Risas en el golf, la Eurocopa y nunca “entrenar por entrenar”: la receta de “la frescura” de Alcaraz en Wimbledon

Actualizado Miércoles, 10 julio 2024 - 22:58

La noche antes del arranque de Wimbledon un grupo de periodistas ingleses fue a jugar al golf al muy cercano Royal Wimbledon Golf Club y se encontró en el tee del hoyo 1 al vigente campeón, Carlos Alcaraz, acompañado de varios miembros de su equipo. Se quedaron atónitos. La coincidencia en lugar y tiempo era extraña, pero sobre todo sorprendía que el español estuviera tan tranquilo practicando su swing, de risas con los suyos, a menos de 24 horas

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El desastre de la lluvia constante en Wimbledon: la peor entrada desde hace 26 años

Actualizado Miércoles, 10 julio 2024 - 17:18

La lluvia nunca falta a su cita con Wimbledon. Pero lo de este año es un diluvio comparable al que le cayó encima a Rishi Sunak cuando anunció las elecciones... Más de 80 partidos han tenido que ser aplazados o suspendidos bajo una descarga incesante de agua desde que arrancó el torneo. En diez días ha caído lo que suele llover en todo el mes, y los espectadores han decidido que mejor quedarse en casa que pasarse el día bajo el paraguas.

La asistencia semanal ha caído este año el 4% (282.955 espectadores). El viernes 5 de julio (con 36.630 entradas vendidas) fue de hecho el día de menor afluencia de visitantes al All England Club en 26 años, a excepción del 2021 con las restricciones del Covid.


"El tiempo ha sido terrible", atestigua la directora ejecutiva del torneo, Sally Bolton, obligada a hacer encaje de bolillos para que poder concluir el domingo. "La perseverancia de la gente en las colas ha sido encomiable. Nuestra meta es la mayor audiencia posible, pero llegados a este punto tenemos que aceptar una variabilidad en los números por el impacto el mal tiempo".

Bolton ha negado el efecto disuasorio que ha podido tener también en los aficionados la retirada de grandes estrellas como Roger Federer o Serena Williams. "Hay mucha excitación por el cambio de guardia y por el testigo que están recogiendo jugadores como Carlos Alcaraz o Coco Gauff", recalcó la directora ejecutiva al inicio de la semana.

Pero Coco Gauff está ya fuera del torneo, al igual que la estrella local, Emma Raducanu, lo cual ha deslucido notablemente la recta la final de la categoría femenina. La despedida de Andy Murray marcó un pequeño pico de asistencia, pero ahí se quedó. Las 'enganchadas' de Djokovic con el público y la eliminación de Jannik Sinner, que llegó con la vitola del número uno mundial, han quitado también pólvora a la categoría masculina, superada ya la excitación que había en el 2023 por ver a Alcaraz tocando la cima.

Sin Kate Middleton

Los famosos se han retraído también sin el sol, y el goteo ha sido notablemente menor que otros años, con la princesa Beatriz y su marido Edoardo Mapelli Mozzi y las actrices Sienna Miller y Salma Hayek haciendo compañía a los Beckham de turno. La ausencia de Kate Middleton, en tratamiento por el cáncer, ha sido más notoria que nunca (su posible reaparición en la entrega de premios no ha sido confirmada de momento).


La competencia directa de la Eurocopa y del Gran Premio de Fórmula 1 son también otros dos factores reconocidos implícitamente por Sally Bolton, que admite que el tenis ha tenido que librar su propia partida con otros deportes que "se disputan la atención de la gente" (Djokovic se lamentó durante el torneo del tirón creciente que empieza a tener también el "paddle" entre los aficionados al tenis de toda la vida).


Digamos pues que Wimbledon ha tenido que vérselas este año "con un amplio abanico de contingencias", pero la principal es sin duda la lluvia, y eso a pesar del techo retráctil que protege la pista central y la número 1. El resto de las pistas de hierba están a cielo abierto.

"La extensión del torneo de 13 a 14 días nos ha dado flexibilidad, pero lo cierto es que la variabilidad del tiempo está siendo nuestro prinicipal reto", agregó Bolton. "Ni siquiera las aplicaciones puede predecir el tiempo que hará en los próximos dos días. Cuando parece que va mejorar, de pronto cambia y vuelve a llover".

