El 'abuelo' Andy Macdonald, contra 'skaters' más jóvenes que sus hijos: "Seguiré patinando hasta que se me caigan las ruedas"

El ‘abuelo’ Andy Macdonald, contra ‘skaters’ más jóvenes que sus hijos: “Seguiré patinando hasta que se me caigan las ruedas”

Andy Macdonald patinó por la Casa Blanca cuando Bill Clinton era presidente, se subió al escritorio de Jay Leno cuando este era el presentador más famoso de la NBC americana y comenzó patinando con Tony Hawk como pareja de halfpipe hace ya 25 años. Hoy, los Clinton ven el culebrón demócrata desde la barrera, Leno se dedica en cuerpo y alma a su colección de más de 100 coches y motos y Hawk, bueno, ahí sigue dándole al monopatín. "Habrá un momento en que tenga que dejar la competición, pero seguiré patinando hasta que se me caigan las ruedas", expresa a EL MUNDO.

Ni se le han caído las ruedas, ni le ha llegado el momento de la retirada del profesionalismo. Andy Macdonald, a sus 50 años (51 el 31 de julio), será el debutante más veterano en los Juegos Olímpicos de París intentando alcanzar una medalla olímpica para el equipo británico en la disciplina de park de skateboard. "Ojalá que pueda seguir en Los Ángeles junto a Tony representando a la categoría de 50 o más", explica entre risas Macdonald sobre sus perspectivas futuras.

Y es que el sueño olímpico le picó como una de las tantas locuras que Andy ha vivido a lo largo de su vida. En esta ocasión fue su mujer la que le dijo que no despertase. Primero le recordó que le debía un viaje a París desde hace 15 años y después, ante su pregunta, le respondió que "estaría loco si no lo intentaba". Lo único que le pidió fue que no dilapidara sus ahorros familiares para cumplir su sueño.

"La edad no es un gran problema"

Así, gracias a que su padre nació en Luton (Reino Unido), Andy Macdonald habló con el Team Great Britain para poder participar bajo la bandera británica. Él, por cierto, es el único del equipo en categoría masculina y también el único que no ha nacido en este siglo de su disciplina. Las otras integrantes Lola Tambling y Sky Brown tienen 16 años y Bombette Martin, 18. "La edad no es un gran problema. Es un obstáculo, un bache, pero nada que no puedas superar", indica.

Macdonald celebrando la clasificación.

Macdonald celebrando la clasificación.Team GB

Pese a que era tiro de larga distancia, Macdonald se puso a ello hasta que el destino le llevó a los clasificatorios de Budapest de hace unos meses. Se cayó en sus dos primeros intentos y, en el tercero, hizo una de las mejores rondas de los preliminares y se coló entre los mejores 16 con lo que obtenía su billete para París. "Las estrellas se alinearon para conseguir esa ronda, tuve 10 puntos más que en cualquier otra de la gira", confiesa el deportista.

Así, pese a su edad, pese a tener que cambiar de especialidad (él domina el medio tubo) pudo conseguir la plaza y cumplir su promesa. "Tan pronto me lo confirmaron, lo primero que hice fue llamar a mi mujer y le dije: 'Te he comentado muchas veces lo de Paris pero, ¿qué te parece si finalmente vamos?'", explica.

Y aquí está este chico de Massachusetts que comenzó con la fiebre del monopatín a los 12 años, cuando vio a un chaval montado en uno de ellos sobre el parqué de un polideportivo en el que él practicaba baloncesto y se lo intentó cambiar por su pelota. Como no lo consiguió, tuvo que esperar a que Papá Noel le trajera su primera tabla y hasta hoy, 38 años después, donde deberá enfrentarse a un tipo de skate muy diferente al que él comenzó junto a Tony Hawk. Más agresivo... más doloroso. "Las caídas son caídas, pero tardas más en curarte y, quizás sí, duelan un poco más", revela.

Compromiso

La diferencia para Andy en su periplo como profesional es el compromiso. No respecto a la carrera profesional sino en lo concerniente a la realización de grandes trucos. "Para caer un gran salto tienes que creer al 100% porque las consecuencias de no conseguirlo suelen ser una dura caída", explica. De hecho, el propio Macdonald comenta entre risas, por ejemplo, que hasta hace poco su último 720 (dos giros completos) lo había hecho "en sus 40".

