Giro de Italia
El italiano sorprende por su notable rendimiento a los 40 años y por su amplia formación académica, extraña en el mundo del deporte
Hace 10 años, su historia ilustraba la contraportada de este periódico en la sección El zoo del siglo XXI, una ventana a la que se asomaban personajes con relatos singulares. Entonces, el italiano Domenico Pozzovivo (Policoro, 1982) era uno de los reclamos de la Vuelta a España por sus dotes como escalador y por una formación académica y unas habilidades infrecuentes en el ámbito del ciclismo. Una década después, el italiano continúa acaparando notoriedad en el Giro. A sus 40 años es el abuelo de la Corsa rosa y pretende igualar el registro de más participaciones.
El pequeño escalador (1,65 metros y 52 kilos) del equipo Israel se estrenó como profesional en 2005, año marcado por el fango. Entonces, Lance Armstrong firmó su última victoria de sangre en el Tour de Francia. Roberto Heras se impuso en la Vuelta a España, aquella que le arrebataron por dopaje y que más tarde recobró en los tribunales. El Giro de Italia fue para Paolo Savoldelli, gregario de Armstrong en el Discovery Channel.
Pozzovivo ha visto situaciones de todos los colores. Ya nada le sorprende en este ciclismo gobernado por chavales precoces y talento inmenso. El más veterano del Giro, por delante del español Luis León Sánchez (39), del británico Mark Cavendish (38) y del japonés Yukiya Arashiro (38), se estrenó en el Giro de Italia en 2005, con el grupo Colnago, y entonces ya apuntaba sus notables condiciones como escalador. Ya suma 17 participaciones (cinco veces finalizó en el top ten) y ahora se ha propuesto, al menos, igualar la plusmarca de 18, en posesión de su compatriota Wladimiro Panizza. “Este récord es un aliciente para continuar corriendo todavía. Será difícil de batirlo en 2025, pero ahora sólo me fijo en este Giro”, dijo en las vísperas del comienzo de la presente edición, en la que corre con el maillot del conjunto Israel, liderado por Chris Froome, con el que firmó ya iniciada la temporada, tras varias semanas entrenando sin equipo.
Pozzovivo es un ciclista con inquietudes, en aquel reportaje publicado en EL MUNDO en septiembre de 2013, ya advertía de que rompía normas. “Sí, se me puede considerar un caso atípico, porque no es habitual que un ciclista estudie y pueda acabar una carrera. El ciclismo te absorbe mucho y es difícil encontrar tiempo para los libros. Yo decidí dedicarme a los estudios porque a mí no me resulta complicado estudiar. Al final me decidí por la Economía. Los números me gustan”, explicaba.
El escalador italiano procede de una familia humilde. Su padre se dedicó a la agricultura y de él heredó su pasión por la meteorología. Siempre que sale de casa comprueba el cielo el viento para ver qué tiempo le espera. Se ha convertido en un experto en isobaras y borrascas. Durante cinco años recibió clases particulares de música. Le encanta el piano. Ha confesado que siempre que puede se lanza a tocar el piano en los hoteles de concentración del equipo.
Pozzovivo asegura que para mantenerse en élite a los 40 años es necesario sentir ilusión por el ciclismo, pero también una estricta disciplina. Desde hace más de 10 años, él mismo planifica su alimentación y se somete a una férrea preparación física.
El licenciado en Económicas pretende terminar este Giro entre los 10 primeros de la general. Desde el inicio de la ronda ha seguido una progresión ascendente, comenzó en el puesto 71 y en cada jornada ha ido subiendo en el escalafón, ahora ocupa es 23, a 3.01 del líder, el noruego Leknessund. Su mejor puesto en una etapa ha sido 11º, en la cuarta jornada, finalizada en Lago Laceno, cima en la que ya venció en 2012 (su único triunfo en el Giro). En su palmarés también figura la conquista del Giro del Trentino (2012) y victoria de etapa en la Vuelta Suiza (2017), Volta a Catalunya (2015), Tour de Eslovenia (2012) y Semana Lombarda (2009).
