Portugal se agarra a los guantes de Diogo Costa para redimir las lágrimas de Cristiano

Actualizado Martes, 2 julio 2024 - 00:30

Se hundió. La figura gigante y soberbia de Cristiano Ronaldo se deshizo cuando en el minuto 102, en la prórroga, plantado en el punto de penalti tenía en sus botas la clasificación de Portugal a cuartos de final. Estaba enfrente Oblak y se perfiló con la misma decisión con la que le derrotó en la final de Champions de Milán. Esta vez el esloveno venció, lo atajó y rompió en mil pedazos a la estrella lusa. Lágrimas, cabeza agachada y el esfuerzo de todo Portugal por recomponer a un líder que no ha marcado en esta Eurocopa. Volvió a llorar después porque cogidos a la manos de Diogo Costa, se verán con Francia en cuartos. [Narración y estadísticas (0-0, 3-0)]

Fue el meta del Oporto el héroe de la tanda de penaltis al volar para atajar los tres primeros lanzamientos de Eslovenia. Portugal sobrevivía después de un partido de desesperación en el que desperdició ese penalti en la prórroga y vio cómo su arquero sacaba el pie para desviar el último cara a cara que un error de Pepe le concedió a Sesko. Diogo Costa salvó en Frankfurt a las dos leyendas.

La supervivencia de Portugal pareció un milagro imposible en algunos momentos. Arrancó ordenada, reconociendo por dónde hacer daño a otro equipo que se les encerró, pero a medida que pasaron los minutos, se desordenó, enloqueció y empezó a mostrarse vulnerable. Se contagió de la ansiedad que sigue mostrando Cristiano. Sus lamentos de desesperación, desde el mismo arranque del partido, eran tan exagerados como contraproducentes para Portugal. Le quiso meter el equipo de Roberto Martínez algo más de velocidad al juego y porque por las orillas Leao encontraba oportunidades y Bernardo Silva ponía centros precisos que no había quien cazara.

Protestas y miradas

Eslovenia trataba de estirarse con alguna carrera de Sesko, pero era sabedora de que sus opciones pasaban por sujetar a los portugueses. Al pie de la letra lo cumplía Drkusic. El central se lo ganó todo a Cristiano. Le atosigaba en la recepción, le impedía girarse y, sobre todo, le ganaba todos los balones aéreos. Eso provocó que, un partido más, CR7 pareciera un lastre para Portugal. Su cabreo, sus protestas y sus miradas al videomarcador buscando su imagen reflejada hicieron que Portugal, capaz de recuperar con celeridad en el centro del campo, no pudiera armar una segunda jugada rápida porque su punta volvía andando, cabizbajo y en fuera de juego. Aún así lo intentaba frente a un rival que olía el nerviosismo.

La vía esta vez fue la velocidad de Rafael Leao, a quien en una ocasión tuvieron que frenar en falta en la frontal del área. Por supuesto la lanzó Cristiano, con toda su gestualidad, buscando la escuadra de Oblak que no encontró. Esa fue toda la complicación que pudieron crearles a los eslovenos, que empezaron a hallar los espacios. Se escapó por la derecha Stojanovic, se resbaló Pepe cuando fue a pararlo y suerte que apareció Nuno para atajar su centro antes que Sporar. Con el temor en el cuerpo, la mejor ocasión de los portugueses, que no probaron a Oblak entre palos, fue una carrera de Leao que acabó en un centro a la medialuna para el disparo de Palinha que se estrelló en el poste derecho del meta del Atlético.

Portugal, como en cada partido de esta Eurocopa, tenía que hacer algo más, aunque parecía no saber muy bien el qué. Al inicio de la segunda mitad trató de encontrar la solución Cancelo buscando la línea de fondo, caracoleando con el lateral y sacando un centro raso que desvió Drkusic.

Diogo Costa detiene el penalti de Balkovec.

Diogo Costa detiene el penalti de Balkovec.AFP

La siguiente la buscó Cristiano en otro lanzamiento de falta, que era para un zurdo pero, como nadie le rechista, se la pidió buscando ese gol que nunca llega. Fue dura a las manos de Oblak. Si en la primera parte fue Leao el arma ofensiva, en la segunda apareció Cancelo como un destello que deslumbraba al lateral Balkovec. Todo el peligro portugués nació de sus botas.