El vía crucis de Badosa


El partido que la española Paula Badosa perdió ante la croata Donna Vekic (2-6, 6-1, 4-6) es un ejemplo del pan de cada diá en Wimbledon. El inicio estaba anunciado el pasado 7 de julio a las 11,30 de la mañana. Arrancó al final dos horas más tarde por la lluvia, y tuvo que ser suspendido en tres ocasiones, bajo constantes claroscuros. Las tenistas acabaron al final pasadas la siete de la tarde, en un estado de frustración continua.

Todo parece indicar que habrá que esperar a la seguntad mitad de julio para que el tiempo mejore en las islas británicas. Se estima que tal vez entonces la corriente de chorro o "jet stream" se desplace hacia el norte y se despejen los eternos nubarrones. Visto lo visto, Wimbledon tendrá que esperar al menos otro año para recuperar la normalidad.

La llamada entre Alcaraz y Morata, un talismán para la selección: “Lo hicimos en el primer partido y les da suerte”

Actualizado Martes, 9 julio 2024 - 23:39

"¿Quién ha marcado? Calla, calla, mejor no me lo digas", reclamaba Carlos Alcaraz este martes. La rueda de prensa después de su victoria en cuartos de final de Wimbledon ante Tommy Paul fue rara, muy rara, quizá la más rara de su carrera. Los medios internacionales le hacían preguntas, L'Equipe, The Athletic, y él miraba a los periodistas españoles que estaban viendo en sus ordenadores las semifinales de la Eurocopa entre España y Francia. Si había calma entre los redactores, el número tres del mundo contestaba tranquilo, pero si se levantaba un murmullo, intentaba adivinar lo ocurrido.

Durante una de sus primeras respuestas marcó Kolo Muani y justo en la última empató Lamine Yamal. Cuando Dani Olmo culminaba la remontada, él ya salía de las instalaciones del Grand Slam londinense. "Tengo que confesar que en el último set de mi partido, cuando ya sentía que estaba dominando, he pensado en acabar más rápido para poder ir a ver el fútbol", reconocía Alcaraz, radiante, pletórico. Todo va bien.

En el All England Club triunfa, camino a su segundo título consecutivo, con Daniil Medvedev como penúltimo obstáculo el próximo viernes en semifinales y en Alemania sus amigos hacen lo propio. Porque Alcaraz tiene una relación cercana con varios componentes de la selección, como Pedri o Ferran Torres, con quienes se le ha visto de fiesta, y es amigo íntimo de ÁlvaroMorata.

La llamada talismán

Estos días, de hecho, ambos están en constante comunicación, hasta el punto que este martes Morata envió a Alcaraz por Whatsapp una foto viendo su partido de cuartos de final ante Tommy Paul antes de saltar a calentar al césped del Allianz Arena. "Esta mañana he llamado a Álvaro para desearle suerte. Lo hice antes del debut de España de la Eurocopa, funcionó y ahora hablamos siempre los días de partido", explicaba Alcaraz, que siempre ha confesado que no es exageradamente futbolero y que se hizo del Real Madrid para incordiar a varios de sus familiares, muy culés.

Más allá del fútbol, Alcaraz, con ciertas prisas, valoró lo conseguido sobre la pista, sus sextas semifinales de un Gran Slam, dos de US Open, dos de Roland Garros y ahora ya dos de Wimbledon. "Tener tantas semifinales creo que pesa a mis rivales. Saben que tienen que hacer grandes cosas para poder ganarme en un Grand Slam", comentaba el español que se medirá al mismo rival que tuvo el año pasado en el penúltimo partido antes de celebrar su primer título en Londres.

Entonces el encuentro fue un visto y no visto, un triunfo en tres sets. Esta vez, Alcaraz vuelve a ser favorito: "La mayor parte de los partidos sí que dependen de mí y eso es bastante bueno. Tanto para bien como para mal dependen de mí. Daniil es como una pared, llega a todas las bolas".

Alcaraz resiste contra el muro para derrotar a Paul y clasificarse para semifinales de Wimbledon

Actualizado Martes, 9 julio 2024 - 20:09

Carlos Alcaraz no está en el mundo para sufrir. Es un disfrutón. Juega al tenis porque lo pasa bien, se lo goza, incluso en los peores momentos se divierte si un punto se alarga y puede trastear con su rival, ahora aquí, ahora allá, una dejada, un globo. Por eso este Wimbledon está siendo extraño. En su camino hacia semifinales, donde el próximo viernes se enfrentará a Daniil Medvedev, el español ha resistido más que disfrutado y su victoria este martes en cuartos de final ante Tommy Paul por 5-7, 6-4, 6-2 y 6-2 fue un claro ejemplo.

