Ya vencedor el viernes del prólogo en la categoría de motos, el australiano Daniel Sanders se impuso en la primera etapa del Rally Dakar, disputada este sábado en Arabia Saudí.
El piloto de 30 años y que con su KTM sueña con ser el segundo australiano en ganar en motos el célebre rally, tras su compatriota Toby Price en (2016 y 2018), se colocó líder en el kilómetro 151 de la especial y logró mantenerse en cabeza pese a la presión de sus perseguidores.
El vencedor del último Rally de Marruecos completó los 413 km de la especial cronometrada con un tiempo de 4h 41min 21 seg, aventajando en dos minutos a Ricky Brabec, vigente campeón de la prueba, y Ross Branch.
“La segunda mitad (de la etapa) ha sido mucho mejor, una vez he podido salir de toda esa polvareda. La moto rueda bien y el cuerpo está bien”, comentó Sanders su llegada al vivac.
El español Tosha Schareina finalizó cuarto, a más de cuatro minutos y medio del vencedor, y el argentino Kevin Benavides, vendedor del Dakar en 2021y 2023, acabó en la quinta posición, a más de ocho minutos, justo por delante del chileno Pablo Quintanilla, relegado a más de once minutos de Sanders. El Top 10 de la etapa coincide con la general provisional, con Sanders aventajando en algo más de dos minutos a sus perseguidores.
Con un total de 8.000 km de recorrido a través de Arabia Saudí, el célebre rally acabará el 17 de enero en las dunas del desierto del Empty Quarter, junto a la frontera con Emiratos Árabes Unidos.
La Audiencia de Barcelona ha estimado los recursos de la Fiscalía Anticorrupción y de Joan Laporta para revocar la decisión del juez Aguirre de investigar al presidente blaugrana por los pagos realizados a Enríquez Negreira entre los años 2008 y 2010.
La resolución indica que las retribuciones al vicepresidente de los árbitros "son imputables no a cada junta directiva sino al FC Barcelona como persona jurídica por la falta de concreción y de elementos fácticos" que apunten a esta figura.
Además, señala que el presidente blaugrana solo sería responsable, en todo caso, de "los pagos realizados durante el periodo que ejercieron sus cargos", algo descartado puesto que en 2010 Laporta ya había abandonado la entidad. Estas justificaciones eximen al presidente azulgrana de los delitos de cohecho y de corrupción deportiva que se le pudieran imputar.
El delito está prescrito desde 2015
Por otro lado, la sala también considera prescrito un posible delito de administración desleal continuada al haber pasado más de cinco años desde la finalización de su primer mandato presidencial el 30 de junio de 2010. Hecho que supone extinción total de toda responsabilidad penal relacionada con los pagos realizados durante ese periodo.
Esta razón, sin embargo, no serviría para el presidente Sandro Rosell ya que su plazo de prescripción se amplía hasta los diez años.
En un comunicado, el FC Barcelona ha celebrado la decisión de la Audiencia de no imputar a su presidente y califica el fallo como "riguroso y bien fundamentado". Por último, el conjunto blaugrana espera que se pueda acreditar "la absoluta inocencia del club".
Por las montañas del mundo, unos adolescentes se calzaban sus esquís, se vestían de valientes y seguían a Kilian Jornet, uno de los mejores deportistas españoles de la historia, hasta que las fuerzas se acababan, incluso cuando ya se habían acabado. «Te ponías detrás de él hasta que reventabas. Le seguías, petabas a medio camino, te ibas a la cama y, al día siguiente, lo volvías a intentar», recuerda Oriol Cardona. «Nuestro entrenador nos decía que hiciéramos lo que él hacía. Fue una suerte coincidir con él», añade Ana Alonso. Hoy, aquellos chavales, Cardona, Alonso y otros como Ot Ferrer, Íñigo Martínez, Marta García o María Ordóñez forman la selección de esquí de montaña, uno de los equipos más potentes del mundo junto a Francia y Suiza.
En los próximas Juegos Olímpicos de invierno de Milán-Cortina d'Ampezzo 2026 el skimo se estrenará en el programa y, por primera vez en la historia, España llegará como favorita a las medallas en un deporte de nieve. En la competición individual Cardona es uno de los favoritos, pero en el relevo mixto a ver quién le roba el oro al dúo que forma junto a Alonso. Paquito Fernández Ochoa, único campeón español en invierno, puede tener compañía por fin, más de 50 años después. ¿De dónde sale este milagro?
