (primer ministro de Albania), Roberto Gualtieri (alcalde de Roma) o Antonio Tajani (ministro de Asuntos Exteriores italiano), entre otras autoridades -y con Vicenzo Nibali y Alberto Contador como estrellas-, se desveló el recorrido de la Corsa Rosa, su 108 edición, la que buscará sucesor a un Pogacar que, aunque todavía no lo ha descartado oficialmente, no estará en la Grande Partenza del 9 de mayo. Sí Roglic, y Juan Ayuso, Mikel Landa, Adam Yates, Nairo Quintana, Van Aert, Pello Bilbao o Caparaz. Y probablemente, ese será el mayor reclamo, un Jonas Vingegaard que quería aguardar a conocer el trazado.
Urbano Cairo, con Edi Rama el alcalde de Roma, Roberto Gualtieri.AFP
Y ahí lo tiene el escalador danés, 52.000 metros de desnivel (10.000 más que en 2024), con tres llegadas en alto, especialmente señalada la penúltima etapa, con final en Sestriere, el día que se asciende al Colle delle Finestre, la Cima Coppi a 2.178 metros de altitud: 18 kilómetros al 9,3% con los últimos ocho de grava, en la misma que Chris Froome dejó una página para la historia en 2018. Hay otras cuatro jornadas de alta montaña muy exigentes, pero también dos contrarrelojs, la de Tirana en el segundo día y los 28,6 km. entre Luca y Pisa de la décima. Y el sterrato de la Strade Bianche con final en Siena.
«Cuando hablamos del Giro siempre hay mucha emoción. Estamos trabajando para tener grandes campeones entre los participantes», anunció Cairo.
Baloncesto
Copa del Mundo
LUCAS SÁEZ-BRAVO
Enviado especial
@LucasSaezBravo
Yakarta
Actualizado Sábado,
26
agosto
2023
-
02:15El escolta del Real Madrid, de vuelta a la selección...
El Barça es una montaña rusa de sensaciones en estos primeros meses del proyecto Joan Peñarroya, el enésimo intento de enderezar un equipo de capa caída desde hace demasiado tiempo. El domingo, en Gran Canaria, escapó de un embrollo histórico al ganar y mantener vivas sus opciones de disputar la próxima Copa. Le basta con ganar el domingo en el Palau al Bilbao para estar en un torneo al que jamás faltó.
En lo que va de curso, ha vencido un partido más de los que ha perdido (19-18). Y tan pronto parece un colectivo en descomposición que se diluye como un azucarillo en los finales de partido ajustados, como muestra un tremendo poderío. Venía de caer consecutivamente en tres duelos de ACB, pero también de ganar dos a domicilio en Euroliga, nada menos que en las canchas de París y Mónaco. Se analizan las causas de la desesperante irregularidad y, evidentemente, entre las principales, está la lesión tempranera y definitiva de Laprovittola, al que aún no se ha encontrado sustituto pese a intentos fallidos como el de Raulzinho Neto y el polémico con Heurtel, ya fichado por el Leyma Coruña. Y también se buscan culpables, rendimientos no acordes a las expectativas y los sueldos. Y, aunque no es novedad -su temporada pasada ya estuvo por debajo de lo esperado-, ahí sobresale el asunto Willy Hernangómez, algo más que un misterio sin resolver.
El madrileño llegó en el verano de 2023 como fichaje estrella, trofeo desde la NBA (en la que tampoco nunca triunfó) arrebatado al eterno rival. En él se depositaron las esperanzas de reconstrucción, pero también los ahorros. El sueldo de Willy, uno de los motivos por los que el Madrid no entró en la puja por el que fuera su canterano, es de los que obliga a sobreesfuerzo. Por encima de los dos millones de euros, está entre los 10 salarios más altos de la Euroliga. En ACB, sólo Tavares, quien roza los tres por curso (según Eurohoops) después de su renovación, está por encima del internacional español.
Willy, en acción.ACB Photo
Si la temporada pasada el flojísimo rendimiento de Willy acabó por entrar en conflicto con su entrenador, ahora el madrileño parece instalado en un conformismo preocupante. A Roger Grimau le llegó a decir: «No me comas la oreja, que te quedan dos telediarios». «Cuando pasó aquello, pensé en el club. Willy es un jugador franquicia en el que se han gastado mucho dinero. ¿Qué gano apartando a un jugador?», reveló el extécnico a RAC1. Una actitud que Pablo Laso, desde la distancia, tildó de «bastante subnormal» (después pidió perdón al que fuera su pupilo).
Con Peñarroya de momento las aguas parecen en calma en lo disciplinario. A pesar de que Hernangómez no es más que un recurso muy al fondo de su banquillo. Cada vez más, de hecho. El pasado viernes, en Mónaco, el técnico catalán ni le utilizó y eso que Vesely fue baja por lesión (prefirió a Fall y a Metu, que es un ala-pívot, en el cinco). Ayer, en Gran Canaria, con Vesely de vuelta pero sin Fall, lo mismo. Cero minutos y cara de póker con el chándal puesto en el banquillo de Gran Canaria. Y su equipo resurgiendo.
Willy apenas juega un cuarto de hora por partido de media (15:05 en ACB, 14:09 en Euroliga): es la opción 11 de la plantilla para su técnico. Pese a la poca presencia, sigue anotando con soltura, una de sus más destacadas cualidades (7,5 en ACB, 8,5 en Europa) y valorando por encima de la media. Pero, en el caso del madrileño, los números siempre dieron una imagen de él que no es la verdadera. En defensa, en intensidad y concentración, es donde se siguen encontrando tales desajustes que ya parece que son incorregibles camino de los 31 años.
Willy seguirá dejando noches de esas que hacen pensar en lo que podría llegar a ser (hace nada, en París, 23 puntos y 10 rebotes). Y, seguramente, se mantendrá al fondo del banquillo a la espera de la enésima oportunidad. Quizá (o no) acabe entrando en conflicto con Peñarroya. Y su caché, con un año más de contrato, seguirá cayendo mientras su carrera avanza con sólo la selección, allá donde Sergio Scariolo es capaz de sacar lo mejor de él (relanzar sus virtudes, esconder sus defectos), -MVP de un Eurobasket- como el gran sitio de su recreo.