No quedará en el archivo fotográfico toda una colección de grandes celebraciones, puños al aire y sonrisas de oreja a oreja. Para derrotar al estadounidense, como ya le pasó en cuarta ronda ante Frances Tiafoe y en octavos ante Ugo Humbert, Alcaraz tuvo que ponerse el mono de trabajo y aguantar, aguantar y aguantar. "¡Vamos!", gritaba camino al triunfo, pero no era de alegría, era de alivio. No podía ganar al ataque, así que le tocó afinar otras artes.

Ante los golpes larguísimos de Paul que le empotraban contra el muro, le impedían respirar y por supuesto le negaban la posibilidad de juguetear, Alcaraz exageró sus movimientos defensivos y corrió de lado a lado. El desafío le impuso dos prioridades. Por una parte, conservar su saque, cosa que hizo a base de servicios durísimos, como los seis aces que acumuló sólo en el segundo set. Y por otra parte, presionar al estadounidense. Si Paul podía cargar su derecha, buscaría la línea de fondo de inmediato y le haría la vida imposible, pero si también recibía la bola a sus pies, no tendría más remedio que ceder terreno.

Su tenis es otro, más variado, más bonito, más cambiante, pero era lo que tocaba. Pronto lo entendió. En el primer set, aún perdido, se enganchó en intercambios que duraban una eternidad y que demasiadas veces acababa igual: Paul tiraba muy fuerte y muy lejos y el español erraba. Pero a partir del segundo set todo fluyó de otra manera.

Las bolas de break, punto débil

Con la resistencia como máxima, el encuentro se fue más allá de las tres horas, pero podía haber durado menos si Alcaraz hubiera aprovechado más sus oportunidades. Es una constante en su tenis, pero hay partidos especialmente crudos en ese sentido. Más allá de sus desconexiones mentales, que tienen lugar en las primeras rondas y que rara vez le cuestan partidos, seguramente es su único punto débil: la conversión de bolas de break. Ante Paul dispuso de hasta 27 y sólo convirtió ocho, un 30% influido por su mejora al final. En los primeros sets el ratio llegó a estar por debajo del 20%, un número realmente pobre.

Sin alcanzar la barbaridad de Rafa Nadal, el mejor de la historia en esa estadística, con un 45% de puntos de break convertidos, los rivales habituales de Alcaraz, Jannik Sinner, Novak Djokovic y Daniil Medvedev suelen utilizar entre el 44% y el 43% de sus opciones de break mientras él está en un 41% en toda su carrera. Este año, con su Roland Garros triunfal, había mejorado ostensiblemente, pero ante Paul resbaló en la misma piedra.

"Tenía que sufrir"

"Él ha jugado un gran tenis, ha sido un partido difícil. En el segundo y tercer set sabía que tenía que ser fuerte mentalmente, que resistir, que sería un partido largo. Tenía que sufrir para encontrar soluciones y eso he hecho", comentaba el español que ahora repetirá las semifinales del año pasado. Otra vez, ante Medvedev, que este martes se impuso a Jannik Sinner por 6-7(7), 6-4, 7-6(4), 2-6 y 6-3 en un partido en el que hubo de todo, incluso un vahído del italiano.

"Espero que se repita el resultado del año pasado", deseó Alcaraz aún sobre la hierba de la pista 1 del All England Club, antes de abalanzarse sobre la ducha y correr a la casa que tiene alquilada cerca para poder ver las semifinales entre España y Francia en la Eurocopa. "Creo que me voy a poner más nervioso que aquí jugando", finalizó.

La ‘u’ que causó la ira de Novak Djokovic en Wimbledon: “He jugado en ambientes peores, no me afecta”

Actualizado Martes, 9 julio 2024 - 10:56

"Ruuuuune, Ruuuuune". Mediado el segundo set, el público de la pista central de Wimbledon empezó a repetir el mismo cántico. Novak Djokovic, siete veces campeón aquí, se enfrentaba a Holger Rune y ante el claro dominio del serbio muchos aficionados se volcaron con el joven.

