La competición ha sido suspendida tras el accidente mortal. La copiloto se encuentra herida.
Tramo de la AV-503 donde se produjo el accidente.Emergencias Ávila
Un participante en la primera edición del Rallysprint San Bartolomé, en la provincia de Ávila, ha muerto este domingo tras precipitarse con su vehículo por una ladera del Puerto del Boquerón, han confirmado fuentes de la Guardia Civil y de los organizadores de la prueba.
El accidente, en el que ha perdido la vida un piloto abulense, se ha producido en el segundo tramo cronometrado de la competición, cuando el vehículo se encontraba en sentido descendente, desde el alto del Puerto del Boquerón.
El Fiat Abarth Grande Punto que conducía se ha salido de la carretera en la primera zona de bajada y se ha precipitado por la ladera, tras una serie de impactos que han dejado a los dos ocupantes del vehículo en su interior.
Finalmente, tras la llegada de la asistencia sanitaria al lugar donde se encontraba el vehículo se ha confirmado la muerte del piloto, mientras que la copiloto se encuentra heridas, según informa Emergencias Ávila.
Se trataba de la primera edición del ‘Rallysprint San Bartolomé de Pinares’, que contaba con una participación de unos cuarenta pilotos y un recorrido de 10,95 kilómetros sobre la AV-503, un trazado conocido como el Puerto del Boquerón. La competición ha sido suspendida tras el accidente mortal.
Éste es el segundo accidente mortal que ocurre durante la celebración de un rally en una semana. El pasado día 16, el piloto Julio César Castrillo y su copiloto, Francisco Javier Álvarez, fallecían mientras participaban en el Rally Villa de Tineo al salirse de la carretera con su Citroën DS3 N5 y chocar contra un árbol en el antepenúltimo tramo de la prueba asturiana.
Era el minuto 40 de partido cuando Nico Williams se disponía a sacar un córner muy cercano a la grada en la que se sitúa el Frente Atlético. Tras colocar el balón, el pequeño de los Williams se para y mira al público.
"Cuando he ido a sacar el córner, he escuchado sonidos de mono, pocos. Gente tonta hay en todas partes. No pasa nada hay que seguir trabajando, pero esto va cambiando poco a poco. Hay una lucha interna y externa contra ello", definió Nico Williams en la entrevista postpartido.
Entonces, compañeros y rivales se acercaron porque intuían lo que había pasado. Mientras varios bilbaínos arropaban a Nico, Griezmann y Giménez pedían a la grada que cejase en estos insultos. Sonaba por megafonía la petición al público de que no se produjesen gritos racistas y ofensivos y, tras dos minutos de parón, se reanudaba el choque.
Como el karma es una fuerza tan inexplicable como curiosa, quiso el destino que, apenas cinco minutos después de ese lamentable episodio, Nico Williams marcara el tanto del empate para su equipo. Al hacerlo, el delantero vasco se señalaba su brazo con los dedos. El mensaje: "No es normal que te insulten por el color de tu piel", reveló el futbolista.
El gol llegaba poco antes del fin de la primera parte. Cuando ocurría, el capitán bilbaíno, Iker Muniain, se acercaba a Nico a hablar con él sobre lo ocurrido y a expresarle su apoyo. El futbolista, elegante, se retiraba del terreno de juego sin pisar el escudo del Atlético de Madrid.
Finalmente, el Athletic no pudo llevarse el choque, pero el partido quedó marcado por este incidente tristemente repetido en varios campos de Primera División esta y otras temporadas. "Es un problema social no del estadio . Si mejoramos en la vida, mejoraremos en los escenarios donde hay gente y ojalá que se mejore, pero depende de todos", expresó Diego Simeone tras el duelo.
Ernesto Valverde, por su parte, tras su paso por los vestuarios, informó de que Nico Williams estaba "tranquilo" tras lo sucedido. "Lo lamentamos todos. No nos gusta verlo en ningún sitio. Que no le ocurra a ningun jugador", apuntó el entrenador bilbaíno.
Además, el Txingurri lo calificó como un problema de "educación" y dijo que hoy le había pasado a Nico, pero que es una situación que viven en muchos estadios. "A veces es una manera de provocar y encontrar un altavoz en el fútbol para otras cosas", advirtió Valverde.
Mensaje de Koke
El capitán del Atlético de Madrid, Koke Resurreción, quiso resaltar el episodio de racismo sufrido por Nico Williams antes de responder a ninguna pregunta en rueda de prensa. "Si ha pasado lo que ha pasado con Nico, mandarle todo mi apoyo y el del club. No hay espacio ni en el futbol ni en la sociedad para esto y ojalá no vuelva a ocurrir ni en este estadio ni en ningun otro", lanzó antes de iniciar sus respuestas a las preguntas de los periodistas.
