La Asociación de Fútbol de los Condados de Sheffield y Hallamshire ha informado este domingo de la muerte de Uriah Rennie, el primer árbitro negro de la Premier League. Tenía 65 años.
Rennie, nacido en Jamaica y criado en Sheffield, hizo historia en 1997 al arbitrar un partido de la Premier League entre el Derby County y el Wimbledon. Dirigió más de 300 partidos, incluyendo 175 en la máxima categoría del fútbol inglés.
“Nos entristece profundamente saber del fallecimiento de nuestro expresidente y árbitro pionero, Uriah Rennie”, declaró la asociación en redes sociales.
“Acompañamos en el sentimiento a la familia y amigos de Uriah en estos momentos difíciles”. Rennie se retiró en 2008 y pasarían 15 años antes de que otro árbitro negro dirigiera un partido de la Premier League. Sam Allison dirigió el encuentro entre el Sheffield United y el Luton Town en 2023.
En abril, Rennie declaró a la BBC que estaba aprendiendo a caminar de nuevo tras quedar paralizado de cintura para abajo debido a una rara afección.
“Es una gran tristeza enterarme del fallecimiento del árbitro Uriah Rennie. Un pionero, un artífice y un árbitro excepcional”, declaró Stan Collymore, ex jugador de la selección inglesa y del Liverpool, en redes sociales. “Descansa en paz, árbitro”.
La temporada 2025 de Fórmula 1 es un regalo. Lo saben bien los iniciados en este deporte que seguro que disfrutaron el sábado de Miami con una de las clasificaciones más apretadas de los últimos tiempos. No sólo por las 65 milésimas que separaron al poleman, Max Verstappen, de su más cercano rival, Lando Norris. Disfrutaron, especialmente, por la tremenda igualdad que hubo en cada una de las sesiones. Una décima entre Max y el quinto clasificado, George Russell, y sólo tres décimas entre Max y Carlos Sainz con un Williams, un coche de la clase media.
Lo que ocurrió en la Q3 se veía venir desde el principio. En la Q1 Charles Leclerc se salvó de caer eliminado a las primeras de cambio por cinco centésimas. Desde el puesto doce al dieciséis todos estaban en la misma décima. Aquí no hubo respeto ni clases sociales. Un Ferrari, un Alpine, un Racing Bulls, un Haas y un Sauber se jugaron el pase separados por un parpadeo. Todos con el mismo tiempo, 1.27.4. Las milésimas decidieron en la Q1 y también en la Q2, en la que Lewis Hamilton mordió el polvo ante la revolución de los modestos. En el juego de las sillas se quedó de pie vencido por los dos Williams y un Haas.
Sí, la temporada 2025 es un espectáculo porque en los tres días de Miami vimos a Kimi Antonelli convertirse en el piloto más joven de la historia en salir primero en una parrilla de Fórmula 1; vimos ganar a Norris en la sprint race; disfrutamos con un nuevo truco de magia de Max logrando la pole para la carrera del domingo; nos frotamos los ojos cuando Carlos Sainz clasificó sexto con el Williams por delante de los Ferrari y de un Red Bull y nos asustamos al ver como ganaba el gran premio Piastri el domingo en un 1-2 de McLaren que ha sido la victoria más contundente del equipo británico en lo que llevamos de temporada: 38 segundos entre Piastri y el tercer clasificado. Fue la tercera victoria consecutiva del australiano y el primer triplete de un piloto de McLaren desde los tiempos de Mika Hakkinen hace 27 años.
Hasta aquí un fin de semana en Miami que sólo podemos calificar de espectacular. Entonces ¿Por qué mucha gente dice que este año la Fórmula 1 es un rollo? Lo dicen porque no ven a Fernando Alonso. Aunque siendo honestos, la décima posición de Fernando en la parrilla de la sprint race habría que meterla en la categoría de fenómenos paranormales. Pero es cierto, Fernando tiene cero puntos en la clasificación de pilotos, un coche que hasta ahora luchaba con Sauber por ver quién era el más lento y que en Miami definitivamente fue el último en rendimiento de la parrilla. Un coche que no mejora, que no cambia, que no tiene puntos fuertes, que no se sabe cuándo va a mejorar o si lo va a hacer en algún momento.