"Ruuuuune, Ruuuuune". Los vítores nacían para animar, simplemente repetían el apellido de Rune, pero tenían un añadido: la 'u' también servía para abuchear a Djokovic. En algunos puntos fue evidente el doble uso pues el cántico aparecía justo después de una celebración del número dos del mundo.

"Ruuuuune, Ruuuuune". Al final Djokovic se mosqueó. Acostumbrado a levantar amores y odios por todo el mundo, el serbio entendió el desagravio y se lanzó a responder como sólo él sabe hacer. Al ganar el segundo set ya colocó los labios como al pronunciar la 'u' y al final del partido explotó.

"Para los aficionados que han sido respetuosos conmigo, buenas noches, y para los que no lo han sido, bueenas noches. Sé que estaban apoyando a Rune, pero eso era una excusa para abuchearme", dijo el humor y la ira. "Bueeeenas" en inglés es "Goooood", que suena 'u' como en el polémico "Ruuuuune, Ruuuuune". "He estado en el circuito más de 20 años y me centro en la gente que me respeta y que paga la entrada para verme. He jugado en ambientes peores que este y no me afecta".

Luego, en la rueda de prensa, el serbio fue preguntado sobre qué debería hacer el Grand Slam londinense en esta situación y él aceptó que la solución es muy complicada: "El torneo no puede hacer nada, no van a echar a parte de la grada o al estadio entero porque me están faltando al respeto".

Un Djokovic perfecto

En realidad, pese al lío, incluso gracias a él, Djokovic completó un partido casi perfecto, con victoria por 6-3, 6-4 y 6-2 y este martes se enfrentará en cuartos de final a Álex de Miñaur. En lo que va de torneo ha cedido un par de sets, pero siempre se le ha visto con los partidos bajo control e incluso a su mejor nivel esta temporada.

Pese a la lesión de rodilla que sufrió en Roland Garros y la protección que luce, sus movimientos sobre la hierba del All England Club son ligeros como siempre lo fueron y sus opciones al título están intactas. De hecho, tras la derrota de Alexander Zverev, su camino hasta la final es a priori el más sencillo de todos los favoritos pues, en caso de ganar a De Miñaur, se enfrentaría con el vencedor del duelo entre Lorenzo Musetti y Taylor Fritz.

Emma Navarro, la multimillonaria que se ha convertido en la sorpresa en Wimbledon: “Le debo mucho a mi padre”

Actualizado Lunes, 8 julio 2024 - 15:31

Aparece la estadounidense Emma Navarro en el precioso Media Theatre del All England Club, la sala para las ruedas de prensa en Wimbledon, y un detalle destaca en su camiseta. «Look at that», advierte un periodista de su país. La marca que la viste, Fila, no es lo más visible en su equipación, un sponsor aparece más grande: CreditOne Bank. Otros tenistas cuentan con el apoyo de bancos, pero nadie tiene tantísimo apoyo. Porque Navarro no es la imagen de la entidad. Es la dueña. O mejor dicho lo será. Su padre, Ben Navarro, compró el 100% de la entidad en 2005 y hoy, gracias a su negocio con las tarjetas de crédito subprime en Estados Unidos, amasa unos beneficios netos anuales de más de 450 millones de dólares.

La herencia de Emma Navarro se calcula en 3.800 millones de dólares y la convierte en la más rica del circuito con diferencia. Por comparar, los patrimonios de Novak Djokovic, Rafa Nadal y Roger Federer sumarían conjuntamente unos 1.500 millones, según la revista Forbes. Navarro no está en el tenis por dinero, no, seguro que no, y eso le otorga cierto mérito.

¡Porque sin la motivación que concede la necesidad, Navarro ha construido una carrera que estos días está en pleno despegue. A sus 23 años, después de ganar la Division I de la NCAA con la Universidad de Virginia y de empezar en el circuito WTA desde abajo -la última temporada llegó a disputar 88 partidos-, entró en el Top 20 del ranking antes de Wimbledon y en el torneo londinense es la revelación.

«Me costó mucho creer en mí»

Con una actitud exageradamente calmada y un juego muy completo -si acaso le falta mejorar el saque- en segunda ronda derrotó a Naomi Osaka y este domingo venció a la segunda favorita, Coco Gauff, con facilidad. Este martes, mientras Carlos Alcaraz se enfrenta a Tommy Paul por un puesto en semifinales (sobre las 16.00 horas, Movistar), ella hará lo propio ante Jasmine Paolini.

