Ferrari, en tierra, es sin duda sinónimo de velocidad. Ahora, la marca del Cavallino Rampante se ha tomado muy en serio serlo también sobre el agua. Eso es lo que quiere lograr a través de su nuevo proyecto Hypersail, desvelado ayer. Un concepto con el que pretende evocar la tecnología y las prestaciones que de los Hypercars, los coches que compiten en el Campeonato del Mundo de Resistencia o pruebas con tan míticas como las 24 horas de Le Mans, pero, en este caso, cambiando el asfalto más o menos regular de los circuitos por una superficie tan endiabladamente variable como pueden llegar a ser los grandes océanos.
El gran reto ha sido diseñar una embarcación capaz de competir en regatas en alta mar, durante largos periodos de tiempo, sin escalas, sin la opción de contar con paradas en boxes para llevar a cabo las correspondientes reparaciones, de ser necesarias. Y, desde luego, sin ninguna clase de apoyo externo. La apuesta de Ferrari en este sentido ha sido diseñada por el arquitecto naval francés Guillaume Verdier, quien ha dado con una fórmula absolutamente innovadora. Su diseño cuenta con un monocasco de 30 metros de eslora que se apoya en foils, los alerones hidrodinámicos que se han convertido en uno de los grandes secretos de las altas velocidades que pueden llegar a alcanzarse en la Copa América, por ejemplo, pero a los que les ha aportado también una serie de matices muy interesantes. Por un lado, el hecho de que utiliza tres puntos de contacto sobre el agua, uno en cada lado del barco, de manera alternativa, así como otro situado en el timón y un tercero que, en este caso, se integra a su vez en una quilla basculante.
“UN YATE REVOLUCIONARIO”
“Este es un desafío emocionante, respaldado por un equipo verdaderamente único que aúna la excelencia de Ferrari con la experiencia de especialistas en diseño de navegación oceánica. La unión de diferentes culturas y tecnologías avanzadas nos permite construir un yate revolucionario en muchos aspectos. Desde una perspectiva náutica, es innovador tanto en su estructura como en su vuelo; en cuanto a sistemas, la contribución de Ferrari está impulsando el desarrollo de una tecnología de control a bordo nunca antes vista”, señala Giovanni Soldini, director del equipo Hypersail, en la presentación del proyecto en Maranello.
“Giovanni Soldini es un pilar clave de este proyecto, no solo por sus logros como regatista, sino también por su inigualable experiencia en el desarrollo y la construcción de yates. El excelente trabajo en equipo entre Ferrari y Guillaume Verdier está dando vida a una embarcación única que surcará los océanos, lo que representa una verdadera oportunidad para la innovación tanto en el mundo náutico como en el de la automoción”, indica, por su parte, su presidente de la marca italiana, John Elkann.
El yate de Verdier, diseñado para convertirse en la plataforma principal de investigación y desarrollo para lograr que la irrupción de Ferrari en los océanos llegue a ser realmente sonada, será absolutamente autosuficiente a nivel energético. O, dicho de otra manera, no incluirá ningún tipo de motor de combustión para obtener la potencia necesaria para llevar a cabo sus operaciones. Algo que, dada la gran tradición de la marca italiana a la hora de desarrollar piezas de ingeniería automotriz que muchos consideran prácticamente como verdaderas obras de arte, puede parecer tremendamente paradójico, pero que resulta imprescindible a la hora de competir en grandes travesías a mar abierto.
El viento, el sol y la energía cinética serán los impulsores de las embarcaciones. Sí tendrá presencia, no obstante, otro aspecto en el que también han brillado sus diseños para el asfalto: la aerodinámica. El control de vuelo sobre el agua del yate a través de sus foils se ha desarrollado teniendo en cuenta toda la experiencia automovilística acumulada para volcarla en su nuevo bólido acuático. “Nuestra máxima prioridad es lograr el equilibrio perfecto entre la búsqueda del máximo rendimiento y la máxima fiabilidad”, concluye Soldini.