Sara Khadem, la estrella del ajedrez que huyó de Irán: “No pueden detener a todo el mundo”

Sara Khadem, la estrella del ajedrez que huyó de Irán: "No pueden detener a todo el mundo"

Entrevista

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La jugadora de 26 años, número 14 del mundo, ha elegido España para residir. Acaba de jugar en Salamanca el primer torneo de su nueva vida

Sara Khadem durante una de sus partidas de ajedrez.

Sara Khadem (Teherán, 1997) es una joven de su tiempo, feliz y risueña, pero también fuerte y rebelde con causa. Después de una protesta le retiraron el pasaporte y pensó que su carrera “estaba acabada”, pese a que había ganado los mundiales de ajedrez sub 12 y sub 16. La fama de Sarasadat Khademalsharieh, su nombre completo, se disparó el pasado mes de diciembre, cuando se negó a jugar con velo el Mundial de Ajedrez Rápido en Kazajistán. El Gobierno iraní no tardó en ordenar su detención.

Aquel movimiento arriesgado la obligó a abandonar Irán junto con su hijo de un año y su marido, el director de cine Ardeshir Ahmadi, quien ya sabía cómo son por dentro las cárceles de su país. “Él lo pasó mucho peor”, asegura Sara, quien no descarta que su vida inspire una película, aunque no se atreve a aventurar quién podría ser la actriz protagonista.

Sara Khadem conoce varias ciudades españolas y se ha instalado en un lugar secreto de Andalucía. El primer torneo de su nueva vida ha sido el VI Festival Salamanca Cuna del Ajedrez Moderno, una competición exigente con un formato único, ya que participan cuatro mujeres y cuatro hombres, entre ellos tres campeones del mundo, el búlgaro Veselin Topalov y los ucranianos Anna Ushenina y Vasily Ivanchuk.

“Todos son muy buenos aquí. Mi expectativa solo era intentar volver a estar en forma, porque es mi primer torneo después de algún tiempo. Intento disfrutar y estoy contenta con este formato tan original, aunque tal vez no con mis resultados”, cuenta Khadem en la misma mesa en la que acaba de hacer tablas.