Pólvora lusa

Tenía que buscar Roberto Martínez más pólvora y echó mano de Diogo Jota a costa de Vitinha. Cristiano, esforzado en tirar faltas, seguía en el campo. Y Portugal no conseguía desencadenarse para asustar a Eslovenia. Matjaz Kek sentía a su equipo cómodo buscando el error que, más de una vez, había asomado en las filas rivales.

Portugal tiene siempre fases en las que juega al tratrán, y eso comenzó a hacer cuando el tiempo corría y empezaba a haber mucho que perder. Buscó entonces el técnico español al eléctrico jugador que le salvó en el primer partido: Francisco Conceiçao.

Lo intentaban los lusos estirándose hacia el área de Oblak y en el minuto 85 llegó su ocasión. Diogo Jota filtró un pase al espacio que corrió Cristiano para armar un zurdazo en un mano a mano que ganó, cómodamente, el guardameta rojiblanco. No se dibujaba bajo el techo del Frankfurt Arena otro escenario que no fuera el de la prórroga. Y ahí pasó de todo. Jota se coló entre los centrales y forzó un penalti, lo falló Cristiano y Sesko perdió la oportunidad de estar en cuartos. Porque los penaltis, en los que volvió a tirar CR7 para pedir perdón, los ganó Portugal.

El ansia de Cristiano Ronaldo, un lastre que gestiona Portugal

Actualizado Domingo, 30 junio 2024 - 22:58

Cristiano Ronaldo sabe que esta es su última Eurocopa y vive ansioso por aprovecharla. Esta noche ante Eslovenia puede ser el adiós. O quizá no, aunque lo cierto es que las oportunidades se van descontando. Su temperamento se contuvo en los dos primeros partidos, donde mostró gestos de capitán y hasta de cierta generosidad, pero se destapó en el duelo ante Georgia, y no por la inesperada derrota.

Roberto Martínez ha recuperado a Ronaldo cuando nadie lo esperaba ya. Su marcha a Arabia y los problemas de integración en la vida de la selección que mostró en el Mundial de Qatar le enseñaban la puerta de salida, algo que el técnico español no quiso hacer. Se reunió con él, le pidió implicación, le convenció para renunciar a ser un ente al margen de todo y de todos, y le defendió una y otra vez públicamente. Parecía que había encontrado la forma de llegar a su ego de una manera rápida y efectiva.

Cristiano debía jugar el mismo papel que Pepe: ser ejemplo para la sangre nueva incorporada por Martínez. Experiencia y veteranía, además de movimientos en el campo que aún mantiene, aunque ya empiecen a verse mermados por el paso de los años. Ronaldo ya ha cumplido 39 y no será eterno. Nada lo es, y él lo sabe.

Triple presión

Por eso busca seguir engordando su historia. Viajar a Alemania le ha supuesto ser el único jugador que ha disputado seis fases finales de una Eurocopa. Es el máximo goleador en el periodo de clasificación (55 goles), también en la fase final, donde ha anotado 14 tantos, y es el futbolista que más partidos ha jugado. Hasta el momento, 28, pero esta noche ante Eslovenia podrían ser 29. En total, ha vestido la camiseta de As Quinas en 50 duelos entre campeonatos de Europa y Mundial, 210 en total con 130 dianas.

En esta edición, además, se convirtió en el máximo asistente superando al checo Karel Poborsky cuando regaló ante Turquía un gol a Bernardo Silva. Pareció un reflejo claro de su nuevo papel, más coral y menos individualista. Cristiano había salido como titular y jugado los 90 minutos ante República Checa y la selección otomana. Pero también frente a Georgia, con el liderato en el bolsillo, volvió a aparecer en el once. La razón estriba en que era la oportunidad de que marcara y consiguiera sacudirse una triple presión.

