Con las notables bajas de Jon Rahm, Rory McIIlroy y Justin Thomas, el panorama quedó limpio para el golfista tejano
La tormenta de ayer dio paso al ambiente festivo del sábado en The Players Championship. El Stadium Course del TPC de Sawgrass, como su propio nombre indica, es propicio para disfrutar del espectáculo. El campo, sobre todo en sus hoyos finales, presenta un graderío natural donde los miles de aficionados que abarrotaron hoy el recorrido pueden disfrutar de una visión nítida del golf. Los sábados son para divertirse y el perfil de público que llenó el TPC buscaba sobre todo eso, el golf era la escusa.
Desde las tres de la mañana los 200 operarios que se encargan por velar del buen mantenimiento del recorrido se afanaron en recuperar el diseño en las mejores condiciones posibles, sin embargo, la acumulación de lluvia dio al traste con la opción de que los temidos greenes de Sawgrass llegaran duros y rápidos al fin de semana, un caldo de cultivo para que los mejores del mundo arrasaran hoy el recorrido sede del oficioso quinto major.
Con las notables bajas de Jon Rahm, Rory McIIlroy y Justin Thomas, el panorama quedó limpio para Scotty Scheffler y el tejano no estaba dispuesto a dejar pasar tan jugosa oportunidad. Solo necesitaría terminar quinto empatado con tres jugadores o mejor para desbamcar a Jon Rahm del número uno del mundo. Y no defraudó Scheffler con una ronda de 65 golpes que le hicieron llegar a -14, líder en solitario con dos golpes de ventaja sobre Min Woo Lee. El australiano de ascendencia asiática debuta en el The Players Championship y se ganó el favor del público que le estuvo apoyando durante los 18 hoyos. Min Woo Lee fue protagonista durante prácticamente toda la jornada pero los tres putts en el 18 dieron al traste con sus opciones de liderato.
Entre los hitos destacados del sábado, Aaron Rai se encargó de poner patas arriba eel hoyo 17 con un hoyo en uno, el segundo en el mítico par 3 en toda la semana. Por su parte el norteamericano Tom Hoge firmó el nuevo récord de TPC de Sawgrass con 62 golpes en una tarjeta inmaculada con 10 birdies sin error. Hasta el momento 9 jugadores habían conseguido cerrar una vuelta de 63 golpes; más de 17.000 rondas rondas después desde que el torneo se juega aquí en 1982 y nunca nadie había llegado a firmar una tarjeta tan baja.
Hace 24 años, un piloto excepcional como Kenny Roberts le dijo a su hijo: "Vence este año porque el que viene lo tendrás mucho más difícil". Kenny Roberts Jr. acababa de ganar el campeonato de 500cc de motociclismo en el año 2000. Como había predicho su padre, la temporada siguiente un tal Valentino Rossi ganaba su primer título de 500cc con más de 100 puntos de ventaja al segundo; Roberts Jr. fue undécimo.
Aquel título fue el último campeonato que lograría un piloto de un equipo satélite, concretamente el Nastro Azzurro. Obviamente, no era un cualquiera, el que es considerado como uno de los mejores pilotos de todos los tiempos logró una hazaña que nunca se ha repetido desde la transformación de 500cc a MotoGP.
Desde entonces, ha habido intentos de asalto a la cumbre de la categoría reina pero, por unas razones o por otras, nadie ha conseguido hollar ese pico en lo que llevamos de siglo. "Los oficiales tienen material, presupuesto, gente y fichan a los mejores pilotos. Los satélite empiezan el trabajo con pilotos jóvenes, necesitan más tiempo para desarrollarse", cuenta Gino Borsoi, jefe del equipo Prima Pramac.
