En la estación de Are también había obtenido la estadounidense, en diciembre de 2012, su primer triunfo en la Copa del Mundo
La estación de Are ha tenido el honor de proporcionar para la mejor historia del esquí el escenario para la victoria número 86 de Mikaela Shiffrin en la Copa del Mundo. Fue un eslalon gigante, el número 20 en la trayectoria de la estadounidense. Y ha sido en Suecia, precisamente en Suecia, la patria de Ingemar Stenmark, cuyo récord acaba de igualar Mikaela.
Hay en ello una suerte mestiza de destino histórico y justicia poética. O al revés, tanto da. El componente literario se completa al recordar que, justamente en Are, obtuvo Shiffrin, en diciembre de 2012, su primer triunfo en la Copa del Mundo.
Era una chiquilla de 17 años y ya había participado en 25 pruebas de la competición. No había ganado ninguna, pero reunía tres podios que, a semejante tierna edad, sólo podían anunciar el advenimiento de una campeona. Todo el mundo podía pronosticar que estaba naciendo una estrella, pero casi nadie suponer la intensidad de su brillo.
Stenmark alcanzó su 86ª victoria unos días antes de cumplir los 33 años. Shiffrin lo ha logrado tres días antes de cumplir los 28, que celebrará el lunes. Stenmark consiguió sus laureles en dos modalidades, el eslalon (40) y el eslalon gigante (46). Shiffrin, en todas: 52 eslalons, 20 gigantes, cinco supergigantes, tres descensos, cinco paralelos y una combinada. Se impone en el 36% de sus participaciones.
Mikaela lleva 12 triunfos esta temporada y ya es matemáticamente la campeona de la general de la Copa y de los Globos de Cristal parciales del eslalon y el gigante. El hito de hoy puede ser el preludio del de mañana en la misma Are, en un eslalon, la máxima especialidad de la esquiadora de Vail. Una oportunidad inmejorable, redonda, de plantarse en las 87 victorias, sin nadie, salvo ella misma, en el horizonte de sus posibilidades y sus ambiciones.