Con sólo 17 años debutan con la selección absoluta, el estreno más precoz desde 1966.
Los hermanos Cikusa, Djordje (izda.) y Petar (dcha.), posan antes de su debut con la selección española.RFEBM
A los cuatro años robaban la pega de los entrenamientos de su padre Zoran, ex jugador de Asobal, serbio, para practicar pases en su casa en Bordils, un pueblecito de Girona de 2.000 habitantes. A los seis años, cuando sus compañeros de equipo simplemente aprendían a botar, ya poseían la técnica de dos adolescentes. A los nueve años convirtieron el Bordils en el rival a batir en Cataluña, temido incluso por el Granollers, la mejor cantera de España. A los 13 años los llamó el Barcelona, con quien ya han debutado en Champions esta temporada. Y a los 17 años, anteayer, se estrenaron con la selección española absoluta con cuatro goles cada uno ante Países Bajos. Son los hermanos Cikusa, Petar y Djordje, mellizos, el nuevo fenómeno del balonmano, el futuro. Después de los hermanos Entrerríos o los Dujshebaev, ellos.
«Tienen ese brillo que cuesta tanto de ver. Para empezar son dos chicos de carácter, no tienes que pedirles intensidad. Y luego tienen mucha calidad, muchísima. Son iguales, pero muy diferentes. Petar es central, pura explosividad, destellos constantes y Djordje es un lateral con más control, ambidiestro y muy buen defensor», les presenta Javier Fernández ‘Jabato‘, actual entrenador de la España juvenil, con quien ganaron el Mundial de la categoría el pasado verano. Desde hace unos años, los hermanos estaban en las previsiones del seleccionador absoluto, Jordi Ribera, pero nadie esperaba que ascendieran tan rápido. De hecho, en toda la historia, sólo hay un internacional más precoz, Quico López Balcells, que debutó en 1966.
«Las bajas [Álex Dujshebaev, Ian Tarrafeta o Jorge Maqueda] les han abierto las puertas y creo que se pueden quedar, pero hay que tener cautela. No han cumplido ni los 18 años. Y todavía tienen que desarrollarse físicamente. Yo mido 1,88 metros y ya me sacan un palmo», comenta Fernández, expectante, como todos ante lo que viene. Este sábado (14.15 horas, Teledeporte) y este domingo (16.45, TDP) los hermanos Cikusa también estarán presentes en los partidos contra Dinamarca y Noruega y después quién sabe. ¿Estarán en los Juegos Olímpicos de París 2024?
“Me da vértigo”
«Si te soy sincero, a mí me da vértigo. Los dos han ido quemando etapas muy rápido y sin ningún tropiezo, sin lesiones, sin sustos. Debutar en el Barça y con España no es fácil. Sólo hay que ver que los capitanes actuales, como Gonzalo Pérez de Vargas, tuvieron que irse cedidos, esperar, currar», analiza Toni García, su descubridor. Aunque Bordils está a casi dos horas de Barcelona y no había plazas en La Masía, el entrenador, que fue director técnico de las categorías inferiores del Barça, insistió e insistió para que fichasen por el club azulgrana siendo infantiles. Cada día sus padres tenían que bajar con ellos, observar su entrenamiento y regresar de vuelta a casa.
«Fue un esfuerzo para todos, pero estaba claro que tenían futuro. Yo no los descubrí, los descubrieron en su club, el Bordils, pero es verdad que los vi pronto. Fui a la final de un torneo de alevines porque mi hijo jugaba con el Granollers y el Bordils les pasó por encima. Al Granollers, ojo. Era una cosa… Botaban con las dos manos, hacían slaloms, dominaban los ciclos de pasos, todo, todo», recuerda García sobre Pere y Jordi, como los llaman sus amigos. Después de los hermanos Entrerríos o los Dujshebaev, los Cikusa, el futuro del balonmano español.
La sede: el Romanos Resort de Costa Navarino, en el Peloponeso griego, un hotel de tantísimo lujo que no sólo cuenta con un campo de golf, cuenta con dos, y hasta 14 restaurantes.
