Dunbar gana y Roglic certifica el ‘maillot’ rojo

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Escribíamos ayer… que solamente un trompazo, la caída de un rayo o el ataque de un oso podría impedir la victoria de Roglic. No pensamos en una contaminación alimentaria. Pero, aunque medio equipo fue, se dice, víctima de una salmonelosis -unos abandonaron y otros se retrasaron- el esloveno, por suerte para él, resultó en apariencia indemne. Aún le quedaron Adrià y Lipowitz para echarle una mano. No los necesitó. Pero la etapa no la ganó él, sino el irlandés Eddie Dunbar, ya vencedor en Padrón. Su triunfo significó también el segundo del Jayco Alula. Y siguen sin ganar 13 equipos.

Etapa de distancia media y alta montaña. En 172 kms., la mayor concentración de puertos de la Vuelta. Dos de tercera, dos de segunda, dos de primera y uno de primerísima, el Picón Blanco, 7,9 kms. con una pendiente media del 9,1% y una máxima del 18%.

Todo cuanto ocurrió hasta llegar a su pie fue una serie de luchas secundarias, aquí y allá, a partir de una escapada de 10 hombres. Marc Soler peleaba con su compañero de equipo Jay Vine por el jersey de lunares de la montaña. Se lo llevó Vine. A su vez, el Ineos trataba de conducir a Carlos Rodríguez a la obtención del maillot blanco de Mejor Joven contra Skjelmose. Se lo llevó Skjelmose.

El envite final, en el Picón Blanco, contempló, primero, la fuga de Pavel Sivakov. Lo atrapó Dunbar y luego el reducido grupo de ilustres, que no pudo hacer lo mismo con el irlandés, 27 años y celebrando la cuarta victoria de su vida. La gavilla de nobles subió con sus más y sus menos. Ora tiraba Roglic, ora Gaudu, ora Mas (que rascó cuatro segundos en el puerto bonificado de Los Tornos). Pero nada trascendente sucedía. Había demasiado cansancio en todos como para romper la baraja.

El último empellón, ya muy cerca de la meta, lo protagonizó Mikel Landa, que había vencido allí en 2017, en la Vuelta a Burgos, hace mucho tiempo. Parecía un ataque menos fofo que de costumbre. ¿Reverdecería desde sus cenizas el marchito landismo? Nada de eso. Visto y no visto, Mikel pasó del primero del grupo al octavo de la etapa, perdiendo segundos con todos sus compañeros. Enric Mas, que sigue sin ganar, y ya no lo va a hacer en esta Vuelta, segundo a siete segundos de Dunbar, alcanzó a superar en tres a un Roglic fatigado, pero también, a estas alturas, indiferente. Y en cinco a Carapaz. O’Connor aguantó y mantiene la segunda plaza.

Descontado el primer puesto de Roglic, los demás lugares del podio se van a dirimir en el fin de fiesta de Madrid con una contrarreloj de 24,6 kms. Así, a bote pronto, Mas parece el menos dotado para la modalidad. Pero las cronos finales son casi más una cuestión de fuerza que de especialización, y él parece llegar con bastante energía.

kpd