Madrid convirtió el Parque de Berlín en su Basilea improvisada: una marea roja latió al ritmo de la final, contuvo la respiración y se rompió con los penaltis

Madrid convirtió el Parque de Berlín en su Basilea improvisada: una marea roja latió al ritmo de la final, contuvo la respiración y se rompió con los penaltis

Actualizado Domingo, 27 julio 2025 - 21:21

A las seis menos cuarto ya no cabía un alfiler en torno a la pantalla gigante. El Parque de Berlín era una grada improvisada, una fiesta sin techo, un pulmón colectivo en rojo y amarillo que latía al ritmo de una ilusión que llevaba años fraguándose. Daba igual el calor pegajoso de los 35 grados, las chanclas, las sillas de playa o el sudor en la frente.

Hoy —y solo hoy— todo eso era secundario. Porque España jugaba la final de la Eurocopa femenina contra Inglaterra. Porque era el día en que los sueños de muchas niñas, que un día chutaron balones en campos de tierra, podían coronarse con el único gran título internacional que faltaba en la vitrina de la selección.

"¡Vamos, España!, ¡A por ellas!", estallaron al unísono las centenares de personas congregadas en el parque. Y con el himno, también las miradas al cielo. Un himno que sonó a decibelios ensordecedores, inundando el aire, retumbando en los árboles, llenando de orgullo el pecho de todos.

No era Basilea, pero poco le faltaba. En Chamartín se vivía con la misma tensión. Las calles aledañas comenzaron a cortarse antes de las cinco de la tarde. Desde la boca del Metro de Concha Espina, emergía una riada de camisetas rojas: el 6 de Aitana, el 11 de Alexia, el 7 de Olga. Era una marea humana con destino claro: el corazón de Madrid palpitaba fútbol femenino.

Fanny y Lola estaban sentadas en una toalla de playa con Unai, su hijo de tres años. "Hemos visto toda la Eurocopa. Como no podemos ir a Suiza, ¿qué mejor que vivirlo desde casa?', decía Fanny. "Las inglesas son muy buenas, pero estamos convencidas de que vamos a ver triunfar a las chicas", añadía Lola.

La primera parte fue un nudo en el estómago. Inglaterra salió con todo, obligando a Cata Coll a emplearse a fondo bajo palos. Pero España aguantó el chaparrón y no dejó de mirar hacia delante. Yen el minuto 25, llegó el estallido.

Mariona Caldentey conectó un potente remate de cabeza tras un centro medido desde la derecha, haciendo vibrar el Parque de Europa con un grito seco, eléctrico, que pareció agitar hasta las hojas de los árboles.

En primera fila, a pie de pantalla, también se dejaban llevar por la emoción la alcaldesa en funciones de Madrid, Inma Sanz, y la concejala de Deportes, Sonia Cea Quintana. Aplaudían, saltaban y cantaban como dos aficionadas más.

No hubo que lamentar ningún incidente grave, más allá de algún tirón ocasional que hizo que más de uno se quejara con el aliento contenido al ver la imagen congelada o al escuchar el micrófono del presentador fallar entre chasquidos.

El descanso se hizo eterno, y el gol de la británica Alessia Russo en el 57 dejó un regusto amargo. Hasta los que estaban tumbados en la arena, lejos ya del bullicio, se levantaron con un respingo y se acercaron a la pantalla como si pudieran cambiar el rumbo con la mirada.

La prórroga trajo un nuevo brío para España, un cambio de ritmo que despertó los pulmones del parque. "¡A por ellas!", "¡No os metáis atrás!", "¡Que esta final es nuestra!", se escuchaba entre sudor, nervios y esperanza. Pero los zarpazos de Inglaterra helaban la fiesta: los aficionados se apretaban contra las vallas, inclinados hacia la pantalla como si pudieran entrar en ella para despejar el peligro.

Por suerte, para cualquiera a quien la emoción pudiera jugarle una mala pasada, los operativos policiales y los equipos de emergencias del Samur estuvieron durante todo el partido rodeando a la multitud.

Y el partido se fue hasta los temidos penaltis, esa ruleta cruel que hace contener el aliento y romper corazones. Inglaterra marcó el primero y el golpe fue seco. Pero cuando repitieron y fallaron, volvió la esperanza. Las palmas marcaban el ritmo mientras Patri Guijarro tomaba carrera para clavar el primero de España. Después, todo fue un vaivén: España falló, Inglaterra también. Los errores se encadenaban y la tensión era una losa. Cada lanzamiento era un mundo, una bocanada de nervios y silencio.

Hasta que, al final, Inglaterra se coronó campeona. Y el trago fue amargo.

Entonces solo hubo dos reacciones: quienes se marcharon en silencio, cabizbajos, y quienes se quedaron inmóviles, incrédulos, como si aún esperaran un giro imposible. Pero incluso en la derrota, hubo algo que celebrar.

"No han ganado, pero siguen siendo nuestras campeonas", comentaba una aficionada, aún con los ojos húmedos.

El ‘shock’ de Aitana y el dolor de la capitana Paredes: “Es un momento durísimo”

Actualizado Domingo, 27 julio 2025 - 21:15

Por primera vez desde 1984, año de la primera edición de la Eurocopa femenina, el título se resolvió desde los 11 metros. Entonces, el torneo se decidía aún con una final a doble partido, resuelta a favor de Suecia en Kenilworth Road, estadio del Luton, en la tanda de penaltis. Más de tres décadas después, Inglaterra obtuvo un pequeño desquite gracias a Chloe Kelly, su gran estrella. En 2022, un gol suyo había decantado el título en el minuto 110 ante Alemania en Wembley. Tres años después, la delantera del Arsenal, que había entrado poco antes del descanso en el puesto de Lauren James, volvió a resolver el triunfo de Las Leonas. En el minto 57 asistió a Alessia Russo para el 1-1 y en el quinto turno de la tanda, frente a Cata Coll, largó un descomunal disparo que dejaba a España sumida en el desconsuelo.

