El defensa rechaza irse a Arabia y regresa al equipo de su infancia y adolescencia.
Sergio Ramos vuelve al Sevilla: “Tenía una deuda con mi padre, con mi abuelo, con el sevillismo y con Antonio Puerta”EL MUNDO (Vídeo) / Raúl Caro | EFE
Sergio Ramos, el jugador español con más internacionalidades, confirmó su vuelta al Sevilla, a su llegada a la capital andaluza, en la que se declaró «contento de volver» al club en el que se formó y debutó como profesional.
«Es un día muy especial. Volver a casa siempre es una alegría tremenda. Ahora tenemos que hacer los tests», dijo Ramos, de 37 años antes de proceder al reconocimiento médico. «Quiero intentar incorporarme cuanto antes a la dinámica del equipo, que es lo importante», añadió el ex capitán del Real Madrid. «Estaba deseando volver a casa, no tenía sentido irme a cualquier otro sitio sin pasar por aquí para acabar mi carrera», aseguró el jugador de Camas, que habría renunciado a una oferta mucho más importante económicamente para jugar de nuevo en el Sánchez Pizjuán. Era, en concreto, del Al Ittihad, club en el que milita su ex compañero en el equipo blanco Karim Benzema.
«Era una deuda con mi padre, con mi abuelo, con el sevillismo, con (Antonio) Puerta (jugador sevillista fallecido en 2007), con muchas cosas que han significado mucho para mí y para el club», aseguró Ramos.
El acuerdo no llegó hasta el domingo, después de que el Sevilla no pudiera jugar en el Metropolitano debido a la suspensión del partido, a causa de la Dana. En el viaje de regreso, según fuentes próximas al club hispalense, acabó de cerrarse, pese a las reticencias que había puesto el propio presidente del club, Pepe Castro. El mal arranque del Sevilla en la Liga y las bajas en defensa, a la vez que el hecho de que Ramos rebajara sus pretensiones económicas, favorecieron el acuerdo para agrado del entrenador, José Luis Mendilibar.
Ramos dejó el Sevilla en 2005 para fichar por el Real Madrid, que pagó su cláusula de rescisión (27 millones de euros), iniciando una trayectoria espectacular en la que ganó cuatro Champions. Esa salida provocó que haya tenido detractores en su ciudad, con los que ahora ha de congraciarse.
En 2021, el defensa fichó por el París Saint-Germain, donde jugó dos cursos sin alcanzar los objetivos esperados, el primero prácticamente ausente por una lesión. Con España disputó 180 partidos y fue pieza clave del equipo que ganó dos Eurocopas (2008 y 2012) y el Mundial (2010).
Dos goles de ese soberbio fenómeno que es Mbappé fueron decisivos para que un Madrid extenuado no cayera en la ratonera de la Liga Profesional, cuando el presidente de la FIFA sabe muy bien como es Tebas.
El fútbol suele ser muy racional. Los títulos se ganan con una portero como Courtois y un espectacular jugador y goleador como Mbappé . Los demás son cuentos chinos.
Así ganó el Madrid en la emboscada que le había preparado Tebas y una Federación absolutamente corrompida, como un círculo vicioso en el que se salvan como intocables.
El Villarreal del Marcelino sólo fue arrollador en los comienzos de las dos partes. Absolutamente desquiciado con una presión agobiante. Aunque en el primer período estaba más fresco, lo cierto es que el gol de Foyth llegó en una carambola en el área chica del meta belga.
Cuando se cansó del insoportable agotamiento de sus 20 primeros minutos, el Madrid, que no se había enterado por la presión absolutista, se dio cuenta de que tiene grandes jugadores en ataque y una arma letal con el mejor jugador del mundo. Qué facilidad para hacer goles, como un liquidador espectacular.
Ante eso no hay presión ni puñetas que se puedan contar. Y es que cuando no juega Vinicius, Mbappé vive su paraíso particular de jugador imparable. La pena es que esta vez no le ayudó el indolente que esta en punto bajo de su sierra que retrata sus altibajos.
Otra vez el Villarreal apareció como imparable por su presión en el segundo tiempo. Y es verdad que muchos jugadores del Madrid ya estaban muy cansados y no podían seguir el ritmo del primer tiempo.
