Club de Natación Aldaia, el triunfo de la resiliencia: 41 días en el barro de la dana, dos meses sin entrenar y seis medallas y varios récords de España en Salvamento

Club de Natación Aldaia, el triunfo de la resiliencia: 41 días en el barro de la dana, dos meses sin entrenar y seis medallas y varios récords de España en Salvamento

No había terminado de dejar la maleta en casa tras un mes ayudando como buzo de rescate en las inundaciones de Dajla (Marruecos) cuando Eduardo Blasco recibió una llamada de un compañero del equipo del Club Natación Aldaia: "Todo está destruido". Era 30 de octubre de 2024 y la dana había sumergido varias zonas de la provincia de Valencia. "Yo me dije: 'Tengo que ir, son amigos y es mi club'", cuenta a EL MUNDO.

Así, en unas horas y sin esperar un mandato público, desde su residencia en Canarias se dirige a Valencia, primero vía Madrid y luego, ante el colapso de las líneas ferroviarias, en coche desde Barcelona. "Cuando llego, la primera sensación es que estaba viendo lo mismo del desierto, como si volviera a estar en Dajla. Me encuentro la peor situación que podía imaginar", apunta. Tardan tres días en localizar a su entrenador, Hugo Sáez, uno de los fundadores del club, y a varios de sus compañeros, por las dificultades que entrañan las comunicaciones en la zona afectada.

Afortunadamente, no hay daños personales que lamentar, pero son muchos los desperfectos materiales que sufren los miembros del equipo: coches, negocios, casas... El polideportivo en el que se sitúa la piscina de sus entrenamientos termina arrasado, pero el vaso y los vestuarios, de manera milagrosa, se salvan de la catástrofe. "Nuestras instalaciones las usaron los voluntarios para ducharse, dormir, comer... aunque teníamos piscina no podíamos entrenar", explica Sáez sobre un club que cuenta con 110 deportistas federados, de los que 96 fueron directamente afectados por las inundaciones.

"salir del barro"

Blasco pasó 41 días trabajando y ayudando en Valencia cuando su plan vital pasaba por entrenar para el Campeonato de España Master que se celebraba en Valladolid en febrero de este año. Después de haber estado en Siria, Gaza y Marruecos, las consecuencias psicológicas le llevaron al límite. "Me planteé abandonar la temporada", revela. Y a eso se sumó Valencia. "La conversación más difícil fue cuando nos tuvimos que poner a entrenar, a todo el mundo le daba igual, 41 días en la dana y nadie tenía ganas", añade.

Voluntarios del club, en las calles inundadas.

Voluntarios del club, en las calles inundadas.E.M.

Así que el Club de Natación de Aldaia retoma los entrenamientos en la piscina de la población limítrofe de Alacuás. Apenas dos días a la semana, cuando una preparación para un campeonato requiere seis como mínimo, y en horas intempestivas. "Lo hacíamos en apenas dos calles, con 17 deportistas en cada una", apunta Sáez. Pero la gente comienza a agradecer volver a la rutina, a la normalidad, a "salir del barro". "Al haber estado limpiando y desescombrando, se había trabajado involuntariamente la fuerza durante el periodo de inactividad", cuenta Sáez, además de fundador, entrenador en el Aldaia.

Mientras, Blasco vuelve a Canarias y comienza a entrenar por su cuenta, sin presión. "Inicié la temporada como si fuera septiembre. Suave, sin aspiraciones", admitiendo que poco a poco se empezó a "sentir mejor" y los tiempos empezaron a llegar. "El entrenamiento me sirvió de alivio, descargué toda mi frustración en él", añade.

Llega la primera competición en diciembre, el campeonato de España absoluto de Salvamento y Socorrismo. El Club de Natación Aldaia se presentó gracias a un autobús que les proporcionó la Federación Valenciana de Salvamento y Socorrismo, porque la gran mayoría de los participantes habían perdido sus coches en la dana. "Aunque apenas entrenamos, fuimos a competir para desconectar, por quitarnos el barro de la cabeza", desvela Sáez.

