El abanderado Marcus Cooper se queda a nueve centésimas del doblete en el piragüismo: “Joder, hemos estado cerca”

Actualizado Viernes, 9 agosto 2024 - 14:52

En mitad del canal de Vaires-sur-Marne, un montón de hombres fortísimos sobre sus kayaks, nerviosos, casi temblando mirando a la pantalla. "¿Bronce, Marcus?¿Bronce?", preguntaba el joven AdriándelRío y MarcusCooper, su compañero, el abanderado español en estos Juegos de París, evitaba la respuesta: "No sé, no sé, Adri". El día anterior la foto finish había otorgado el bronce al C2-500 de JoanAntoniMoreno y DiegoDomínguez pero esta vez no pudo ser.

Cooper y Del Río acabaron cuartos en el K2-500 a sólo nueve centésimas del bronce, de la pareja australiana formada por Jean VanderWesthuyzen y TomGreen, e incluso a sólo 23 centésimas de la plata, del dúo húngaro formado por BenceNadas y SandorTotka, los vigentes plusmarquistas del mundo. Cooper estuvo muy cerca de completar un doblete de medallas, pero se le escapó al final por un suspiro.

"Joder, hemos estado cerca. Da la sensación de que, cuanto más cerca estás, más te duele, pero no es así. No es dolor lo que sentimos. Hemos competido muy bien, hemos seguido nuestra estrategia y hemos acabado cuartos, ya está. Nuestra idea era mantener nuestro ritmo, muy acoplados y luego ir superando a rivales a los que les afectara más el viento. Ha sido así, pero nos hemos quedado cerca al final", analizaba Cooper, con sus tres medallas olímpicas: el oro de los Juegos de Río, la plata de los Juegos de Tokio y el bronce conseguido este jueves en el K4-500.

"Al acabar Adrián me preguntaba y yo ya me temía que habíamos sido cuartos. Pero bueno hasta que no vimos la pantalla no podíamos estar seguros. A veces en esas últimas palada, esos últimos metros, te metes, te metes, pipipipí, y acabas con la medalla", añadía el piragüista de 29 años, que en esta cita olímpica había cambiado su papel.

Maestro y alumno

Cooper, que fue alumno de SaúlCraviotto, todavía compañero suyo en el K4-500, ahora es maestro de un Del Río que a sus 21 años también apunta a la gloria. Madrileño, formado en el Club de Piragüismo de Aranjuez, siempre estuvo entre los mejores juniors y juveniles, aunque hace no tanto dejó el piragüismo. En 2020, harto de que los resultados no salieran, abandonó el equipo junior y sus concentraciones para volver a su casa y empezar sus estudios de Psicología.

Del kayak no se puede vivir, sólo hacen muy pocos. Pero llegó la pandemia, se suspendieron las clases, y empezó a anhelar dar paladas. Después de pensarlo mucho volvió. Y en un par de años estaba compartiendo equipo con Cooper en el Centro de Alto Rendimiento de Trasona, en Asturias, y colgándose un bronce junto a él en el Mundial de Duisburgo 2023. En estos Juegos de Río se imaginaban juntos en el podio, pero al final, pese a la remontada, no pudo ser por nueve centésimas.

La medalla en la foto-finish de Moreno y Domínguez, unos inicios en la Casa de Campo y una petición: “¿Presentar esta medalla en el Bernabéu?”

Actualizado Viernes, 9 agosto 2024 - 01:50

«Cuando hemos cruzado la meta, Diego [Domínguez] me ha dicho: 'Somos bronce'. Y yo no me he atrevido a contestarle. Hemos estado ahí mirando la pantalla durante horas, deben haber sido segundos, pero a mí me han parecido horas. Y nos han colocado cuartos. Bufff, menudo bajón. Sólo hemos dicho: 'Hostia'. Pero luego han rectificado y el subidón ha sido el doble», relataba Joan Antoni Moreno sobre la medalla española más ajustada de estos Juegos Olímpicos de París: el bronce en el C2-500. Al contrario de lo que ocurrió en el K4-500 que lidera Saúl Craviotto, la pareja sobre la canoa salió por detrás, cruzó el ecuador de la prueba en cuarta posición, pero fue remontando y... a la foto-finish.

Para saber más

Al acabar, sólo había un puesto claro: el oro para China, que voló, con el dúo formado por Hao Liu y Bowen Ji. El resto de las embarcaciones se quedaron mirando las pantallas gigantes que desvelarían la clasificación. Primero se aclaró la plata: para Italia, con Gabriele Casadei y Carlo Tacchini. Y luego hubo un lío incomprensible

En un primer momento, los jueces dieron el bronce a Hungría y colocaron a España en cuarto lugar. Ahí hubo el chasco, los brazos caídos. Después situaron a ambos países empatados, dos bronces, y empezó la celebración de Domínguez y Moreno. Y finalmente los españoles acabaron solos en el tercer puesto del cajón. Hasta seis barcos acabaron en el mismo segundo. Una locura. «¡Buah! Yo no sé cómo voy a acabar el día con esta voz», aseguraba Domínguez ya completamente ronco apenas media hora después de subir al podio. Era el peaje a pagar por la celebración con sus familias -«¡Campeones, campeones, oeoeoé!», en las gradas- y sobre todo con su entrenador, Kiko Martín, que rompió a llorar.