Para saber más

«Con esta frustración y este dolor, parece que todo lo que hemos hecho es malo, pero hemos realizado el mejor fútbol del torneo. Somos el equipo de mayor talento, el que gusta más de ver, aunque esto no sea suficiente», analizó Aitana Bonmatí, que erró el tercer disparo ante Hannah Hampton. La doble ganadora del Balón de Oro, según admitió ella misma, se encontraba «un poco en shock». «Estamos jodidas, primero por nosotras, pero también por toda la gente que nos sigue», reveló la centrocampista del Barça sobre el césped de St. Jakob Park, nada más recoger el premio de mejor jugadora de la Eurocopa. Su rictus, arrasado por la tristeza y la incredulidad, compendiaba las sensaciones de España. El buen fútbol, el dominio y el gol inicial, resultaron insuficientes frente a Inglaterra.

Mariona Caldentey, algo lejos de su mejor nivel durante la Eurocopa, había premiado la confianza de Montse Tomé con el 1-0. De este modo, la mallorquina se convertía en la primera mujer que anotaba de cabeza en la final de un Mundial o una Eurocopa desde Abby Wambach, que había colaborado en el triunfo de Estados Unidos ante Japón en la Copa del Mundo de 2011.

«Nos han metido un gol evitable»

España cumplió rigurosamente con su presencia en el área, ya que con 24 remates clavó su promedio a lo largo del torneo (siete de ellos bien dirigidos). Sólo el mal tino en la prórroga de Salma Paralluelo frustró el asedio ante un rival que enlazaba tres prórrogas consecutivas. Otro hecho insólito en la historia de la Eurocopa. El quinto periodo suplementario en 14 finales.

El Príncipe de Gales abraza a Chloe Kelly tras la final de Basilea.

El Príncipe de Gales abraza a Chloe Kelly tras la final de Basilea.AFP

Inglaterra no sólo se había recuperado de una derrota en el debut frente a Francia, sino que supo remontar ante Suecia, por primera vez en la historia, dos goles en un cruce de cuartos. El 2-1 contra Italia, resuelto con goles en el minuto 90+6 y 119, suponía otra muestra de su gen competitivo. «Nos han metido un gol evitable. Ellas se sentían cómodas llegando a los penaltis. No hemos estado como sabemos que podemos estar. Es una gran faena», reconoció Irene Paredes, sin rubor a la hora de definir el estado de ánimo del vestuario. «Es un momento durísimo. Lo hemos intentado por todos los medios, pero no hemos estado bien en los penaltis. Esto va de tener esa pizca de suerte que Inglaterra ha tenido a lo largo de todo el torneo», reveló la capitana.

Un reconocimiento a la capacidad de supervivencia de la selección de Sarina Wiegman, que cuenta con futbolistas de la talla de Lucy Bronze, que ayer disputó su 36º partido en un torneo mayor de selecciones, récord absoluto en su selección. La lateral del Chelsea, que no titubeaba siquiera con una amarilla, sólo cedió por una lesión en el minuto 106. El tercer entorchado continental consecutivo para Wiegman, que ya había levantado un resultado adverso en la final de 2017, cuando dirigía a Países Bajos.

«Nos hemos vaciado todas, es un poco cruel. Pedir perdón, una vez más, por mi fallo. Hemos hecho un buen partido, en juego y ocasiones hemos sido superiores, pero si no la metes, se te puede ir por los penaltis. Con el paso de los días lo iré asimilando. No siempre se puede ganar», finalizó Aitana.

España pierde el gol y la Eurocopa en los penaltis ante Inglaterra

Actualizado Domingo, 27 julio 2025 - 21:12

Parecían imparables y se estrellaron contra sus propios desaciertos. España puso contra las cuerdas a Inglaterra sin poder golpearlas. Perdió el gol en las decenas de ocasiones que pisó área y cayó en trampa de las las inglesas para jugárselo a penaltis. Arrancaron fallando el lanzamiento de Mead, repetido por doble toque, pero ni otra parada de Cata Coll evitó que la tanda fuera un desastre. Marcó Patri y fallaron Mariona, otra vez, Aitana, para sorpresa, y Salma Paralluelo, para colmo de un partido de desaciertos. España se marcha sin triple corona, sin haber perdido un partido y víctima de una seleccionadora, Sarina Wiegman, que siempre hace a sus jugadoras creer en el milagro. [Narración, minuto a minuto (1-1, 3-1)]

España las obligó a revolverse cuando Mariona hizo aparecer sus galones para abrir una final que parecían haber entendido mejor las inglesas de inicio. Montse Tomé sorprendió con la titularidad de Athenea, pero España tenía un plan muy claro que la seleccionadora neerlandesa se sabía de memoria. Mientras las españolas buscaban tejer sus conexiones, Inglaterra se movía como un acordeón. Era capaz de replegarse en su campo para ahogar a España, robar y hacer el que balón corriera hacia el área de Cata Coll, que tuvo que salvar un remate de Alessia Russo. Las británicas sabían que de cada error en la sala de máquinas española nacía una oportunidad. Asfixiaron a Patri Guijarro para quitarle la brújula, engrisecieron a Alexia e intentaron que Aitana no encontrara ni un espacio. Si la forma era con un patadón a la espalda de Ona Batlle o de Olga Carmona, no había vergüenza.