Primero, engordar su condición de máximo goleador histórico del torneo. La segunda, marcar en todas las Eurocopas disputadas y convertirse en el goleador más veterano, récord que se apunta Luka Modric con 38 años y 132 días, pero que sigue a su alcance.

Puede que se haya arrepentido de dejarle empujar aquel balón a su compañero después de ver que, en su 60 minutos ante Georgia no dispuso de una sola ocasión ante Mamardashvili y cierra la primera ronda en blanco por primera vez en su carrera, pese a haber tirado 12 veces, cinco entre los tres palos. En Gelsenkirchen se le vio ansioso, con gestos airados a sus compañeros y protestón, tanto que vio una amarilla que le mantiene apercibido. La duda es qué pasará ante Eslovenia.

El precedente en Bélgica

En el entorno de Portugal ya se airea que Cristiano hay momentos en que no suma, pero Roberto Martínez sigue apelando a su compromiso para ayudar al grupo, su experiencia y su indiscutible talento. Son los mismos argumentos que utilizó con Eden Hazard en el Mundial de Qatar y que medios portugueses como A Bola le recuerdan. La diferencia entre ambos es más que notable, pero al técnico le reclaman que utilice el efecto Ronaldo de otra manera, no encadenando al equipo sólo por mantenerle en el campo.

Portugal ya no tiene margen. Con Eslovenia no puede permitirse errores y debe aflorar la efectividad que se espera de su talento. Si no es con Cristiano en el área, que sea con Gonçalo Ramos, que sólo ha jugado 24 minutos ante Georgia, o Diogo Jota, que suma 42 (27+15) en dos partidos. Ya no hay tiempo para pagar deudas individuales.

El bostezo eterno de Inglaterra lleva a Eslovenia a sus primeros octavos en una Eurocopa

Actualizado Martes, 25 junio 2024 - 23:12

Qué poco ofrece Inglaterra. Nada por aquí, nada por allá. Puede estar todo su talento sobre el césped que son incapaces parecer un equipo. Tiene los mejores ingredientes Southgate pero no logra ligar la salsa. No lo hizo ante Serbia, les salvó Bellingham, tampoco ante Dinamarca y Eslovenia, muy seria y capaz de dar un par de sustos, volvió a desnudarles para meterse como tercera en octavos.

A los ingleses la camiseta de favoritos les queda grande. Caminan sobre el césped como si eso fuera suficiente. La primera carrera eléctrica de Foden llegó a los 20 minutos y Saka no tuvo ni una. Además, se enredan en una movilidad que los confunde. El extremo del City y Bellingham se estorban cuando acuden al centro y de eso ni siquiera se aprovecha Trippier para cabalgar en la banda. Y, por si esto no fuera poco, se empeñaban en frivolidades cuestionables incluso para un club con la maquinaria engrasada. Por eso no carbura.

Eslovenia apostaba por no equivocarse y lanzar a Sesko en cuanto pudiera, pero tenía sometidos a vigilancia extrema al veloz citizen y al goleador del Real Madrid, engrisecido. Este blanco no le está dando alas. A Saka no hizo falta porque su propio equipo lo neutralizó durante muchos minutos.

Los primeros remates fueron para los eslovenos. Armó una contra Stojanovic, forzando a Walker y el primer remate fue de Sesko. Se esforzaba Kane en alejarse del área arrastrando a su central, pero nadie ocupaba ese espacio. Inglaterra colapsaba con facilidad por más que Southgate hubiera renunciado al experimento Alexander-Arnold para escudar a Declan Rice con Gallagher. Mascaba el seleccionador chicle sentado en el banquillo y tomando notas.

Si detecta los errores, en el ejercicio de corregirlos su labor es deficiente. Mientras los Three Lions se entretenían en taconazo absurdos en la frontal del área y se encerraban en la trampa, Eslovenia, a la que un punto le podía dar para estar en octavos. A un centro de Janza estuvo a punto de llegar Sporar y, de perseguirlo, llegó un pase el espacio a Sesko que obligó a resolver a Pickford antes de echarle una bronca a Stone.

