Sus últimas e históricas exhibiciones con los Mavericks han convertido al esloveno en la gran pesadilla de los entrenadores NBA. “Repasar vídeos suyos es como una película de terror”, avisa Mike Malone
La pregunta de cómo frenar a Luka Doncic empieza a convertirse en un género propio. Unos responden en serio, y enumeran aquello que hace al esloveno una de las grandes estrellas de la NBA -“uno de los mejores jugadores ofensivos de la historia”, proclamó Dwane Casey, entrenador de los Detroit Pistons. Y otros tiñen de ironía su resignación. Hace un par de temporadas, Frank Vogel, entonces técnico de los Lakers, dijo que habían estudiado la opción de secuestrarlo. Y hace unos días, Gregg Popovich bromeó que el objetivo de sus Spurs sería dejarlo por debajo de los 50 puntos. Doncic anotó 51.
De la misma forma que la lesión de Anthony Davis en los Lakers ha despertado al mejor LeBron James del curso, el parte de bajas de los Dallas Mavericks ha revelado al mejor Luka Doncic de su carrera. El esloveno, en una cadena de exhibiciones, ha alcanzado los 50 puntos en tres de sus últimas seis funciones, y holló su cima en la insólita remontada contra los Knicks: 60 puntos, 21 rebotes, 10 asistencias. De ahí el ‘temor’ de Popovich antes del partido en San Antonio, y la resignación juguetona de después. Cuando fueron a abrazarse, el técnico de los Spurs fingió apartarlo con un manotazo.
Para saber más
Al momento de escribir estas líneas, los Mavs enlazan siete victorias a hombros del mejor Doncic. El esloveno -y un calendario amable, todo hay que decirlo- es la principal razón por la que Dallas está capeando con éxito una racha de bajas sensibles en las últimas semanas. Su potencia de fuego compensa las brechas que han abierto esas ausencias en la defensa, y tiene cuarta en la poderosa Conferencia Oeste a una plantilla que con todos disponibles ya iba muy justa.
Es el doble filo de un trance inaudito. Nadie antes había amasado 225 puntos, 50 rebotes y 50 asistencias en cinco encuentros. En ese tramo ha sido responsable (entre canastas y asistencias) del 69.5% de los puntos de su equipo con él en pista. Es un buen reflejo de su habilidad para leer y manipular defensas, ya intenten contenerlo o ‘dejarle’ anotar para aislar a sus compañeros. Si algo han aprendido los entrenadores de la NBA, es que no existe respuesta correcta.
Juego en la pintura
“Repasar vídeos suyos es como una película de terror. Te entra mucho miedo”, aseguró Mike Malone, entrenador de los Denver Nuggets, que tiene en Nikola Jokic otra de esas llaves maestras. “Hace que nuestro cuerpo técnico tenga muchas sesiones de vídeo por la noche y muchas discusiones por la mañana para descifrar lo que nadie ha conseguido descifrar”, apuntó Monty Williams, su víctima en los playoffs de la temporada pasada.
El técnico de los Suns llegó a decir que Luka Doncic es el mejor jugador de la NBA en la pintura. Y aunque los hay que anotan más (es 10º en ese apartado, con 13.9 puntos por noche en la zona), motivos no le faltan. El esloveno es el segundo que más anota en sus penetraciones a canasta (15) y el mejor asistente (2.7). Y aunque su eficacia al poste (la mayor novedad de este curso) ha bajado en los últimos partidos, se mantiene entre la élite de un campo reservado a los hombres altos.
“Es una pesadilla. No tenemos una respuesta”, respondió el entrenador de los Lakers, Darvin Ham, cuando le preguntaron cómo era plantear una manera para frenar a Doncic. “Tendremos que arrimar todos el hombro… Y además cruzar los dedos de las manos y los pies”, dijo Casey ante la misma pregunta, un género cada vez más extendido. Sobre todo a raíz de las últimas exhibiciones.
Pero además del asombro queda también la sensación de que eran necesarias para mantener a los Mavs a flote. Cuando Dallas decidió no cubrir la salida de Jalen Brunson, el otro generador principal y segundo mejor jugador del equipo, estaba ‘condenando’ a Doncic a este nivel de responsabilidad. La exigencia había bajado en el último mes al mismo ritmo que mejoraba (levemente) el colectivo, pero las últimas bajas han vuelto a colocar un enorme peso sobre sus hombros.
Si está funcionando es porque Doncic es un talento generacional. “¿Cómo es posible que alguien tan bueno salga de un país tan pequeño?”, bromeaba hace unos años Popovich, el mayor valedor que el baloncesto internacional han tenido en los banquillos de la NBA. Pero en una campaña de 82 partidos, la factura espera al doblar la esquina.