Otra historia
Su fundador, Josep Francesch, falleció el año pasado en un accidente de tráfico a los 34 años y amigos y familiares mantienen “su sueño” de crear una exposición permanente en Les Borges Blanques, entre Lleida y Tarragona
El año pasado el sueco Mikael Appelgrein, campeón del mundo de tenis de mesa en 1990, una estrella en el mundillo, con una colección de palas a su nombre -las Donic Appelgren AllPlay-, apareció en Vimbodí, un pueblo de 900 habitantes entre Lleida y Tarragona con un único objetivo: donar la camiseta con la que ganó el Mundial. Un viaje casi inexplicable. ¿Donar una camiseta de tenis de mesa? ¿Por qué? ¿Era imposible enviarla por mensajero? Un viaje emotivo: en realidad era un homenaje.
Desde joven, Josep Francesch, ex jugador y técnico del Club Tennis Taula Borges Blanques, tuvo una afición: coleccionar material de su deporte, recopilar camisetas y camisetas y pelotas y pelotas. El año pasado su muestrario ya superaba las 300 camisetas, de todos los países, de múltiples campeones, como la del mejor palista del mundo, el chino Fan Zhendong, y sobrepasaba las 1.500 pelotas, algunas muy raras, como una de la liga de Nigeria. La Federación Internacional de Tenis de Mesa (ITTF) había reconocido el museo de su casa en Vimbodí, el TT Museum, como el único del mundo y el libro Guiness de los récords estudiaba validar su colección de pelotas como la más grande del planeta. Pero el pasado 25 de abril, un jabalí, un volantazo hacia a la izquierda, una pared de roca.
«Fue una desgracia. Tenía sólo 33 años. Volvía a casa de noche después de entrenar en Borges [era técnico de las categorías inferiores y de varios centros de personas con discapacidad] cuando se le cruzó un jabalí. El coche quedó destrozado. Los médicos se hacían cruces de que no muriera en el acto. Estuvo seis días en la UCI, desde allí con el móvil pudo ver cómo ganábamos la segunda Liga de nuestra historia, y en cuanto lo subieron a planta… no duró ni 24 horas. No sé quién tomó la decisión de sacarlo de la UCI», recuerda Enric Vall, presidente del CTT Borges que también rememora las condolencias recibidas desde clubes de medio mundo, la visita de Appelgrein y otros momentos emotivos, como la donación del sueco Jan-Ove Waldner de la camiseta con la que venció en los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992.
Un grupo para mantener el proyecto
«Pep era muy querido en el tenis de mesa. Asistía a todos los Juegos, todos los Mundiales, todos los Europeos, trataba con todos los clubes europeos que venían a jugar a Borges… todo el mundo sabía quién era», comenta Vall que ahora, junto a muchos otros amigos de Francesch, tiene una misión: mantener y aumentar su museo. Con un grupo de Whatsapp van comentando las camisetas que obtienen, sea a través de rivales de la Liga Europea, competición en la que este año ha participado el CTT Borges, o sea por otros medios.
«Las camisetas son relativamente accesibles, pero es difícil ampliar la colección de pelotas que empezó Pep porque es muy completa. Tiene históricas, de cuando se fabricaban en 38 milímetros y en celuloide, tiene de todos los grandes eventos, tiene algunas raras…», expone Albert Ribera, jugador del CTT Borges, responsable de comunicación del club y encargado de seguir promocionando el TT Museum en redes sociales, en eventos y donde haga falta.
Porque pese a la ausencia de Francesch, aún hay amantes del tenis de mesa que visitan Les Borges Blanques para jugar o asistir a un partido y se interesan por la colección que el fallecido creó en el cercano pueblo de Vimbodí. Cuando eso ocurre, el padre de Francesch, también Josep, abre las puertas de su casa, donde lo guarda las camisetas y las pelotas y muestra el repertorio como anteriormente hacía su hijo. El paseo es emotivo, por el sentir del padre, pero todas las partes quieren que sea distinto en un futuro. El CTT Borges cuenta desde hace una década con un Centro de Tecnificación de Tenis de Mesa propio y si consiguen la residencia anexa, un proyecto que reclaman a la Generalitat, instalarán allí el TT Museum. Así, tras la tragedia, «el sueño» de Francesch de promocionar el tenis de mesa a través del coleccionismo tomará forma por fin.