De muchos lugares, pero uno de ellos es la estela de Jornet, claro. El mejor corredor de trail de la historia dominó durante una década el esquí de montaña hasta el punto de que en el Mundial de 2011 se llevó tres oros, todos los posibles. Entonces no era una disciplina olímpica, era parte de su preparación, pero sus éxitos impulsaron a los chavales que le perseguían en tantos entrenamientos. A sus 37 años y con cuatro Copas del Mundo o cuatro Pierra Menta, el Tour de Francia de la especialidad, aún se alimentan rumores sobre la participación de Jornet en los Juegos Olímpicos de invierno de los Alpes en 2030, pero parece improbable. Queda su herencia, que multiplica la riqueza de quienes le precedieron.
"Mi padre no pudo enseñarme"
«Antes de Kilian en España siempre hubo practicantes, especialmente en las modalidades más cortas, que son las que ahora han entrado en los Juegos Olímpicos de invierno. Yo todavía tengo trofeos de mi padre en casa», apunta la granadina Ana Alonso, de 30 años, con la historia de España en el skimo en su salón. Su padre, Gerardo Alonso, apodado Yeti, guarda del refugio Félix Méndez de Sierra Nevada, fue uno de los pioneros españoles, segundo en el Europeo oficioso de 1975, pero por desgracia no pudo disfrutar de los éxitos de su primogénita: en 2010 un desprendimiento de rocas acabó con su vida.
¿Su padre le llegó a ver ganar alguna carrera?
No me llegó a ver competir en esquí de montaña, no pudo enseñarme y eso que él había dado muchas clases. Es una pena, la verdad. De adolescente yo competía en esquí de fondo y luego me centré en los estudios de INEF. Fue después de su accidente cuando empecé con el esquí de fondo. Me consuela que sus amigos fueron quienes me enseñaron así que, de alguna manera, sí pude cerrar el círculo. Aquellos inicios, con mi padre en el recuerdo, fueron muy bonitos.
Creado en los Alpes hace un siglo, el skimo se basa en ver quien sube y baja más rápido una montaña. En su modalidad clásica, los esquiadores suelen tardar entre dos y tres horas en cubrir kilómetros y kilómetros, pero eso es demasiado tiempo para el Comité Olímpico Internacional (COI). Los jóvenes se aburren, el Tik Tok y bla, bla, bla. Así que la modalidad que ha entrado en los Juegos es el sprint. Dos minutos y medio de locura: suben una pared empinada esquiando o corriendo con los esquís a la espalda, se paran para arrancar las pieles de seguridad y bajan deslizándose a todo lo que da. Como pasó en la escalada, los esquiadores de siempre critican la simplificación de su deporte, pero es un regalo para España. Ni en los Pirineos ni en Sierra Nevada hay kilómetros suficientes de nieve para practicar el skimo clásico, pero sobran para entrenar sprints.
De modelo a dominador del skimo
«Son pruebas cortas, muy explosivas, que se pueden entrenar aquí. No somos un país de nieve, somos un país de sol y nos tenemos que apañar con lo que tenemos», comenta Oriol Cardona, que entrena entre La Molina y Font Romeu, donde ha alquilado un apartamento junto a varios compañeros de selección.
Con muchas similitudes con Ana Alonso, su pareja en el dúo mixto -también tiene 30 años, su padre Joan también competía-, Cardona en cambio llevaba toda la vida peleando en el skimo cuando los Juegos Olímpicos le cayeron del cielo. A finales del 2021, la incorporación de la disciplina al programa olímpico ya le pilló como subcampeón del mundo de distancia sprint y ganas, muchas ganas de hacer lo que hace ahora: entrenar, entrenar y entrenar. Antes, compaginaba el esquí de montaña con algunos trabajos como guarda forestal o modelo y, sobre todo, con el trail running, donde llegó a ganar una Olla de Núria. De hecho, su relación con Kilian Jornet es aún más estrecha que la del resto: hoy le ayuda a planificar sus entrenamientos.
¿Y ya no corre?
Muy poco. Desde que el skimo entró en los Juegos lo dejé todo. No hay nada más grande que ser campeón olímpico. Además, llegaron algunas becas, recursos para prepararnos bien, y decidí centrarme al completo en los Juegos. Echo de menos correr, pero es una oportunidad única. Cuando era niño parecía una locura que el skimo fuera un deporte olímpico.