Ancelotti empezó a hacer cambios muy tempraneros. Y, ¿quién paga? El fantástico Asencio, que no entendía nada de su cambio. Es obvio que Ancelotti, por su torpeza y desidia con la cantera, jamás pensó que se podía fallar tanto como en el caso Asencio. Siempre tendrá una excusa: sacó a Rudiger para rechazar por alto algunos centros. Lo cual es mentira , porque Asencio va muy bien de cabeza. Son ganas de meterle el dedo en el ojo a un sensacional jugador de la cantera que se le había metido sin su permiso.
Al final, el Madrid sólo se defendió como pudo de su cansancio. Aunque la aparición de un Modric vital fue un acierto, a pesar de un tosco Vinicius y un lamentable Guller. Aún así fue suficiente para salvar la emboscada de Tebas, al que el mezquino Marcelino decía que no se quejara , cuando su temporada en el Villarreal es mediocre, a pesar de todo lo que le han fichado.
Las felonías de Tebas desde la Liga nunca se detendrán. Viven en paralelo a las sentencias de los "Negreira Boys". Es más que lamentable que mientras que Atlético y Barcelona jueguen el domingo, al Madrid, el que más dinero obtiene para Tebas, lo trate como un criado de la Liga. Es bochornoso e inmoral.
A pesar de que todos los clubs se forran con las taquillas que proporcionan los blancos, es el club más odiado. No me extrañaría que el Madrid jugase en la Liga portuguesa o en otras. El dispositivo está preparado. Quisiera ver la cara de Tebas , si ejecuta la idea el Madrid. La bancarrota para Tebas.
La cuenta atrás terminó para Fernando Alonso, que continuará en Aston Martin hasta 2026. Después de varias semanas de reflexión, el asturiano ha decidido ampliar dos años más su aventura en la Fórmula 1. De este modo, el bicampeón mundial, de 42 años, amplía su vínculo con la escudería de Silverstone, con la que disputará el GP de Madrid en IFEMA.
"Durante los últimos meses hemos mantenido un diálogo constante y Fernando ha sido fiel a su palabra: cuando decidió que quería seguir compitiendo, primero habló con nosotros. Ha demostrado que cree en nosotros y nosotros creemos en él", aseguró Mike Krack, team principal de Aston Martin, a través de un comunicado. El equipo de Lawrence Stroll sólo distribuyó una frase de Alonso: "Estoy aquí para quedarme". Una evidente alusión al anuncio con el que Michael Jordan confirmó en 1995 su regreso a la NBA tras unos meses dedicados al béisbol.
Poco después, el asturiano sí atendió a los medios en una rueda de prensa donde admitió que le resulta "muy difícil" pensar en "una vida sin un volante entre las manos". "Tenía un 99% de confianza en que seguiría compitiendo, por lo que retirarme no era una opción", reveló antes de señalar al Rally Dakar o las 24 Horas de Le Mans como sus dos opciones para continuar en el motorsport a partir de 2027.
Pese al discreto inicio de Mundial, donde el AMR-24 ha rendido por debajo de las expectativas, Alonso opta por la continuidad en un proyecto que la pasada temporada le hizo subir ocho veces al podio. "Este acuerdo plurianual nos lleva hasta 2026", confirmó Krack, en relación al año en que Aston Martin iniciará su alianza con Honda.
Despedirse con 45 años
La llegada a Madrid, donde se espera una acogida apoteósica, supondrá sólo uno de los alicientes de lo que será el último baile de Alonso. Se espera que esta misma temporada, el doble ganador de las 24 Horas de Le Mans ya alcance la barrera de los 400 grandes premios, un hito en la historia del automovilismo. En 2026, durante su última temporada, contará con 45 años, una edad hasta ahora prohibitiva para la elite. De hecho, Michael Schumacher disputó su última carrera (GP de Brasil 2012) con 43 años y 10 meses. Cabe recordar que el último piloto que puntuó en la F1 con 45 años fue Graham Hill, durante el GP de Suecia de 1974.
"Fernando tiene hambre de éxito, conduce mejor que nunca, está más en forma que nunca y completamente volcado en hacer de Aston Martin una fuerza competitiva", zanjó Krack, que desde la primera carrera del año viene reiterando su compromiso de mejorar el rendimiento del coche. De momento, el AMR-24 sigue instalado como quinta fuerza de la parrilla, por detrás de Red Bull, Ferrari, McLaren y Mercedes.
Precisamente, el paso del motor Mercedes a Honda, supondrá un nuevo desafío para Alonso, que ya mantuvo una difícil relación con el fabricante nipón durante su segunda etapa en McLaren (2015-2017). El momento más tenso llegaría durante el GP de Japón 2015, cuando el ovetense pronunció unas palabras que aún escuecen en la fábrica de Hamamatsu: "GP2 engine!" "Si Aston Martin decide que sea otra vez nuestro piloto no pondremos ninguna objeción", aseguró el pasado agosto Koji Watanabe, presidente de Honda Racing Corporation.
