La locura de Montjuïc, una remontada que bien le puede valer una Liga al Barça, dejó también espacio para la polémica y la preocupación. Del penalti en el tiempo de descuento sobre Dani Olmo que el VAR aclaró al árbitro, a los insultos racistas que recibió el jugador del Celta Ilaix Moriba -canterano del Barça- y que Claudio Giráldez denunció en sala de prensa.
“Aprovecho para denunciar que Ilaix ha recibido insultos racistas cuando ha sido sustituido. Lo he escuchado yo”, explicó el técnico gallego cuando fue preguntado por la actuación del futbolista formado en las categorías inferiores del Barcelona. El hispano-guineano fue titular contra su exequipo y fue sustituido en el minuto 89 por Hugo Sotelo, cuando, según Giráldez, recibió insultos racistas desde la grada.
Giráldez calificó de “injusto” el resultado “por los remates y ocasiones” que generaron sus jugadores, si bien destacó que su rival fue “muy difícil de contener” cuando buscó la remontada “a base de empuje y talento”. “El Barça es muy poderoso, uno de los mejores equipos del mundo, y sus jugadores son muy difíciles de parar. Hemos tenido muy cerquita poder ganar y es una pena irnos de vacío. Nos ha faltado un poco de madurez y experiencia después del 1-3”, lamentó.
En el Barça había sensación de alivio, pero también de preocupación. No sólo porque tras la derrota en Dortmund al equipo le costara derrotar al Celta, también por la lesión de Robert Lewandowski. El polaco en el minuto 78 por Gavi, después de quejarse de problemas en su pierna izquierda, especialmente en la parte trasera de su rodilla. “El domingo se hará pruebas. Entonces sabremos más”, declaró Hansi Flick en un primer momento, sin poder valorar el alcance o la gravedad de la lesión.
Lewandowski será, al menos, duda para el martes contra el Mallorca, y también pone en cuestión su estado de cara a la final de Copa, el esperado Clásico ante el Real Madrid en el estadio sevillano de La Cartuja, el sábado de la próxima semana.
El Barça es una montaña rusa de sensaciones en estos primeros meses del proyecto Joan Peñarroya, el enésimo intento de enderezar un equipo de capa caída desde hace demasiado tiempo. El domingo, en Gran Canaria, escapó de un embrollo histórico al ganar y mantener vivas sus opciones de disputar la próxima Copa. Le basta con ganar el domingo en el Palau al Bilbao para estar en un torneo al que jamás faltó.
En lo que va de curso, ha vencido un partido más de los que ha perdido (19-18). Y tan pronto parece un colectivo en descomposición que se diluye como un azucarillo en los finales de partido ajustados, como muestra un tremendo poderío. Venía de caer consecutivamente en tres duelos de ACB, pero también de ganar dos a domicilio en Euroliga, nada menos que en las canchas de París y Mónaco. Se analizan las causas de la desesperante irregularidad y, evidentemente, entre las principales, está la lesión tempranera y definitiva de Laprovittola, al que aún no se ha encontrado sustituto pese a intentos fallidos como el de Raulzinho Neto y el polémico con Heurtel, ya fichado por el Leyma Coruña. Y también se buscan culpables, rendimientos no acordes a las expectativas y los sueldos. Y, aunque no es novedad -su temporada pasada ya estuvo por debajo de lo esperado-, ahí sobresale el asunto Willy Hernangómez, algo más que un misterio sin resolver.
El madrileño llegó en el verano de 2023 como fichaje estrella, trofeo desde la NBA (en la que tampoco nunca triunfó) arrebatado al eterno rival. En él se depositaron las esperanzas de reconstrucción, pero también los ahorros. El sueldo de Willy, uno de los motivos por los que el Madrid no entró en la puja por el que fuera su canterano, es de los que obliga a sobreesfuerzo. Por encima de los dos millones de euros, está entre los 10 salarios más altos de la Euroliga. En ACB, sólo Tavares, quien roza los tres por curso (según Eurohoops) después de su renovación, está por encima del internacional español.
