«Habíamos apuntado esta fecha en nuestro calendario. Hoy es el mejor día de mi vida». Las palabras de Chefo Basterra, uno de los héroes de la victoria ante Bélgica (3-2), compendiaban las emociones del hockey masculino español, en la lucha por una medalla olímpica por primera vez en 16 años. A tres minutos para el final, Marc Miralles anotó ayer el gol que suponía la revancha contra su verdugo en los Juegos de Tokio. El vigente campeón olímpico, el equipo más regular de la última década, el mismo que les tumbó en los siete últimos precedentes. «Hoy celebramos y mañana veremos cómo ganar el próximo», advirtió Miralles. El adversario será Holanda.
La heroicidad en el Stade Yves-du-Manoir llegó ayer de la mano de la agonía, merced a una provindencial intervención de Luis Calzado. Con el tiempo cumplido y los españoles festejando el triunfo, el cuarteto arbitral -formado por dos holandeses, un argentino y un indio- aceptaron la reclamación de Bélgica, que aún dispuso de una opción postrera de penalti córner. «Esa parada ha sido el pasito extra que nos faltaba», admitió el seleccionador Max Caldas.
El técnico argentino ha liderado la reconstrucción desde 2021, cuando la derrota frente a Bélgica en cuartos (3-1) desencadenó el fin del ciclo de Fred Soye en el banquillo y el adiós de referentes del vestuario como Pau Quemada, David Alegre o Quico Cortés. Desde entonces, los RedSticks sólo pudieron acabar sextos en el Europeo 2023, lo que les obligaría a sellar su billete para París en el Preolímpico de Valencia. No llegaban como favoritos al podio, pero ahora se ven a un triunfo de la medalla. Sería la quinta, tras las platas de Pekín 2008, Atlanta 1996, Moscú 1980 y el bronce de Roma 1960.
Sin complejos
«Hemos jugado contra muchos equipos a priori mejores y les hemos sabido dominar con la bola. Nuestra tarea pendiente suelen ser algunas desconexiones en momentos puntuales que nos cuestan goles», admitió el capitán Miralles. La primera fase, cerrada con dos victorias ante Alemania (2-0) y Sudáfrica (3-0), un empate frente a Francia (3-3) y dos tropiezos contra Gran Bretaña (0-4) y Holanda (3-5), evidenciaron las virtudes y defectos de un grupo joven y sin complejos, pero aún con cierto vértigo en los momentos de la verdad.
Desde luego, España necesita seguir creciendo para seguir la senda de aquel equipazo de Maurits Hendriks que sólo tuvo que inclinarse ante Alemania en la final de los Juegos de Pekín (1-0). Sin embargo, el octavo puesto en el ránking de la Federación Internacional (FIH) tampoco explica por sí mismo su poso competitivo. «Este vestuario sabe que ha hecho historia, pero no quiere que se acabe aquí y quiere una medalla», valoró Marc Reyné, autor del 1-2 frente a un rival plagado de jugadores con dos medallas olímpicas en su palmarés.
El siguiente escalón, por supuesto, se antoja extremadamente complicado. Holanda se quitó ayer de encima a Australia (2-0) con goles de Duco Telgenkamp y Thijs van Dam tras el descanso. Después de seis partidos en París, la vigente campeona europea sólo ha cedido un empate frente a Gran Bretaña (2-2). Hace sólo tres días, España llegó a dominar 2-1 a la Oranje antes de ceder frente a su gran verticalidad (3-5).