Pese a las caídas, que han sido muchas, Andy Macdonald nunca se ha arrepentido de elegir el skateboard pese a que de pequeño destacaba en otros deportes como el fútbol. "Todo lo que tengo en mi vida me lo ha dado el skate", cuenta. Y asegura que intenta devolverle todo lo que le ha dado sea con organizaciones sin ánimo de lucro, eventos benéficos o cualquier cosa que le ayude a recordar: "El skate es una parte de quien soy".

Naia Laso y un diploma olímpico a los 15 años: calcetines de Yoda, una infiltración y “bastante dolor”

Actualizado Martes, 6 agosto 2024 - 19:37

Naia Laso lleva sus calcetines verdes de Yoda, el amuleto, y su perenne monopatín bajo el brazo. En su rostro, curtido por el sol, destacan dos bonitos ojos verdes. Tiene 15 años y habla como si los tuviera. Aunque un rato antes, en el skate park situado en La Concorde, se ha desenvuelto como si tuviera muchos más. No por su habilidad, que también. Lo ha hecho soportando un dolor intenso, apretando los dientes y consiguiendo un diploma olímpico que recordará toda la vida (fue séptima, con una puntuación en la ronda final de 86,28).

Naia es la deportista más joven de la delegación española, aunque en su disciplina, que se estrenó olímpicamente en Tokio hace tres años, eso no es llamativo. La australiana que consiguió el oro, Arisa Trew (93.18), tiene 14 (sorprendió a la británica Sky Brown, estrella mundial). La media de las ocho finalistas es de 16,5 y sólo había dos mayores de edad. En ronda clasificatoria fue eliminada la china Haohao Zheng, que cumple 12 en seis días, la deportista más precoz en París 2024.

Los calcetines de Naia Laso.

Los calcetines de Naia Laso.ODD ANDERSENAFP

La skater de Bermeo firmó una estupenda mañana en la que logró su clasificación para toda una final olímpica. Pero ahí estuvo su condena. Una caída de las tres que sufrió la dejó visiblemente tocada. Un pinzamiento en la espalda que le impedía hasta caminar. Y que lastró su tarde parisina. "Me dolía sí, bastante. Me infiltraron y entonces me dolía un poco menos", revelaba.

En la final apenas pudo desenvolverse. Tropezó en los dos primeros intentos, aunque pudo completar el tercero, menos de un minuto haciendo estupendo malabares que enardecían a las tribunas situadas en el corazón parisino. "He ido a asegurar, a por un puesto, a hacer una ronda para quedarme contenta", explicó la deportista vasca, que alcanzó París a pesar de haberse roto la clavícula en mayo.

Naia Laso, durante la sesión matinal en La Concorde.

Naia Laso, durante la sesión matinal en La Concorde.AFP

También que la dificultad para ella era mayor y no sólo por la lesión. "Al principio me ha costado un poco. [El park] Es más difícil que los que hemos hecho hasta ahora. Es complicado coger velocidad en todo el parque. Al final está muy alto y en España no tenemos parques así", contó Naia, tan tímida. Que, claro, tiene 15 años, acaba de terminar cuarto de la ESO y le quedan cuatro hasta Los Ángeles, donde seguirá siendo jovencísima. Todo ilusión.

La skater Rayssa Leal rompe el récord mundial de precocidad: dos medallas, dos Juegos Olímpicos y sólo 16 años

La skater Rayssa Leal rompe el récord mundial de precocidad: dos medallas, dos Juegos Olímpicos y sólo 16 años

Actualizado Lunes, 29 julio 2024 - 10:46

La brasileña Rayssa Leal hizo historia este domingo en París. Con sólo 16 años, logró el bronce en el skateboarding, modalidad de calle, y se convirtió en la deportista más joven en ganar dos medallas en dos ediciones diferentes de unos Juegos Olímpicos, ya que en Tokio en 2021, cuando apenas tenía 13 años, se alzó con la plata.

Pero, tras cumplir con los deberes deportivos, este prodigio mundial de precocidad asegura que no va a poder alargarse mucho en la celebración porque tiene tarea pendiente en el calendario: en agosto regresa a sus clases de instituto.

Natural de Imperatriz, una ciudad del estado de Maranhao (uno de los más humildes de Brasil), Rayssa conserva la naturalidad y la insolencia de una adolescente de 16 años. Por eso, cuando fue cuestionada sobre qué hará estas próximas semanas, respondió: "Claro que lo voy a celebrar, pero ya en agosto tengo que volver a las clases, ¿por qué me has hecho esa pregunta?".