Los candidatos: siete en total, con un español Juan Antonio Samaranch Salisachs, un favorito, Sebastian Coe, y una única mujer, Kristy Coventry.
Los votantes: únicamente 111 miembros, desde aristócratas como la princesa Ana del Reino Unido o príncipe Alberto de Mónaco a ex deportistas como Paul Tergat, Pau Gasol o Federica Pellegrini pasando por dirigentes de múltiples federaciones internacionales y hasta una actriz, Michelle Yeoh, ganadora de un premio Oscar en 2023.
Las elecciones a la presidencia del Comité Olímpico Internacional (COI) se deciden este jueves (a partir de las 15.00 horas) con el deporte mundial en vilo y a través «del sistema más sigiloso y opaco que existe», según definía estos días la agencia AP.
Las restricciones del proceso
Después de la sorpresa por la renuncia de Thomas Bach a seguir al frente cuatro años más, el movimiento olímpico vivirá una tensión desconocida desde 2013 y lo hará con el secretismo de un cónclave papal. La reunión no será retransmitida y responderá a las restricciones impuestas por el COI durante todo el proceso electoral. Los candidatos no pudieron publicar videos de campaña, ni viajar para reunirse con los votantes, ni tan siquiera participar en debates entre ellos y apenas tuvieron oportunidades para presentar sus programas.
El actual presidente, Thomas Bach.FABRICE COFFRINIAFP
«Me he reunido por Zoom con todos los candidatos y he podido hablar con ellos, pero oficialmente sólo hubo un acto pre-electoral, en la sede del COI y a puerta cerrada», desvela a EL MUNDO uno de los pocos votantes castellano-hablantes, que reclama anonimato por miedo a infringir alguna regla.
El pasado 30 de enero, los siete aspirantes realizaron un discurso de 15 minutos en la sede del COI de Lausana, donde no se permitió la emisión en vivo de los mismos y tan siquiera que los asistentes entraran con teléfonos móviles. Además, no hubo preguntas de los miembros a Samaranch, Coe y compañía. «Si yo fuera el presidente, creo que sería un poco más flexible», comentó uno de los candidatos, el príncipe Feisal al Hussein de Jordania, quien también exigió más oportunidades de hablar: «El mundo tiene derecho a saber quiénes nos postulamos y qué representamos».
«Hay que tener en cuenta que todas las votaciones en el COI son personales y secretas. Votamos electrónicamente y nunca se sabe a quién ha votado a cada uno. Además va por rondas: empiezas los siete y se elimina el menos votado, siguen seis, luego cinco y así. Sólo se acaba si un candidato logra el 51% de los votos. La tensión va creciendo durante todo el proceso. Porque, además, somos muy pocos. Hay 111 miembros, pero los candidatos no pueden votar, ni tampoco los que procedan de su mismo país. Por poner un ejemplo, hasta que no eliminen a Samaranch, Pau Gasol no podrá votar», comenta un votante a este periódico de los que no tendrá permitido el voto al principio. En primera ronda, con todos los aspirantes en liza, sólo podrán escoger 95 miembros lo que establece la mayoría en apenas 48. ¿Qué decidirá? No se sabe.
Coe, el máximo favorito
Como siempre se han ido creando diferentes grupos de interés, por continentes, por intereses, por idiomas, pero es difícil apuntar diferencias entre los distintos presidenciables. Coe ha marcado la campaña con su propuesta de incluir premios en metálico para los medallistas, una idea que el resto han rechazado. Según las entrevistas concedidas a los medios por unos y otros, no hay programas realmente rompedores más allá del anunciado por Morinari Watanabe, un outsider, que busca que los Juegos Olímpicos se disputen en sedes divididas por los cinco continentes al mismo tiempo.