Alberto PezzaliAP

«Le debo mucho a mi padre. Es el hombre más inteligente que conozco y me ha transmitido mucho conocimiento y sabiduría», comentaba Navarro al ser cuestionada por su familia, aunque también reconocía que ese éxito empresarial le presionó en sus inicios: «Me conformaba con ser una jugadora universitaria decente o ni tan siquiera eso. Me costó mucho creer en mí misma y darme cuenta que podía ser profesional. Soy perfeccionista y siempre pienso que no soy suficientemente buena».

Dueño de clubes y torneos

A sus 23 años, su holgura económica y la presión por alcanzar la gloria pueden explicar su ascenso tardío, aunque su camino era más llano que otros. Estudiante de internado y tenista porque su casa de veraneo tenía una pista, su debut en el circuito llegó en 2018 a través de una invitación para el WTA 500 de Charleston, propiedad de su padre. A Navarro nunca le faltaron los mejores entrenadores -su progenitor también compró el club donde practicaba- ni mucho menos el dinero para poder viajar a todos los torneos menores posibles. Como le ocurre a su compatriota Jessica Pegula, también hija de multimillonario, lo único que necesitaba era pasión. Y ahora ésta ya es innegable.

«Estoy disfrutando mucho del torneo, quiero volver a jugar ya. Me gusta centrarme en cada partido sin mirar más allá, sin pensar en hacer algo más grande. Esa mentalidad creo que me ayuda», explica quien el próximo lunes ascenderá como mínimo al número 14 del mundo y se convertirá en la enésima representante del dominio yankee del tenis femenino. Con Gauff, Pegula, Danielle Collins o Madison Keys, está ella, ya inscrita para los Juegos de París y con el futuro a sus pies. Su cuenta bancaria ya rebosa, ahora sólo le falta llenar sus estanterías.

Alcaraz ya saca los pasos prohibidos en hierba: "He empezado a deslizar antes que nunca"

Alcaraz ya saca los pasos prohibidos en hierba: “He empezado a deslizar antes que nunca”

Un, dos, tres, un, dos, tres... baila Carlos Alcaraz en la pista central de Wimbledon como si fuera su escenario porque realmente es su escenario. Aunque fuera hace frío y llueve a cántaros, dentro la gente guapa de Londres imagina que es verano mientras el vigente campeón ofrece su danza, tan veloz, tan dominada, tan suya. Allá donde va la bola está él, siempre está él. En las tres rondas anteriores del torneo, Alcaraz buscaba su sitio: en su segundo encuentro ante Aleksandar Vukic a ratos pareció encontrarlo, pero después ante Frances Tiafoe hubo cierta desorientación. Este domingo, en octavos de final ante Ugo Humbert, el español finalmente volvió a su lugar para vencer por 6-3, 6-4, 1-6 y 7-5 en tres horas de juego.

Como hizo hace un año, cuando acabó siendo campeón en una final antológica contra Novak Djokovic, ya ha encontrado los movimientos propios de la hierba, esas carreras de vértigo, ese deslizamiento lateral, y con eso cualquier cosa es posible. A partir de este martes, cuando se medirá en cuartos de final al bombardero Tommy Paul -que superó a Roberto Bautista por 6-2, 7-6 y 6-2, ya sabe los pasos que debe seguir en el camino al título.

«Aquí lo más importante es sentirte cómodo, moverte bien. Colocarte me parece más determinante que golpear. Y en ese sentido cada vez me estoy encontrando mejor. Me acuerdo de mis sensaciones del año pasado y este año he empezado a deslizar antes, me siento con más confianza, por eso me puedo defender mejor», analizaba Alcaraz después de un encuentro en el que dejó varios highlights de su temporada, quizá de su vida.

Especialmente memorable y significativo fue el punto con el que ganó el segundo set: pese a que Humbert le tuvo sometido, Alcaraz corrió de lado a lado, se movió hacia delante y hacia atrás, se levantó del suelo, y al final se impuso. Con todo el público en pie, el francés resoplaba y miraba al infinito, desesperado, incrédulo. Después del partido, el equipo del español recordaba que, dos años atrás, en las semifinales del US Open ante Jannik Sinner ya protagonizó un ejercicio de resistencia muy parecido. «Me gusta luchar cada bola, cada punto y que mi rival sepa que pase lo que pase yo estaré ahí intentando responder», proclamaba Alcaraz.