Quizás este sea el año. Tres de los siete primeros pilotos de la parrilla pertenecen a escuadras no oficiales y son, además, españoles. Hablamos del subcampeón el año pasado y ahora segundo en el Mundial, Jorge Martín, que sigue en el Prima Pramac con una Ducati actual. "Estamos ahí", explica Borsoi y desarrolla: "Intentaremos eliminar aquellos errores del año pasado para hacerlo mejor. Si esto sirve para ganar el mundial, ojalá. Sería muy bonito para que la gente cambie la mentalidad de ir siempre al equipo oficial".
Para saber más
En cuarta posición se sitúa Marc Márquez que pilota para Gresini, que cuenta con el modelo del año pasado de la marca italiana. Y en séptimo lugar está Pedro Acosta que pertenece al equipo GasGas, aunque su montura, una KTM, también es de esta temporada. "Las distancias se han reducido y está más igualado. Marc, Pecco y Jorge. El primero demuestra que se puede luchar aunque cueste un poco más", explica el ex piloto Sete Gibernau.
Fue él, precisamente, el que inició esta rebelión en MotoGP a principios de siglo. El catalán lo tuvo muy cerca con dos subcampeonatos en 2003 y 2004 en las filas del equipo Gresini, filial de Honda. "No me interesaría haber ganado un Mundial sin Valentino, estoy orgulloso de haber luchado contra los mejores", cuenta Sete y agradece el crecimiento personal y deportivo de esos "tres o cuatro años maravillosos".
El nieto de Paco Bultó le complicó la vida al italiano hasta el punto que el propio Gibernau admitió en 2003: "Estábamos empatados a victorias y parte del Repsol Honda no estaba demasiado contento, porque no le gustaba que un equipo satélite, con un piloto satélite, tuviera las mismas victorias que el de fábrica".
Luego llegaría el incidente de Jerez y esa rivalidad entre ambos cruzó todas las líneas. "Yo, que estuve en un equipo satélite luchando hasta el final solo puedo sentir orgullo. Es muy difícil ganar el Mundial y hacerlo con equipo y moto satélites lo es aún más", asegura el propio Gibernau.
El gap entre equipos satélite y oficiales de MotoGP se ha ido cerrando en los últimos tiempos. Aunque este es más o menos estrecho según el estadio de los tres que hay en los que se encuentre el competidor: el de equipo oficial, el de equipo satélite con moto oficial y el de escuadra satélite con montura satélite. "No hay que olvidar piloto y estructura, se deben tener todos los ingredientes", confiesa Borsoi.
En 2020, una temporada atípica por la pandemia, ya avisó Franco Morbidelli con un subcampeonato ante la Suzuki oficial de Joan Mir. El italiano se quedó a 13 puntos del español. Dos años después, otro italiano, Enea Bastianini, sería el que llegaría al tercer escalón del podio por detrás de los pilotos oficiales de Ducati y Yamaha, Pecco Bagnaia y Fabio Quartararo, respectivamente.
La hazaña de Pramac
El penúltimo paso se dio el año pasado y lo hizo Jorge Martín y su equipo el Prima Pramac, a lomos de una Ducati Desmodedici del mismo año que las de fábrica. Si el piloto madrileño estuvo a apenas 13 puntos antes de la última carrera para hacerse con el campeonato, gracias a su aportación y a la de su compañero, Johan Zarco, consiguieron que su equipo se alzase con el mundial de constructores, un hito en MotoGP. "El año pasado no perdimos el de pilotos porque faltara algo, sino porque el mundial es difícil. Quizás echamos en falta un poco de experiencia", cuenta el jefe de Pramac.
No obstante, como destaca Sete, Márquez ha puesto en mayor valor su hazaña y la posibilidad de dar ese paso final tras admitir que necesita estar en un equipo oficial para ganar el Mundial. "No voy a pasar de un equipo satélite a otro equipo satélite", admitió el de Cervera. Un rechazo que dolió y dejó con mal sabor de boca al Pramac aunque eso no quita para que entendieran la postura del piloto. "Lo más seguro aún en contra de nuestro trabajo es ir al oficial", explica Borsoi por la historia de los datos anteriores, pero avisa, "Pramac es una de las mejores estructuras en el paddock".