Juan Antonio Samaranch jr., este miércoles, en la Asamblea.Thanassis StavrakisAP
La candidatura de Samaranch, de hecho, se basa en la continuidad del mandato de Bach, del que es vicepresidente primero desde 2016. La conquista del público joven es su principal preocupación, con alguna novedad, como permitir a los deportistas que utilicen vídeos con derechos en sus redes sociales. Su máximo rival es Sebastian Coe, aunque con un censo tan limitado y tan heterogéneo todo es posible. Coe, presidente de la World Athletics y del comité organizador de los Juegos de Londres 2012 -un ejemplo dentro del olimpismo-, mito del atletismo, tiene el perfil perfecto para el cargo y sólo su favoritismo le puede jugar en contra. Especialmente porque se sabe favorito.
Bach ha apoyado internamente a Coventry para que el COI sea dirigido por una mujer por primera vez desde su fundación en 1894 y el resto de candidatos, como el francés David Lappartient o el sueco Johan Eliasch, supondrían una exagerada sorpresa. En todo caso, el Comité Olímpico Internacional escoge este jueves nuevo presidente con el silencio como protagonista.
Los siete candidatos
Juan Antonio Samaranch
Barcelona (España). 65 años. Miembro del COI desde 2001 y vicepresidente primero desde 2016. Ingeniero con un MBA, entró en el deporte a través de la Federación Internacional de Pentatlón Moderno, pero sobre todo vinculado a su padre, presidente del COI desde 1980 y 2001. Es el candidato continuista de la actual Directiva, aunque Thomas Bach no le ha prestado apoyo directo, más bien lo contrario.
Sebastian Coe
Londres (Reino Unido). 68 años. Miembro del COI desde 2020, cuando ya mostró su intención de presentarse a presidente. Leyenda del atletismo, desde 2015 preside su Federación Internacional, donde intenta una modernización, no sin polémica. Es el favorito por ese papel en el atletismo -el deporte más importante del olimpismo-, por su perfil público y por el poder anglosajón.
Kirsty Coventry
Harare (Zimbabue). 41 años. Miembro del COI desde 2013 y ex presidenta de su Comisión de Atletas. Campeona olímpica de natación, dueña de dos de los tres oros de la historia de su país, es su actual Ministra de Deportes. De ser escogida sería la primera mujer presidenta y la primera africana. Bach le ha dado apoyo interno y, por su juventud, podría cumplir los 12 años de mandato máximo.
David Lappartient
Pontivy (Francia). 51 años. Miembro del COI desde 2022, preside el Comité Olímpico de Francia y la Unión Ciclista Internacional. Político de Los Republicanos, el partido de Chirac y Sarkozy, hoy venido a menos, ha intentado atraer el voto africano prometiendo que allí se celebrarán unos Juegos Olímpicos. Su perfil, muy parecido al de Coe, le convierte en una posibilidad: si hay un ganador sorpresa, será él.
Feisal al Hussein
Ammán (Jordania). 61 años. Miembro del COI desde 2010 como presidente del Comité Olímpico de su país. Hermano pequeño del rey Abdullah II de Jordania, ingeniero y con un máster de administración de empresas como Samaranch, practicó la lucha libre y a partir de entonces se vinculó con el deporte. En las entrevistas ha subrayado que los presidentes anteriores fueron europeos o estadounidenses, reclamando "más puentes" entre oriente y occidente.
Morinari Watanabe
Kokura (Japón). 66 años. Miembro del COI desde 2018 y presidente de la Federación Internacional de Gimnasia desde 2016. Hijo de un sobreviviente de la bomba atómica en Hiroshima, fue dirigente de AEON, una cadena de supermercados japonesa, y entró en el deporte como patrocinador de la Copa del Mundo de gimnasia, el deporte que había practicado de joven. Su propuesta es la más rompedora y seguramente la más improbable.
Johan Eliasch
Djursholm (Suecia). 63 años. Miembro del COI desde 2024 como presidente de la Federación Internacional de Esquí (FIS) desde 2021. Banquero muy relacionado con el Partido Conservador británico, dueño de la marca Head, es el candidato que lleva menos tiempo recorriendo los despachos del olimpismo mundial. En las entrevistas él mismo ha admitido que le sorprende ser uno de los posibles sucesores de Bach.
