Fluminense le gana a Boca la Copa Libertadores y le pone a Marcelo otra corona de campeón

Fluminense le gana a Boca la Copa Libertadores y le pone a Marcelo otra corona de campeón

Boca 1 Fluminense 2

Actualizado

Los brasileños suman el primer título continental de su historia. Se adelantó con gol de Germán Cano, empató Advíncula en la segunda y resolvió el joven Kennedy en la prórroga

Marcelo reza en un instante de la final de la Libertadores.A. BRUMAP

No le pesó al Fluminense la historia porque la tenía de su lado. Los equipos brasileños tienen un idilio con la Copa Libertadores, que atrapan siempre desde 2019. Las lágrimas de Marcelo decían que él es talismán, que agarra los títulos continentales que tiene a mano, y ya suma seis para sentarse junto a Cafú, Ronaldinho o Neymar en la mesa de los campeones a los dos lados del Atlántico. El cuarentón Felipe Melo, con dos en el palmarés, quería esta tercera Libertadores para hacer historia. Le costó a los Flu coronarse campeones, pero lo pelearon, lo sufrieron y se lo ganaron a un Boca que tuvo demasiados momentos de desconexión.

Los argentinos buscaban su séptimo título continental que se le niega a los clubes albicelestes desde 2018, cuando se lo arrebató en el Bernabéu su eterno rival, River. Lo había recordado Cavani antes de saltar a un Maracaná engalanado por dos aficiones que lo hicieron vibrar. «Desde ahora, serios. 90 minutos más, muchachos», recordaba el uruguayo quien, pese a si veteranía, nunca había jugado la Libertadores como tampoco ganó la Champions. No tuvo su noche.

Les costó engancharse a una final que manejaron los brasileños con descaro al inicio y que buscaron cuando se complicó. Se vieron con ella en el bolsillo cuando en el minuto 36 Germán Cano, el goleador de la Libertadores, enganchó un derechazo que batió al Chiquito Romero. Era su gol 13 en doce partidos.

Los argentinos llegaban a la final agarrados a su portero y no perdían la fe. Si desde octavos de final habían pasado las rondas en la tanda de penaltis, por qué iba a ser distinto en una final. Era un escenario para el que se habían preparado los hinchas xeneize, desde Benjamín Agüero, que hizo presente a su abuelo, Diego Maradona, en su camiseta a los tenistas Del Potro y Diego Schwartzman. No tanto Juan Román Riquelme, el ahora vicepresidente de Boca, que como jugador llevó al equipo a levantar su último título en 2007. Otro con experiencia era el técnico, Jorge Almirón, quien se ha sacudido los dos desastres en el Elche con una final que, como técnico de Lanús, perdió frente a Gremio en 2017.

Con el paréntesis de River, desde entonces, el dominio absoluto de la competición había sido brasileño. Flamengo y Palmeiras se repartieron los títulos desde 2019, pero finalistas junto a ellos también fueron el Santos y el Paranaense. La hincha del Flu sólo había disfrutado de una final: en 2008 y la perdió ante el Liga de Quito.

Kennedy y el entrenador Diniz festejan el triunfo.AFP

Esos fantasmas reaparecieron cuando Boca creció en la segunda parte y, en el minuto 55, el zurdazo envenenado del peruano Advíncula puso el empate. Boca tenía una oportunidad y no la iba a desaprovechar. Almirón refrescó y Fernando Diniz sacó del campo por lesión de Felipe Melo a sus 43 años, pero también a Marcelo y a Ganso. El peso lo seguía llevando André, demostrando por qué el Liverpool le tienta. El profesor Diniz detectó que a sus guerreros les hacían falta piernas para una prórroga que pudo evitar Barbosa si no hubiera cruzado en exceso ante Romero.

Gol tricolor y dos expulsiones

En la locura del tiempo extra lo tuvo que arreglar el joven Kennedy en el 99. En su celebración con la grada vio la segunda amarilla y dejó al equipo con diez mientras Boca reclamaba un fuera de juego posicional. No fue lo único que reclamaron al colegiado colombiano Wilmar Roldán. También pidieron penalti por mano en la segunda parte de la prórroga. Se desquiciaron tanto los xeneize en las protestas que Fabra vio la roja directa por el manotazo que cazó el VAR. Se igualaban las fuerzas y el brasileño Guga estrelló al palo la pelota que ya dibujaba el tercer gol. El Boca se agarró a la épica con balonazos al área buscando un error que no llegó.

El festejo de la final no lo empañaron de inicio los ultras, pero hubo incidentes en los accesos a Maracaná. Los hinchas radicales de Boca tuvieron un enfrentamiento con la policía, que los contuvo con gases lacrimógenos hasta calmarlos. En las líneas de metro que llevaban al estadio, que se llenó horas antes del inicio del partido, también se registraron algunos altercados, sin la violencia de los días anteriores por el refuerzo de seguridad.

kpd