La rebeldía en el fútbol femenino español arrancó antes del manifiesto de las 15 y del #SeAcabó tiene un nombre propio que hoy, vistiendo la camiseta de Países Bajos, tratará de complicar a España el sueño de los Juegos. Damaris Egurrola (Orlando, 1999) liderará desde el centro del campo la revancha de la selección que escogió después de esperar una llamada de España. Guerrear lo lleva en la sangre. Damaris nació en Estados Unidos porque su padre, Pablo Egurrola, fue uno de los pelotaris que en los 80 se marcharon a los frontones de Miami a buscar suerte con el cesta y punta. Allí conoció a Alda, una neerlandesa con la que formó una familia y se volvió al País Vasco después de protagonizar una sonora huelga que duró tres años.
No es de extrañar que alentara a su hija para llegar hasta la Audiencia Nacional en 2020 para impedir que se ejecutara el artículo 20 del Convenio Colectivo del Fútbol Femenino que permitía, en su caso, que el Athletic pretendiera cobrar 250.000 euros como compensación por su marcha a pesar de acabar contrato. Esa valentía hizo que el FC Barcelona se echara atrás con su fichajes y acabara seis meses en el Everton antes de recalar en el poderoso Olympique de Lyon.
El desprecio de Vilda
Para entonces a Damaris, campeona de Europa sub-19 con España y subcampeona del Mundo, el seleccionador Jorge Vilda sólo le había hecho desprecios. Según declaró la propia jugadora en una entrevista El Confidencial en 2021, en la final del Mundial bajó al vestuario al descanso para decirle que su juego no le gustaba, «y salí llorando a la segunda parte». Después la amenazó con denunciarla por, recién salida de la cuarentena y en plena pandemia, renunció a acudir a la llamada de la Sub-23.
La gota que colmó el vaso es cuando dijo públicamente que no acudía con la selección porque estaba valorando otras dos opciones: Estados Unidos, por nacimiento, y Países Bajos, el país de su madre. «Ser seleccionador no le da derecho a mentir», aclaró la jugadora, que sólo jugó a sus ordenes en un amistoso frente a Camerún en 2019.
Su decisión fue unirse a la ‘orange’ en 2022 y desde entonces es fija en el pivote del equipo de Andries Jonker. Tras la eliminación en el Mundial, están centradas «en el reto de ganar al campeón del mundo en su casa». «Somos mejores que en verano», advirtió su entrenador.