Fue el festejo más grande de la historia del país: nunca antes Argentina había visto tanta gente en las calles y tanta alegría compartida. Desahogo catártico, felicidad sin límites, el tercer título mundial de la selección de fútbol convirtió además a Lionel Messi en un ídolo indiscutido y envió al desván de los recuerdos la insistente comparación con Diego Maradona.
“¡Gracias, Leo, gracias, Messi!”. El grito se repetía en la Avenida 9 de Julio, una gigantesca arteria que conecta el norte y el sur de Buenos Aires y que los argentinos presentan como la más ancha del mundo. Lo interesante de ese agradecimiento al ex jugador del Barcelona fue que sus mayores fans son jóvenes, niños y adolescentes que no están bajo el influjo maradoniano y viven maravillados el hecho de ser campeones del mundo.
Para saber más
En el inicio del lunes, los festejos se calmaron en Buenos Aires y el resto de las ciudades del país, a la espera de la llegada de la selección en la noche del lunes. Pero entre la tarde del domingo y la madrugada del lunes, dos millones de personas tomaron las calles de la capital argentina, con epicentro en el Obelisco, el emblemático monumento en pleno centro de la ciudad.
Los títulos en Argentina 78 y México 86 generaron una conmoción popular, pero no festejos de la envergadura de los vividos esta vez. Fueron, además, festejos alegres, sin violencia.
Por la cornisa del Obelisco
La anécdota fue que un hombre subió hasta la punta del Obelisco y se paseó por la cornisa, a 678 metros de altura, para tomarse una selfie.
La tragedia llegó en Bahía Blanca, 700 kilómetros al sur de Buenos Aires. Allí, un hombre murió ahorcado con la bandera argentina que llevaba anudada al cuello cuando parte de ella se introdujo en las ruedas de su motocicleta.
La duda pasa por qué hará la selección una vez que esté en la Argentina. Si en 1986 la Argentina de Maradona celebró en el emblemático balcón de la Casa Rosada, sobre la Plaza de Mayo, esta vez las cosas podrían ser diferentes: los medios locales insisten en que los jugadores quieren despolitizar el festejo, por lo que ir a la Casa Rosada podría no ser una opción. Los festejos están previstos para el martes.
Entretanto, el perfil positivo de la selección y de Messi contribuyó a que el habitual resquemor hacia los argentinos se diluyera: en la final, chilenos, brasileños, uruguayos y otros vecinos de la región apoyaron mayoritariamente a la albiceleste, que devolvió al fútbol sudamericano a lo más alto de la Copa del Mundo, algo que no sucedía desde el título de Brasil en Corea/Japón 2002.
EFE
Querétaro (México)
Actualizado Martes,
30
mayo
2023
-
08:39Fuentes locales indican que murió después de contraer un virus no identificadoJavier Yacuzzi.Twitter:...
Faustino Oro, un niño argentino de diez años, acaba de lograr en Barcelona el título de maestro internacional de ajedrez. Es el más joven de la historia. A su edad, Magnus Carlsen ni siquiera aparecía en la clasificación de la Federación Internacional. Nadie sabe si Fausti seguirá sus pasos y se convertirá en campeón del mundo, pero pocos dudan de su descomunal talento. En el último año ha jugado contra once grandes maestros y no ha sido derrotado por ninguno. Tres de ellos mordieron el polvo.
Las últimas semanas han sido de gran tensión por la inminencia de un récord al que todos trataban de restar trascendencia. Alejandro Oro, padre del fenómeno, comentaba justo este sábado: "Estamos muy ansiosos, pero en estos momentos es importante mantener la calma". Esa tranquilidad siempre ha sido una de las mayores virtudes que le han transmitido a Faustino sus padres, que además hicieron el sacrificio de abandonar su casa y sus trabajos para venirse a España en busca de un sueño, el sueño de un niño que quiere ser campeón del mundo. «Le debíamos esa oportunidad», explica sereno Alejandro, que vio clara una jugada que a muchos les pareció descabellada.
Su última partida no fue nada fácil. El maestro internacional chileno Fernando Valenzuela aspiraba a ganar el torneo en Barcelona y salió dispuesto a aguarle la fiesta. Faustino tuvo que defenderse, con negras, pero encontró el plan correcto, nada sencillo, con una madurez asombrosa. Ahora que es MI, el siguiente paso para Faustino Oro será llegar a GM (gran maestro), el título más alto posible para un ajedrecista. Tiene un año y medio para hacerlo además con otro récord de precocidad.