Récords de España

En esos campeonatos, Carlos Coronado consiguió dos medallas en categoría absoluta en las pruebas de 100 y 200 metros combinadas. En los siguientes, también de España pero de categoría Máster (a partir de 30 años) celebrados en febrero, el Club de Natación Aldaia se llevó seis preseas. Eduardo Blasco consiguió el oro en 50 metros remolque y, además, batió el récord de España. "No sé cómo lo hicieron. Le he estado dando mucho al coco con todo esto y le doy mucho peso a la preparación psicológica. Una explicación razonable no hay, la mente es un arma importante para competir", intenta explicar Sáez.

Carlos Coronado, con su medalla de oro.

Carlos Coronado, con su medalla de oro.E.M.

Blasco, con su oro y récord de España habla de la resiliencia, de la importancia de mantenerse centrado para "superar situaciones complicadas". "Siempre hay que intentarlo porque uno nunca sabe qué puede salir si lo intenta", concluye el deportista y buzo de rescate. Nunca un club se había levantado del barro con esta fuerza. Ahora, Coronado, uno de los mejores nadadores del Aldaia, nadará en los próximos World Games en China (una especie de Juegos Olímpicos de deportes no olímpicos). "Nosotros, que somos de salvamento, nos ha ayudado a mejorar como personas", apunta Hugo y más después de, como dice, "estar con la sensación de tenerlo todo controlado a no tener nada".

Gretchen Walsh, la estrella del Mundial de los 30 récords

Gretchen Walsh, la estrella del Mundial de los 30 récords

Actualizado Domingo, 15 diciembre 2024 - 20:58

El Mundial de Natación en Piscina Corta terminó este domingo como empezó, con una traca de récords mundiales (ni contamos, en el conjunto de la competición, el "innumerable" catálogo de récords mundiales júniors, récords de los Campeonatos y récords nacionales). Han sido 30 en total, una cifra redonda. Solamente en un Mundial, el de Roma2009 en piscina larga, en la orgía de los bañadores de poliuretano, eliminados a partir de 2010, se batieron más: 43.

En la pileta de 25 metros ya no queda ningún récord plastificado: Luke Hobson acabó en los 200 libre con el de Paul Biedermann, el último que resistía. En la de 50 permanecen siete. Tal como está la natación actual, a tenor de lo que vimos en los Juegos de París y, sobre todo, en este diciembre húngaro y universal, parece que no les queda mucha vida.

Esta vez, volvemos a Budapest y a los topes de la jornada final, se rompieron seis. Y, por orden de aparición, a cargo de Gretchen Walsh en los 50 libre (22.83), Regan Smith en los 200 espalda (1:58.04), Luke Hobson en los 200 libre (1:38.61), Estados Unidos, con Walsh y Smith, en los 4x100 estilos (3:40.41), la propia Smith, en el primer tramo, los 100 espalda (54.02), y Rusia, o sea, el equipo de Atletas Neutrales, los 4x100 estilos masculinos (3:18.68).

El buen papel de Carmen Weiler

Cinco oros, pues, para EE.UU y uno para los Neutrales. Un espejo parcial del día del medallero general de toda la semana, encabezado por Estados Unidos con 39 medallas, 18 de ellas de oro, seguido por los Neutrales, con 10 en total y seis de oro. Hay que repetir, por si la cantidad no ha sido asimilada o confundida, que se han batido en total 30 récords del mundo y, en lo que a nosotros respecta, 16 plusmarcas nacionales, las postreras, en la sesión matinal de la mano de Carmen Weiler en la semifinal de los 200 espalda (2:02.16), sexta en la final ganada por Regan Smith, y del equipo de 4x100 estilos, que se quedó a un puesto de la final. Iván Martínez, Carles Coll (¡otra vez el!), Mario Mollá y Luis Domínguez detuvieron el cronómetro en 3:24.39.

