La España de las goleadas es también la España de las bajas. Inocuas en esta fácil travesía hacia el Mundial, con Luis de la Fuente atracado en la isla del tesoro, dada la abundancia y calidad a su alcance, y pequeños rivales que zozobran como piraguas al paso de la nave española. La tendencia, sin embargo, es fea, porque erosiona la figura del seleccionador, desenfocado en la explicación del caso Lamine Yamal, y plantea el interrogante de quién debe dosificar a los jugadores. La respuesta es que todos, pero la realidad es que pertenecen a los clubes, y eso debe ser manejado con sensibilidad por parte de la Federación. De lo contrario llegarán las trampas y las bajas de mentirijilla, y en eso quien más perderá es España.
Ahora no representa un peligro, porque después de la victoria, ayer, ante Bulgaria, la selección está virtualmente en el Mundial. Los futbolistas, además, quieren estar en este equipo, campeón de Europa y entre los favoritos para el gran torneo. Pero la situación puede crear agravios, malestar entre los clubes, sus entrenadores y sus aficionados, y contaminar la atmósfera. El pulso entre De la Fuente y Hansi Flick es incómodo para los internacionales azulgrana. Para afrontar un Mundial se necesita todo: el gol, el juego, la lluvia y el viento.
El Barça es el que más protesta porque es el que más jugadores aporta, y porque en el ‘affaire’ de Lamine Yamal una parte de razón le asistía. Con la nómina de lesionados que tiene, a la que se ha unido Lewandowski, caído con Polonia, Flick cruzaba los dedos con la hora de Pedri en Valladolid. Después de la polémica y de no estar Lamine Yamal en esta ventana tras confirmarse su lesión, ha sido llamativa la fuga de jugadores, Huijsen, Dani Olmo o Ferran Torres, unos con más molestias y otros con menos. Lo mismo que la ausencia de Nico Williams, lesionado con España en septiembre, pero disponible para el Athletic antes de este nuevo turno de selecciones.
La utilización de los internacionales debe partir, pues, de un cálculo de dificultad-riesgo. Por supuesto que pueden lesionarse en sus clubes como con la selección, como dijo De la Fuente, pero para los primeros no sólo significa la pérdida de una pieza en el terreno de juego, también la depreciación de un activo. Conviene no olvidarlo.