Del “¿quién dudaba?” de Garuba a las lágrimas del histórico Rudy: “Es uno de los equipos más grandes de la historia del deporte español”

Del "¿quién dudaba?" de Garuba a las lágrimas del histórico Rudy: "Es uno de los equipos más grandes de la historia del deporte español"

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“¿Quién dudaba, quién dudaba? Yo no sé nada, sólo sé que el equipo confiaba”, respondía Garuba, siempre tan efusivo y seguro de sí mismo, pletórico en los festejos como lo estuvo en la cancha. El factor clave en la final contra Bahamas, acabando con la sangría en el rebote ofensivo, poniendo dos tapones majestuosos para marcar terreno. Pero las miradas se iban a Rudy Fernández, 261 partidos y 11 medallas con España, cómo no. Quizá a alguien se le pasó por la cabeza que el del domingo en la Fonteta podía ser el último partido en activo de una leyenda. Pero eso no entraba en los planes del capitán. Había una promesa por cumplir. El balear ya es historia: ningún jugador de baloncesto estuvo (¿ni estará?) jamás en seis Juegos Olímpicos.

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“Es algo que le prometí a mi padre cuando me dejó”, pronunciaba ayer Rudy, puesta en pie la Fonteta cuando Scariolo le sustituyó a falta de unos segundos. Hasta ese momento los caribeños –Eric Gordon protestó en sala de prensa por la cantidad de tiros libres que lanzó uno y otro equipo- no se dieron por vencidos. Entonces pudo descansar el alero y pensar en lo que se le viene como despedida de su inigualable carrera profesional. “Es el gen que tiene la Familia y el gen que nos hace seguir creciendo. Llevo jugando con la selección durante dos décadas y es lo que nos han transmitido nuestros veteranos. Podemos tener estrellas o no estrellas, pero si competimos juntos y representamos lo que tenemos delante siempre solemos tener cosas beneficiosas”, siguió el madridista, que durante toda la concentración ha lanzado un mensaje que ha calado en sus compañeros: “No lo hagáis por mí”.

El triunfo de la selección en un Preolímpico casi siempre trampa para el anfitrión supone un espaldarazo anímico también para un colectivo golpeado en el pasado Mundial. Aldama, que imitará a su padre en unos Juegos (él estuvo en Barcelona 92), era de los más emocionados. Durante el partido tuvo más que palabras con el fornido Munnings e incluso se hizo daño en el tobillo casi al final. Después, con el MVP en sus manos, en sus ojos se intuían las lágrimas. Muestras de carácter de quien está llamado a ser el líder del porvenir. “He hablado con mi padre esto muchísimas veces. Fue mi primer sueño de niño. Es un orgullo de vestir esta camiseta y un privilegio”, comentaba en sala de prensa.

Los jugadores de la selección celebran su triunfo contra Bahamas.Alberto SaizAP

Allí, a su lado, Scariolo. Para él serán sus cuartos Juegos, otro mito. Misión conseguida. No quería pensar el seleccionador en la lista de 12 que hoy mismo tendrá que dar a la FIBA -y en la que sólo puede hacer cambios por lesión- y en la que estarán Abrines y Juancho. Tampoco en el ‘grupo de la muerte’ que se le viene en la primera fase de Lille. España disputará el primer partido de los Juegos, el sábado 27 a las 11 de la mañana, contra Australia. Después llegarán Grecia -ganador del Preolímpico de El Pireo- y la temida Canadá. Casi nada.

El seleccionador prefirió reivindicar a sus chicos, todos por encima de lo esperado. Hubo ejemplos a puñados de lo que ilusiona. El regreso de Lorenzo Brown (cuánto se le echó de menos) en la línea majestuosa del Eurobasket, su conexión con Willy, en contraste con su mediocre rendimiento en el Barça, la disposición defensiva de López-Arostegui -otro que no pudo estar en el Mundial- persiguiendo como un perro de presa a Buddy Hield. Pradilla, los puntos de Brizuela… “Quiero dar el mérito a este grupo de jugadores, fue extremadamente duro jugar este segundo partido en menos de 24 horas. Aprecio la concentración que pusieron, la compostura. Jugaron durante 40 minutos con muy pocos bajones y realizamos un partido sólido en las dos partes de la cancha. Es una final y lo siento como si hubiéramos ganado un título”, reflexionó y fue más allá: «Podemos ir perdiendo superestrellas, pero mientras tanto tenemos que competir con una cohesión brutal. Estar en este equipo es un privilegio y los jugadores lo tienen claro. Es uno de los equipos más grandes de la historia del deporte español».

kpd