Ocupa el puesto 14 en la clasificación mundial, con 26 años. ¿Aspira a ser campeona del mundo?
Antes del Covid me iba muy bien y planeaba viajar por todo el mundo para jugar. Luego llegó la pandemia, nació mi hijo y no pude jugar durante algunos meses. Ahora intento recuperar mi motivación. Ser ajedrecista profesional requiere mucha dedicación, pero sí, mi objetivo es llegar a lo más alto.
No se considera una activista, pero es consciente de su relevancia pública y de la oportunidad que eso supone.
Como deportista tengo cierta responsabilidad. Los activistas dedican toda su vida a una causa. Yo paso la mayor parte de mi tiempo jugando al ajedrez y con mi hijo. Sé que hay otras personas que hacen mucho más, pero me preocupo por lo que ocurre.
Le he escuchado decir varias veces que es una persona perezosa. Me parece increíble, con esos logros.
Pues es cierto. Sé que debería practicar ajedrez todos los días y no lo consigo. Es un equilibrio. No trabajo tanto como debería, por lo que me considero un poco perezosa.
¿Por qué surgen de repente jugadores tan buenos en Irán?
El primero fue Alireza Firouzja (actual número 4 del mundo, con 19 años). Nunca recibió el apoyo que merecía. Recuerdo que cuando era muy joven yo no paraba de colgar fotos suyas para reclamar a las autoridades. Él tiene un gran talento y tendrían que haberse preocupado más por él. Nadie me escuchó y se fue a Francia. Perdieron a alguien muy valioso. Cuando intentaron recuperarlo, por supuesto, ya era demasiado tarde. Él también tuvo problemas porque en Irán no te dejan competir contra jugadores israelíes.
¿Le causó problemas apoyar a Alireza?
Sí y no. En realidad, me causó más problemas protestar contra el misil iraní que derribó un avión ucraniano en 2020, en el que murieron 176 personas. Entonces recibí una llamada de aviso de los servicios secretos. Es habitual que llamen a personas conocidas, pero para mí fue la primera vez. Descubrí la responsabilidad que tenía.
¿Hasta qué punto pensó en las repercusiones que tendría no ponerse el velo?
No sé si conoces a Elnaz Rekabi, una escaladora que compitió sin el velo y después pudo volver a Irán, aunque luego no le permitieron venir a España para entrenar antes de los Juegos. Yo pensaba que igual no podría volver inmediatamente, pero sí pasado algún tiempo.
Y no fue así.
No, porque más tarde dijeron que no se trataba sólo del velo. Se volvió más político.
¿Es optimista sobre el futuro de tu país?
Es una pregunta difícil. Hemos progresado mucho, pero no sé si veremos grandes cambios. Soy optimista si hablamos de conseguir algunos derechos. Cada día vemos a más niñas sin velo por la calle y no creo que el gobierno pueda controlarlo, porque va a más. No pueden detener a todo el mundo.
Su marido también estuvo en la cárcel. ¿Quién lo ha pasado peor de los dos?
Para él fue mucho peor y además era más joven. Él vivía en Canadá y fue detenido por los servicios de inteligencia después de volver a Irán. Allí tenemos una ley por la que te pueden detener temporalmente. Los servicios secretos primero te detienen y luego buscan pruebas para demostrar que tenían razón. Si no encuentran ninguna, puede que te liberen, pero tampoco es seguro. Hay mucha gente que lleva dos o tres años en la cárcel y no tienen nada contra ellos. En el caso de mi marido, sus padres no supieron durante diez días dónde estaba, y era la cárcel.
Alireza Firouzja eligió Francia y la árbitra Shohreh Bayat, un caso parecido al suyo, reside en el Reino Unido. ¿Por qué escogió España?
Siempre me encantó España. Solía venir a jugar torneos. También tuvimos la opción de ir a Canadá, porque mi marido era de allí. Él y mi hijo tienen pasaporte canadiense, pero está demasiado lejos. Yo juego al ajedrez y es mejor Europa. España es un gran país, bueno para el ajedrez, y nos encanta la gente.
¿Le preocupa su seguridad en Salamanca estos días? No es ningún secreto que está aquí jugando.
No quiero pensar en eso, porque entonces no podría salir de casa. No creo que sea un problema. En España nos sentimos muy seguros.
Una vez dijo que el gobierno iraní le puede perseguir en otros países.
Es cierto que lo han hecho antes, pero no creo que puedan en un país como España. Es más fácil en Turquía y otros países vecinos, con los que tienen muy buenas relaciones.
Khosro Harandi (1950-2019), el primer maestro internacional que tuvo Irán, fue su primer entrenador. ¿Hablaban alguna vez de los años de la prohibición del ajedrez que se impuso tras la revolución islámica de 1979?
Sí. De hecho, él era muy bueno antes de la revolución y creo que su talento se desperdició por la prohibición de viajar, porque estaba entre los mejores jugadores de Asia. No pudo alcanzar sus metas, pero después ayudó mucho a entrenar a la selección nacional.
¿Imagina vivir sin ajedrez?
Me parece imposible. He jugado toda mi vida
Es una chica joven y moderna. Creo que sus padres ya lo eran, pero no sé si eso es algo frecuente en Irán.
Mis padres son jóvenes y tienen la mente abierta. Es una suerte. Mi padre estudió y vivió en Alemania durante cerca de una década. Eso cambió su forma de pensar. Y mi madre es muy joven. Me saca los mismos años que yo a mi hijo. Estamos muy cerca la una de la otra. No la considero de una generación mayor.
En su perfil de Instagram se define así: “Esposa. Madre. Ajedrecista profesional”. ¿El orden es importante?
No, realmente. Para ser honesta, mi marido me apoya en casi todo y pensé que sería justo ponerlo primero.
¿Preferiría que Sam fuera gran maestro o director de cine?
No me gustaría que fuera ajedrecista. Creo que sería una presión excesiva para él. De todos modos, que sea lo que él quiera

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