“En un principio, nuestra idea era dejar esto tras los Juegos, pero ahora no lo tenemos tan claro”, dice Sandra Ygueravide. Y se refiere a sí misma y a Vega Gimeno, las veteranas de un cuarteto para la historia del baloncesto español. La valenciana atiende a EL MUNDO -donde fue becaria “hace un montón”, pues es licenciada en Periodismo- aún desde París, donde se quedarán unos días más a disfrutar de la Villa y los Juegos.
Para saber más
Juegos Olím
Hazte Premium desde 1€ el primer mes
Aprovecha esta oferta por tiempo limitado y accede a todo el contenido web
Juana Camilion, Sandra Ygueravide, Vega Gimeno y Gracia Alonso, las componentes del equipo de baloncesto 3x3 femenino de España, podrán pelear este lunes por conseguir una medalla en estos Juegos Olímpicos. El cuádruple empate a puntos con Estados Unidos, Canadá, Australia y ha beneficiado a las españolas, que se quedan con la segunda posición del grupo, evitando así el play in previo y accediendo directamente a las semifinales.
Tras la derrota ante Alemania por 18-15 esta misma tarde, todo hacía pensar que la selección española iba a ser uno de los equipos que iba a disputar la eliminatoria de repesca. Pero la derrota de Australia ante Francia (18-16) y la previsible victoria de Estados Unidos frente a China han generado esta carambola perfecta que deja a España a un paso de la medalla.
Por tanto, Alemania, con solo una derrota, y España son las selecciones que acceden directamente a semifinales. Empatados a cuatro victorias con la selección pero con peor diferencia de puntos quedan justo detrás Estados Unidos, Canadá y Australia. China, sexta clasificada, también sigue viva en la competición.
Cabe recordar que esta modalidad se estrenó en los Juegos Olímpicos de Tokio, en la que Letonia en la competición masculina y Estados Unidos en la femenina fueron las ganadoras. España ni tan siquiera participó en 2020 y se clasificó y accedió a esta edición tras una canasta imposible en el último segundo. Camilion, Ygueravide, Gimeno, Alonso tienen este lunes la oportunidad de convertirse unas pioneras y conseguir una medalla histórica para el deporte femenino español.
Entre las cientos de páginas que el baloncesto español ha escrito para la historia, quizá ninguna aventura fue como la de esta noche de verano en el corazón de París, en la Plaza de la Concordia, donde Maria Antonieta pasó por la guillotina. Cuatro jugadoras ya para el recuerdo, talento, coraje y osadía para lograr una plata olímpica en una disciplina con tan poca tradición como espectáculo y garantía de porvenir. Sandra Ygueravide, Juana Camilión, Vega Gimeno y Gracia Alonso de Armiño son subcampeonas olímpicas tras perder en la final contra Alemania (17-16) en la agonía de un último tiro que no entró.
Bien entrada la noche, resultó una final vibrante. Fue un arranque de nervios. De nuevo a remolque, con tres canastas seguidas de una Alemania que ya había derrotado a las españolas en el último partido de la fase de grupos. Pero la reacción fue preciosa. Un parcial de 3-10 en el que la selección se adueñó de la pista, manejando las puertas atrás y los pick and rolls, especialmente acertada Gracia de Armiño.
Pero esa energía no la puedo mantener después la selección, pese a los dobles de Camilion. Fue otro triple de la gigante Brunckhorts el que iba a ser el mazazo, pese a que España tuvo 7,8 segundos para la oportunidad final que no fue.
Aun así, es el éxito del baloncesto español en su especialidad más callejera y novedosa, al que supo conectarse con un programa desde la Federación que no se vio interrumpido pese a quedarse dolorosamente a las puertas de la clasificación en Tokio, donde se estrenó en el programa olímpico. Con Anna Junyent a los mandos y jugadoras tan experimentas como Nuria Fernández, que se ha pasado cada madrugada viendo vídeos de las rivales en su hotel de París. Y con otras jugadoras que fueron clave por el camino, como Aitana Cuevas o Paula Palomares.