Es verano y en la playa de Castro Urdiales, tan amplia, tan larga, un chaval corre, corre y corre con una colchoneta bajo el brazo cuando de repente se arrebata: la lanza delante y se tira encima sin parar siquiera. ¿Se ha vuelto loco? No. Es uno de los mejores pilotos de skeleton del mundo y, de alguna manera, como puede, está entrenando.
«Estoy intentando poner un raíl en la pista de atletismo de Castro, pero mientras utilizo un trineo con ruedas de patines o me invento cosas, como tirarme a la colchoneta en la playa. También hago visualizaciones tirado boca abajo en el sofá. No somos un país de hielo, hay que echarle imaginación», reconoce Adrián Rodríguez, que entre el jueves y el viernes disputó su tercer Mundial y acabó vigésimo tercero, la segunda mejor posición de un español, sólo por detrás del vigésimo puesto de Ander Mirambell en 2017. El año próximo, de hecho, Rodríguez debería seguir los pasos de Mirambell como olímpico en los Juegos de Milán-Cortina d'Ampezzo.
Mirambell, Mirambell, Mirambell; él se inventó el skeleton en España, él lo organizó todo y ahí sigue, haciéndolo crecer, como entrenador. Hace ya más de seis años, Mirambell organizó un casting para buscar pilotos y apareció Rodríguez, aún no sabe muy bien por qué.
"Conocía el skeleton por la Wii"
«Desde pequeño había hecho atletismo: al principio crosses, luego triple salto y finalmente, a partir de los 16 años, velocidad. Llegué a dos finales del Campeonato de España de 200 metros [su mejor tiempo, 21.45 segundos]. Un día me llegó un mensaje por Whatsapp de mi club de atletismo con una noticia del Marca que decía que la Federación Española buscaba nuevos pilotos de skeleton. Yo sólo conocía el skeleton por la Nintendo Wii. Pinché, vi que cumplía los requisitos y me presenté. Ahora estoy en mi sexta temporada», recuerda Rodríguez, de 28 años, que ha tenido compañía en el último Mundial: Clara Aznar, de sólo 18 años, debutó con un vigésimo séptimo puesto.
¿Recuerda su primera bajada de skeleton?
Perfectamente. Tuve la suerte de debutar en Sankt Moritz, que es la cuna de este deporte, una pista de hielo natural. Sin correr, me tumbé en el trineo y Ander me empujó hacia abajo. Pasé muchos nervios, pero me enamoré de la sensación de velocidad, de la adrenalina.
Una dura caída hace un año
Desde aquel día, Rodríguez ha ido mejorando en el skeleton, pero hace justo un año, en el Europeo de Europa de Sigulda, en Letonia, vivió el susto de su vida. Su trineo no giró en la salida de la curva 11 y salió volando a más de 110 km/h. «No esperaba ningún problema justo en esa curva, pero toqué el techo, fue un susto muy grande. Por suerte no me rompí nada», rememora quien también trabaja como profesor de Ciencias de la Actividad Física de la Universidad Europea del Atlántico en Santander, que reconoce que España todavía está muy lejos de optar a las medallas en skeleton.
La Federación Española de Deportes de Hielo está potenciando la especialidad, pero faltan sponsors y, por supuesto, instalaciones. El mayor éxito fue la creación hace dos años una pista de arranque de skeleton en el Centro de Alto Rendimiento (CAR) de Madrid, donde Rodríguez entrena como mínimo una vez al mes. Pero imaginar un circuito en los Pirineos o en Sierra Nevada es utópico.
«Hemos mejorado porque cuando Ander empezó no había nada, pero todavía falta. Es muy difícil competir con países que viajan con ingenieros mientras los españoles ajustamos las tuercas nosotros mismos. También el trineo, la variedad de cuchillas... piensa que los mejores entrenan en túneles de viento, como en la Fórmula 1 o en MotoGP. Estamos muy lejos de eso», reclama Rodríguez que a su vez cuenta con algo que envidian alemanes, suizos, austriacos o canadienses, es decir, los mejores de su disciplina. «Alucinan cuando me ven en Instagram entrenando en la playa», finaliza.
