Real Madrid 130-126 Anadolu Efes
El Real Madrid y el Anadolu Efes disputaron un encuentro inolvidable que se decidió tras cuatro prórrogas, algo nunca visto antes en la Euroliga, y en el que resultó decisiva la actuación estelar del bosnio Dzanan Musa (40 puntos, 8 asistencias y 2 rebotes)
Ocurrió de todo. Fueron tantas las acciones asombrosas que deparó la noche de Reyes en el WiZink que resulta imposible elegir una. Se disputaron sesenta minutos de baloncesto frenético, de alternativas en el marcador, de canastas para el recuerdo. Ambos oponentes se vieron vencedores y se supieron vencidos y en más de una ocasión. Finalmente, fue el Real Madrid el triunfador de la batalla infinita ante un bravísimo Anadolu Efes. [130-126: Narración y estadísticas]
Resultó conmovedor comprobar el esfuerzo de los protagonistas, como enredados en una tela de araña, como si el destino se hubiera propuesto que el partido nunca iba a terminar. Nunca en la historia de la Euroliga se habían disputado tres prórrogas, pero en el Palacio había espacio hasta para una cuarta. Más de tres horas de épica en las que, por ejemplo, Dzanan Musa se fue a los 40 puntos (45 de valoración), Mario Hezonja lanzó 17 triples (y anotó siete, algunos decisivos), Shane Larkin disputó más de 53 minutos (33 puntos y nueve asistencias) y entre ambos equipos anotaron 256 puntos, récord de la competición. Tantos detalles, tantos registros, tantas polémicas (y revisiones) que depararon una noche imborrable.
Acudía el Madrid de caer en el Palau y el Efes de hacer lo propio en Valencia, incapaz de levantar cabeza quien hace no tanto reinaba en Europa. Pero poco les importaron los precedentes a ambos. Los de Chus Mateo pronto comprobaron que los habituales mecanismos no fluían como siempre, cómo no entraban los lanzamientos ni brillaba la frescura. Y los turcos se encontraban cómodos en el WiZink, haciendo daño en el rebote ofensivo pese al retorno de Yabusele. El despegue de los de Estambul llegó en la segunda mitad, a base de triples y la electricidad de Larkin, precioso su duelo de guiños y unos contra uno a mil por hora contra Campazzo. Un parcial de 5-17 para poner una peligrosa ventaja (43-53) visitante.
El Madrid, ya con Musa desatado, logró levantar ese primer apuro. Avanzó la cosa con una igualdad ya insoportable y Larkin tuvo la última para ganar, aunque bien cerca estaba Causeur, otro de los grandes nombres propios de la noche. Por su defensa y por su triple en la segunda prórroga, la más increíble de todas. Ahí llegó lo más inaudito, cuando el Madrid, exhausto, consiguió levantar nueve puntos (93-102) en poco más de dos minutos, con un canastón de Hezonja. En la primera, el croata, completamente liberado, había fallado a pase de Llull sobre la bocina (antes, Mateo optó por hacer falta y no dejar al Efes la última), en cinco minutos que vieron hasta dos técnicas en contra de los blancos.
De repente, un extraño llamado Oturu -como antes lo había sido Daum– había intentado ser protagonista y Tavares (20 puntos, 12 rebotes, cuatro tapones) avanzaba entre golpes y batalla. Un mate suyo propició el cuarto tiempo extra. Y el definitivo. Llegaron los primeros expulsados, entre ellos Campazzo, pero el Madrid no iba a dejar pasar la oportunidad. Eran ya como dos púgiles en una pelea callejera. El Efes no dio para más. Musa y Hezonja (17 de los 31 puntos del croata en las cuatro prórrogas).llegaron con la puntilla y el WiZink se frotó los ojos. Acababa de ver una noche para todos los tiempos. El elegante abrazo final entre Chus Mateo y Erdem Can así lo atestiguaba.