Pese a su octavo puesto en Cheste, el italiano celebra su primer título de la categoría reina después de remontar más de 100 puntos durante la temporada. Fabio Quartararo completó su año aciago con una cuarta posición, fuera del podio
Unos puñetazos al aire, unas lágrimas sobre su Ducati y ya está. Sus amigos, sus jefes, sus compañeros le habían preparado una perfomance y él la completó a duras penas, tímido, superado. Pecco Bagnaia ya es campeón de MotoGP y lo es a su manera. “Es un tipo serio, siempre elegante”, insisten quienes le conocen, Gino Borsoi y Pablo Nieto, por ejemplo, quienes impulsaron su carrera. Ni un gesto de más, ni una extravagancia, por supuesto ninguna imprudencia. Bagnaia celebró su primer título de la categoría como lo ganó: sereno y comedido.
Nunca antes alguien había remontado tanto, hasta 92 puntos respecto a Fabio Quartararo, y nunca antes lo había hecho como si no pasara nada. A su favor, el desacierto del francés y la lentitud de su Yamaha, pero también su propia actitud. A junio llegó desahuciado, lejos de la lucha por el título, con cuatro abandonos en su cuenta, y entonces lo cambió todo con cuatro victorias consecutivas (Assen, Silverstone, Red Bull RIng y Misano). En las últimas carreras tuvo momentos para desestabilizarse, como en Alcañiz, cuando su compañero Enea Bastianini le arrancó la victoria, o en Motegi, cuando se cayó en lucha con el mismo Bastianini, pero mantuvo la tranquilidad hasta el desenlace en Cheste.
Este domingo, en el circuito español, su pausa fue la razón de su victoria. Por primera vez en todo el Mundial, se encontró sobre la pista con su adversario, Quartararo, e intentó decidir por sí mismo. Le valía acabar entre los 14 primeros, pero quiso frenar al francés, terminar por delante, derrotarle en persona. Fue valiente. Pero le salió mal. Ambos se chocaron y una aleta lateral de Bagnaia saltó por los aires complicándole las muchísimas vueltas restantes.
Uno a uno tuvo que dejar pasar a rivales y hasta compañeros en Ducati, Joan Mir, Miguel Oliveira, Luca Marini o Enea Bastianini, y lo hizo consciente de sus dos ventajas. Hasta el decimocuarto puesto tenía margen y, por delante, además, Quartararo tenía pocas opciones de victorias. Con un Álex Rins desatado y la oposición de Jorge Martín y Brad Binder, el francés no pudo ni subir al podio y Bagnaia, pese a su octavo puesto, se hizo con el título de MotoGP.
Otro piloto criado en España
Fue el final de un camino para un piloto que no es quien parece. Líder actual de la academia de pilotos de Valentino Rossi, por su cercanía con ‘Il Dottore’, por sus abrazos este domingo en Cheste, podría parecer que Bagnaia siempre estuvo bajo su protección, pero nada más lejos de la realidad. Nacido en Turín, lejos de la región de Pesaro, de donde es Rossi, el ya campeón tuvo que marcharse de niño a competir a España, de la mano de Emilio Alzamora y después, ya adolescente, fue rescatado por el equipo Aspar cuando nadie le ofrecía un contrato.
Este domingo, de hecho, fue el propio Aspar quien, en pleno festejo, apareció para ponerle una camiseta con mensaje: ’21+42=63, la combinación perfecta’. Era la suma de sus números en Moto3 y Moto2 con su número de MotoGP como resultado. Un lema tan moderado como él. Un resumen calmado, matemático, cohibido de la alegría de Pecco Bagnaia.
Mundial de atletismo
Entrevista
JAVIER SÁNCHEZ
Enviado especial
@javisanchez
Budapest
Actualizado Miércoles,
23
agosto
2023
-
02:03Ver 18 comentariosCinco años después del susto de su vida,...
Recuerda Carlos Soria su sorpresa cuando en la primavera de 2004 llegó al campo base del K2, posiblemente la montaña más difícil de escalar del planeta, y se encontró allí un plató de cine. Italia celebraba el 50 aniversario de su primera ascensión a un ochomil, la realizada por Achille Compagnoni y Lino Lacedelli en 1954, y lo hacía con una película con actores conocidos y financiación pública de la RAI. «Tenían millones de presupuesto y un montón de medios», cuenta el alpinista que lamenta que en España no exista un proyecto parecido.
El 2025 que está a punto de empezar se cumplen 50 años de la primera ascensión a un ochomil de dos españoles, Jerónimo López y Gerardo Blázquez, que en 1975 hollaron el Manaslu (8.163 metros) y no hay un film previsto, ni intérprete contratados, ni mucho menos dinero para rodar una de historia basada en hechos reales. Pero, eso sí, está Carlos Soria. «A los italianos en el K2 les faltaba alguien que realmente hubiera estado en la primera ascensión 50 años atrás», rememora y eso es lo que él puede aportar. ¿Para qué se necesitan actores y efectos especiales si se puede grabar como vuelve a subir el propio Soria?