Willy, en acción.ACB Photo
Si la temporada pasada el flojísimo rendimiento de Willy acabó por entrar en conflicto con su entrenador, ahora el madrileño parece instalado en un conformismo preocupante. A Roger Grimau le llegó a decir: «No me comas la oreja, que te quedan dos telediarios». «Cuando pasó aquello, pensé en el club. Willy es un jugador franquicia en el que se han gastado mucho dinero. ¿Qué gano apartando a un jugador?», reveló el extécnico a RAC1. Una actitud que Pablo Laso, desde la distancia, tildó de «bastante subnormal» (después pidió perdón al que fuera su pupilo).
Con Peñarroya de momento las aguas parecen en calma en lo disciplinario. A pesar de que Hernangómez no es más que un recurso muy al fondo de su banquillo. Cada vez más, de hecho. El pasado viernes, en Mónaco, el técnico catalán ni le utilizó y eso que Vesely fue baja por lesión (prefirió a Fall y a Metu, que es un ala-pívot, en el cinco). Ayer, en Gran Canaria, con Vesely de vuelta pero sin Fall, lo mismo. Cero minutos y cara de póker con el chándal puesto en el banquillo de Gran Canaria. Y su equipo resurgiendo.
Willy apenas juega un cuarto de hora por partido de media (15:05 en ACB, 14:09 en Euroliga): es la opción 11 de la plantilla para su técnico. Pese a la poca presencia, sigue anotando con soltura, una de sus más destacadas cualidades (7,5 en ACB, 8,5 en Europa) y valorando por encima de la media. Pero, en el caso del madrileño, los números siempre dieron una imagen de él que no es la verdadera. En defensa, en intensidad y concentración, es donde se siguen encontrando tales desajustes que ya parece que son incorregibles camino de los 31 años.
Willy seguirá dejando noches de esas que hacen pensar en lo que podría llegar a ser (hace nada, en París, 23 puntos y 10 rebotes). Y, seguramente, se mantendrá al fondo del banquillo a la espera de la enésima oportunidad. Quizá (o no) acabe entrando en conflicto con Peñarroya. Y su caché, con un año más de contrato, seguirá cayendo mientras su carrera avanza con sólo la selección, allá donde Sergio Scariolo es capaz de sacar lo mejor de él (relanzar sus virtudes, esconder sus defectos), -MVP de un Eurobasket- como el gran sitio de su recreo.
Marcus Slaughter, el carismático pívot del Real Madrid de hace una década, podría haber recibido una orden de arresto por una cuestión de falsedad documental en el caso de los pasaportes de los jugadores extracomunitarios en la ACB.
Al parecer, según ha informado RAC1, esta circunstancia podría afectar a los títulos del conjunto blanco durante el 2015, temporada en la que se produjo el descubrimiento. Ese año, el Real Madrid ganó Liga y Copa.
La prohibición de la ACB a los equipos de jugar con más de dos jugadores extracomunitarios llevó al alapívot a competir con un pasaporte ecuatoguineano. Este hecho, según el Acuerdo Cotonou vigente desde principios de siglo, permitía al deportista no ocupar plaza de extranjero.
Lo llamativo de esa historia es que había otro jugador en el campeonato que también disputaba los torneos ACB con un documento ecuatoguineano. Se trata de Andy Panko, pívot del CB Fuenlabrada. El problema para ambos es que compartían el mismo número de documento.
Además del número de pasaporte, que se obtuvo en el consulado de Guinea Ecuatorial en Las Palmas de Gran Canaria, ambos jugadores también compartían agencia de representación, Beobasket, propiedad de Misko Raznatovic. Ninguno estuvo la siguente temporada en la Liga Endesa.
Panko no necesitó el beneficio de jugar como comunitario en el Fuenlabrada ya que había plazas para alinearle. Sin embargo, Slaughter sí que necesitaba esa condición al contar el Real Madrid aquel año con Gustavo Ayón y Facundo Campazzo como jugadores extracomunitarios.
Según RAC1, si el juicio oral determina la culpabilidad del jugador, el Real Madrid podría perder la Liga Endesa 2014-15 y la Copa del Rey que conquistó frente al Barcelona, que está personado como acusación particular del juicio.