El pequeño Oro es un niño risueño y locuaz, la antítesis del tópico. Nacido para arrasar en los tableros, se inició en el ajedrez un poco por casualidad, precisamente porque Romina, su madre, estaba harta de que destrozara el apartamento de Buenos Aires con la pelota, en los meses del confinamiento. Todo esto lo contaban hace poco más de un año en una entrevista para EL MUNDO, la primera que daba el chico fuera de Argentina.
Alejandro, su padre, relataba que lo apuntó a Chess.com para tratar de salvar la integridad de la vivienda. Mientras Fausti comprendía los secretos del juego a una velocidad nunca vista, sus padres aún ignoraban que pronto se vendrían a vivir al municipio barcelonés de Badalona. Aunque lo llaman el Messi del ajedrez, a nadie se le escapa que el salto tiene más mérito con un hijo no futbolero y, por tanto, con mucha menos plata a la vista, en el mejor de los casos.
El ajedrez, a cambio, es un campo idóneo para el surgimiento de niños prodigio... y para su posterior abandono. En España tuvimos a Arturito Pomar, protagonista recurrente del NO-DO franquista, que llegó a gran maestro pero no pudo dejar su trabajo como cartero. El ajedrez en español sueña ahora con haber encontrado al nuevo Capablanca, aquel genio cubano que fue campeón del mundo entre 1921 y 1927.
Oro tiene una ventaja sobre el malogrado genio español: cinco empresarios, por el momento anónimos, acaban de ofrecer su apoyo para sufragar los gastos que suponen los viajes y los entrenadores. Se acaba así con la incertidumbre económica. Faustino tiene ahora cinco profesores, cada uno especializado en un área del juego. Es otra jugada sin precedentes que algunos consideran excesiva, aunque nunca se ha probado antes con un ajedrecista tan joven.
Un título en tres asaltos
Para llegar a maestro internacional (y algo parecido ocurre para ser gran maestro) hay que conseguir actuaciones brillantes, tres 'normas', en tres torneos distintos. No sirve cualquier pachanga; deben cumplir unos requisitos mínimos. Faustino Oro hizo la primera muesca en la Patagonia, cuando aún tenía nueve años. En 2024 logró la segunda, en el Campeonato Continental de las Américas, donde impresionó al quedar en octavo, empatado a puntos con el segundo e invicto.
Este mes de junio, jugó en Madrid otro torneo en el que tampoco conoció la derrota, pero le faltó medio punto para la tercera 'norma', que ahora ha amarrado en Barcelona. Si se hubiera demorado, no habría superado el récord del estadounidense Abhimanyu Mishra, MI con 10 años, 9 meses y 3 días. Faustino lo supera por poco: 10 años, 8 meses y 16 días.
El torneo de Barcelona era la última bala para escribir esta página de la historia. El pequeño Oro se lanzó a por ella desde la primera partida. Necesitaba al menos cuatro victorias. Empezó a lo grande, con tres seguidas. Luego se tomó un respiro con dos tablas y entonces consiguió su cuarto triunfo. Ya 'solo' necesitaba tres empates más para convertirse en MI. En ese escenario muchos pierden la calma, pero Fausti está hecho de otra pasta.
Un buen sistema nervioso no es la única virtud que señalan los expertos. Faustino Oro aprende a toda velocidad, algo normal a su edad, pero además tiene un instinto sobrenatural. Los niños prodigio suelen ser monstruos del cálculo. El argentino le añade algo que requiere experiencia, el sentido posicional. Tomás Sosa, uno de sus entrenadores, asegura que sabe dónde colocar las piezas de forma "casi mágica".
El pequeño prestidigitador ya ha hecho desaparecer muchos temores a su alrededor. ¿Soportará la presión mientras sigue creciendo? Sus padres y sus abuelos, que lo acompañaron en Madrid, dan la sensación de que el entorno es el correcto. Él mismo disfruta como el niño que es: "No siento presión con el ajedrez, me gusta". Eso sí, sus metas son tan altas y nada secretas que no quiere perder el tiempo con campeonatos del mundo sub 10, sub 12 ni sub nada: "Ahí solo juegan los críos", dice muy serio. De lo que no se librará a partir de septiembre es de volver al colegio.