Aún así, España trataba de crecer y Hampton tuvo que tapar a bocajarro un disparo de Esther tras un centro que bajó con el pecho. La delantera del Gotham, peleona, buscó el gol que le calzara la bota de oro del torneo y encadenó oportunidades sin acierto. La selección se iba acercando a la zona de peligro con más confianza, tanto que Stanway tuvo que poner la espalda para desviar un chut de Athenea, con la portería siempre en la cabeza.

Contundente respuesta

No estaba incómoda Inglaterra, su plan estaban funcionando y, de nuevo, Stanway armó un disparo que avisaba de su voracidad. Pero la campana la hizo sonar Hemp, cuando aprovechó un desajuste entre Cata y Aleixandri en la salida de pelota que hizo a la portera mallorquina sacar un pie extraordinario para desviar el disparo de la extremo inglesa.

La respuesta fue contundente. Otra vez pasado el minuto 20, como en el Mundial de Australia, España encontró las costuras de su rival. Y lo hizo por tesón. Athenea y Aitana pelearon la pelota en la orilla derecha del área, nadie les mordió los tobillos, se la intercambiaron, la protegieron y acabaron por filtrársela a Ona Battle para que la colgara con mimo al segundo palo, donde apareció Mariona para batir a Hampton. España había vencido la resistencia inglesa con sus mejores armas y se quedó con el control absoluto del partido.

Durante 20 minutos, ni Sarina Wiegman ni sus jugadoras se pudieron levantar de la lona y un testarazo de Esther a centro de Aitana que se escapó junto a palo de Hampton. La única reacción del banquillo británico llegó por la lesión de Lauren James, que llegó renqueante a la final y aguantó solo 40 minutos. Llamó Wiegman a Chloe Kelly para buscar una reacción que llegó en la segunda parte.

Athenea, ante Carter, el domingo en St. Jakob Park.

Athenea, ante Carter, el domingo en St. Jakob Park.AFP

Inglaterra ha demostrado en esta Eurocopa que no necesita fútbol para hacer goles. Le falta una chispa para encenderse y, aunque la selección quiso volver a tener el control, ellas buscaban su momento. Lo encontraron cuando Chloe Kelly se escapó pegada a la banda y sirvió el balón para el cabezazo de Alessia Russo, cómoda en el salto ante las centrales españolas. Empujadas por su ruidosa grada, las actuales campeonas habían reaccionado y generado dudas en las españolas. Incluso volvieron a hacer lucirse a Cata Coll en un golpeo cruzado, otra vez, de Kelly.

Sin puntería

La respuesta de Montse Tomé fue sentar a Alexia, desdibujada, y buscar la energía de Clàudia Pina, que forzó a Hampton con su primer zurdazo. España necesitaba volver a la fluidez que logró tras el gol y, sobre todo, fabricar ocasiones con picante, no remates mansos que se sacudía con ligereza la defensa de las lionesses. Más estiradas, ellas confiaban en la fuerza de Agyemang en los minutos en que más peligrosas han sido en esta Eurocopa.

España, roma, tardaba en encontrar cómo aprovechar el filo que empezaba a crear Pina. Fue en el 89 cuando Salma Paralluelo y Vicky salieron para dar el último apretón, pero el remate de la madrileña lo salvó Hampton para forzar la prórroga. El plan siguió siendo el mismo, como el resultado. La selección apretaba y no golpeaba. Las tuvo Salma de todos los colores no supo cómo sacar provecho de su velocidad y rozó demasiado el gol sin conseguirlo. Pina insistía, aunque sin ajustar el punto de mira. Ni aunque Aitana cogió galones pudo evitar los penaltis con los que soñaban las inglesas. Con razón.

La selección se va de la Euro sin haber perdido un partido, con la Bota de Oro para Esther y Aitana como la mejora jugadora del torneo. Pero sin título. Sin gol, al fútbol no se gana.

Un montón de virtudes a las que le faltó la guinda

Actualizado Domingo, 27 julio 2025 - 20:51

España llegó a esta Eurocopa de Suiza el 29 de junio convencida de que podía ganarla. No confiada, sino convencida. Todas las jugadoras habían asumido que era el momento de dar el zarpazo definitivo y, aún así, se han pasado semanas eludiendo un favoritismo que, si bien pudo empezar fuera de los estadios por su condición de campeonas del mundo, era imposible eludir cuando acababan los partidos. La selección ha dominado el tiempo de juego, las estadísticas y los resultados, sin necesidad de sufrir más de lo que conlleva siempre un gran campeonato de elite. Montse Tomé, su equipo y las jugadoras han dado en muchas teclas que, sin embargo, no fueron suficientes para ganar la primera Eurocopa, pues los penaltis le fueron esquivos en esta final.

MENTALIDAD Y GRUPO

España ha sido un equipo resiliente. Ha aprendido a serlo a fuerza de golpes dentro del campo y fuera. Mantuvo su fe en lo que hace, «en el plan de partido» que marca Tomé, y no bajó los brazos en ninguna circunstancia. No levantó el pie en los partidos en los que goleó en la primera fase, fue paciente en cuartos ante Suiza y buscó sin cesar cómo dañar a Alemania hasta conseguirlo. Importante en esta gestión ha sido el papel de jugadoras maduras como Irene Paredes, Alexia, Patri Guijarro o de Aitana Bonmatí, que tuvo que aprender a domar los monstruos que le puso delante la meningitis vírica. Pero hay más. La mezcla generacional, la llegada de jugadoras despojadas de cargas, como Vicky López, Jana, Clàudia Pina o Martín Prieto han ayudado a generar una unión que, sin llegar a definirla como familia, sí responde al 'una para todas y todas para una'. No hay selección ganadora sin que sea un equipo. Y España ya lo es de manera natural y sana.