Seguro que alguno de los haters del LIV Golf, de los que llaman traidor a Jon Rahm detrás de un teclado, estuvo camuflado con la gorra de los Legion XIII este sábado en Valderrama entre los miles de espectadores. Y es que el concepto del golf por equipos va poco a poco calando en este deporte tan individualista. El Real Club de Golf de Valderrama era el sábado un escaparate del caro merchandising oficial. Los hay como el pequeño Romeo, que exhibe con orgullo el León del equipo de Rahm con la esperanza de conseguir la firma del de Barrika, o el caso de Rose, una inglesa afincada en Marbella con el logotipo de los Crushers simplemente porque el dibujo de la gorra le gustó y quiere protegerse del verano gaditano. "Igual que yo crecí queriendo ser jugador del Atleti, de hecho, lo sigo queriendo aunque sea imposible, espero que en el futuro haya niños que quieran jugar en Legion XIII", comentaba el capitán español que, en su multimillonario acuerdo, tiene un porcentaje de su equipo.
Jon Rahm atacó con fuerza otro día tenso, esta vez con menos viento, pero en una nueva nueva jornada que refrenda a Valderrama como 'campazo'. Terminó con menos dos, aunque con el mal sabor de boca de un bogey en el par cinco hoyo cuatro tras enviar una bola al agua. El putt de par se escapaba por la derecha del hoyo, al igual que un exabrupto en forma de blasfemia de la boca del jugador, que provocó el silencio del respetable. "Es frustrante, se acumula todo..., me he dejado varios golpes esta semana en pares cinco con bolas al agua", confesaba Rahm, que afrontará el último día desde el par a siete golpes del líder.
Toda la presión del tee de hoyo uno fue hoy para Eugenio López Chacarra, con algunas caras conocidas como testigo. Se dejaron ver por Sotogrande el futbolista Marcos Alonso, el televisivo cocinero Carlos Arguiñano, Dani Garcia, que siguió a Phil Mickelson y al que regaló una buena colección de botellas de aceite de oliva, la capitana de la Solheim Cup, Suzann Pettersen, o el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida.
"Ha sido un fallo tonto"
Bajó el pegajoso tema de Quevedo y Bizarrap, que anima a quedarse porque 'las noches sin ti duelen', Chacarra pegó un híbrido perfecto que terminó en el centro de la calle. La explosión del golpe coincidió con los humos de los colores de los Fireballs, que envuelven el tee del primer hoyo y con una decena de niños que, estratégicamente colocados agitando la bandera de España, pedían autógrafos a Greg Norman, sin tener mucha idea de quién es ese señor.
El LIV Golf tiene muy claro que su concepto es el espectáculo. Aunque a las primeras de cambio Valderrama zarandeó a Chacarra con un doblebogey en el primer hoyo tras no acertar a sacar la bola del búnker. "Ha sido un fallo tonto, pero he sabido jugar golpe a golpe". Tocado pero no hundido, el madrileño hizo lo más complicado, resetear y cargarse de paciencia para volver a construir una ronda muy meritoria: 72 golpes, más uno del campo para mantenerse con menos dos en una concurrida tercera posición y a cinco golpes del indio AnirbanLahiri.
Solo 10 jugadores concluyeron bajo el par tras 36 hoyos, teniendo hoy unas condiciones buenas de golf. Un top ten tan variopinto donde confluyen el doble ganador este año de majorsseniors, Richard Bland, con 51 años o el ganador del US OpenBryson DeChambeau, que hoy firmó 67 golpes. Y cuidado porque este recorrido inspira a ganadores del US Open como hizo en el pasado con Grame McDowell o Matt Fitzpatrick. "Tiene sentido", afirmaba ante el dato DeChambeau. Martin Kaymer, el único loca, que vive en la zona y es socio de Valderrama, también se mantiene bajo el par.
García se descuelga
La ronda del día de 66 golpes le ha servido a Lahiri para alcanzar el liderato con siete golpes bajo el par con una escandalosa exhibición sobre los rapidísimos green de Valderrama. García jugó sobre par y su resultado, salvo milagro, le descuelga de la pelea, mientras que David Puig se reconcilió con su golf con una tarjeta de menos tres.
Con estos marcadores, los Crushers GC mantienen de momento el liderato por equipos con cuatro golpes de ventaja sobre los Fireballs GC de García.