Esa es la idea: la primavera que viene, Soria, que tiene 85 años y ya participó en la expedición de López y Blázquez -aunque no llegó a la cima-, quiere volver al Manaslu para poner en valor el hito que consiguieron cinco décadas atrás.
"Si estoy bien, tiro para arriba"
«El proyecto nació hace un año a partir del impulso de Carlos. Yo sabía que la ascensión al Manaslu de 1975 había pasado desapercibida porque fue un año de muchos cambios en España y aquí entonces apenas se valoraba el montañismo. Con mi productora pensé en hacer un documental, le propuse una entrevista a Carlos y se me ocurrió decirle que podríamos intentar ir al campo base para grabarla allí. Me respondió: 'Si voy al campo base del Manaslu y estoy bien, yo tiro para arriba'. Y, bueno, a partir de ahí empezamos a trabajar», relata Alberto Flechoso, responsable de Atrevida Films, vicepresidente de la Real Sociedad Española De Alpinismo (RSEA) Peñalara y ahora impulsor de la expedición Manaslu, 50 años después, que de momento está a medias.
Para cubrir el presupuesto, que ronda los 190.000 euros e incluye la contratación de los sherpas de la prestigiosa compañía Seven Summit Treks se necesitan unos patrocinadores que todavía no han llegado. La Comunidad de Madrid aporta una ayuda de cerca de 20.000 euros, pero aún falta. «Esperamos que después de la Navidad se active todo», alienta Flechoso. Los números están por hacer, pero si es por Soria fuerza no faltará.
«Me encuentro cada día mejor, muy ilusionado con la vuelta al Manaslu. Tener proyectos es mi manera de vivir», comenta el alpinista, en forma pese al accidente sufrido el año pasado. En mayo de 2023, en otro intento de ascender al Dhaulagiri, un guía sherpa cayó, arrastró a Soria con él y le fracturó la tibia de la pierna derecha. Estaban a 7.700 metros y en el largo y peligroso descenso al campo II, casi pierde la vida. Luego, de vuelta a España, tuvo que operarse, pasar dos meses en la cama y cruzar por una lenta rehabilitación hasta que a finales de año volvió a la bicicleta, a la escalada, a su montañismo de toda la vida.
La prueba en el Pico Lenin
Quienes le ven entrenar a diario en el rocódromo Sputnik de Las Rozas o en los senderos de La Pedriza en la Sierra de Guadarrama aseguran que la recuperación es total. «Vive como si estuviera en un campo de altura, como si fuera un monje shaolin. Se levanta a las cinco de la mañana, hace sus ejercicios de fuerza, a las siete ya está en el rocódromo... Es una cosa fuera de lo normal. Cuando no esté, se le estudiará», concluye Flechoso que hace unos meses pudo comprobar en primera persona el estado físico de Soria.
Como preparación para el Manaslu, ambos se fueron hace unos meses al Pico Lenin, de 7.134 metros, en Kirguistán y sólo una violenta tormenta impidió que el entrenamiento acabará en la cumbre. «Carlos se quería probar en altura y quedó claro que está en forma. A mí me impresionó muchísimo. Por la calle, lo ves andando y la gente lo adelanta, pero en altitud no para, es alucinante. Tiene unas cualidades únicas. Cuando pasábamos delante de montañeros mucho más joven lo miraban y flipaban: '¿Pero este señor mayor quién es?'», cuenta Flechoso que, si el dinero alcanza, formará parte del equipo que vaya al Manaslu junto a Soria, otros alpinistas como Luis Miguel Soriano, Sito Carcavilla, Pedro Mateo y Jorge Palacios, el presidente del RSEA Peñalara, Javier Garrido, y la corredora de montaña Belén Rodríguez que buscará cumplir con su propio objetivo.
Socia del mismo RSEA Peñalara, ambiciona establecer el primer récord femenino de ascenso y descenso a cumbre desde el campo base, que está a unos 4.850 metros. La plusmarca masculina, en posesión del estadounidense Tyler Andrews, está en menos de 10 horas, un tiempo asombroso. Si todo va bien, en una subida clásica se invierte como mínimo el doble de horas.
Sama, donde es "hijo adoptivo"
El plan de todo el equipo pasa por volar al Nepal a mediados de marzo, realizar la aclimatación a la altitud en el valle del Khumbu, a casi 4.000 metros de altitud, y plantarse en abril en el campo base en busca de una oportunidad para ascender. Ese previo previo antes de atacar al Manaslu permitiría a Soria volver a visitar Sama, un pequeña aldea donde ya es «como un hijo adoptivo». Su primera visita fue en 1973, en la primera expedición española a la montaña nepalí, volvió en 1975, nuevamente en 1999 y más tarde en dos ocasiones en 2010, cuando pisó la cima por primera vez.