El recuerdo de Benavides y el madridismo de Domínguez

Martín había dirigido la carrera de Sete Benavides que fue bronce en Londres 2012, pero no pudo vivirlo en el momento: se le entregó la medalla nueve años más tarde después del positivo por dopaje del lituano Jevgenij Shuklin. Esta vez sí, el técnico pudo disfrutar de ver a sus pupilos en el podio.

Ebrahim NorooziAP

De alguna manera, para todos fue una sorpresa. De 24 y 21 años, la pareja de Joan Antoni Moreno y Diego Domínguez, uno mallorquín y procedente de la gimnasia y el otro madrileño iniciado en el lago de la Casa de Campo, andaban sin proyecto olímpico hasta que el pasado octubre se unieron en el C2-500. Bastó una reunión y la apuesta de Domínguez por abandonar la capital de España e irse a vivir a la isla con Moreno y Martín. Clasificarse para los Juegos de París parecía una quimera porque en su categoría ya estaban Tano García y Pablo Martínez, campeones del mundo en 2022, pero los derrotaron en el duro selectivo español, los volvieron a derrotar en la última prueba de la Copa del Mundo y se convirtieron en olímpicos contra todo pronóstico.

«Nadie creía en nosotros, pero nosotros sabíamos de qué éramos capaces. ¿Has visto los bíceps de mi compañero? Estábamos convencidos de que podíamos estar aquí y conseguir una medalla», desvelaba Domínguez, el más hablador, tan madridista que aseguraba que su regata había sido «100% ADN Real Madrid, hasta el final». «A ver si Florentino nos ha visto y nos llama. Sería bonito presentar esta medalla en el Bernabéu, ¿no?», preguntaba con intención el ya medallista olímpico.

La crisis del K4 justo antes del final, el bronce de los “casi hermanos” y el deseo de Craviotto: “Quiero ser un padre normal”

Actualizado Jueves, 8 agosto 2024 - 22:42

Fuera del hangar de España, en el canal de Vaires-sur-Marne reinaba la calma, flores y vino en un pueblo entre París y Eurodisney, pero dentro... ¡Aaaaaaaaaah! En las dos horas que pasaron este jueves entre las semifinales y la final del K4-500, la prueba reina del piragüismo en los Juegos Olímpicos, hubo una reunión de urgencia del equipo, prácticamente un gabinete de crisis, porque las cosas no funcionaban.

«En la semifinal nos han dado un poqui

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Dos bronces en el piragüismo: gloria y lágrimas de Craviotto en el deporte que nunca falla

Actualizado Jueves, 8 agosto 2024 - 14:17

Aquí nunca se falla. "Ya estoy feliz con lo que he logrado. Si consigo otra medalla, perfecto. Si no, estaré satisfecho igual", comentaba Saúl Craviotto antes de la ceremonia de inauguración de estos Juegos de París, pero... ¿Cómo creerle? A sus 39 años Craviotto venía sí o sí a por su sexta medalla olímpica junto a sus compañeros Marcus Cooper,Carlos Arévalo y Rodrigo Germade y se la colgó este jueves en la final K4-500: un bronce. Su 'Last Dance', su última clase magistral, para superar a DavidCal como español con más medallas de la historia: menudo honor. Ahora son dos oros, dos platas y dos bronces.

En el pantalán de llegada, sentado, lloraba de la mezcla de emociones: alegría, liberación y disgusto. Porque durante buena parte de la regata Craviotto, Cooper, Arévalo y Germade se vieron con el oro al cuello, la medalla que se le escapó en los Juegos de Tokio 2020 -fueron plata-, pero al final no pudo ser. Alemania, otra vez Alemania, adelantó para ganar y el segundo puesto fue para Australia, también en remontada. Pasaron cinco minutos hasta que Craviotto no levantó cabeza y lo hizo para aplaudir a otros españoles, en este caso, a Joan Antoni Moreno y Diego Domínguez.

Media hora antes de la final del K-500 que lidera Craviotto, Moreno y Domínguez había conseguido otro bronce en el C2-500 y ellos sí, estaban eufóricos, exultantes, viviendo el mejor momento de sus vidas. Viendo su celebración en el podio, Craviotto sólo podía animarse. De 24 y 21 años, en sus primeros Juegos Olímpicos, lograron el metal en una remontada que acabó en photo-finish. Durante toda la prueba fueron cuartos, pero el sprint final los llevó a emparejarse con varios rivales. Al final, con China muy destacada, la pareja italiana se llevó la plata, los españoles, el bronce y luego los dúos de Rusia, Alemania, Hungría y República Checa, todos en el mismo segundo.

Dos bronces en el piragüismo, dos medallas más para confirmar una certeza: lo intenta España en tierra, pero al final es un país de mar. En la historia de los Juegos Olímpicos pelean la vela y el piragüismo por ser el deporte con más medallas y este jueves resultó decisivo. Se hundió el 470 de Jordi Xammar y Nora Brugman y florecieron el C2 500 y el K4 500. Ahora, por las 22 conseguidas sobre un barco, quienes reman cuentan con 23 con cinco oros, 10 platas y ocho bronces. La tradición es profunda, más en las aguas tranquilas, donde ya triunfaba Herminio Menéndez o Luis Gregorio Ramos en hace 50 años y ahí siguen, con el relevo de David Cal hace no tanto y ahora con Saúl Craviotto, elevado a los cielos, el olímpico español más laureado de la historia, pese a su disgusto.