«Podemos introducir los premios económicos en los Juegos. Desde mis años como atleta siempre he hablado de la importancia del bienestar financiero de los deportes. Y creo que se puede hacer respetando la filosofía olímpica. Debemos aceptar que ahora vivimos en un mundo diferente», anunciaba meses atrás Sebastian Coe, uno de los siete candidatos a la presidencia del Comité Olímpico Internacional (COI) y explotaba la campaña que terminaba este jueves. De repente, un asunto peliagudo en el que todos los aspirantes tenían que mojarse. Desde su creación, los Juegos Olímpicos promueven el espíritu amateur del deporte, «lo importante es participar», pero teniendo en cuenta que el COI facturó 7.000 millones de euros en el pasado ciclo olímpico, el debate es lógico. ¿Premiar las medallas o no hacerlo?
Muchos comités nacionales ya recompensan a sus deportistas por cada oro, por cada plata, por cada bronce -en España, 94.000, 48.000 y 30.000 euros, pero en este caso sería un premio de la propia organización. Coe lo tiene claro y los otros candidatos también: el resto, ni hablar.
Excepto Coe, nadie más se ha proclamado a favor de los premios por una cuestión lógica: habría menos dinero a repartir. Si las más de 1.000 medallas repartidas en los Juegos Olímpicos llevasen consigo una retribución, los comités nacionales y las federaciones internacionales verían reducidos sus ingresos y sus presidentes forman el grueso de los votantes en las elecciones.
«Estoy totalmente en desacuerdo [con Coe]. Los campeones deben ganarse la vida con ello, pero tienen que ser sus comités olímpicos, sus patrocinadores o sus países los que recompensen sus éxitos», respondía Juan Antonio Samaranch Jr. en la misma línea que el resto de aspirantes. De hecho, tan rotunda ha sido la negativa de los candidatos a la propuesta de Coe, que el ex mediofondista ha tenido que matizarla. En sus últimas comparecencias ha asegurado que no habría premios generalizados y que sólo existirán en determinados deportes.
En el horizonte, la sede de 2036
En todo caso, el debate como mínimo ha puesto picante a una campaña electoral sin apenas diferencias entre los candidatos. En el resto de materias en cuestión, todos han coincidido, incluso en la necesidad de la pronta reintegración de Rusia al movimiento olímpico, que podría llegar antes de los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 2028. La crisis del sistema antidopaje mundial por culpa de los recortes de la administración de Donald Trump ha aparecido como una preocupación generalizada, así como la negativa a la integración de las deportistas trans en las competiciones femeninas.
La Directiva de Thomas Bach fue benevolente con las mujeres trans, pero después de que la mayoría de federaciones internacionales les cerraran la puerta, el papel actual del COI es simbólico. Si el nuevo presidente o la nueva presidenta veta definitivamente a las mujeres trans en los Juegos Olímpicos, esa medida apenas tendrá ningún efecto real, pues éstas ya están vetadas por los reglamentos específicos de casi todos los deportes.
En realidad, para muchos de los miembros del COI lo más importante son las promesas sobre su propia relevancia. Después de la crisis con las ciudades candidatas y de la corrupción en las elecciones de sedes olímpicas como Río de Janeiro, Bach decidió hacerse con todo el poder y la Asamblea sólo podía reafirmar sus decisiones. Los Ángeles fue escogida sede para 2028 y Brisbane para 2032 sin la necesidad de pasar por el proceso de votación clásico. Ahora todos los candidatos han prometido a los miembros que volverán a mandar y muchos han asegurado que trabajarán para que haya Juegos Olímpicos en lugares inhabituales, especialmente en África.
En el horizonte, la elección para 2036 y la intención de ciudades árabes como Riad o Doha de postularse. De momento, sólo hay cuatro candidaturas confirmadas, Nusantara (Indonesia), Estambul, Ahmedabad (India) y Santiago de Chile, pero habrá más y muchos años después podría volver la tensión al Comité Olímpico Internacional.