Dopaje para subir al Everest: el gas xenón que permite llegar a la cima “en una semana” a quien pueda pagar 200.000 euros

Dopaje para subir al Everest: el gas xenón que permite llegar a la cima "en una semana" a quien pueda pagar 200.000 euros

«Ya lo hemos hecho en apenas dos semanas. Ahora nuestro objetivo es hacerlo en sólo una», proclama Lukas Furtenbach en conversación con EL MUNDO y es el anuncio de una gesta, de una chifladura, de un milagro o de una insensatez. Furtenbach es el dueño de Furtenbach Adventures, una de las empresas de guías de alta montaña más conocidas en el mundo, sobre todo en Estados Unidos, y una semana es el tiempo que, según su oferta, tardarán sus clientes en ascender al Everest. Sólo siete días desde que salgan por la puerta de su casa en Nueva York, Los Ángeles, Londres o Madrid hasta que alcancen el techo del mundo. Alpinismo a todo gas, montañismo exprés.

Si una expedición normal suele tardar unos dos meses entre volar a Lukla con escala en Katmandú, completar la caminata hasta el campo base, acostumbrarse a la altitud, cruzar la enorme cascada de hielo del Khombu y hollar la cumbre a través del mítico escalón de Hillary; la expedición Flash de Furtebanch Adventures promete hacer todo eso en un abrir y cerrar de ojos. ¿Cómo? Con mucha planificación, varios trucos y alguna trampa. ¿Por cuánto? Por 103.900 euros en la versión más económica o 199.000 euros en su versión premium.

Para saber más

La compañía austriaca con oficina en Estados Unidos está especializada en viajes de lujo así que, además de comodidades como una tienda de campaña climatizada de 80m2 con baño privado, ofrece un servicio de traslado que no deja horas muertas. De cualquier ciudad del mundo a Katmandú, de allí a Lukla en avioneta y de allí al campo base del Everest en helicóptero. Pim, pam.

Hay espacio para aclimatarse en los cercanos Island Peak o Mera Peak, de más de 6.000 metros, pero no es más que un trámite. Al fin y al cabo, los rápidos ascensos de Furtenbach al Everest cuentan con ayudas como la compañía de dos sherpas experimentados por escalador, oxígeno ilimitado de día y de noche y, por supuesto, el uso de cuerdas fijas en toda la montaña. Con todo eso, cualquiera puede alcanzar los 8.848 metros de la cima, pero para ir tan rápido hay que ir más allá. Otras empresas de guías de alta montaña, como la nepalí Seven Summit Treks, ofrecen servicios parecidos; el truco de Furtebanch está en la aclimatación.

Más oxígeno en sangre

«Somos pioneros en la pre-aclimatación con tecnología hipóxica. La utilizamos desde 2008 y ahora mismo tenemos mucha experiencia. Gracias a ella, en 2022 conseguimos completar un guiaje completo en el Everest en sólo 16 días», cuenta el propio Furtenbach, que se refiere a la preparación de sus clientes en sus propias en las semanas previas a su viaje a Nepal. Un protocolo personalizado por un especialista, cámaras de hipoxia para dormir, máscaras para hacer ejercicio y lo último de lo último: sesiones de tratamiento con gas xenón.

Desde este año la empresa ofrece unas inhalaciones con el gas noble para multiplicar el oxígeno en sangre de quienes les contratan. El xenón engaña al cuerpo para que piense que le falta oxígeno, estimula la producción de EPO y a priori hace que en la sangre haya más glóbulos rojos. Con ello, los alpinistas deberían llegar al campo base como si llevaran allí viviendo toda la vida. Pero hay varios motivos para la polémica.

“Crece el riesgo”

El primero es que el xenón es dopaje. Desde que varios deportistas rusos lo utilizaran para los Juegos Olímpicos de invierno de Sochi 2014, la Agencia Mundial Antidopaje lo tiene prohibido, aunque los montañistas que escalan el Everest no están bajo sus directrices -al fin y al campo no forman parte de ninguna competición. El segundo motivo es que puede ser muy peligroso.

«Con el aumento de hematocrito, la sangre se vuelve más viscosa, fluye menos y crece el riesgo de que haya un accidente cardiovascular. De hecho, muchos grandes montañeros han fallecido por eso. De Iñaki Ochoa de Olza se decía que tenía un don para la aclimatación, que su cuerpo respondía muy rápido a la falta de oxígeno y, según el cardiólogo que le hizo la autopsia, eso pudo espesarle la sangre y causarle el edema que finalmente le afectó», analiza Adrián Castillo, investigador en Ciencias de la Salud en la Universidad de Alcalá y autor de la revista especializada Fissac, en conversación con este periódico: «Además no hay evidencia de que el gas xenón aumente el rendimiento. Por comparar, un ciclista puede ingerir más hidratos, pero eso no quiere decir que vaya a ir más rápido».

Furtenbach Adventures alega que el entrenamiento en hipoxia previo y la reducción de tiempo en el Everest hacen que sus expediciones Flash sean más seguras que el resto, pero el debate está abierto en el techo del mundo. Hasta 40 clientes ya han contratado sus servicios para la próxima primavera. Alpinismo a todo gas, montañismo exprés.

kpd