FÍSICO

No iba a ser una Eurocopa fácil después de un año larguísimo y de mucha competición para buena parte de las 23 convocadas. Además, comenzó accidentada. Aitana confesó al inicio de la concentración que había acabado exhausta la temporada y, poco después, acabó en el hospital. Su recuperación y regreso al campo ha sido una de las mejores gestiones del staff y el cuerpo médico. La sujetaron al banquillo para conseguir que no hubiera secuelas de inactividad en su rendimiento. A esto se sumó la amigdalitis de Cata Coll, que se perdió toda la fase de grupos. Con un manejo de la intensidad de las cargas, el preparador físico, Víctor Cervera, las ha mantenido en el punto de forma óptimo.

BANQUILLO

La riqueza del banquillo ha sido otra de las claves. Tomé convocó a 23 jugadoras con perfiles diferentes que le han dado muchos recursos. Empezando por Adriana Nanclares en la portería, que apareció cuando Cata no estaba, y acabando por la explosión de Vicky López, una jugadora que Tomé hizo debutar hace un año y que ha sido una de las revelaciones del campeonato. Nadie echó de menos a Aitana ni se echó las manos a la cabeza cuando Laia Aleixandri iba a ser baja ante Alemania. María Méndez cumplió con creces. Como Athenea del Castillo, determinante para el equipo por la energía que aporta como revulsivo. Su protagonismo creció tanto desde la suplencia, asumida con tanta naturalidad que tuvo el premio de la titularidad en la final.

Mariona Caldentey marca el primer gol del partido.

Mariona Caldentey marca el primer gol del partido.EFE

EXPERIENCIA

La selección, con una base amplísima de jugadoras del Barça que se entienden sin hablar, empieza también a aprovecharse de la experiencia de sus jugadoras en otros campeonatos. Mariona ha sido la mejor jugadora en Inglaterra esta temporada, Esther ha crecido por la exigencia de jugar en el Gotham estadounidense y Martín-Prieto se ha ganado un hueco en la selección por sus goles en Portugal. La jugadora española tiene un valor incalculable, es pretendida en los campeonatos más exigentes, y esa experiencia se ha traducido en madurez en esta Euro.

MEDIOS

Por primera vez, la RFEF ha tenido fe en este equipo y le ha puesto a disposición todos los medios para que salga su talento. La única preocupación de jugadoras y cuerpo técnico ha sido el fútbol. Ni instalaciones, ni tratamientos ni descanso ni viajes. Eso es lo único que ellas llevaban años reivindicando y, en cuanto ha llegado, el talento explota y se traduce en pelea por los títulos. El Mundial, y todo lo que pasó después, fue una revolución que provocó que al fútbol se le acompañara con recursos, algo que nunca había ocurrido... y que ya no tiene vuelta atrás.

De Sídney a Basilea, España busca con la Eurocopa sellar su legado más allá del fútbol: "Llevan luchando con mucha energía en muchos lugares. Se lo merecen"

De Sídney a Basilea, España busca con la Eurocopa sellar su legado más allá del fútbol: “Llevan luchando con mucha energía en muchos lugares. Se lo merecen”

Cuando Olga Carmona soltó un zurdazo en el minuto 29 de la final del Mundial que sorprendió a la portera inglesa Mary Earps, España volvía a hacer historia. Eran campeonas del mundo contra viento y marea, gracias al talento de sus jugadoras, que ya acumulaban tres Balones de Oro, y su capacidad de guardar bajo la alfombra los desprecios. Muy poco había cambiado desde que, un año antes, un grupo de ellas levantara la voz contra unas condiciones de trabajo inmerecidas. Algunas estaban en Sídney, en un ejercicio de resiliencia y olvido forzado; otras estaban en casa. Pero aquello que apartaron para jugar al fútbol lo sacudió un beso, una agresión sexual de Rubiales a Jenni Hermoso que escandalizó al mundo. «Se acabó». Una frase de Alexia Putellas que fue principio y final de todo.

En Sídney nació la España campeona que hoy volverá a pelear por un título que no tiene, la Eurocopa, de nuevo ante Inglaterra, dejando un reguero de elogios por su fútbol y su talento. Pero el legado supera al hecho histórico. «Sabéis todo lo que hemos pasado, todo lo que hemos luchado, siempre manteniendo el foco en el fútbol. Y eso es muy complicado. Esta Eurocopa ha sido muy tranquila, cosa que agradecemos, y creo que eso también ha ayudado a sacar nuestra mejor versión. Siempre es más difícil jugar cuando tienes cosas externas», reflexiona Aitana. Esa resiliencia, que por momentos no fue eso sino un amargo trágala, les hizo más fuertes. «Este equipo es mucho más maduro, tiene mucha más experiencia y sabe competir en los partidos», añade la jugadora.

Montse Tomé tiene claro por qué España merece ganar la Eurocopa, y va más allá del fútbol. «Somos un equipo, una selección, unas jugadoras, que llevan luchando, trabajando y esforzándose con mucha energía en muchos lugares. Y ahora hemos sido capaces de que la tuvieran en lo importante, que es el fútbol», sentenció la seleccionadora.

Una reconstrucción difícil

«Esto ha hecho tener un bagaje increíble de todas y que todos los que acompañamos a la selección podamos disfrutar de la profesión pura. Que pueda sentarme aquí y que todas las preguntas sean de fútbol es de las cosas más grandes que habla del cambio que estamos consiguiendo. Por todo el esfuerzo, el equipo se lo merece», añadió.