En Miami vimos por primera vez a un Alonso enfadado, pero no por el coche. Tras el último cero de la temporada reconoció que está preparado para resistir esto. Que desde los test invernales sabe que puntuar esta temporada en alguna de las 24 carreras dependería de que hubiese carreras locas, de que los demás fallasen y de que Aston Martin gestionase las oportunidades de forma perfecta. Está resignado a salir sin tener opciones, pero a lo que no se resigna, lo que le enciende, lo que le enfada es que teniendo oportunidades su equipo las tire a la basura.
Puede que en 2026 el coche de Adrian Newey sea competitivo, pero servirá de poco si el muro comete errores como los del sábado en la sprint race. Aston Martin tiene que mejorar también en su gestión operacional de las carreras para estar preparado para luchar por cosas grandes. El sábado, desoyeron a Fernando cuando les pidió entrar en boxes para poner neumáticos de seco. Lo hicieron casi todos antes que él a pesar de sus constantes llamadas para hacerlo. Fueron pusilánimes y perdieron la opción de rozar el podio mandando a Fernando a la parte de atrás de la carrera donde Liam Lawson hizo el resto lanzando a Alonso contra el muro. Dolió, pero no el golpe. Dolió ver como Aston Martin había desperdiciado una oportunidad.
Algo parecido ocurrió con Carlos Sainz. Fue el único piloto que no tenía un juego nuevo de neumáticos medios para empezar la carrera. Se equivocaron el sábado y comprometieron sus opciones; su compañero Alex Albon le tocó en la salida y le dañó el coche; le atacó cuando el equipo le decía a Carlos que no iba a hacerlo y luego el coche de seguridad virtual benefició a Ferrari y facilitó que Sainz perdiese dos posiciones. En cualquier caso, Williams se consolida como quinto equipo, cuarto en Miami. Han firmado el mejor arranque de temporada desde 2016 y aunque su objetivo está centrado en el próximo año habrá carreras donde les veremos brillar y codearse con los grandes.
Un castigo excesivo malogró el gran sueño del bético. Fue una derrota criminal, porque el primer tiempo del Betis de Pellegrini fue una exhibición táctica, técnica y maravillosa. Quizá el solitario tanto de Abde fue precario dado el mérito del Betis.
¿Por qué perdió por cuatro goles a cero en el segundo período? Mi opinión es que fue que el desgaste físico y psíquico de la primera parte. A falta de pulso rítmico y juego para seguir imponiéndose, no tuvo más remedio que replegarse y doblegarse.
El Chelsea tardó, porque el sistema de Enzo Maresca es excesivamente fijo posicionalmente , con jugadores como de futbolín. Los futbolistas parecen castigar a una unidad de juego que precisamente no tiene mucha imaginación goleadora.
Tuvo que ser el talento de Palmer el que abrió la imaginación. Su centro sobre Enzo fue magistral. Era sólo el empate, pero para el equipo de Pellegrini fue como una losa .
Tiró la toalla psíquicamente. Se vio ya perdido. Los cambios vitales del poderío millonario del Chelsea hicieron el resto, con una goleada final absolutamente humillante, donde marcó hasta Caicedo.
Por cierto, vaya bendición de jugador. Es técnico, no se cansa nunca. Me recordaba al estilo de Makelele y encima casi nunca se equivoca. Él y Palmer fueron los dos jugadores fundamentales para la exagerada goleada del Chelsea.
¿Qué decir de Isco? Que es maravilloso y único hasta que le fallan las fuerzas, pierde físico como fue costumbre en toda su carrera. Él sólo no puede con todo el peso del equipo cuando el centro del campo no le ayuda y encima Antony no apareció en todo el partido.