Para el capitán este tipo de situaciones deben terminar ya. El rojiblanco no se refería sólo al racismo sino a los insultos que reciben los jugadores en el campo y resaltó los que sufre su compañero Álvaro Morata en algunos campos. "No se puede permitir. No solo con el racismo, sino con muchas cosas. A Álvaro le dicen de todo y hay un momento que hasta aquí. No se puede desear la muerte", apuntó el futbolista y añadió: "Llevamos muchos años pasando muchas cosas y hay que cortarlo ya".
La sensación de control es la más poderosa en la vida y en el fútbol. Sólo desde la convicción de que todo fluye como se planea se puede crecer y desatar el talento. Se suelta lastre y se vuela, que es justo lo que hizo el Barça ante el Young Boys. Se olvidaron los golpes en Europa, el vapuleo en Pamplona y la retahíla de bajas para disfrutar ante un rival que le sirvió la goleada en bandeja. [Narración y estadísticas (5-0)]
Hansi Flick ha hecho de psicólogo de un equipo que, pese al talento que acumula, se empequeñecía ante la adversidad. Su Barça aún no es perfecto porque ni siquiera está armado, pero se ha despojado de ataduras con dos líderes del descaro, Raphinha y Lamine Yamal que acaban contagiando al resto. Esta vez el técnico alemán dejó a un lado el excel de minutos y puso sobre el césped a sus mejores peloteros, buscando cómo hacerles hueco a todos.
Antes de que el Young Boys asimilara que estaba en Barcelona, ya se vio con un gol en contra en una jugada perfecta en la que intervinieron todos ellos. De primeras buscó Casadó a Ferran, que en un toque se apoyó en Lamine para, sutilmente, dejar a Raphinha en posición de trazar un centro al segundo palo donde apareció Lewandowski. La pelota fue de bota en bota hasta el fondo de la portería como si hubiera una máquina de pinball sobre el césped.
Defensa transparente
Se sacudieron la tensión los jugadores y fueron empujando a los suizos, alejándolos de Peña, escrutado por la mirada desde el palco de su rival Szczesny. El partido se jugó en 50 metros, con el Barça encontrando con facilidad los huecos que dejaba una defensa transparente que se sabía expuesta a un vendaval. Suelto Pedri, alimentaba a Lamine, que vive en un duelo permanente, y a Ferran, que probó sin fortuna con un disparo raso. Escaneando las debilidades suizas andaba siempre Raphinha, asumiendo con soltura su capitanía y un liderazgo de estreno que le sienta como un guante.
Entre tanto, el Young Boys no era capaz de superar la línea de medios. Su primera ocasión llegó a la media hora con un centro de Blum que Colley remató sin fe para que se paseara por el área. Ese aviso desató aún más al Barça y afiló el colmillo del brasileño del Barça, alejado de la banda pero igual de desequilibrante.
De un saque en corto con Lamine, buscó a Pedri para que armara su tiro, lo salvó de cabeza Itteri y aún lo cazó el capitán para marcar el segundo tanto. Tres minutos después, Iñigo Martínez apareció para cabecear un falta telegrafiada con la maestría de Pedri. Era imposible que los suizos salieran con vida de Montjuïc, y eso que su guardameta Keller evitó el cuarto de Ferran y le ganó un mano a mano a Lamine, algo forzado, para no irse al vestuario humillados. Sólo era cuestión de tiempo.
Con el viento a favor
En el arranque de la segunda mitad, Raphinha volvió a agitar su zurda para pone un córner al segundo palo que, si bien no remató Iñigo Martínez, lo empujó Lewandowski. El duelo, absolutamente inclinado, le daba a Flick la oportunidad de mirar al banquillo y rescatar a Ansu Fati, al que llevaba semanas buscándole hueco. Se lo hizo en el lugar que también ha inventado para Pedri: en el centro del campo junto a Casadó. Eso sí, ante un rival como los suizos, con libertad para asomarse al área.
Lewandowski anota el 4-0, el martes en el Lluis Companys.AP
No asomó de nuevo la gallardía del campeón de Suiza, hoy penúltimo en su liga, hasta el minuto 66, cuando Monteiro logró escaparse por banda y estrellar la pelota en el larguero y que Casadó salvara el rechazo casi bajo palos. No era un partido para perdonar las pocas ocasiones que le dejó crear un Barça que no alzaba el pie del acelerador.
Con el viento a favor, Flick empezó a gestionar descansos y encendió las luces largas. El duelo, cómodo, iba a tener un segundo propósito: acelerar la dinámica de juego de algunas piezas que serán claves. Primero fue Fati, después Frenkie De Jong. El neerlandés volvió a un terreno de juego después de cinco meses de lesión dando un respiro a un centro del campo magullado en este inicio de campaña. Fue la primera ocasión para encandilar a un entrenador que ha demostrado que es capaz de resucitar a jugadores con necesidad de encontrar su mejor versión, nunca vista como azulgranas.
Eso es lo que ha logrado Raphinha con una regularidad desconocida. Fue el brasileño quien sirvió el festín europeo al que puso la guinda el gol en propia puerta de Camara para culminar el despropósito de su equipo, que sólo marcó en el añadido y fuera de juego.