Hugo González no hizo triplete. No alcanzó, en los 50 espalda, otra medalla tras la dorada en los 200 y la plateada en los 100. No es Hugo el más relampagueante en la salida. Una desventaja en prueba tan corta. Incluso así, nadó de modo magnífico y terminó en sexta posición con 24.77. En la cima del podio, el australiano Isaac Cooper con 24.13, bastante por delante del estadounidense Hunter Armstrong (24.33). El bronce, para el polaco Ksawery Masiuk (24.44).
Esos 50 espalda abrieron en Doha la última jornada de un Campeonato de un alto nivel global. Lógico, tratándose de un Mundial. En la penúltima prueba del día y del certamen, Hugo abrió la actuación del equipo de los relevos 4×100 estilos. Realizó un gran tramo. Carles Coll aguantó como pudo en la braza. Mario Mollà remontó en la mariposa y Sergio de Celís, en el libre, bastante hizo con no ceder mucho terreno.
España (3:33.20), sexta, saltó a la quinta plaza a causa de la descalificación de Polonia. El equipo ya está clasificado para los Juegos de París. El 4×100 libre y el 4×200 libre figuran entre los 16 conjuntos exigidos por el ránking, pero al menos dos de sus componentes deberán haber realizado la mínima individual. Ya veremos… Hugo en tres pruebas (100 y 200 espalda, y 200 estilos), Mollà en los 100 mariposa y Carlos Garach en los 800 libre también serán de la partida.
Si Simona Quadarella se llevó días atrás las dos pruebas femeninas de fondo, los 800 y los 1.500 (libre), el irlandés Daniel Wiffen (14:34.07) hizo lo propio completando con los 1.500 una actuación sobresaliente. Como las de Sarah Sjöström y Ruta Meilutyte. La sueca se llevó los 50 libre con 23.69. Un “marcón” en una prueba de gran nivel en la que Kate Douglass (23.91) rompió también la barrera de los 24 segundos y, de paso, el récord estadounidense. Asimismo, la polaca Katarzyna Wasick, una treintañera como Sjöström, bajó de los 24 segundos (23.95).
La lituana arrambló con los 50 braza con 29.40. Otro gran registro. No en balde, como Sarah, es la plusmarquista mundial. Flojos, en cambio, acusando especialmente las ausencias, los 4:09.72 del neozelandés Lewis Clareburt en los 400 estilos. Tampoco la misma prueba femenina fue para tirar cohetes en la victoria de la británica Freya Colbert (4:37.14). El público qatarí abucheó a la israelí de plata Anastasia Gorbenko.
España culminó, sin alardes, un buen Campeonato. El evento echó de menos a algunos grandes nombres y, como en los últimos tiempos, la ausencia rusa siguió relativizando, en mayor o menor medida, no pocos resultados del deporte mundial, no sólo de la natación. Pero Qatar no estaba en absoluto huérfano de estrellas. Un Mundial, repetimos, siempre es un Mundial.
Hugo González soportó prácticamente en solitario nuestro andamiaje. Sin embargo, ayudándolo, Mario Mollà accedió a las finales de los 50 y los 100 mariposa. Y, puestos a reconocerle méritos, no cerró la clasificación. Fue sexto en los 50 y séptimo en los 100. Volviendo a los relevos, el 4×200 libre batió el récord nacional; y Luis Domínguez y César Castro, en sus tramos, los primados individuales.
Estados Unidos, con 20 recompensas, ocho de ellas de oro, encabezó el medallero. La gran noticia del Campeonato, y por la que será recordado, residió en el récord del mundo de los 100 libre, establecido en la primera posta de los relevos 4×100. El fenómeno chino Zhanle Pan (46.81) subió en vida a los cielos partiendo desde las aguas.