Impotencia que llevaba a Bellingham a apresurarse en cada pase y que sólo inquietó a Oblak con una falta escorada que Foden quiso poner a la escuadra, demasiado blanda para que el meta del Atlético no la atrapara. También se lanzó en plancha Harry Kane a embocar un centro de Trippier, pero el capitán no llegó. No está teniendo su torneo. En general, nadie en la selección inglesa.

Con efervescencia saltó al campo en el segundo tiempo, ya sin Gallagher y con un Mainoo aplaudido por la grada. Las burbujas, la explosividad, no duró ni cinco minutos. Encerraron a los eslovenos para nada. Hasta tres balones puso al área en la misma jugada Bellingham para que sólo el último lo cazara Saka en una peligrosa chilena que le costó la amarilla. La falta de entendimiento no sólo se vio en ataque, también apareció en defensa. Se escapó Sporar a buscar un balón en largo a la espalda de Guéhi, que le agarró de la camiseta para evitar que encara a Pickford. Estuvo más atento Walker en que su compañeros no fuera el último defensor, y por tanto no fuera expulsado, que en frenar al atacante esloveno.

A los dos equipos les valía el empate para estar en octavos como primero y tercero, pero no parecían querer firmar las tablas. Al menos Inglaterra. No le servía para recuperar el respeto perdido. Metió al campo Southgate a Cole Palmer y probó romper la igualdad Declan Rice con un disparo que se perdió rozando la meta de Oblak.

A ese órdago respondió Matjaz Kek buscando la pólvora de Ilicic, el goleador que ha vuelto a la selección tres años después de que la pandemia, que sufrió en el epicentro de Bérgamo defendiendo la camiseta del Atalanta, le dejara una herida emocional que le llevó a apartarse del fútbol. Anoche, en Colonia junto al resto de su selección, hizo historia. Eslovenia, el país del presidente de la UEFA, Alexander Ceferin, estará por primera vez en octavos. Inglaterra, mientras, necesita despertar ya de esta siesta ya demasiado larga.

La última tormenta de Oblak: el sueño con Eslovenia perseguido una década y cumplido entre interrogantes

Actualizado Martes, 25 junio 2024 - 00:27

«Hay momentos en la vida en que las cosas no salen como quieres». La resiliencia es una característica de Jan Oblak. A sus 31 años, después de 10 como arquero indiscutible en el Atlético de Madrid y líder de Eslovenia, en esta Eurocopa se está viendo obligado a demostrarlo. Empezando por esta noche ante Inglaterra. O Eslovenia suma o hará las maletas para marcharse de vacaciones.

La espina clavada de su carrera era llevar a su país a una fase final de un gran campeonato y lo ha logrado, aunque ahora no parezca suficiente. Junto al goleador Sesko es el líder, pero está dejando más dudas que certezas, casi como de rojiblanco.

Nada pudo hacer en el derechazo de Eriksen para Dinamarca en la primera jornada y sostuvo al equipo ante Serbia hasta lo que ocurrió en el minuto 95. De manera inexplicable Jovic consiguió un empate en el que Oblak fue protagonista. El veterano guardameta, después de cuajar un buen partido, esperó el saque de esquina dentro de su portería, un error impropio de su experiencia. A bocajarro recibió el testarazo de Jovic solo en el área pequeña, pero, aunque lo hubiera repelido, habría subido al marcador.

68 goles en 54 partidos

Nadie encuentra explicación a qué hacía dentro de los palos, como otras tantas veces esta temporada ha sido cuestionado por sus actuaciones con el Atlético. Esta 23/24 ha sido su peor temporada desde que llegó a Madrid, con 68 goles en 54 partidos.

Pese a ser uno de los héroes de la eliminatoria ante el Inter con dos penaltis atajados y de haber sacado manos salvadoras en muchos partidos de Liga, sus números le relegan a la quinta plaza de los porteros menos goleados. 43 encajó en 38 encuentros y estuvo obligado a hacer más de tres paradas por partido, algo que no le había sucedido nunca en el Atlético.