El camino al oro fue tan caprichoso como aquella canasta de Gracia en Debrecen. El cuarteto que maneja Junyent se había clasificado directo a semifinales tras una carambola. Después de una primera fase de vaivenes, en la que ganó cuatro partidos (entre ellos a la anfitriona Francia) y perdió tres (uno contra EEUU, 11-17), las españolas evitaron la ronda de cuartos de final y empezaron a soñar con una medalla que ya es realidad.
Porque, con su majestad el Rey Felipe vibrando en primera fila de la cancha situada al comienzo de los Campos Elíseos -a su lado, Alejandro Blanco, la ministra de Educación y Deporte, Pilar Alegría y el secretario de Estado para el Deporte, José Manuel Rodríguez Uribes (también Dirk Nowitzki, Jorge Garbajosa o Carmelo Anthony, las chicas de la selección 5x5 que este miércoles juegan su partido de cuartos)-, la selección dio la sorpresa (16-18) ante el USA Team en un partido eléctrico y emocionante. Puro rock and roll.
El dominio físico del equipo americano, que comenzó mandando (9-4), le permitió adueñarse del rebote. Pero también se cargó pronto de faltas, algo que en el 3x3, con sus reglas propias, es pecado mortal: a la sexta, la selección rival goza de dos tiros libres. Oro puro para España, que no tembló en ese abismo. Un triple (dos puntos) de Camilión fue clave para contrarrestar los tantos de Van Lith, la jugadora más pequeña del USA Team, un tormento con sus penetraciones. Entonces, en la hora de la verdad, Ygueravide tomó la responsabilidad. Iba a anotar las cuatro canastas finales de España, cuatro puntos para el recuerdo.
Primero, para empatar a 15 a falta de 32 segundos. Poco más tarde, a falta de cinco segundos, la del 16-16, precioso aro pasado, para llevar el duelo a la prórroga. Una especie de tie-break en el que gana quien mande por una ventaja de dos. Allí, la posesión inicial fue para España, que en vez de ir a por el triple, anotó con una penetración de Ygueravide. Falló después USA, que en la siguiente posesión empujó a la estrella española para condenarse. Una falta que dio dos oportunidades a la selección para acceder a la final. Sandra (nueve puntos en total, la mitad) no iba a fallar con el primero.
"Son unas currantes del baloncesto. Estas no han pillado un contratatazo en el 5x5", detallaba alguien cercano a las heroínas de La Concorde, el privilegiado espacio que París 2024 ha reservado para los deportes urbanos. Bien entrada la noche, con su medalla de plata colgada al cuello, las cuatro españolas que se habían quedado a una canasta del que hubiera sido el primer oro olímpico de la historia del baloncesto español -nunca se estuvo más cerca-, repartían abrazos y sonrisas mientras Carmelo Anthony o Dirk Nowitzki pasaban a sus espaldas sin que nadie les prestara demasiada atención.
Es un cuarteto para el recuerdo dirigido por Anna Junyer, siempre a la sombra. Ni siquiera puede dar instrucciones durante los frenéticos partidos de 10 minutos. Ella, que fue 140 veces internacional con España durante los 80, fue la encargada de poner en marcha hace 13 años un proyecto que partió de la nada y que se ha convertido en la medalla más improbable del baloncesto español. "Nadie daba un duro por esta especialidad, era de promoción, no tan profesional. De repente apareció una selección femenina. Ellas se lo tomaron muy en serio, pico y pala, pico y pala... Iban ganando y hace dos años ya fueron campeonas de Europa", contaba a EL MUNDO la presidenta Elisa Aguilar, que vivió la tarde-noche de emociones acompañada por el Rey Felipe VI.
Juana Camilión cambiaba su acento de una forma asombrosa dependiendo de donde proviniera la pregunta. Del castellano impecable al 'vos sabés' cuando un periodista argentino le cuestionó sobre sus raíces americanas y '¡vera!' cuando el compañero balear le recordó su barrio de El Molinar. "Ya puedo decir que he ganado una medalla olímpica. Te lo digo, pero mi cerebro no lo procesa", pronunciaba la más joven del equipo (25 años), una tiradora que nació en Mar del Plata pero se crio en Palma.
