A los 41 y 39 años, en sus últimos partidos como profesionales, enlazan momentos bonitos con problemas físicos y ciertas críticas a las ‘wild car’ que reciben
La historia les recordará como esa pareja rara de zurdos que de repente se entendió de maravilla en la Copa Davis. El dúo que se alzó en Mar de Plata contra la ausencia de Rafa Nadal, el mejor Juan Martín del Potro y un público enfervorecido -“Verdasco tiene miedo, Verdasco tiene miedo”-. La historia les recordará campeones, para siempre campeones, suya fue la más épica victoria de España. Pero de aquello ya han pasado 15 años. Y marcharse siempre es complicado. A sus 41 y 39 años, Feliciano López y Fernando Verdasco andan estos meses en una gira de despedida que está ofreciendo ciertos momentos bonitos, pero también dolores, incertidumbres y derrotas más bien incómodas. Este martes los dos perdieron en su debut en el Godó y evidenciaron que su talento ya no se corresponde a su físico.
López perdió peleando ante un David Goffin también en decadencia (7-6(3), 6-7 (5) y 6-0) y Verdasco cayó rápido ante el joven italiano Francesco Passaro (6-1 y 6-1). Al primero, le sostuvo su saque, todavía potente y su ánimo competitivo, pero el segundo nunca estuvo en el partido.
“Me recordarán como un jugador diferente, porque mi juego no es habitual en España. Eso sería lo más destacable de mi tenis, en una época donde cada vez se juega más parecido, mi juego es diferente y la gente se quedará con ese recuerdo”, comentó Lopez en la previa del torneo, hablando sobre sí mismo en pasado después de aceptar la retirada el pasado invierno. Al Godó quería regresar antes de jubilarse, pues el Real Club de Tenis Barcelona fue su club desde los 13 años y aquí ha acumulado un total de 22 apariciones, récord absoluto y posiblemente inigualable. Después, ya en verano, le quedarán el ATP 250 de Mallorca y el ATP 500 de Queen’s si recibe una invitación. Director del Masters 1000 de Madrid desde 2019, López lleva con un pie fuera del circuito desde la post-pandemia, cuando cayó del Top 100 y entre molestias se empezó a centrar en sus otras labores.
SIn fecha para el adiós
El caso de Verdasco es algo distinto. El confinamiento también marcó su crepúsculo, pero desde entonces ha intentado volver con ahínco, cambiando su equipo, centrado en su preparación. Operado de la rodilla y del codo, el año pasado jugó varios torneos Challenger para regresar al Top 100 -para estar en los Grand Slam de manera directa- y no lo consiguió. Estuvo cerca, pero nuevamente los problemas físicos le amargaron. Esta temporada, muy tocado, ha jugado cinco partidos ATP y ha perdido los cinco, por lo que ha caído más allá de los 200 mejores del mundo. Al contrario que López, no ha anunciado fecha del adiós, aunque recientemente aceptaba que éste podía ser su último año.
Ambos en todo caso siguen recogiendo aplausos allá donde va, como la ovación que le entregó este martes a López la central del Real Club Tenis de Barcelona cuando ganó el segundo set. Aunque también han cosechado ciertas críticas. Las invitaciones para que jueguen perjudican a algunos jóvenes, como ha pasado en el Godó, donde Martín Landaluce, de 17 años, número uno del ranking junior, se quedó fuera en la ronda clasificatoria.
De hecho con las derrotas de López y Verdasco el torneo barcelonés se quedó prácticamente huérfano de españoles, pues cayeron otros veteranos ilustres. Pablo Andújar, de 37 años, también invitado, perdió ante el argentino Tomás Martín Etcheverry yAlbert Ramos, de 35, fue derrotado por el ecuatoriano Emilio Gómez. Los jóvenes Pedro Martínez, Jaume Munar y Daniel Rincón tampoco pasaron de ronda. En un lado del cuadro seguro que no habrá españoles en cuartos de final.