El camino de reconstrucción no ha sido fácil. El despido de Jorge Vilda y la inhabilitación de Luis Rubiales -en medio de un clamor político y social sin precedentes que terminó también en una condena judicial-, no cerraron las heridas. Con un presidente interino, Pedro Rocha, sin demasiada capacidad de maniobra y con desconfianza absoluta en Montse Tomé, segunda de Vilda, la selección echó a andar tras una larga noche de reproches y compromisos en el salón de un hotel de Oliva. Todo era tóxico menos el fútbol de España, que dos días después ganó a Suecia y goleó a Suiza en la Nations League.

La campeona se exhibió en la nueva competición, la ganó y, por primera vez, se plantó en unos Juegos Olímpicos. Tomé resistía la pregunta constante sobre las convocatorias de Jenni Hermoso, las que iba y las que no, y fue trabajando un equipo que necesitaba muchos cambios en el staff y algunos en el terreno de juego.

Aitana, Martin-Prieto y Esther, durante el último entrenamiento en Basilea.

Aitana, Martin-Prieto y Esther, durante el último entrenamiento en Basilea.AFP

La RFEF, inmersa en una crisis de imagen, se vio abocada a un camino que imponía la igualdad, el respeto y la atención a sus jugadoras, a las que debía dotar de todos los medios posibles para seguir haciendo su trabajo. El modelo lo tenían en Inglaterra y, más cerca, en el Barcelona. Media docena de jugadoras pasaba de un club hiper profesionalizado, entre los mejores de Europa, a una selección precaria. El fichaje de Markel Zubizarreta empezó a poner en marcha un cambio que, ya sin él, aceleró la llegada a la presidencia de Rafael Louzán. Sólo había que acompañar.

A Montse Tomé, cuyo contrato acaba el 30 de agosto, le han permitido dotarse de un cuerpo técnico amplio y preparado, capaz de analizar rivales y transmitir a las jugadoras dónde están sus puntos débiles, como que Berger se adelanta. Luego Aitana, pura inteligencia en el campo, lo interpreta y lleva a España a una final. Porque en la élite, los detalles marcan diferencias.

a golpe de meritocracia

Tomé ha sabido manejarse con un grupo de jugadoras que desconfiaban de ella, pero a las que ha ido convenciendo. En tres años ha ido moldeando al equipo, primero con las convocatorias, renovando el grupo a golpe de meritocracia sin subvertir el orden natural del vestuario. Dejó en sus manos las capitanías, que volvieron a Irene Paredes y Alexia, y ha ido sumando al centro de mando a nuevas jugadoras que garantizan la cohesión. El bloque no ha cambiado demasiado, salvo la irrupción de jóvenes como Vicky López y Jana y el premio a veteranas como Martín-Prieto.

El legado en el campo es tan fuerte que puede servir para conquistar un título que completaría una triple corona inédita: España sería la primera vigente campeona del mundo que también gana la Euro, pero, además, suma una Nations que puede revalidar en noviembre. En el campo siempre quieren más. «Hemos hecho historia, pero somos ambiciosas, queremos ganar y competir al máximo», recuerda Alexia, brillante de nuevo en este campeonato.

Lejos del césped la huella es casi igual de profunda. Igualdad, respeto, audiencias millonarias... el fútbol femenino ha ganado visibilidad en el deporte y seguimiento. Aunque el impulso a la Liga F ha sido limitado, estas jugadoras son iconos nacionales y mundiales. Empezando por Alexia y Aitana, las dos balones de Oro, y siguiendo por aquellas que han dado el salto a otras competiciones, como Esther o Mariona, cuyas experiencias enriquecen la selección. Es el círculo virtuoso de un éxito que se labró en Sídney con un gol y muchas lágrimas.

Sarina Wiegman, la ‘señora de las finales’ que se cortó el pelo como un chico para jugar al fútbol

Actualizado Sábado, 26 julio 2025 - 21:07

Sarina Wiegman (La Haya, 55 años) es una leyenda de los banquillos que ha hecho de los grandes torneos su reino. En él se ha colado esta vez otra mujer, Montse Tomé, dispuesta a poner un lunar en la asombrosa carrera de la neerlandesa. La de esta tarde en Basilea será su quinta final consecutiva desde 2017, lo que la convierte en referencia indiscutible de los banquillos del fútbol, femenino y masculino. Nadie ha logrado un hito similar en la era moderna, aunque sólo alzó dos títulos.

Su meteórica carrera contempla equipos masculinos como el Sparta de Rotterdam, donde fue ayudante para completar sus prácticas en los cursos de entrenador y convertirse en la tercera mujer en Países Bajos en conseguirlo. Esa experiencia, en medios y competitividad, quiso conducirla al fútbol femenino para que empezara a parecerse al que ella había conocido como jugadora en Estados Unidos. Sarina obtuvo la licencia UEFA apenas seis meses antes de que la Federación de su país le entregara el control de la selección femenina. Faltaba medio año para la Euro que se organizaba allí en 2017. Y Wiegman la ganó.

Después llevó a Países Bajos a disputar la final del Mundial de Francia en 2019 ante la poderosa Estado Unidos de Megan Rapinoe. Fue en 2020 cuando decidió dar el salto a Inglaterra para ponerse al frente de las lionesses y liderarlas a ser campeonas de la Eurocopa 2022 y después subcampeonas del mundo en 2023. Ahora afronta el reto de mantener el cetro europeo mientras, con 17 partidos en fases finales europeas, rompe el récord de 15 que compartían la inglesa Hope Powell y la alemana Tina Theune.

Pocos cambios, pero significativos

En esta ocasión no ha sido precisamente un paseo. Wiegman vio cómo Inglaterra perdía su primer partido contra Francia y sufría para superar a Suecia en cuartos y a Italia en semifinales. «Casi la matamos dos veces en este torneo. Sin duda, la hemos envejecido», reconocía Ella Toone. La supervivencia de las británicas hay que buscarla en el carácter competitivo de la seleccionadora, que de niña decidió cortarse el pelo como un chico para que la confundieran con su hermano gemelo y poder jugar al fútbol.