Muy nerviosa en la final femenina, fue a remolque toda la competición, hasta que en el truco final se sacó de la manga una virguería que la aupó in extremis al tercer lugar.

"Fue, sin duda, el campeonato en el que estuve más nerviosa. Ya sabía todo lo que tenía que hacer, lo había entrenado, pero terminé equivocándome en dos movimientos sencillos", constató la brasileña.

A pesar de ello rompió un récord mundial de precocidad que estaba en manos de la saltadora de trampolín estadounidense Dorothy Poynton-Hill en Amsterdam-1928 y Los Ángeles-1932. Rayssa se puso dos medallas en dos diferentes ediciones (Tokio-2021, una plata y el bronce de hoy) con solo 16 años.

Con una cruz de cristo colgada en su cuello y varios pendientes en sus orejas, reconoció que los tres años que pasaron desde Tokio a París tuvo que crecer, no solo físicamente (unos 10 centímetros), sino mentalmente, al ser consciente más de la presión.

"En un año entendí el precio de una medalla olímpica. Me estuve exigiendo más de la cuenta al darme cuenta de lo que son unos Juegos, pero al final todo fue bien", detalló.

Fadinha, apodo con el que se la conoce por el tutú de hada que usaba cuando se viralizó un vídeo de ella haciendo una virguería en skate con solo 7 años, desveló lo que hizo en la pista en los peores momentos que pasó hoy, cuando no sabía si su puntuación iba a ser suficiente para el podio.

"Me puse en los auriculares Amor Puro, de Djavan, Mudar para quê, de Os Nonatos y músicas de Zezé di Camargo y Luciano", señaló, mientras mostraba la playlist en su teléfono móvil.

¿Un consejo de Rayssa para los numerosos jóvenes brasileños que pasan dificultades sociales y económicas? "Independientemente de si quieres seguir una carrera deportista o profesional lo mejor es tener la capacidad de soñar y darlo todo".

En una pista de La Concordia que se asemejó a un mini-Maracaná por los miles de hinchas brasileños en las gradas, Fadinha aseguró sentirse "en casa".

"Parece que estaba en Río de Janeiro, en la semifinal tuve un poco de presión, no de la mala, pero presión porque quería que todos los que estaban aquí lo celebrasen por todo lo alto", concluyó.

Danny León: "Mi sueño sería llevar el skate a lugares donde no existe"

Danny León: “Mi sueño sería llevar el skate a lugares donde no existe”

Actualizado Jueves, 30 mayo 2024 - 22:44

En el skatepark de Villaverde, al sur de la capital y lugar en el que ha colaborado en su diseño, Danny León (Móstoles, 29 años) enseña a los periodistas a montar un skate. Entre rodamientos, tuercas, tornillos y lijas, bromea con sus compañeros de RedBull y ayuda a todo el que tiene problemas en el bricolaje con una sonrisa. Paso a paso explica todo lo que hay hacer. No importa ni el tiempo ni el problema. También realiza varios trucos que deja a todos con la boca abierta.

Desde los nueve años, León patina por los parques de su ciudad. Ahora es profesional y acaba de ganar en Dubái la última prueba del World Skateboarding Tour en la que participaron los mejores skaters del mundo. Su próximo reto es hacer historia en los Juegos de París, los segundos a los que asistirá.

¿Se acuerda de su primera tabla?
Más o menos. Yo empecé pidiendo la tabla a la gente que se sentaba. No tenía y comencé a escondidas. En casa no lo sabían. Como si yo ahora que estoy aquí sentado, se la dejo a un chaval que quisiera patinar. "¿Oye, me la dejas? Y así ellos descansaban 5 o 10 minutos. Recuerdo que la primera me la regaló un chico.
Para usted ¿Patinar es un estilo de vida?
Totalmente. Tú puedes viajar con un skate y siempre habrá un sitio o un lugar para patinar en la calle. Ves a alguien y ya sois colegas. Sabéis que podéis compartir una sesión incluso sin hablar el mismo idioma. Lo podéis pasar muy bien y además hay una integridad social increíble. Dan igual tus gustos o cómo vistas, al final nos une una tabla con cuatro ruedas.
Danny León patina en el skatepark de Villaverde

Danny León patina en el skatepark de VillaverdeAngel Navarrete

Como skater profesional, las caídas y las lesiones son grandes riesgos que se deben tener en cuenta, sin embargo, Danny León, prefiere usar otros términos: "Más que miedo, es respeto. Sí que puede darlo intentar un truco nuevo porque caer sobre cemento y metal duele y son caídas son muy lesivas. Golpearse en esta superficie es muy duro y arrastras dolores. Pero es más respeto por eso, porque me puedo lesionar y voy a tener que estar un tiempo fuera. ¿A ver cuánto tiempo voy a estar sin patinar? Pero miedo, no.