La reacción ante Humbert

Con su buen posicionamiento como principal argumento, el hoy número tres del ranking mundial dominó el primer set y resistió en el segundo, pero en el tercero desconectó. Humbert, un excelente restador, como Tiafoe, le negó los espacios y Alcaraz se entregó a la complacencia de quien ya se sabe ganador. Entonces estuvo realmente en peligro. En el cuarto set con 3-4 en el marcador y un 0-40 en contra se asomó al quinto set, otro quinto set, con el riesgo que conlleva. «¡No sé qué hacer!», le gritaba a su palco, en su constante comunicación con su entrenador, Juan Carlos Ferrero, y éste le respondía tranquilo: «Sigue jugando». Eso hizo. En un día con muchos problemas con su servicio, encadenó varias detonaciones con su saque y salvó la situación en un visto y no visto.

«Una cosa son las desconexiones y la otra es la lucha. Yo sigo luchando siempre, aunque me haya ido un poco del partido. Para esos momentos tensos, además, tengo planificado jugar más agresivo, ir a por ello, aprovechar cualquier oportunidad para atacar. 'Ve a por ello, ve a por ello', me repito porque sé que, si va mal, al menos sabré que lo he intentado», aseguraba Alcaraz en un torneo que avanza sin sorpresas.

Como en el último Roland Garros, los cinco mejores del mundo han llegado a la segunda semana y planean encontrarse. Este domingo, junto a Alcaraz, pasaron a cuartos Jannik Sinner, que venció a Ben Shelton en tres sets, y Daniil Medvedev, que se benefició de la lesión en el primer set de Grigor Dimitrov. Este lunes será el turno de Alexander Zverev (sobre las 16.30 horas, contra Taylor Fritz) y Novak Djokovic (sobre las 19.00 horas, ante Holger Rune).

Paula Badosa cae en octavos de Wimbledon ante la croata Vekic

Actualizado Domingo, 7 julio 2024 - 20:01

Paula Badosa se quedó a las puertas de los cuartos de final de Wimbledon tras perder en tres sets con la croata Donna Vekic (2-6, 6-1, 4-6) en un desconcertante partido, interrumpido tres veces por la lluvia y peleado hasta el final con el espíritu luchador de su mejores tiempos, antes de caer en la espiral de las lesiones.

Badosa tardó en encontrar su lugar en la pista y estuvo el primer juego a merced de Vekic, número 37 en el ranking de la ATP, que se impuso con claridad a su rival con sus mismas armas: el poderoso primer saque y el juego agresivo desde el fondo de la pista. La tenista española, que venía de disputar una épica maratón de casi tres horas frente a la rusa Daria Kasatkina (14 cabeza de serie), no lograba concentrarse y claudicó dos veces consecutivas al saque hasta ceder un 2-6 en menos de media hora de juego.


Hubo que esperar a una primera pausa por tormenta (después de un aplazamiento inicial de dos horas) para que fuera Badosa quien se reencontrara a sí misma cuando volvió a salir el sol hasta marcar un inapelable 5-1 a su favor en el segundo set, mientras Vekic caía en los claroscuros que definieron toda la desesperante jornada en el All England Club.


Los gritos de "¡Vamos, Pau!" llenaron la pista número dos de Wimbledon, a la misma hora en que Alcaraz disputaba su partido con Humbert bajo techo en la central. Badosa se vino arriba en la segunda fase del partido, propulsada por saques de hasta 188 kilómetros por hora e imprimiendo un ritmo apremiante a su juego.

El desenlace, por fin

Pero el duelo en la pista número 2 quedó nuevamente suspendido en su mejor momento. Alcaraz ya había asegurado su pase a cuartos, cuando Paula Badosa volvía a la pista con la misión de rematar el segundo set con la misma racha de buen juego. Lo consiguió poniendo el broche al 6-1 con otro "ace".

Vekic no dio sin embargo su brazo a torcer y consiguió romperle de nuevo el servicio a la salida del tercer set. Remontó Badosa y el marcador se puso en 3-3, y en un inquietante 3-4 a favor de la croata cuando volvieron a cerrarse los cielos y la juez de pista ordenó la tercera suspensión.