Fue la primera neerlandesa, hombre o mujer, que alcanzó los 100 partidos con la selección nacional. Formada bajo el aura de Johan Cruyff, como toda su generación, ha despertado elogios entre colegas como Louis van Gaal. «Tengo mucho respeto por Sarina. Para los hombres, todo está dado. Lo suyo es más difícil».

Wiegman acerca el balón a Bronze durante la semifinal ante Italia.

Wiegman acerca el balón a Bronze durante la semifinal ante Italia.AFP

Como entrenadora está en pleno proceso de rejuvenecer a un grupo establecido en la cima y, por tanto, sometido a una exigencia extrema. De él se bajó la portera Mary Earps, retirada, y en mayo la segunda capitana, Millie Bright. Ahora el debate lo generan el buen momento de suplentes como Chloe Kelly o la joven de 19 años Michelle Agyemang, ambas decisivas ante Suecia e Italia pero a las que Sarina no dará la titularidad ante España. «Tengo un plan», advierte la seleccionadora, que conmueve a las futbolistas gracias a su apasionada dialéctica. «Las charlas antes de los partidos nos motivan», dice Toone.

Su carácter, y sus resultados, la propulsaron incluso en la quiniela de la FA para cuando llegase el momento de sustituir a Gareth Southgate al frente de los Three Lions. Hubiera sido otro hito en su trayectoria, pero la decisión final fue Thomas Tuchel. Por si alguien pensaba que su tiempo en Inglaterra había terminado, el CEO de la FA, Mark Bullingham, dejó claro que no piensan permitir que Sarina cambie de aires, pase lo que pase hoy. O ella o Montse Tomé se convertirán en la octava mujer en un banquillo que gana una Eurocopa. Desde 1997, ninguna selección campeona la ha dirigido un hombre.

Montse Tomé alaba a ‘su’ España: “Vemos al equipo que queríamos, con las jugadoras que representan lo que queremos”

Actualizado Sábado, 26 julio 2025 - 19:48

España, que jugará ante Inglaterra por ganar su primera Eurocopa, ya es un reflejo de lo que Montse Tomé había imaginado cuando cogió las riendas del equipo hace casi dos años . "Ahora vemos al equipo que queríamos y que llevamos mucho tiempo trabajando. En este año y pico [desde que renovó], hemos ido tocando piezas para llegar al punto que estamos, con las jugadoras que queremos y que representan lo que queremos", aseguró la asturiana.

Los números avalan su argumento tanto como las sensaciones que han dejado en los cinco partidos que han disputado hasta ahora en Suiza, todos con victoria y haciendo historia: por pasar a semifinales, por vencer a Alemania y por disputar la primera final. Sin embargo, con prudencia, siguen sacudiéndose el favoritismo. "El primer objetivo que hemos logrado ha sido jugar seis partidos, lo hemos hablado en el vestuario. ¿Presión? Inglaterra defiende título, es la actual campeona de Europa y vamos a jugar lo que necesita el partido",

Tomé lo espera muy igualado. "Es la actual campeona. Sabemos la exigencia que supone y en una final vamos a jugar de tú a tú. Este año nos hemos enfrentado dos veces. En Wembley merecimos más, pero ellas son muy competitivas y, cuando parece que no están bien, terminan ganando. En Barcelona, en la segunda parte las sometimos mucho y dimos la vuelta al marcador", recordó la seleccionadora.

"Cómo vivir las horas previas"

"Tienen mucho potencial en ataque, un centro del campo con mucho nivel y línea defensiva para sabe salir. Hacen una buena presión y buena fase defensiva", analizó sobre el grupo de Sarina Wiegman. Todo eso ya lo saben sus jugadoras. "El equipo está bien, llevamos ajustando el trabajo para llegar bien al partido de mañana. Hemos podido hacer diferentes sesiones adaptando las cargas quienes tienen diferente minutaje. Tienen ganas de que empiece el partido, pero tienen cada vez más experiencia en cómo vivir las horas previas", apuntó.

No parece que pueda haber cambios en un once que se puede memorizar. Athenea del Castillo, Vicky Losada o Salma Paralluelo esperarán su momento. "Siento que tenemos 23 jugadoras que, en el momento que veamos que el partido se nos pone en uno u otro lugar, podemos tirar de ellas", aseguró.

"Estar en la selección es un privilegio y cuando hemos hablado con ellas, han aceptado su rol y su momento, y han respetado el plan de partido. La gestión ha sido fácil. Sabemos lo que Athenea nos da de inicio y lo que nos da saliendo. Tienen todas mentalidad de equipo y eso hace que la gestión es más sencilla", desveló.

Inglaterra y España, dos imperios construidos a distinta velocidad: “Tenemos más experiencia. Ahora los partidos no se nos escapan”

Actualizado Sábado, 26 julio 2025 - 01:40

La final de la Eurocopa enfrentará mañana en Basilea a dos naciones que respiran fútbol, dos imperios que han evolucionado a diferente ritmo pero que, en los últimos tres grandes torneos, se han peleado por los títulos. Da igual hombres que mujeres: España e Inglaterra se han convertido en enemigos íntimos en la última década futbolística desplazando incluso a las potencias nórdicas.

Ambas selecciones se cruzaron por primera vez buscando un título en la final del Mundial de Australia y Nueva Zelanda en 2023, y el gol de Olga Carmona hizo campeona a la selección. España ganaba un título histórico para su fútbol femenino y dejaba a Inglaterra sin el doblete, porque solo hacía 12 meses que, tras dejar en el camino precisamente a las españolas en semifinales, las británicas se habían proclamado campeonas de Europa en Wembley.