El catálogo de estrellas ha sido desbordante. Pero nos quedamos con una, femenina, que, en su protagonismo, podríamos considerar unisex: Gretchen Walsh. Venció en todas las ocasiones en las que se lanzó al agua (series, semifinales y finales) y se va de Budapest con nueve oros totales (siete individuales) y 11 récords mundiales (nueve individuales). Ha deslumbrado en una competición que ha soportado perfectamente la ausencia de figuras como Léon Marchand.

McIntosh pulveriza en Budapest el último récord de Mireia Belmonte

Actualizado Sábado, 14 diciembre 2024 - 20:08

Adiós, pero hasta siempre, al último récord que le quedaba a Mireia Belmonte. Otra vez Summer McIntosh, otra vez esa adolescente canadiense de 18 años, apuñaló a la española. Sin matarla, porque, aunque superadas, las hazañas de Mireia permanecen en la memoria y tienen su lugar en la historia. McIntosh, tres oros y tres récords, nadó la final de los 400 estilos en 4:15.48, un recorte salvaje a los números de Belmonte (4:18.94). No hay más que hablar, entre otras razones porque se acaban las palabras. Gracias, Summer. Gracias, Mireia.

En la quinta jornada del Mundial de Natación en Piscina Corta, bajo los ojos asombrados, pero ya habituados de un Budapest orgulloso, con sistemática, casi monótona rutina, siguieron cayendo los récords del mundo. En las series matinales de los 50 libre, Jordan Crooks, de las Islas Caimán, rebajó la plusmarca hasta 20.08. Dejó atrás los 20.16 de Caeleb Dressel. En las semifinales de la tarde, le dio otro tajo a la marca y la dejó en... ¡19.90! Bajar de 20 segundos en 50 metros es, en principio, una imposibilidad biológica. Pero lo imposible se reveló real.

Dressel, volviendo a él, tuvo, allí donde estuviera, un mal día. En la final de los 100 mariposa, Noè Ponti lo despojó del último récord que le pertenecía. Nadó en 47.71, por debajo de los 47.78 del bueno de Caeleb. Su tercer oro está convirtiendo al suizo en Mr. Budapest.

Miss Budapest, equivalente a Miss Mundo, es Gretchen Walsh. Dominó los 100 mariposa en 52.71. Es la tercera vez que bate el tope de la prueba. Lo ha hecho cada vez que se lanzó al agua: en las series, en las semifinales y en la final. Pero es que, pocos minutos después, en las semifinales, dejó el récord de los 50 libre en 22.87. Ranomi Kromowidjojo, la anterior titular (22.93) le dio in situ el relevo con una sonrisa radiante. Deportividad pura. Walsh batía su noveno récord, octavo individual, y conquistaba su sexto oro. Se está haciendo de eso, de oro, a 25.000 dólares por récord.

Las aguas, exhaustas, se remansaron cuando el ruso Ilia Borodin, atleta neutral, ganó los 400 estilos con una buena marca, faltaría más, de 3:56.83. Pero sin amenazar realmente los 3:54.81 de Daiya Seto. Tampoco se encrespó la espuma con los 800 (libre), adjudicados a Zalan Sarkany (7:30.56), un héroe local. Tercera medalla para Hungría y primera de oro.

La jornada se cerró con los relevos mixtos de 4x100 estilos y el triunfo de NAB (o sea, de los rusos). España, con Carmen Weiler, Carles Coll, Mario Mollá y María Daza había establecido por la mañana un nuevo récord nacional (3:36.78). En la final, séptima, lo volvió a rebajar (3:35.52). Era el 14º récord de España de Coll en poco más de un mes: cinco en nuestro Campeonato y nueve en Budapest.

En cuanto a récords del mundo, van 24. ¿Cuántos se sumarán en la última jornada?