A Pepita, la cocinera del comedor de su escuela, le llamó la atención aquella niña morena y le instó a probar en el Club Bàsquet Molinar del que era ella entrenadora. Fue un flechazo. Pronto empezó a jugar siempre con las de un año más, debutó en Liga Femenina 2 y se marchó a seguir forjándose a EEUU, donde estudió y jugó en la Universidad de Iona -cursó un Máster en Relaciones Públicas-, hasta su vuelta a España, para firmar el año pasado con el Estudiantes, donde sigue jugando.
"Nos sabe a oro. Mucha gente no confiaba en nosotras", explicaba la autora de dos 'dobles' que hicieron soñar con el oro contra Alemania. Ni le impresionó tener en primera fila a Pau Gasol, Nowitzki o Melo Anthony -"si les miraba mucho se me iba la cabeza"- y que reivindicaba una especialidad que le ha cambiado la vida. "Esperemos que explote el 3x3. Nos están diciendo que se ha estado siguiendo muchísimo. Lo hemos notado en las redes. Esto es emoción pura. Es euforia, es adrenalina, es disfrute, me encanta. Si pudiera dedicarme a esto...", decía.
Sandra Ygueravide, héroe de la semifinal contra EEUU, es la veterana del grupo, quizá la jugadora de las cuatro que más impacto ha tenido en el 5x5, aunque no ha dejado de 'currarse' una carrera llena de obstáculos. La valenciana, que estudió Periodismo -su padre ejerció en EL MUNDO en Alicante, Málaga y Valencia y ella llegó a ser becaria de Deportes- se tuvo que buscar la vida fuera de España, trotamundos por Turquía, Francia o Rusia. Hasta que llegó el 3x3 y se convirtió en la mejor jugadora del mundo de la especialidad. Pero tenía una espina enorme. A Tokio no pudieron acudir por una canasta en el último segundo. A sus casi 40 años, casada con Carlos Martínez -entrenador y preparador personal de muchas estrellas, entre ellos Santi Aldama-, sigue jugando en el Girona.
Junto a ella, Vega Gimeno es otra de las pioneras de una especialidad que merece nombrar a otras jugadoras que fueron clave en el pasado como Aitana Cuevas, Paula Palomares o Marta Canella. En mayo puso punto y final a su carrera a sus 33 años. "Es una reivindicación. Cuando empecé con esto no era ni disciplina olímpica. Me siento muy orgullosa de haber evolucionado junto al 3x3 durante más de 10 años. Es un colofón tremendo esta medalla", reflexionaba anoche una jugadora que fue estrella en categorías inferiores (plata en el Mundial sub 19, entre otras medallas), que tiene su carrera en Ciencias Ambientales y que con su polivalencia y dureza ha sido fundamental en estos años de desarrollo de la especialidad.
"He apostado mucho por el 3x3. Y ha alargado mi carrera deportiva, eso seguro. Me ha hecho mejor jugadora en el 5x5. Ese amor por el baloncesto que vas perdiendo, apareció el 3x3 y me reenganchó como si tuviera 15 años. La adrenalina, el amor por formar parte de algo tan bonito. Me ha hecho muy feliz", admitía la también valenciana, que llegó a disputar un partido con la absoluta de 5x5, realmente emocionada.
Y por último, Gracia Alonso de Armiño, la mujer milagro. La jugadora que se le ocurrió lanzar de espaldas sobre la bocina para meter a España en los Juegos en el clasificatorio de Debrecen. Una enfermera de Bilbao que se fue a estudiar a EEUU y que comparte rocambolescos orígenes con Manu Ginóbili -el segundo apellido materno del argentino es idéntico, procedente de sus antepasados españoles, que residían en la misma zona de la provincia de Burgos-. Cuando terminó su periplo en la Universidad en Tennessee se aventuró una temporada en Suecia y después volvió a Madrid con el Canoe, donde «nadie me conocía».