Judit Polgar todavía no sabe cómo debió actuar el día que Garry Kasparov le hizo trampas en Linares, allá por 1994. El ruso soltó un caballo en la casilla equivocada durante una fracción de segundo, lo que le habría conducido a una derrota segura, pero su instinto lo llevó a agarrar la pieza de nuevo y a llevarla a otro lugar más seguro. Engañó a todos con la habilidad de un mago, como demostró días después un vídeo que había registrado esos instantes. La mano de Dios pasó de Maradona a Kasparov, de México a Jaén.
“Era muy arriesgado protestar, porque yo no sabía que se había grabado“, confesó hace poco la más joven de las hermanas Polgar, quien cree que pese a todo fue un acto inconsciente de su rival, algo que jamás pudo alegar Diego Armando. La situación no es tampoco demasiado frecuente en los tableros, aunque cualquier ajedrecista puede contar alguna anécdota parecida sobre rivales que tocaron una pieza y, ante la ausencia de testigos, luego se negaron a moverla, como obliga el reglamento.
Para evitar casos así y otras polémicas, la FIDE acaba de anunciar, en vísperas del Mundial femenino, que implementará este año el videoarbitraje. El VAR se acaba de estrenar en el Campeonato Juvenil de Asia Occidental, que tiene lugar en Kirguistán.
La plataforma idChess ha sido la elegida para ayudar por primera vez a los árbitros de ajedrez, que podrán revisar los momentos más inciertos de la partida, como ocurre en otros deportes. El VAR del ajedrez no es muy distinto de los que ya conocemos. Como en el tenis, los jugadores podrán reclamar si creen que se ha producido una infracción, algo que habría ayudado a Polgar hace casi 30 años.
En esos casos, el árbitro puede acudir a la aplicación y revisar la grabación para comprobar si ha ocurrido algo irregular o si alguno de los ajedrecistas no ha respetado el reglamento. Como mínimo, su decisión final no será peor que sin el uso de la nueva herramienta. La FIDE cree que “la toma de decisiones será más sencilla y transparente, tanto para los árbitros como para los jugadores”.
China se consolida como potencia
En el Mundial Femenino que empieza este miércoles en Shanghai, las cámaras grabarán todo el rato y no será necesario recurrir a una aplicación extra. El campeonato corrobora el aplastante dominio chino en un deporte que hace apenas medio siglo estaba prohibido durante la Revolución Cultural, entre 1966 y 1976, hasta la muerte de Mao Zedong.
Dos grandes maestras chinas se disputan el título femenino, mientras que el absoluto está en poder de Ding Liren, quien derrotó al ruso Ian Nepomniachtchi el pasado mes de abril. La actual campeona, Ju Wenjun, número dos del mundo, defenderá su título del 5 al 23 de julio frente a su compatriota Lei Tingjie, número cuatro. Por si no queda claro el dominio del país asiático, la líder de la clasificación mundial es Hou Yifan, quien renunció a la corona, al igual que Magnus Carlsen. Yifan es la única mujer con más de 2.600 puntos Elo, mientras que Wenjun, de 32 años, tiene 2.564, y Tingjie, de 26 años, la sigue de cerca con diez puntos menos.
El duelo se celebrará en dos ciudades, primero Shanghai y luego Chongqing, lugares de nacimiento de las ajedrecistas. Ju Wenjun empezará en casa y la aspirante tendrá la ventaja (o desventaja) de disputar las partidas decisivas en su ciudad natal.
Ju Wenjun es favorita, sobre todo por su experiencia, ya que es su séptima participación en un Campeonato del Mundo. En el último Mundial, en 2020, derrotó a Aleksandra Goryachkina en las partidas de desempate, pese a que la rusa logró ganar la última partida de ajedrez clásico y conseguir así la soñada prórroga. Lejos de hundirse, Wenjun no permitió que el título saliera de China y se impuso por 2,5-1,5 en las cuatro partidas rápidas.
La aspirante, no obstante, también ha dado muestras de gran calidad y de enorme fortaleza mental. En su camino al Mundial logró superar a las hermanas ucranianas Mariya y Anna Muzychuk y a su compatriota Tan Zhongyi, ex campeona del mundo e integrante de la generación de Ju Wenjun.
¿Por qué hay un Mundial femenino?
Aunque el ajedrez mundial está cada vez más integrado y abundan las competiciones mixtas, todavía se celebran campeonatos femeninos, porque ni siquiera las mejores maestras pueden competir en condiciones de igualdad con la élite masculina. Eso sí, Ju Wenjun jugó en mayo el Abierto de Sharjah, donde derrotó a dos grandes maestros de gran nivel, Karthikeyan y Vidit, en las dos primeras rondas del torneo. Su actuación fue de 2680 puntos Elo, digna de algunos de los mejores ajedrecistas del mundo, aunque lejos de los más de 2800 puntos de Carlsen.
Tingjie ha estado más desparecida, se supone que preparando en secreto el torneo de su vida. En los enfrentamientos directos entre ambas, domina la campeona por 10 a 5, pero el resultado es engañoso porque la mayoría de sus victorias son antiguas, cuando la aspirante era más joven.
Reglamento
Además de la corona, hay en juego medio millón de euros, de los que 300.000 serán para la ganadora, salvo que sea necesario llegar a los desempates, en cuyo caso el reparto sería más equilibrado: 275.000-225.000. Las primeras seis partidas se disputarán en Shanghai y las otras seis en Chongqing, a un ritmo de 90 minutos para los primeros 40 movimientos y 30 minutos más para el esto de la partida, con un incremento de 30 segundos por jugada desde el comienzo. Está prohibido ofrecer tablas antes de la jugada 41.
Si el ajedrez clásico no sirve para proclamar a una campeona, se celebrarán cuatro partidas rápidas de 25 minutos, más 10 segundos de incremento por jugada. En el caso de que aún persista la igualdad, habría otras dos partidas, aún más rápidas (5+3), seguidas de otras dos al mismo ritmo, si fuera necesario. A partir de ese momento, el ajedrez relámpago entraría en escena, con partidas sueltas de 3+2, hasta que una de las jugadoras logre la victoria decisiva. No habrá Armagedón, una fórmula con tantos defensores como detractores. Aunque también hay ajedrecistas, como el gran maestro español Juan Manuel Bellón, que están en contra de que un mundial clásico se pueda decidir con otras modalidades de ajedrez.