Dos años después se reedita la final en la Eurocopa de Suiza, donde las inglesas, como sus compañeros, han llegado con un pelín de suerte -«momentos que han llegado por fe, determinación y confianza», prefiere decir Keira Walhs- , mientras que las españolas han hecho una exhibición en juego y goles, cerrando una trayectoria hasta la final repleta de victorias y certificada con el gol «de magia», reconoce la centrocampista inglesa, de Aitana Bonmatí. Han matado sus monstruos.

El crecimiento de la selección española ha sido meteórico. En los Mundiales, mientras las inglesas buscaron estar en la final desde 2015 en Canadá, solo lo lograron en 2023, y salieron derrotadas por una España que jugó su primer campeonato del Mundo precisamente en 2015, y no pasó la primera fase. Su techo estaba en los octavos de final de Francia 2019.

Ha sido en las Eurocopas donde el salto se ha evidenciado. En 2013, en Suecia, Inglaterra se fue a casa en la fase de grupos y España en cuartos. En Países Bajos, cuatro años después, las británicas perdieron el título ante la anfitriona, dirigida por Sarina Wiegman, y ganaron el título en casa. Mientras, España, con una generación de futbolistas que ya había incorporado a actuales referentes como Alexia Putellas, Irene Paredes, Mariona, Esther o Jenni Hermoso encontraba un muro en los cuartos de final que cada vez se hacía más visible que se podía saltar. No lo lograron ante Noruega ni ante Austria, por penaltis, y tampoco frente a Inglaterra hace tres años.

Experiencia, físico y buen fútbol

Ellas habían dado un paso al frente mucho antes que ahora España ha podido igualar a ritmo récord. Las razones las tienen claras. «Tenemos más experiencia y hemos jugado muchísimo a nivel internacional. Un partido que antes se escapaba, ahora no. Lo vivido te hace saber cómo reaccionar, cuándo arriesgar y cuándo no», reflexiona Alexia.

El paso al frente fue la apuesta de la FA de colocar en 2019 en el puesto de presidenta a una mujer, Debbie Hewitt, que se volcó en respaldar a la selección femenina para brillar el campeonato que organizarían tres años después. Y lo logró. La profesionalización de las inglesas, en igualdad de condiciones con la selección masculina, fue decisiva, y arrastró a su propio campeonato.

Eso se tradujo en medios para mejorar, algo que España ha empezado a disfrutar en esta Euro. «Siempre hemos tenido talento, pero físicamente no estábamos a la altura de las grandes y hoy podemos competir contra cualquiera 120 minutos si hace falta», destaca Aitana, consciente de que esta selección, «desde hace tres años, es la mejor en la que he jugado».

Las futbolistas españolas abrieron los ojos en aquella Eurocopa y después de comprobar cómo dar ese paso -que el Barça había interiorizado ya- las hacía brillar. Pero tuvo que ser un plante de 15 futbolistas y una agresión sexual la que provocara el cataclismo del 'Se acabó' que, de verdad, la impulsado a España. El Mundial lo ganaron solas, obviando condiciones inapropiadas para el máximo rendimiento; hoy tiene a toda la RFEF creando un entorno profesional que acompaña su crecimiento. La diferencia ya solo se marca en el césped. «Esta rivalidad que ha surgido significa que se está haciendo bien», advierte Patri.

Con las inglesas han vuelto a cruzarse tras la final de Sidney en dos ocasiones, esta misma temporada: una victoria para cada una. El duelo será duro pero Esther avisa: «Nadie nos quiere enfrente porque nos tienen muchísima admiración».

Francia asesta el golpe a una gris Inglaterra y le complica la vida en el grupo de la muerte

Actualizado Sábado, 5 julio 2025 - 23:25

Francia puede asustar por la facilidad y la clarividencia con la que derrotó a Inglaterra, pero las campeonas, no. El duelo más igualado de la primera jornada lo liquidaron las francesas en dos jugadas a la media hora de la primera parte ante las que Sarina Wiegman nada pudo hacer. No logró evitar que le endosaran su primera derrota como entrenadora en la fase final de una Eurocopa (2-1).

El calendario reservó un plato fuerte para cerrar la primera jornada. En todos los campeonatos hay un grupo de la muerte y en este emparejó a dos campeones, Inglaterra y Países Bajos, con un serio aspirante, Francia, semifinalista en 2022, y la debutante Gales. Las neerlandesas cumplieron, ganaron 0-3 y se pusieron en ventaja. Pero la gran batalla se iba a librar en Zúrich.

Nadie duda de que las inglesas, vigentes campeonas, son uno de los equipos a batir y arrancaron el partido respondiendo a esa premisa. Presión asfixiante y Russo escapándose por banda para asistir a Lauren James para que armara un disparo que se le fue alto. Sin respiro, la jugadora del Chelsea puso un centro al segundo palo al que no llegó por poco Hemp. Lograron lo que querían, un gol en 15 minutos, pero el rechace de la guardameta Peyraud-Magnin que cazó Russo había nacido de un fuera de juego. Francia aguantó y fue aterrizando el duelo hasta metérselo en el bolsillo con comodidad pese al gol inglés en el minuto 87.

Dos goles en tres minutos

Poco a poco fue creciendo el equipo de Laurent Bonadeu, en pleno relevo generacional. Mientras Inglaterra se descosía y se olvidaba de la presión, confiada sólo en los contragolpes, las francesas iban encontrando las grietas. No era difícil, porque el centro del campo inglés se volvió transparente e incapaz de mantener la pelota, para preocupación de Sarina Wiegman.