La pieza que agita el mercado
En principio, su compañero en Aston Martin seguirá siendo Lance Stroll, hijo del propietario, cuya continuidad rara vez se ha puesto en duda, pese a su pésimo balance ante el español, tanto en clasificación (22-4) como en carrera (21-5). De hecho, durante las cuatro primeras citas de 2024, Stroll sólo pudo sumar nueve de los 33 puntos del equipo. El pasado domingo, sólo pudo acabar duodécimo en Suzuka, mientras Alonso cruzó quinto la meta, en lo que él mismo definió como "una de las cinco mejores carreras de mi vida".
Asimismo, esta decisión de Alonso podría despejar algo el intrincado mercado de fichajes, donde otros 11 pilotos de la parrilla finalizan contrato a final de curso. Los casos que más han comentarios han suscitado son los de Carlos Sainz y Sergio Pérez, aunque también se espera con máximo interés la decisión de Max Verstappen, cuyo futuro en Red Bull aún queda pendiente de una paz definitiva en el garaje austriaco. De momento, el asiento más atractivo es el que Lewis Hamilton, camino de Ferrari, deja vacante en Mercedes.
Alonso, tres años mayor que el heptacampeón, ya es actualmente el más veterano de la parrilla. Sin embargo, su nuevo contrato le permitirá culminar una trayectoria única, con 23 temporadas en la F1. Además de los títulos de 2005 y 2006, en su palmarés destacan 32 victorias, 106 podios y 22 poles. No obstante, hay que remotarse más de una década para su último triunfo (GP de España 2013).
"¡Sólo mide 14 centímetros, sólo pesa ocho libras, pero significa que somos campeones del mundo!", clamaba el célebre locutor de la BBC Kenneth Wolstenholme mientras un muchacho rubio elevaba al cielo la copa Jules Rimet. Inglaterra había ganado por fin la Copa del Mundo en su deporte más popular y querido. El muchacho que elevaba el trofeo, una victoria alada, se llamaba Robert Frederick Chelsea Moore, Bobby Moore para el fútbol. Había nacido 25 años atrás en Barking, un suburbio del este de Londres muy cerca del estadio del West Ham. Su madre dio a luz en la estación de metro, bajo los bombardeos de los Heinkel He-111 alemanes. Al levantar esa Copa, ganada en final contra Alemania, cumplía una curiosa justicia poética.
Para saber más
Aquel muchacho fue portada el 31 de julio de 1966 en la mayoría de los periódicos mundiales. Ufano, sonriente, la copa en alto, la reina Isabel II orgullosa detrás. Volvería a copar portadas el 25 de mayo de 1970, pero en una circunstancia muy distinta: circunspecto, declarando en una comisaría de Bogotá, acusado de haber sustraído un valioso brazalete de oro, esmeraldas y diamantes en la joyería del hotel donde se había alojado el equipo inglés camino del Mundial de México. El escándalo fue mayúsculo. ¿Cómo había sido posible? Moore era un tipo ejemplar, defensa de guante blanco, limpio, de gran manejo del balón en corto y en largo, correcto con los árbitros, medido en sus declaraciones. Era Caballero de la Orden del Imperio Británico, con tratamiento de Sir, amigo de la familia real, de los Beatles, orgullo del fútbol y de Inglaterra. Un perfecto gentleman convertido en alguien capaz de robar una joya en un descuido de la encargada de la tienda. No cuadraba.
La selección de los Three Lions estaba en Bogotá como parte de su plan de preparación para el Mundial inminente, al que acudía como campeona. Adelantaré aquí que su título de 1966 fue visto con reparos fuera de la isla, por los arbitrajes de que gozó y por su gol fantasma en la final. Y sobre todo en Sudamérica. El Mundial en tierras británicas produjo un distanciamiento serio en materia de fútbol entre aquella parte del mundo e Inglaterra. Brasil volvió humillada, con Pelé maltrecho por culpa de la indulgencia arbitral para con sus marcadores de Bulgaria y Portugal; Uruguay, que empezó con un empate ante Inglaterra, cayó en cuartos ante Alemania con dos expulsados después de que el árbitro se hiciera el loco cuando con 0-0 el defensa Schnellinger repelió con el puño (la foto no ofrece dudas) un balón que se colaba en el marco alemán; Argentina sufrió el mismo día la célebre expulsión de Rattín. La lectura fue: un árbitro inglés fundió a los uruguayos ante Alemania, y un alemán hizo lo propio con Argentina ante Inglaterra. De todo aquello quedó un resquemor colectivo contra Europa y sus manejos en la FIFA, contra Stanley Rous, inglés y presidente de la misma, y contra Inglaterra toda y su orgullo imperial.