«Recuerdo que en 2010 les ofrecimos llevar lápices y material escolar para los niños y nos dijeron que les hacía falta 70 colchones y 70 edredones. Pues allí que fuimos con todo eso. Gracias a la ayuda de mucha gente conseguimos llevárselo», recapitula Soria, que esta vez quiere llevar material para la digitalización de los edificios públicos del lugar, como la escuela
La ilusión por el regreso a Manaslu aplaza así el final de la carrera por los 14 ochomiles de Soria, al que sólo le faltan dos. Le queda el Shisha Pangma, pero sobre todo le queda el Dhaulagiri. Allí fue en 1988 cuando todavía trabajaba como tapicero y todavía no había sumano ningún 'ochomil', en 2001; en 2006; cuando falleció su compañero Pepe Garcés en una grave caída; en 2011; en 2012; en 2016, en 2017 dos veces, en primavera y en otoño; en 2018, en 2019; en 2021, justo después de la reapertura tras la pandemia; y en 2023, cuando sufrió el accidente.
En total 12 intentos sin éxito en la que ya se ha convertido en su montaña fetiche, para lo bueno y para lo malo. «Lo importante ahora es ir al Manaslu, poder ir. Estoy seguro que lo conseguiremos, me hace muchísima ilusión», finaliza Soria, de camino a homenajear, si alcanza el presupuesto, a la primera expedición española que holló la cumbre de un ochomil, hará ya 50 años.
Era un vuelo de Kansan al mundo. El pasado fin de semana, Wichita albergó por primera vez el Campeonato de Estados Unidos de patinaje sobre hielo y en los días posteriores, la Federación del país (US Figure Skating) aprovechó para organizar allí un campus con todos sus patinadores y entrenadores. La mayoría de ellos se marcharon el martes, pero los mejores, aquellos seleccionados para los campeonatos internacionales, se quedaron un día más para afinar sus programas. Después, todos abandonaron la ciudad.
A última hora de la tarde, un autobús llevó al aeropuerto Dwight D. Eisenhower de Wichita a a unos pocos que se dirigían a la costa oeste y a otros, los que más, que partían hacia la costa este. Según la propia US Figure Skating, en el vuelo 5342 de American Airlines que impactó contra un helicóptero en su maniobra de aterrizaje en Washington había numerosos miembros de ese grupo -según la agencia Reuters, unas 15 personas-, aunque todavía no se han hecho oficiales todos los nombres.
Por el momento, sólo se conocen cuatro. Según informó la agencia rusa TASS, dos ex campeones del mundo, Evgenia Shishkova y Vadim Naumov viajaban en el avión junto a su hijo, Maxim Naumov, al que entrenaban. Después de triunfar en los años 90, con un oro por parejas en el Mundial de 1994 y un cuarto puesto en los Juegos Olímpicos de Lillehammer 1994, la pareja recibió una oferta y decidió instalarse en el pueblecito de Simsbury, en Connecticut, donde nació su hijo en 2001.
Maxim Naumov, patinador desde niño, fue campeón de Estados Unidos junior en 2020 y estaba peleando por hacerse un hueco entre los profesionales. En la competición del pasado fin de semana acabó cuarto -como en 2023 y 2024- y había sido nombrado segundo reserva para el Mundial que el próximo marzo se celebrará en Boston.
La agencia TASS también publicaba que junto a ellos viajaba Inna Volyanskaya, otra ex patinadora rusa, tercera en el Campeonato de la URSS de 1980, que llevaba años trabajando como entrenadora en Estados Unidos y que, según su web, era la responsable del club de patinaje de Washington.
Un precedente devastador
Entre los representantes de US Figure Skating este jueves aparecieron recuerdos del accidente vivido en 1961 cuando el vuelo 548 de la compañía Sabena de Nueva York a Bruselas se estrelló causando la muerte de todo el equipo de patinaje artístico Estados Unidos. Entonces el conjunto, con figuras como la medallista olímpica Maribel Vinson, viajaba al Mundial que iba a celebrarse en Praga y que finalmente fue suspendido.
"US Figure Skating que tristemente varios miembros de nuestra comunidad estaban en el vuelo 5342 de American Airlines. Estos atletas, entrenadores y familiares regresaban a casa después del Campus de Desarrollo celebrado junto al Campeonato de Estados Unidos de patinaje artístico en Wichita, Kansas.
Estamos devastados por esta tragedia indescriptible y tenemos a las familias de las víctimas en nuestros corazones. Continuaremos monitorizando la situación y publicaremos más información a medida que esté disponible", publicó el organismo en 'X'.
"Estoy rezando por todos los pasajeros del vuelo de Wichita a DC. Entre los pasajeros había patinadores y entrenadores. Es absolutamente desgarrador", escribió por su parte el patinador Luke Wang, que venía de proclamarse subcampeón de Estados Unidos junior junto a su pareja, Olivia Flores.