Valencia 3 – Villarreal 1
El equipo de Marcelino sale goleado de Mestalla en un partido dominado por el Valencia, que se adelantó en el minuto 3 gracias a Yaremchuk (3-1).
El Valencia tiene una melodía pegadiza que a Mestalla le suena a sinfonía gloriosa. Es un equipo joven de apariencia inexperto que Rubén Baraja está forjando a martillazos como en una siderurgia alemana bajo un patrón del que nunca se olvidan. No es un milagro, es el realismo, que se traduce en los mejores resultados que es capaz de lograr. [Narración y estadísticas (3-1)]
No había tenido este Valencia que no afloja sus dentelladas un partido tan cómodo como el que le propuso el Villarreal. Los 44.973 espectadores que vistieron las gradas ante un prometedor derbi entendieron en apenas diez minutos el porqué de las penurias que mantienen al conjunto amarillo en una situación tan delicada. Ni Marcelino ha conseguido hacer despertar a un once que igual aparenta indolencia que incapacidad. Tembloroso y desacertado, fue una sombra persiguiendo a los jugadores de blanquinegros, que impusieron un ritmo aturdidor que les terminó de descoser.
Gayà volvió para demostrar que Mestalla es su patio, que los galones no sólo los luce en el brazalete y que es capaz de él solito descuajaringar a todo un equipo. Porque lo hizo buscando la espalda de un sufridor Altimira que, sin la ayuda de Akhomach, no podía con el capitán. A la espalda se le coló con un telegrafiado pase desde la defensa de Pepelu que cazó el capitán a la carrera y le sirvió el gol Yaremchuk. Hasta se permitió adornarse con otra asistencia al gigante ucraniano en el corazón del área mirando a la grada.
Lesión de Albiol
El golpe aturdió al Villarreal, lo mandó a las cuerdas pero no a la lona. El Valencia que no se había arrimado al área en los últimos partidos se esfumó. Llegaba a Jörgensen con comodidad y tenía el control absoluto de la pelota, que ni olían Parejo y Capoue, una pareja diesel que juega al trantrán. Baraja apostó por Guillamón para contenerlos y se bastó. Tanto que Pepelu, la toma a tierra de este Valencia, se incrustaba en defensa para permitir las cabalgadas de Gayà y Foulquier por las bandas.
No alzaba cabeza el Villarreal, que se encontró con la lesión de Albiol y el debut del refuerzo recién inscrito Eric Bailly. Querían tener balón y sacudirse el plomo que lastraba sus botas, pero apenas probaron a Mamardashvili con un rechazo que cazó Alberto Moreno y un par de carreras de Morales en fuera de juego.
La tímida reacción la cortó de raíz Gil Manzano al señalar un riguroso penalti por empujón de Terrats a Hugo Duro que el VAR no corrigió. La jugada fue otra vez de Gayà y el gol desde los 11 metros de Pepelu, las dos anclas del once de Baraja. Ahora sí tocaron la lona los amarillos, que se marcharon al descanso pisando más el área aunque con el mismo miedo. Parejo no se atrevió armar un disparo, Alberto Moreno lo intentó y Morales volvió a vivir en fuera de juego. Mismos errores de siempre que le penalizan aunque Marcelino esté en el banquillo.
En un alarde de arrestos quiso el Villarreal reaccionar en la segunda parte y buscar un gol que les diera una bocanada de oxígeno, pero volvió a ahogarse. Estrelló Hugo Duro un latigazo en un poste y, un minuto después, un intento de centro de Canós lo cortó la mano de Altamira. Otro penalti que Pepelu marcó para sumar su cuarto tanto en LaLiga, todos de pena máxima.
Ovaciones a Parejo y Marcelino
Baraja se había guardado a Javi Guerra y a Diego López como energía extra para impulsar al equipo, pero el primero que movió el banquillo fue Marcelino. Sentó a Morales por Brereton, que tiene las puertas abiertas, y Capoue para formar con el doble pivote que Mestalla ovacionó: Coquelin y Parejo. El ex capitán valencianista no tuvo su noche pero la fiesta de la grada le recordó que “es del Valencia”, como provocó el aplauso de Marcelino ante los cánticos de agradecimiento de una afición a la que hizo muy feliz.
Con la piel del partido cargada a la espalda del Valencia llegó el gol de Gerard Moreno, empujando desde el primer palo la primera pelota que Akhomach le ganó a Gayà. No había nada que celebrar porque nada cambió. El duelo murió en una mano de Jörgensen que le robó a Pepelu el hat-trick. Es todo lo que pudo hacer.