El campeón reinventa el ajedrez sin damas

El campeón reinventa el ajedrez sin damas

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Sin entrar en polémicas históricas entre ciudades o países –Valencia y Salamanca se disputan el honor, dentro del nuestro- la dama fue introducida en el ajedrez en tiempos de Isabel la Católica. Fue el último gran cambio de un juego que nació en la India, pero que fue evolucionando y se modernizó con la incorporación de la pieza más poderosa. Las partidas se hicieron más ágiles e interesantes con esta nueva arma de destrucción masiva. En los últimos años, gracias a la inteligencia artificial, sabemos además que el viejo consejo de no sacar la reina a pasear demasiado pronto puede eludirse con un poco de cuidado. Con la dama en el tablero, el ajedrez es un juego más bonito, con mayor espacio para la creatividad.

Aquí es donde llega Ding Liren, campeón del mundo, un hombre que lleva meses con problemas para conciliar el sueño y que se enfrenta a un joven agresivo con ganas de quitarle el trono. El gran maestro chino tiene como ayudante a Richard Rapport, un jugador que destaca por su creatividad, pero el plan trazado por ambos parece incluir una idea nociva para el espectáculo: llegar a posiciones en las que las damas se hayan marchado del tablero. La idea es minimizar los instintos agresivos de Gukesh Dommaraju, quien además partía como claro favorito en el Mundial.

En la décima partida, celebrada este sábado, Ding volvió a jugar sin disimulo “a dos resultados”. Quien no arriesga puede que no gane, pero en su caso tampoco pierde. Cuando estaba en su pico de forma, el chino logró un récord impresionante, luego superado por Carlsen: jugó cien partidas en la élite sin perder ninguna. Sin damas en el tablero, derrotarlo es aún más difícil, no digamos con las piezas blancas. Gukesh tampoco puede perder la cabeza cuando lleva las negras, aunque los expertos empiezan a pensar que ya no es el favorito. El peligro para él es ponerse nervioso, porque quedan cuatro partidas y solo en dos de ellas jugará con blancas. Pese a su fachada de seguridad inquebrantable, mucho más sólida en apariencia que la de Ding, las dudas pueden hacer mella en su fe, sobre todo si sospecha que no es tan favorito en las partidas rápidas de desempate.

Sin favorito claro en el desempate

Es cierto que Gukesh, un optimista incorregible, bien puede sentirse ganador también en las partidas rápidas y que, como apuntó el gran maestro Miguel Santos en la retransmisión de Chess.com, está mejor preparado en las aperturas, lo que puede ser otro factor decisivo cuando hay menos tiempo en el reloj.

Criticar a Ding por explotar sus opciones tampoco sería justo. Jugar a no perder en espera de los desempates ya lo hizo Magnus Carlsen, número uno del mundo y sin el menor problema de inseguridad. A Sergey Karjakin y a Fabiano Caruana les ganó el título así, al segundo después de terminar todas las partidas de ajedrez clásico en tablas.

Dicho esto, la décima partida no ofreció grandes emociones, aunque como suele suceder en estos casos, el porcentaje de precisión fue altísimo. Ni siquiera hubo grandes apuros de tiempo, como en ocasiones anteriores. Ding y Gukesh fueron intercambiando piezas, hasta que decidieron repetir jugadas para no castigar al público con la obligación de llegar a la jugada 40. Partidas así le dan la razón a Carlsen, cansado del ajedrez clásico, en el que conseguir ventaja al más alto nivel es realmente complicado.

El marcador refleja un empate a 5 y se espera que Gukesh invente mañana alguna forma de hacer daño al campeón. Lo ha logrado en unas pocas partidas, que al final han sido las más interesantes. Los nervios irán a más, porque cada vez hay menos tiempo para rectificar; solo quedan cuatro partidas. En todo caso, el aspirante asegura que no suele perder la calma, aunque obviamente, el peso de las emociones aumenta cada día que pasa.

kpd