Rally Dakar
El piloto español, parapléjico desde 2009, disputará este 2024 su edición número 19 del rally Dakar
En la antigua Roma, los primeros grandes ídolos de la velocidad se jugaban la vida compitiendo con unos carruajes en los que la potencia la daban hasta diez caballos. Las múltiples versiones del clásico Ben-Hur que han llegado al cine tenían uno de sus puntos culminantes en ese momento en que el héroe y el villano competían entre sí al mando de sendas cuadrigas, carros tirados en este caso por cuatro caballos desbocados a los que trataban de controlar con firmeza y acierto únicamente con sus manos.
En la próxima edición del Dakar, que se disputará entre el 5 y el 19 de enero, Isidre Esteve (Oliana, 1972) asumirá otra vez el reto de controlar también así, solo con sus manos, más de 400. De potencia, en este caso, a los mandos de un Toyota Hilux T1 plus con el que, al lado de su inseparable copiloto y mecánico, Txema Villalobos, se enfrentará a una prueba a la que llega siempre con la ilusión de un principiante. Sean cuáles sean los retos.
«Creo que es la edición más radical que nos han presentado desde que la carrera se disputa en Arabia Saudí», asegura, antes de embarcarse en la que será la decimonovena ocasión en que se enfrenta a una prueba en la que la velocidad, la navegación y la resistencia son factores clave para todos los pilotos, sea cual sea el puesto en el que logren culminarla.
“Lo he normalizado”
Llegar a la meta, en sí, es un éxito en absoluto desdeñable, a pesar de que, en su caso, cómo no, aspira a estar, por lo menos, entre los 20 primeros. «Si puede ser más cerca del décimo que del vigésimo, pues mucho mejor», reitera. «Llegamos muy bien al Dakar 2024. Contamos con un año más de experiencia con el coche, y eso nos ha permitido cambiar ciertas cosas, para estar mejor a bordo y a su vez ser más competitivos», explica.
En su caso, el reto es doble: competir en una de las carreras más duras del mundo y hacerlo controlando el coche únicamente con las manos. Un grave accidente sufrido en la Baja Almanzora, hace ya más de 16 años, le obligó a despedirse de su primera gran pasión en el mundo de la velocidad, las motos, y le condenó a verse irremediablemente unido a una silla de ruedas.
La perspectiva de volver a competir fue uno de sus salvavidas. Por eso, lo que muchos verían como una losa pesadísima es para él única y exclusivamente parte de su realidad como deportista. «Yo lo he normalizado, pero, naturalmente, llevar el coche así es más difícil. Poder usar los pies lo haría más sencillo, pero nunca me paro a pensar en las complicaciones. Es mi forma de conducir, y ya está, no pasa nada. Lo importante son las ganas y estoy contento de poder salir cada día sabiendo que, al final, estaremos en la misma clasificación que el resto».
“Tampoco será para tanto”
Al acabar cada etapa, debe dedicarle también bastante tiempo a la recuperación. Un aspecto en el que su esposa, Lidia, resulta vital. «Nos conocemos perfectamente, sabe qué dificultades tengo y cómo hemos de trabajar cada día», explica un Isidre Esteve que destaca también la importancia de la memoria muscular. «Muchas veces, cuando me preguntan por las dificultades, pienso “¡ostras, tampoco será para tanto!”, porque es mi día a día y a mí no me lo parecen», insiste con una sonrisa.
«Lo que me motiva mucho es que haya un Dakar que sea muy exigente. El empty quarter de la pasada edición ya nos gustó mucho, pero pensamos que había muy pocos kilómetros cada día, y esta vez tendremos un empty quarter de verdad, también con esta especial de 48 horas, una etapa maratón con 300 kilómetros cada día. Valoro muchísimo que la organización nos dé flexibilidad y seguridad para ofrecer una etapa en las dunas en la que todo el mundo podrá obtener el partido que sea capaz de sacarle», valora.
En esta ocasión, el qatarí Nasser Al-Attiyah, vencedor de las últimas dos ediciones, ya no competirá a los mandos de un Toyota que se ha mostrado como un vehículo terriblemente competitivo en el desierto. Las posturas cada vez más alejadas con la marca japonesa culminaron en una más que sonada ruptura. Y ese no será el único de los alicientes de una edición que Isidre Esteve prevé muy rompedora.
«El Dakar 2024 va a marcar un gran cambio. Llega una nueva generación, de pilotos muy jóvenes, Nasser se ha marchado a BRX, en 2025 competirá con Dacia y entonces creo que el equipo no será muy diferente. Habrá que estar pendientes de ver qué es lo que traen», reitera un piloto al que, por el momento, ni se le pasa por la cabeza la idea de retirarse. Ni siquiera, de hecho, se ha planteado qué hará exactamente cuando llegue el momento. «De lo que estoy seguro es de que voy a pelear cada día para continuar haciendo lo que más me gusta, ya sea dentro del mundo de las carreras y la competición o fuera de él. Me gusta vivir el presente a tope. Disfruto de lo que tenemos ahora, un equipo muy competitivo, con gente maravillosa e intentamos disfrutar al máximo cada instante», concluye.