Hay dos frases que repiten como una letanía todas las jugadoras de la selección española. Una es «ahora podemos pensar 100% en fútbol» y la otra «no hemos tenido que pedir nada. Tenemos todo lo necesario». Y es que todo ha cambiado a su alrededor en esta Eurocopa de Suiza. El rendimiento de España, fulgurante en este arranque de competición, viene precedido de un éxito invisible consecuencia del Se acabó que comenzaron a pronunciar justo después de la Eurocopa de Inglaterra en 2022, pero cuyo grito resonó en todo el mundo después del beso no consentido de Luis Rubiales a Jenni Hermoso.
La RFEF estaba en el foco y las jugadoras, ya con la estrella de campeonas del mundo en el pecho, rompieron un largo tiempo de silencio y lo explicaron todo. «El fútbol femenino no ha estado en la lista de prioridades de la RFEF desde hace años», resumió Alexia Putellas el 21 de septiembre en una sala de prensa de Gotemburgo antes de enfrentarse a Suecia y tras aquella tensa concentración en Oliva. «Preparando la clasificación de la Euro, el día antes de un partido teníamos que coger un avión a las tres de la mañana. Un desgaste que no es normal en deportistas de élite. Las rivales iban en avión y nosotras nos chupábamos seis horas de autobús», explicaba.
Apenas dos días antes, la RFEF las había sacado de Las Rozas para enviarlas a un hotel con campos de entrenamiento sin luz artificial. Un recuerdo vago que España ha superado hoy.
a cinco minutos en coche del hotel
Su campo base está en Lausana, a orillas del lago Leman, y su hotel, el Royal Savoy, es uno de los más reconocidos del país, lujo cinco estrellas, donde se alojó la Reina Victoria Eugenia en el exilio. Las jugadoras disponen de un moderno edificio anexo para ellas, con vistas a los Alpes y al lago, y un gimnasio abierto 24 horas. Tienen, además, su propio cocinero -dicen que la especialidad es la pasta carbonara, cuando la nutricionista lo permite-, y, por primera vez, un maitre, un jefe de sala, sólo para jugadoras y técnicos. «Consigue todo lo que ellas, y el cocinero, puedan necesitar», cuentan.
A eso se une que no hay madrugones para coger vuelos regulares. España se mueve en chárter y cuenta, también por primera vez, con un asistente de viajes que prepara todos los desplazamientos. En esta Euro han sido cómodos, y de Lausana a Berna y Thun, a una hora por carretera, la expedición se ha desplazado en su autobús tematizado, han pernoctado en la ciudad la previa del partido y han regresado para recuperar en el Juan Antonio Samaranch, un coqueto campo con todas las comodidades, otro gimnasio y sala de prensa, a cinco minutos en coche del hotel. Montse Tomé ha realizado caminando el recorrido de vuelta algunos días, porque España se siente cómoda en la ciudad.
No ocurrió lo mismo en el Mundial, cuando debieron cambiar el lugar de concentración en Palmerston North (Nueva Zelanda), con un hotel e instalaciones mejorables, y mudarse a Wellington en mitad de la primera fase de la competición.
tratamientos hiperbáricos
Pero no todo son condiciones externas. Las internas son a las que dan mucho valor. Las jugadoras cuentan ahora con dos médicos, cuya labor resultó vital en la recuperación de la meningitis de Aitana Bonmatí o la amigdalitis de Cata Coll, y seis fisios que atienden a la recuperación, que se ha complementado con un acuerdo con la alicantina CTN.FI para instalar en el hotel máquinas con tecnología de vanguardia en «tratamientos hiperbáricos, crioterapia de cuerpo entero y fotobiomodulación» que optimizan el rendimiento y la recuperación. Las tuvo la selección de Luis de la Fuente en Alemania y las usa habitualmente Ilia Topuria.
Se ha reforzado el equipo de seguridad, de comunicación y el cuerpo técnico de Montse Tomé, con Nacho Fernández como segundo, Irene del Río como auxiliar, Carlos Sánchez para la portería y Víctor Cervera como preparador físico. A ellos se suman tres analistas y el psicólogo, Emilio González. Pendiente de todo, y como cabeza de expedición, Reyes Bellver, la directora de Fútbol Femenino. A Rafael Louzán se le espera sólo en los partidos.