Pasaban ya unos minutos de la siete y media de la tarde del martes cuando las legiones de patronos abandonaban Augusta National, cargados con las bolsas de la tienda. Cada segundo se gastan 277 dólares en la carpa de Mechandaising del Masters, cada jornada la cifra asciende a 10 millones de dólares en recuerdos del evento más especial del golf.
De fondo, en la escena del peregrinaje de salida de los espectadores, se encienden las luces del campo de prácticas, parecía que nadie quedaba ya en Augusta National, excepto los 33 campeones que en ese mismo momento están comenzado con la cena cortesía de Jon Rahm. Mientras tanto, bajo las sombras ya de la noche, la silueta de Bryson DeChambeau se distingue en la cancha de prácticas.
El trabajo renta, y Bryson ha preparado a conciencia esta cita, así se justifican los 65 golpes (-7) con los que Bryson DeChambeau lidera el Masters de Augusta tras los primeros 18 hoyos. Un día precioso de Masters pese a las dos horas y media de retraso por la lluvia acumulada durante la noche, “se ha notado mucho en los greenes, no estaban tan rápidos y duros como en los días previos”, se desahoga José María Olazábal tras terminar con 77 golpes +5, perdido en la tabla clasificatoria. No fue un buen día para el golf español que tan buena medida tiene de la chaqueta verde, ninguno de nuestros representantes pudo acercarse a la punta del torneo, incluido el campeón defensor, que cerró el día a ocho golpes de DeChambeau.
No basta con jugar bien para hacerle a este campo ocho birdies, cinco de ellos en los últimos siete hoyos y en las condiciones más ventosas de toda la semana. Bryson DeChambeau es uno de los 13 jugadores del LIV Golf, y mezclado con el público, transitaba Greg Norman, con sus entradas compradas en la reventa sacando pecho. “Sí es verdad, mi padre ha tenido que pagar por una entrada en el mercado secundario, al denegarle la solicitud que hizo por los cauces habituales profesionales”, afirmaba el hijo de la cabeza visible del LIV Golf en redes sociales.
A un golpe de Bryson, posiblemente son más estratosféricos los 66 golpes del número uno Scottie Scheffler, los fraguó en medio de un auténtico vendaval, de esos en los que la arena se escapa de los bunkers y las gorras y sombreros sobrevolaban descontroladas Augusta National. Completa el podio el inglés Danny Willet ganador también aquí, en su primer torneo siete meses después de su último evento y tras una operación delicada.
No pierde detalle de la vuelta de Rahm una socia muy especial de Augusta National, Ana Patricia Botín, la única española y una de las pocas mujeres con ese privilegio, aunque conlleve los sudores de tener que llevar la chaqueta verde en una tarde calurosa como la de hoy.
Rahm estrena esta semana además logotipo de uno de los bancos del Grupo Santander, después de la paralización del contrato que estaba en vigor con su marcha al LIV, las dos partes han vuelto a entenderse y el banco español no solo patrocinará a Rahm sino a todo su equipo Legion XIII. La primera empresa española que entra en el LIV Golf .
Rahm, sin embargo, no pudo celebrarlo como hubiera deseado y tuvo que conformarse con 73 golpes (+1) que marca su cuarto peor comienzo de Masters de los ocho que lleva disputados. El campeón defensor jugó más o menos ordenado en los primeros nueve hoyos, donde pasó con -2 empatado en la quinta posición, pero comenzarían entonces las sensaciones más incómodas del día, bogey en el 10, par salvado en el 11 con mucha suerte, no aprovechó ni 13 ni 15 para hacer el birdie y tropezó en el 14, 17 y 18. Su único birdie llegaría en el hoyo 16.
“Lo que más he tenido que mejorar ha sido no hacer los tripateos. Ha sido mala suerte y jugar mal”, decía en referencia a los hoyo 4 y 17 donde hizo bogey con tres putts. “Estoy lejos pero queda mucho”, concluía el español, con una oda siempre a la esperanza, aunque las sensaciones son muy diferentes a otras gestas.
Antes Sergio García y su outfit verde y amarillo intenso (un homenaje fallido al Masters) reconocible desde casi cualquier parte del campo, había sido capaz de levantar un +3, para terminar al par, dejándose incluso opciones de birdie en los hoyos 17 y 18. “Estoy como si hubiera estado 12 rondas con Mike Tyson en un cuadrilátero. He tenido fortuna de meter el putt del 13 (desde 18 metros), pero he acabado los últimos siete hoyos como un zombie. Mi cuerpo estaba aquí pero mi mente estaba en otro sitio, no sé ni cómo lo he conseguido. No es una cuestión física ni mental, es un sentimiento de aquí, cosa de Augusta”, vuelven los fantasmas en una semana de amores y odios para el golfista de Borriol.
Tiger Woods seguía enfrascado en una lucha interesante con el viento y Augusta, de momento victorioso con un parcial de -1 en los primeros diez hoyos.