La debilidad defensiva de la zaga rojiblanca no le ayudó a intentar revalidar el Trofeo Zamora que ha ganado en cinco ocasiones, cuatro de forma consecutiva desde la campaña 15/16 a las 18/19. Después tuvo que esperar una más para volver a ser el guardameta menos batido. Unos problemas cervicales al final de la pasada temporada y la debilidad defensiva del equipo de Simeone le han llevado que sume tres temporada consecutivas muy alejado del trofeo, que nadie ha conseguido seis veces en la historia de la Liga.

«Mentiras desde Madrid»

Eslovenia ha sido su bálsamo esta temporada. Durante la clasificación para la Eurocopa, que sólo han disputado en 2000, mantuvo su portería a cero en ocho de los 19 duelos, aunque en total recibió 17 goles. Ninguno de los otros dos porteros, Igor Vekic del Vejle danés y Vid Velec del Apoel chipriota, le pueden hacer sombra. Precisamente junto a Velec, Kurtic y el renacido Joseph Ilicic son los veteranos pilares de la selección. Y nadie les discute. Ni siquiera los seleccionadores.

El desencuentro en 2018 entre Oblak y el entonces seleccionador Tomaz Kavcic le acabó costando la destitución. «No me habla, lo están engañando y es muy triste. Él dijo mentiras desde Madrid sin hablar conmigo y yo nunca dije nada. Porque Eslovenia le necesita». Y así fue. La Federación eligió al portero, entonces indiscutiblemente entre los mejores del mundo, y despidió al seleccionador horas después de pronunciar esas palabras. Fue entonces cuando cogió las riendas Matjaz Kek, con la lección aprendida.

La proeza buscada durante 24 años de volver a una Eurocopa tiene en Oblak un pilar. Que Eslovenia supere la fase de grupos, algo que no consiguió en el campeonato de Bélgica y Países Bajos, pasa porque el arquero consiga hacer escampar la última tormenta.

Jovic salva un empate para Serbia ante Eslovenia en el último suspiro

Jovic salva un empate para Serbia ante Eslovenia en el último suspiro

Actualizado Jueves, 20 junio 2024 - 17:18

Un gol de Jovic, cuando estaba a punto de agotarse el tiempo añadido, le sirvió finalmente a Serbia para rescatar una empate ante Eslovenia que le permite mantener aún opciones para seguir viva en la Eurocopa. De nada les valió a los eslovenos, en este caso, el hecho de adelantarse con un tanto de Karnicnik, en una jugada cargada de fe por parte del defensa del Celje. [Narración y estadísticas (1-1)].

Ambos contendientes firmaron una primera parte sin dominador claro. Unos y otros, eso sí, carecieron en la mayor parte de sus aproximaciones de la puntería necesaria para encontrar el camino de la portería rival. Y, cuando lo consiguieron, chocaron con el buen hacer tanto de Rajkovic como de Oblak. El rojiblanco, de hecho, tuvo que estar rápido para cerrarle espacios a un Mitrovic que tuvo la mejor opción para los serbios en la recta final de los primeros 45 minutos, mientras que, en el otro extremo del campo, poco antes, Elsnik envió un duro disparo al poste que fue la ocasión más clara para los eslovenos.

Mitrovic, tras el descanso, obligó otra vez a Oblak a abandonar rápidamente su posición bajo los palos para evitar que Serbia se adelantara nada más arrancar la segunda parte. La respuesta deSesko, cuando el reloj se acercaba a la hora de partido, mientras, obligó también a Rajkovic a emplearse a fondo para evitar el gol. Nada pudo hacer, en cambio, para que Karnicnik, culminando una contra iniciada por él mismo, pusiera el 1-0 en el marcador. El lateral, poco después, tocó lo justo para que el remate de Mitrovic se estrellara en el larguero de la portería eslovena. La insistencia serbia tendría premio de la mano de un cabezazo de Jovic para salvar un 1-1 prácticamente en el último suspiro.

El destino de Eriksen, de estar "muerto durante cinco minutos" en 2021 a darle un punto a Dinamarca en 2024

El destino de Eriksen, de estar “muerto durante cinco minutos” en 2021 a darle un punto a Dinamarca en 2024

El 12 de junio de 2021, Christian Eriksen sufrió un paro cardíaco y se desplomó en el césped durante el debut de Dinamarca en la Eurocopa contra Finlandia.