Ahora la selección inglesa cruzaba el océano llevando en el equipaje la vieja Jules Rimet, que iba a ser puesta en juego en México. En el grupo repetían muchos de los campeones. El seleccionador, Alf Ramsey, era el mismo, y también estaban los señoriales Bobby Charlton y Bobby Moore. El 18 de julio aterrizaron en Bogotá, pues Ramsey había decidido completar la preparación con dos partidos ya en América, ambos en altitud, como habría que jugar en México. Primero el 20, en Bogotá, después el 24, en Quito. Y de ahí, previa nueva escala en la capital de Colombia, el viaje definitivo a México.
El grupo se hospeda en el hotel Tequendama, el mejor de la ciudad, destacado por sus comodidades, hospedaje obligado de los turistas adinerados, desconocedores de inquietantes hablillas extendidas por la ciudad, según las cuales lo habitaban las almas de los muchos suicidas que elegían el barranco sobre el que estaba construido para suicidarse. Los jugadores se ducharon y bajaron a curiosear, aburridos, por el hall del hotel. Las instalaciones incluían una joyería cuyo nombre, Fuego Verde, aludía al color y brillo de la esmeralda, riqueza nacional del país.
Charlton entró en busca de un regalo para su esposa. Le llamó la atención un brazalete de oro que llevaba engastadas esmeraldas y lágrimas de diamante. La encargada, Clara Padilla, la sacó de la vitrina, se la mostró, pero no se decidió y la muchacha la guardó. Junto a él estaba Moore y dentro de la tienda también el seleccionador, Ramsey, y Peter Thompson, uno de los suplentes. Luego salen de nuevo a pasear su ocio por el hall hasta que de repente aparece la empleada dando gritos: "¡Robo, robo!". El dueño de la tienda, Danilo Rojas, le había ordenado dar la voz de alarma, porque afirmaba haber visto desde su despacho a Bobby Moore hurtando el brazalete. Padilla le acusa y el barullo en el hall, en el que hay muchos periodistas, es tremendo. Aparece la policía, Moore se deja registrar pacíficamente y no tiene nada. También es registrado Bobby Charlton, por si habían hecho una acción combinada y se lo había pasado, pero tampoco en su chándal había nada.
Moore levanta la Copa Jules Rimet en Wembley en 1966.GETTY
Tras 15 minutos de revuelo, los curiosos se fueron desperdigando y la policía inició sus pesquisas. Ramsey y el director del hotel rogaron a los periodistas ingleses y locales que obviaran el incidente. Cumplieron todos menos un joven reportero colombiano, Germán Castro Caycedo, que publicó en El Tiempo un pequeño suelto iniciado con la posterior pérdida (o sustracción) de la cartera sufrida por Bobby Charlton, tras lo que añadía incidente en torno a Bobby Moore, narrado de forma sucinta. Castro Caycedo sería más adelante una celebridad como periodista y escritor.
Sin más problemas, Inglaterra juega el día 20 en el Campín, estadio del Millonarios, ante Colombia, y gana 0-4. El 21 vuela a Quito, donde el 24 repite victoria, ahora ante Ecuador, por 0-2.
El regreso estaba programado con escala en Bogotá, donde habrían de pasar ocho horas antes de volar a México. Alguien sugirió cambiar el plan y hacer la escala en Panamá, por si había alguna mala sorpresa en Bogotá, pero se descartó. "Quien nada debe, nada teme", vino a decir Moore, al que se consultó. Así que hicieron lo previsto y a media mañana ya estaban en el Tequendama, pasando el rato antes de ir al aeropuerto. Para matar el rato entraron en el cine del propio hotel, donde se proyectaba Shenandoah (El valle de la violencia, en español), protagonizada por James Stewart y ambientada en la Guerra de Secesión.
Moore está tan tranquilo, metido en la película, cuando alguien le toca el hombro y se encuentra con dos agentes que le sacan fuera y le enseñan un mandato de arresto por el robo del brazalete. Se arma un revuelo, se acaba la proyección. Ramsey, nervioso, comete la imprudencia de decir que Moore tiene dinero para comprarse el hotel si quiere, lo que herirá el orgullo local. Pero no hay remedio, queda detenido y es llevado a comisaría a declarar.