Creció la capitana Karchaoui, que probó primero con un golpeo lejanísimo y después recogiendo un balón a la espalda de la defensa de Bacha que la dejaba que pudieron despejar las inglesas antes de que encarara la portería de Hampton. Las bleus estaban envalentonadas. Bacha se incorporó para soltar una volea a la mediavuelta y Di Almeida, desde el costado derecho, se plantó en el área para empujar un balón que salvó con el pie la guardameta del Chelsea. Rondaban el gol y encontraron dos en tres minutos.

De Almeida, eficaz en la recuperación de cada pelota dividida, puso un pase en profundidad por banda a Cascarino para un centro raso que embocó Katoto. Inglaterra volvió a estar muy blanda, como en buena parte de los 36 minutos anteriores, y se llevó otro mazazo cuando Russo, reclamando falta de Lakrar, perdió otro balón que acabó en las botas de Sandy Baltimore para, desde el lateral izquierdo del área, tumbar a las dos centrales, Greenwood y Williamson, y batir de nuevo la portería.

Sarina Wiegman, preocupada en el banquillo.

Sarina Wiegman, preocupada en el banquillo.EFE

Francia había hundido a Inglaterra en un abrir y cerrar de ojos. No reaccionaron ante los dos goles y tampoco pudieron hacerlo en la segunda mitad. Dominaron más, eso sí, pero para entonces las francesas estaban cómodas en defensa y apostando por las transiciones... O confiando en que los nervios les jugaran una mala pasada a las británicas. Casi les pasa cuando Mead erró en una entrega a sus defensas y Grace Geyoro armó un tiro que casi no pudo blocar Hampton. La propia jugadora del PSG probó de nuevo cuando Jean-François la asistió al corazón del área, pero la portera anduvo despierta. No tenía otro remedio.

Mientras, en el banquillo protestaban por un arbitraje de la sueca Tess Olofsson y del VAR, que pitó un justísimo fuera de juego que anuló en primer gol inglés, no consideró falta a Russo el robo del que nació el segundo gol de las galas ni expulsó con roja directa a Karchaoui por una fea entrada a la delantera del Arsenal.

Las francesas, contenido el primer empuje de rabia de una de las actuales campeonas, volvieron a lo suyo, a incomodarlas de todas las formas que fuera posible. Mandó Wiegman al campo a Agyemang con un papelito para Lucy Bronze que pareció ser la orden de arrebato. Se volcó Inglaterra y llegó el tanto de Walsh, que sólo maquilló la derrota.

Inglaterra cumple en Wembley su pequeña revancha ante España

Actualizado Miércoles, 26 febrero 2025 - 23:10

Inglaterra pudo con España en Wembley para cumplir una pequeña revancha tras la final de la Copa del Mundo 2023. A la selección que dirige Sarina Weigman le bastó con un gol de Jessica Park y las buenas intervenciones de su guardameta, Hannah Hampton, para imponerse por 1-0, resarcirse del empate con Portugal firmado en el debut de la Nations League y condenar a la derrota al conjunto de Montse Tomé, que venía de derrotar a Bélgica en el Ciutat de Valencia (3-2).

Las españolas, que dominaron gran parte del encuentro frente a unas rivales que supieron explotar perfectamente su despliegue a la contra y su solidez defensiva, buscaron con ahínco el gol que les permitiera llevarse al menos un empate de su visita a Londres, pero vieron cómo sus intentos se frustraron una y otra vez ante el ordenado muro rival.

De nada le sirvió a España su control del juego en los primeros compases. Inglaterra, con un remate de Park tras rechace de Irene Paredes prácticamente sobre la línea de gol, se puso por delante en el minuto 33, después de sobreponerse al dominio inicial de las españolas y firmar varias aproximaciones con peligro al área de Cata Coll.

Apagón de los focos

La portera azulgrana, de hecho, ya se encargó de desbaratar un primer disparo peligroso de falta de Lauren James y frustró poco después un remate tan cercano como escorado de la propia delantera del Chelsea. Con el 1-0, las visitantes, que ya había visto cómo Lucía García estrellaba un balón en el travesaño poco antes de que se cumpliera el primer cuarto, retomaron el pulso y amenazaron, pero ni Salma Paralluelo ni Aitana Bonmatí tuvieron acierto para batir a Hampton. La portera del Chelsea, eso sí, tuvo que emplearse a fondo para frustrar un último remate de la doble ganadora del Balón de Oro, casi cuando morían los primeros 45 minutos del choque.

En la reanudación, España saltó más que dispuesta a poner la igualada. Y, en los primeros instantes, Mariona Caldentey, Lucía García y Salma tuvieron buenas opciones para lograrlo. Inglaterra, con todo, respondió con un remate blando de Clinton y, tras un breve apagón de los focos de Wembley, un disparo desde fuera del área que la guardameta barcelonista acertó a desviar.

Terceras de grupo

Pese al susto, la selección española apostó por estirar un poco más sus líneas. Sus llegadas, a pesar de todo, no lograban el objetivo. La mayoría de sus disparos no encontraban la dirección de la portería. Y, cuando lo hacían, como en un prometedor intento de Leila, relevo en el lateral izquierdo de Olga Carmona, se encontraban con el acierto de la guardameta británica. A punto estuvo, además, Inglaterra de dictar sentencia en una recta final en la que Cata Coll salvó una doble ocasión con cierto suspense y a la que finalmente no pudo seguirle el tan perseguido tanto del empate.

Portugal, que venció 0-1 a Bélgica, se queda primera con cuatro puntos, los mismos que Inglaterra. España cae al tercer puesto, con tres unidades, con el que tendría que ir a un 'playoff' para no descender, mientras que Bélgica sigue colista .