Jon Rahm peleará por el PGA Championship tras una accidentada tercera ronda: bolazo en la cabeza a un espectador y un corte en el brazo

La tercera jornada del PGA Championship estaba construyendo un día final legendario hasta que llegó Scottie Scheffler. Sin piedad, el número uno apareció para reventar el torneo el sábado. El viento sopló durante gran parte de la jornada, convirtiendo —esta vez sí— Quail Hollow en un verdadero test de major, y eso que una tormenta descargó con fuerza a las siete de la mañana; si no, la carnicería habría sido aún mayor.
Hasta los destellos de Scheffler, 15 jugadores estaban en cuatro golpes y soñaban ansiosos con la pelea dominical, una mezcla de nacionalidades y experiencias donde Jon Rahm respiraba aliviado: su golf volvía a funcionar. Feliz el de Barrika con su -4 (67 golpes) del sábado, seis bajo par en el acumulado. Es la primera vez desde que firmó por el LIV en la que se mete con opciones de victoria en un major. Rahm, incluso, llegó a coliderar el torneo. "No me doy opciones de ganar un major desde el US Open de 2023", comentaba al término de su jornada, cuando coqueteaba a solo dos golpes del líder. Solo un par de horas más tarde se veía relegado a cinco de Scheffler, y es que el final —eagle en el 14 y birdies en el 15, 17 y 18— sentaron la cátedra del número uno. Un baño de agua gélida para los contendientes de este segundo grande del año.
El bogey inicial no significó nada para Scottie Scheffler, que cerró sus primeros nueve hoyos con tres birdies más. Sus 65 golpes finales son, de largo, la mejor tarjeta del día. El número uno, que se perdió la primera parte de la temporada por un corte en la mano preparando raviolis, viene de ganar su último torneo —su primer triunfo de 2025— al más puro estilo Tiger Woods: masacró el Byron Nelson del PGA Tour con -30 y ocho golpes de ventaja sobre el segundo clasificado.
El domingo Scheffler saldrá con tres golpes de ventaja respecto al sueco Alex Noren (-8), cuatro sobre los norteamericanos David Riley y J.T. Poston (ambos en -7), y cinco sobre Jon Rahm, Si Woo Kim y Jhonattan Vegas, el venezolano que era líder tras los primeros 36 hoyos. El tejano, además, humilló a la Milla Verde con un parcial de -2 en esos tres hoyos, perdonando incluso el birdie en el 16. En esa misma Milla, Bryson DeChambeau (-5) acumuló cinco golpes más que Scheffler, un lastre que le hará salir el domingo a cinco impactos del líder.
Bolazo a un espectador
Rahm, aunque sin ser consciente del recital final del número uno, terminó eufórico. Su ronda tuvo momentos sobresalientes, como el approach desde fuera en el 3, la madera en el 14 dejando la bola a tres metros para eagle, o el birdie en el 16, con dos golpes estratosféricos. Otros, sin embargo, rozaron el drama: en el 11 dio un bolazo a un espectador en la cabeza, afortunadamente sin más consecuencias que la mejora del resultado de su bola. "No entiendo cómo no le ha dolido, estaba encantado...", confesó Rahm, que tuvo un pequeño detalle en forma de regalo y ambos se dieron un aplaudido abrazo. En el 13, tuvo que llamar a las asistencias médicas para que le taponaran un rasguño en el antebrazo que no paraba de sangrar: aparatoso, pero sin importancia.
"He jugado muy, muy bien al golf hoy y hacer cuatro menos es complicado. Estoy muy contento de mi juego hoy." Lo que Rahm no sabía a esas alturas es que, si quiere ser el primer español en ganar el trofeo Wanamaker, va a necesitar que el domingo pasen cosas extraordinarias. ¿Una venganza de los Juegos Olímpicos? En París, Rahmbo tenía la medalla de oro encarrilada hasta que la llegada por detrás de Scheffler provocó un colapso mayúsculo.
La otra buena noticia del golf español es el rendimiento de David Puig, que finalizó el tercer día con 68 golpes para colocarse parcialmente en el puesto 23 del torneo. "Un Top 12 y jugar el año que viene siempre está en el punto de mira. Ese sería uno de los objetivos y creo que es bastante realista", concluía satisfecho el golfista de La Garriga. Mientras, Sergio García sigue con su calvario, materializado hoy en 79 golpes que lo dejan con +9 en la última posición del torneo.
Scheffler, al igual que Rahm, busca su tercer major. Jugó sus cinco últimos hoyos en cinco bajo par y, justo después de atender a los compromisos de la prensa, se fue directo al campo de prácticas a apurar los últimos rayos de luz entre golpes con sus certeros hierros. A veces, las cosas no siempre suceden por casualidad.