Tan claro lo tiene que "jamás" se le ha pasado por la cabeza dejarlo. "No me lo he planteado. Alguna vez me lo ha dicho un doctor por una lesión. No es una opción. Ya sea a nivel profesional o no, voy a seguir, asegura.

¿Qué hubiera pasado si enfrente de su casa no llegan a construir una pista de skate?
Pues hubiera hecho otra cosa si hubieran puesto algo diferente [risas]. No lo sé. La verdad es que yo tiraba mucho por el fútbol. Igual es un tópico pero iba por muy buen camino, pero la independencia que te daba el skate me llamó la atención. Se cruzó en el camino del fútbol, me gustó mucho eso y también la manera de ser de la gente en el skate que en el propio fútbol, que había mucha más competencia.

Danny León trasmite felicidad y diversión, pero cómo gestiona las frustraciones era una pregunta obligada: "Cuando estoy frustrado y no me sale algo, lo que hago si estoy entrenando es parar. Irme a casa y a otra cosa. Descansar. Hay que saber cuando hacerlo. Yo soy muy positivo, sonriente, intento buscar el lado bueno de las cosas y entretenerme. Siempre bromeo con la gente".

Danny León, en Villaverde

Danny León, en VillaverdeAngel Navarrete

Esa positividad es una característica que marca su personalidad. "Soy muy extrovertido, bromista y bastante confiado", comenta. ¿Plasma eso en la pista?, le pregunto: "Pues hace un par de semanas me dijeron que sí. Unas chicas de Bélgica y otra de Polonia me dijeron que mi forma de ser, cómo se me ve patinando, sonriendo...Veían que de verdad era así, que estoy con todo el mundo entretenido, hablando... Así que supongo que sí se expresa mi forma de ser patinando también".

¿Otras aficiones?
Surf, skate y snowboard. Para mí está ligado todo lo que sea tabla.
¿Y se le dan bien?
Diría que no se me da mal. Me defiendo. Todo lo que sea en tabla, bien. Ahora me he iniciado con la escalada y el pádel. También me gustan los karts y cocinar.

París es su gran objetivo. Después de Tokio, lograr una medalla es una meta que desea cumplir: "¿Un sueño?: La medalla. Aunque es más una meta. Mi sueño sería llevar al skate a esos lugares donde no existe. Hace un tiempo hicimos un pool (superficie sobre la que se patina) en Sri Lanka, que allí no existía y ahí está. Llevarlo a esos sitios, generar skate y que, igual que lo he tenido yo que lo tengan también en otros lugares. Por ejemplo, en el continente africano o asiático es muy difícil, hay muchos países en los que el skate no existe".

¿Qué hará si finalmente la consigue?
Nada en especial, no cambiará mi forma de ser. Vivo en Móstoles y voy a seguir allí...,estoy buscando casa porque las cosas están imposibles. Pero, igual un tatuaje...porque no tengo ninguno y lo mismo me hago un león con algo de París o algo así. Podría estar chulo. Un tatuaje.
¿Qué le recomendaría a un adolescente que quiere ser skater?
Lo más importante es disfrutar con amigos. Es como más se progresa. Cuando estás creativo y contento es cuando más trucos salen. Que lo pase bien y que comparta siempre, porque eso de patinar solo para que la gente no vea mis trucos y así mejorar solo y llegar a los Juegos, no es el objetivo. La meta es desarrollar algo dentro de ti y enseñarlo.
¿Una cualidad que todo skater debe tener?
Originalidad. Creo que cada uno tiene que hacer sus propios trucos y lo que se le ocurra.
¿Cómo te defines patinando?
Soy bastante perfeccionista. Intento que los trucos salgan bien, limpios y que cuando lo veas parezca que es fácil. Un estilo elegante, eso es lo que intento que parezca. Que cuando lo pruebes digas: 'ostras, esto no es tan fácil'.