El sprint del skimo se disputa en carreras de seis participantes, con cuartos de final, semifinales y final y por ello suele haber sorpresas, pero Cardona es el vigente campeón del mundo y de Europa. En los Juegos Olímpicos de invierno de Milán-Cortina d'Ampezzo será el rival a batir y, si falla, en el relevo mixto junto a Alonso raramente lo hará. Este año todavía no han bajado del podio en la Copa del Mundo. Paquito Fernández Ochoa por fin puede tener compañía.
Un test en el circuito olímpico
El próximo fin de semana la selección española tiene una cita importantísima en la Copa del Mundo en la estación de esquí italiana de Bormio, exactamente en el mismo circuito donde el año próximo se disputarán los Juegos Olímpicos. Será un 'Olympic Test' donde se podrá ver si las virtudes de Cardona, Alonso y compañía encajan en el trazado diseñado por el COI.
Ahora retransmitida por Eurosport, TDP y Esport3, la Copa del Mundo consta de nueve citas, de las que ya se han disputado tres esta temporada. En la última, en Boí Taúll, en el Pirineo catalán, Cardona ganó la prueba masculina, Alonso fue tercera en la femenina y ambos dominaron juntos el relevo mixto.
La cita más importante de esta temporada será el Mundial que se disputará en Morgins, en Suiza, del 2 al 9 de marzo. Allí se repartirán dos plazas olímpicas de las 18 que habrá en juego. El resto dependerán del ranking, aunque el límite de una plaza por país hace que España tenga ya casi asegurada su presencia.
La final de Wimbledon, como la reciente de Roland Garros y las de todos los majors desde 2024, ha seguido profundizando en el cambio de relaciones de poder en el tenis. La semifinal entre Djokovic y Sinner fue algo más que un partido físicamente desigual, por no decir desequilibrado, entre los representantes de dos promociones dispares. Entre un jugador de 38 años y otro de 23. En la otra semifinal, Alcaraz se enfrentó a Taylor Fritz, de 27 años, cinco más que él y uno de los destinados a alfombrar su camino y el de Sinner. Igual, en principio, que Frances Tiafoe (27), De Miñaur (26), Jack Draper (23), Musetti (22), Rune (22), Ben Shelton (22), etc...
Djokovic ha alargado en el tiempo la presencia en las pistas de la sociedad conformada por él mismo, Rafael Nadal y Roger Federer. Una entidad disruptiva que era también, en su conjunta solidez, una entente igualitaria. Una terna de individualidades homogéneas. Tres superdotados que, en su reparto de los grandes, los medianos e incluso los pequeños torneos, establecieron una barrera, prácticamente un vacío, terra nullius, entre ellos y todos los demás. Una vez instituida, nunca fue amenazada, discutida, superada. Acaso Murray podría haber completado un trébol de cuatro hojas. Pero las lesiones le cortaron demasiado pronto las alas.
La tripartita superioridad de Roger, Rafa y Nole, nacidos entre 1981 y 1987, supuso una brusca toma del Palacio de Invierno. Una revolución más que una transición. Los que vinieron después, nacidos entre 1993 y 1998 (Thiem, Berrettini, Medvedev, Tsitsipas, Zverev, Rublev, Ruud...), no hicieron lo mismo. Les han faltado talento y suerte. El talento necesario para imponerlo sobre la mala suerte de haber coincidido con el trío. La suerte para compensar el insuficiente talento. Resignados, y ya que no podían conquistar el terreno, esperaron para ocuparlo a que sus propietarios lo abandonaran. Y puesto que eran incapaces de trepar al árbol para coger la fruta, se la comerían después de que cayera al suelo.
No lo han logrado. Cuando Federer y Nadal dejaron solo a un Djokovic declinante por la edad y desorientado por la falta de referencias, una especie de orfandad generacional de consecuencias también psicológicas, se las prometieron felices. Y entonces aparecieron de la nada, o desde un lejano e improbable parvulario, Alcaraz y Sinner, nacidos ya en el siglo XXI. No son tres, así que no ocupan tanto espacio. Pero, justamente por ser dos, podrán tocar a más en adelante.
En eso están. Hacia eso van. En eso andan, camino de certificar poco menos que definitivamente que todos aquellos inmediatos aspirantes a suceder a los tres grandes constituyen una generación perdida que ha dado paso a la gemela eclosión de Alcaraz y Sinner. Tendrán que conformarse de nuevo con las migajas del festín. Emparedados entre aquel triunvirato y este duopolio, se lamentan en bloque. Entre dos luces que los oscurecieron, entre dos aguas que los ahogaron, entre dos fuegos que los abrasaron, arrastran su frustración de rebeldes con causa y sin efectos. Quizás, en el futuro, muchos aficionados pensarán que no existieron.