Badosa volvió por sus fueros al saque en la tercera y última fase, hasta volver a igualar el marcador con un 4-4 que marcó la recta final. La española se dejó atenazar por los nervios en el momento clave y dejó escapar los dos últimos sets con las lágrimas a flor del piel, mientras Vekic volvía a dictar su juego desde la línea de fondo.

El regreso a Wimbledon ha tenido para la jugadora española una altísima carga emocional, despés de un año marcado por las lesiones. Cuando los médicos le detectaron la fractura por estrés de una vértebra, llegaron a recomendarla que dejarla la alta competición. A base de tenacidad, la tenista de 26 años ha recuperado sin embargo la mejor versión de sí misma en el All England Club: "No es la primera vez, pero llegar a la segunda semana en Wimbledon ha significado ya mucho para mí".

Alcaraz sabe sufrir para derrotar a Humbert y meterse en cuartos de Wimbledon

Actualizado Domingo, 7 julio 2024 - 18:12

Carlos Alcaraz salva un golpe ganador a su derecha revolcándose por el suelo, pero se levanta y corre hacia la izquierda para lanzar un globo de defensa y, sin descanso, regresa a la derecha para mantener el punto con vida desde la red. Al final su rival, el francés Ugo Humbert, se desespera y envía la bola a tomar vientos. El intercambio sirve para que el español gane el segundo set, pero la escena se repetirá prácticamente calcada en el desenlace del cuarto set.

Alcaraz, más sufridor que nunca: sonrisa guardada, cabeza templada, muchos sudores. Alcaraz, tan vencedor como siempre: este domingo superó a Humbert por 6-3, 6-4, 1-6 y 7-5 en otras tres horas de juego y consiguió su pase para cuartos de final de Wimbledon, donde se enfrentará este martes al vencedor del duelo entre Tommy Paul y Roberto Bautista.

"Intento pelear cada bola, cada punto, sin importar dónde esté en la pista, para mantenerme vivo todo lo que pueda. Quiero que mi rival asuma que voy a estar siempre ahí pase lo que pase", proclama Alcaraz, en otra mejora de sí mismo. Porque más allá de cualquier aspecto técnico, la conversión del actual número tres del mundo en una leyenda pasa por su adaptación al sufrimiento y en este Wimbledon está dando un máster sobre ello.

Como ocurrió en octavos ante Frances Tiafoe e incluso en los primeros sets ante Aleksandar Vukic y Mark Lajal, ante Humbert Alcaraz no fue el mejor todo el rato, estuvo dominado, tuvo que sobrevivir y, sin embargo, ganó. En otro día feo del verano inglés, bajo el techo de la pista central del All England Club, hubo largos intercambios, hubo 'passing shot' de los que tanto disfruta, hubo dejadas e incluso golpes por debajo de las piernas, pero el espectáculo estuvo en verlo ahí de pie, siempre de pie, pese a las dificultades que afrontaba.

El momento clave

"¡No sé qué hacer!", le gritaba a su palco, en constante comunicación con su entrenador, Juan Carlos Ferrero, en el momento más delicado del partido. En el cuarto set, en plena remontada de Humbert, con 3-4 en el marcador parcial, Alcaraz tuvo que proteger tres bolas de break, un 0-40 en contra. Si se hubiera inquietado, si hubiera fallado, hubiera tenido que jugar otro quinto set, con lo que el riesgo consecuente. Pero, en cambio, se levantó. En un día con muchos problemas con su servicio, encadenó varias detonaciones con su saque y salvó la situación.

Entonces sí, Humbert se dio por vencido. El francés había aparecido atenazado por los nervios sobre la hierba más famosa del mundo, pero en el segundo set se convirtió en un rival muy peligroso. Como hizo Tiafoe dos días antes, se metió en la pista para atacar en cada resto y arriesgó en cada drive, en su caso, con la zurda. A partir de ese momento Alcaraz padeció. Más allá de una de sus ya famosas desconexiones, el partido se complicó por la liberación de Humbert, que no tenía nada que perder, y pese a ello el español supo salir airoso. Lleva seis Grand Slam consecutivos disputando los cuartos de final, el Alcaraz más sufrido sigue ganando.