Faltan seis días para el Mundial, ocho para el primer partido de Inglaterra, contra Rumanía. Los compañeros quieren quedarse, pero al final se decide que la expedición ha de seguir, dejando, eso sí, a dos federativos, Denis Follows y Andrew Stephen, a los que enseguida se une el embajador, Sir Thomas Edward Rogers. Moore hace su primera declaración y le anuncian que deberá dormir en el calabozo para comparecer la mañana siguiente ante el juez. Aparece entonces Alfonso Senior, presidente del Millonarios (el que traspasó a Di Stéfano al Madrid) y de la Federación Colombiana, hombre fuerte en la FIFA. Consigue del comisario, gracias a su influencia, que el jugador pase el arresto en casa del propio Senior, admitiendo en ella la presencia de policías para su vigilancia. Al tiempo contrata para la defensa a una eminencia, Vicente Laverde Aponte, ex ministro, un abogado duro, ganador de causas difíciles. Entre tanto en Inglaterra ya es de madrugada. Las rotativas han parado tras su arranque para meter la sensacional noticia, con alguna foto del interrogatorio. Inglaterra se despierta con ese sobresalto, que durante todo el día será el tema estrella de la BBC.
Una imagen de la película 'Evasión o victoria'.E. M.
A todo esto, el juez, Pedro Mayo, era uno de los pocos ciudadanos colombianos sin menor noción del fútbol. Desconocía quién era Moore ni qué cosa era la Copa del Mundo y a preguntas de los reporteros hizo el cálculo de que el caso llevaría tres meses. Harold Wilson, el premier británico, trató el tema en el consejo de ministros y estableció desde el 10 de Downing Street una línea directa con la embajada. En México, Charlton solicita regresar para ayudar a Moore con su testimonio, pero no se le permite.
El 26 el juez hace una reconstrucción de los hechos. Ahí se enteran de por qué se ha reabierto el caso: el encargado de la tienda, Danilo Rojas, había encontrado un transeúnte llamado Álvaro Suárez que a través del cristal del escaparate habría visto a Moore sustraer el brazalete por la abertura de la vitrina. Pero ni el ángulo de visión del testigo (que resultó ser un golfante, con un historial de detenciones) permitía ver la vitrina ni los dedos de Moore, como se comprobó, podían penetrar por la ranura.
El 27, el juez toma declaración a Danilo Rojas, Álvaro Suárez y Clara Padilla delante de Laverde Aponte, al que no le cuesta mucho desmontar sus contradicciones, desde el valor de la joya, que fueron haciendo ascender de 500 dólares a 1.400 y finalmente a 4.000, a la descripción de la escena. Las presiones diplomáticas y los apremios del abogado hicieron que el juez levantara ese mismo día el arresto previo depósito por parte de la embajada del de la joya. El 28, Moore embarcó hacia México. En el amplio jardín de Senior se había podido ejercitar y hasta jugar al fútbol con los policías de custodia. Estaba en forma, aunque perdió tres kilos, por los nervios.
Moore jugó los cuatro partidos de Inglaterra, incluido el primero, ganado 1-0 ante Rumanía. La segunda jornada fue contra Brasil, que ganó 1-0 con gol de Jairzinho; al final Pelé ofrece su camiseta a Moore en lo que parece un desagravio por la escena de Bogotá. Luego se vuelca en elogios: "Es el jugador que mejor me ha marcado en mi vida, y el más deportivo". Inglaterra ganará 1-0 el tercer partido del grupo, ante Checoslovaquia, para luego caer ante Alemania 3-2, en la prórroga.
Semanas después, el juez sobreseería el caso por falta de pruebas.
Moore extenderá su carrera internacional hasta los 105 partidos, con 90 capitanías, empatando en esto con el mítico Billy Wright. En 1981 rodaría con Pelé Evasión o Victoria, de John Huston. Falleció muy joven, con 51 años, víctima de un cáncer de colon. Para entonces se había reabierto y resuelto el caso, resultando ser un autorrobo fingido por Danilo Rojas. Fue a la cárcel, pero aquello apenas trascendió. Yo lo supe allí, ya en este por un colega colombiano. Apenas se difundió, pues se consideraba vergonzoso. Clara Padilla vivía ilocalizable en Nueva York cuando se celebró el nuevo juicio.