El 16 de junio de 2024, Christian Eriksen ha marcado el gol del empate de Dinamarca en su debut en la Eurocopa ante Eslovenia.

El fútbol tiene estas cosas, una mezcla entre el destino y el talento. Es lógico que Eriksen, el mejor jugador danés de su generación, sea capaz de decidir un duelo continental. La historia, lo bonito, es que lo haga después de todo el sufrimiento vivido y en el mismo momento, tres años después, de la situación que le cambió la vida.

"Estuve muerto durante cinco minutos", admitió el danés hace un par de años, cuando tuvo el valor de reflexionar en público sobre su situación. La imagen permanece en la mente de todos los espectadores. El corrillo danés alrededor de él, el abrazo de Kjaer, capitán, a la mujer de Eriksen, su salida del estadio... Todo. Era imposible pensar en un regreso al fútbol, pero volvió. Vaya si volvió.

Nueve meses después del paro cardíaco y tras haber entrenado con el Odense Boldklub, Eriksen redebutó con en la Premier League con el Brentford. Lo hizo con un ICD, un desfibrilador cardioversor implantable que todavía lleva hoy, pero volvió. En verano de 2022 fichó por el Manchester United y este domingo le dio un punto a su selección en un partido loco frente a la Eslovenia de Jan Oblak.

El cuadro danés, liderado en el banquillo por Kasper Hjulmand, se plantó en Stuttgart con mejores nombres que su rival y lo demostró en la primera parte. Ordenado en defensa y con rigor en el centro del campo, puso su fútbol en las botas de Hojbjerg, Hjulmand y Eriksen, liberado en tres cuartos y sirviendo de enlace con Hojlund y Wind, gigantes y bregadores.

Eslovenia, en cambio, sufrió más. Sus esperanzas eran una buena defensa y los balones largos hacia Sesko, el talentoso delantero del Leipzig, pero sin combinaciones en el centro del campo era difícil sorprender a un equipo tan ordenado como el danés. Lo intentó Sesko en el 16 con un disparo que rozó el palo, pero los minutos le dieron ventaja a Dinamarca.

En el 18, Bah sacó rápido de banda y Wind se la dejó de tacón a Eriksen para que el centrocampista controlara con el pecho y batiera a Oblak casi con la puntera. 0-1 merecido para los daneses, muy superiores en el inicio.

La primera parte fue un vendaval danés sin éxito. Lo intentó Eriksen de nuevo, con un centro-chut que casi se cuela en la meta de Oblak y con un disparo demasiado alto, pero el duelo de Stuttgart se fue al descanso oliendo a 0-2.

Eslovenia reacciona

El intermedio ayudó a Eslovenia, que se sacudió los nervios mientras Dinamarca pensó que ya tenía el partido en el bolsillo. La selección de Matja Kek potenció sus virtudes. ¿Hay que jugar con balones largos a Sesko y Sporar? Juguemos. Y así llegaron sus mejores ocasiones. Schmeichel comenzó a tener trabajo y los daneses sólo encontraron soluciones en algunas contras.

En el 64, Hojlund tuvo el 0-2 a medio metro de Oblak, pero el rojiblanco se hizo gigante en su área pequeña y rechazó el disparo. A partir de ahí, el partido fue esloveno.

Cerin falló un cabezazo clarísimo a centro de Sporar y Sesko estrelló un misil en el palo desde fuera del área para meter miedo a la grada danesa, que ya se temía lo peor.

En el 77, Janza, lateral izquierdo del Górnik Zabrze de la liga polaca, se atrevió con un lanzamiento desde muy, muy lejos que tocó en la espalda de Hjulmand, despistó a Schmeichel y se coló en la portería para hacer el empate.

Dinamarca perdió la identidad que le había hecho ponerse por delante y jugó a lo que Eslovenia quería: lucha y disputas aéreas. Y ahí se fueron sus opciones. Mientras, Sporar malogró las ocasiones finales de los eslovenos, contentos con el empate.