Nadie puede con Alcaraz en un Grand Slam: tumba a Tiafoe en el quinto set y ya está en octavos de Wimbledon

Nadie puede con Alcaraz en un Grand Slam: tumba a Tiafoe en el quinto set y ya está en octavos de Wimbledon

Hay veces en las que Carlos Alcaraz batalla contra su propia mente. La complacencia le ataca, se entrega al espectáculo, incluso llega a distraerse. Ocurre en los partidos plácidos, en las primeras rondas, cuando su tenis es mucho mejor que el tenis del rival. Pero cuando las victorias le exigen al máximo es infalible. Hasta 13 veces en su vida ha disputado un quinto set en un Grand Slam y ha ganado en 12 de ellas, una estadística bárbara. La última ocasión fue este viernes en tercera ronda de Wimbledon ante Frances Tiafoe, donde ganó por 5-7, 6-2, 4-6, 7-6(2) y 6-2 en casi cuatro horas de tensión.

¿Podrá Alcaraz acercarse a los 24 'grandes' de Novak Djokovic, a los 22 de Rafa Nadal o a los 20 de Roger Federer? El debate es osado y el listón está en los cielos, alto, altísimo, pero a sus 21 años se puede sostener que lo logrará con su carácter como argumento. Para tumbar a Alcaraz en una plaza histórica, en Melbourne, París, Londres o Nueva York no sólo hay que jugar mejor, también hay que hacerlo rápido, en tres sets, porque en el desenlace es letal.

Tiafoe, de hecho, hizo este viernes casi todo lo que tenía que hacer. Talento generacional con una biografía 'hollywoodiense' -su padre era responsable de mantenimiento del club de tenis de Maryland, en Estados Unidos, y él aprendía viendo las clases de los niños ricos-, llevaba un año para el olvido, con más derrotas que victorias, y de repente, ¡tachán! Ante Alcaraz se convirtió en un virtuoso. Con su más fuerte saque, su derecha enroscada y mucha capacidad para subir a la red, sorprendió con un resto hasta ahora escondido.

El tie-break decisivo

Alcaraz apareció en la pista central del All England Club pensando que el desafío era romperle el servicio a Tiafoe y descubrió que, en realidad, lo más difícil sería mantener el suyo propio. En el cómputo total del encuentro, el estadounidense gozó de más bolas de break que Alcaraz -10 contra ocho- y eso que el último set ya estaba deshecho.

El triunfo se decantó en el tie-break del cuatro periodo. Hasta ese momento, el español había sido dominado en los intercambios e incluso había sentido cierta desesperanza. Las cosas no le salían, lamentaba en las conversaciones ante su equipo. Había vencido en el segundo set, aprovechando la alegría de Tiafoe por su remontada en el primero, pero en el tercero estuvo muy perdido. Sólo le quedaba trabajar, aguantar, sufrir. Y lo hizo. En el cuarto set no concedió opciones de rotura y en la muerte súbita desplegó su mejor juego.

Demoledor en el saque, jugó como quiso con los nervios de Tiafoe y lo puso a bailar por toda la pista. El estadounidense, ahora número 29 del ranking mundial, lamentó la oportunidad perdida y en el quinto set sólo pudo empezar a encajar la eliminación. Como le ocurrió dos años atrás en las semifinales del US Open, había llevado a Alcaraz al borde del abismo, pero finalmente había caído él.

Alcaraz, rápido para ver el fútbol

"¿Cómo va España?", preguntó Alcaraz al acabar el encuentro que le impidió ver la primera parte de los cuartos de final de la Eurocopa contra Alemania. Había pedido a la organización de Wimbledon que le colocaran en el primer turno para poder seguir el fútbol, pero la dilatación de su partido le arrebató ese placer. Igualmente recogió rápido sus raquetas y corrió al vestuario para enchufarse al móvil.

"Hoy ante Frances he tenido muchos problemas, muchos. Siempre es un gran desafío jugar contra él, se merece estar entre los mejores y luchar por los títulos grandes. He tenido que ir adaptando mi juego para encontrar soluciones, para ponerle en problemas. En los tie-breaks siempre intento ser más agresivo, jugármelas todas, eso he hecho en el cuarto set y ha salido bien", analizaba el número tres del mundo, que se enfrentará el domingo en octavos de final al vencedor del partido entre Ugo Humbert y Brandon Nakashima que se tuvo que suspender por la lluvia cuando el francés podía sentenciar en el cuarto set.