Y sin Antony no hay oasis goleador. Es cierto que Cucurella tuvo gran culpa de que el brasileño no fuera lo que es.
En fin, da rabia y tristeza que el Betis haya casi besado su gran sueño y el beso fuera borrado abruptamente por el poderío y el dinero del Chelsea.
En cualquier caso, jugar una final de una competición europea ya es una hazaña de por sí. Y el primer tiempo del Betis en Polonia quedará inscrito en mayúsculas en la historia del Betis.
Dos Titanes se escaparon del Olimpo para aterrizar en Riad y reclamar su época en el mundo del boxeo. Dos furias históricas, campeones del mundo, que se volvían a encontrar bajo los rayos ficticios del Kingdom Arena, el espacio de los reyes. Solo uno podía reinar en la tierra y fue el indiscutido e imbatido campeón de los pesos pesados.
Oleksander Usyk es un Dios del boxeo (23-0-0). Así lo estimaron los jueces de la contienda de manera unánime por 116-112. Una decisión quizás sorprendente. Al menos para Tyson Fury (34-2-1), que no quiso comparecer tras ver como el árbitro levantaba el brazo del ucraniano tras escuchar el veredicto. "He ganado, soy atleta, no juez", respondió Usyk a la pregunta del presentador sobre la decisión.
Lo cierto es que fue una pelea igualadísima. En la que los boxeadores llevaron hasta el límite sus estrategias para ganar el combate. Usyk exhibió una gran movilidad y entradas rápidas al pocket con salidas igual de veloces. Golpes al cuerpo para abrir la guardia del británico y conectar luego, generalmente, con su poderosa izquierda.
Fury quiso siempre mantener la distancia con rápidos jabs y luego buscando su poderoso uppercut, a veces al cuerpo, a veces al mentón. Pero lo cierto es que le costaba conectar más puñetazos que al ucraniano. A mitad de la contienda iban 60/49 golpes acertados para Usyk.
Usyk rezando tras finalizar la pelea.Frank AugsteinAP
Sorprendió el desarrollo de la misma. Comenzó como se esperaba, con algo más de dominio del púgil británico y luego con el ucraniano recuperando terreno a medida que pasaban los asaltos. Sin embargo, Fury se guardó energía para discutir el final de Usyk, con un vigor inusitado para un hombre de casi 130 kilos en la báscula.
Quizás la pelea se le escapó en la efectividad y en los asaltos centrales. No llegó ninguna caída, pero fue Usyk quien más veces conectó con el mentón y con el ojo derecho de Fury, que acabó muy hinchado al finalizar el combate. El ucraniano movió sus poco más de 100 kilos hasta el último asalto, en el que el británico le buscó desesperadamente, pero no le encontró.
Cabreo de Fury
El combate terminó para Usyk como empezó, arrodillado y rezando. Muy devoto el púgil ucraniano, pero este combate no se lo dedicó a su difunto padre sino que fue a su madre. "Le dedico la victoria a mi madre que se preocupa mucho por mi y me lo dio todo", comentó en el micrófono del presentador de la velada.
En mitad de su entrevista se coló Daniel Dubois, el contendiente con el que rechazó pelear por el cinturón de la FBI, para permitir la revancha de Fury. Revancha que no se llegó a dar por, según el ucraniano, su preparación y su familia. "Me he preparado muy bien, Mi mujer me ha ayudado, mi hijo me ha ayudado, que justo hoy ha ganado un cinturón de judo y me ha dicho después: "Papá, tu eres el siguiente".
Dubois pidió pelear contra Usyk, que retiene los cinturones de la CMB, AMB, OMB, y parece que el ucraniano, ahora sí, va a conceder el deseo al púgil británico. Se diría que todo queda, de nuevo, entre Ucrania y Reino Unido. O entre la Tierra y el Olimpo. Pero Usyk, el Rey de los Titanes, reina en ambos lugares.