El largo camino hacia la retirada de Mireia Belmonte: "Ella no quiere hablar del día después"

El largo camino hacia la retirada de Mireia Belmonte: “Ella no quiere hablar del día después”

Hace ya más de tres años, Mireia Belmonte salió de la piscina en los Juegos Olímpicos de Tokio con un cuarto puesto de orgullo en los 400 metros estilos y se prometió un futuro esplendoroso. "Borrón y cuenta nueva. ¡A por ellas!", anunció después de decenas de lesiones, de miles de dolores, de millones de dudas. Entonces tenía 31 años aún podía regresar a los podios. Pero desde entonces está desaparecida. La mejor nadadora española de la historia, ahora con 34 años, lleva sin competir internacionalmente desde aquel 2021 y su futuro es un camino con una única salida: la retirada.

Después de las despedidas de Rafa Nadal, Pau Gasol, Andrés Iniesta o Alejandro Valverde, la siguiente en decir adiós se supone que debe ser Belmonte, aunque ella resiste, resiste y resiste. "Está afrontando la última fase de su periodo competitivo, que no es una fase sencilla. Sigue disfrutando de la natación, sigue disfrutando del entrenamiento y hay que concederle su tiempo", comenta Luis Villanueva, director técnico de la Federación Española de Natación (RFEN), que estos días está en Budapest.

Allí se celebra el Mundial de piscina corta, una competición en la que Belmonte reinó en 2010 y 2014 -siete oros-, y de la que ahora se ausenta. No sólo no está, es que no llegó a hacer la mínima. Hace menos de un mes, en los últimos Campeonatos de España, se quedó a tres segundos del tiempo requerido en los 200 metros estilos, la prueba en la que estuvo más cerca de conseguirlo, aunque finalizó en cuarto lugar.

"Veremos qué es capaz de conseguir este verano. Ella tiene la esperanza de remontar y llegar al Mundial de piscina larga que se celebrará en Singapur, pero hoy en día está lejos de eso. Está mejor de los hombros, pero sigue tocada y no puede entrenar al nivel que necesita. Además, precisamente en las pruebas que mejor le encajan ahora, los estilos, hay dos jóvenes [Emma Carrasco y Laura Cabanes] que están haciendo muy buenos tiempos", analiza Villanueva que espera que en el actual Mundial de piscina corta España esté presente en algunas finales y, si hay suerte, que celebre su primera medalla desde 2014, precisamente desde la mejor época de Belmonte.

"La decisión de salir del CAR es acertada"

En todo caso, Belmonte lo vivirá desde la distancia, puesto que ya no entrena con las jóvenes de la selección. Después de toda una vida en el Centro de Alto Rendimiento (CAR) de Sant Cugat, primero junto a su entrenador Fred Vergnoux y más tarde ya sin él, la cuatro veces medallista olímpica perdió este verano su beca y tuvo que buscar una nueva 'casa'. El año pasado había roto su vinculación con la Universidad Católica San Antonio de Murcia (UCAM) porque le había hecho una oferta a la baja y había firmado con el histórico Club Natació Barcelona (CNB) así que en los últimos meses entrena en las instalaciones de esta entidad, al lado del hotel W, frente a la playa de la Barceloneta. Con Jaume Morata como técnico, su grupo es amplio y joven, aunque sin grandes nombres más allá de Jimena Pérez, olímpica en Tokio. "Creo que la decisión de salir del CAR es acertada y ahora está entrenando con gente más enfocada a lo que ella está", afirma Villanueva, que espera a saber los próximos pasos de Belmonte a sus 34 años.

Belmonte, en un acto reciente de Santander.

Belmonte, en un acto reciente de Santander.FERNANDO VILLAREFE

"Ella no quiere hablar del día después", afirma el entrenador de la RFEN en consonancia a las palabras de la propia nadadora. "Para mí es muy importante saber diferenciar si una persona sigue nadando porque no tiene otra cosa que hacer o porque le guste. En mi caso es porque me gusta mucho", comentaba este noviembre a 'Marca' sin desvelar más sobre su futuro.

Sin formación como entrenadora, su vida después del deporte debería pasar por los negocios, en principio de la mano de patrocinadores personales como Hyundai o Santander. De hecho, en los últimos meses la marca de coches ha iniciado una competición de formación, el Open Promesas Mireia Belmonte, cuya dirección podría suponerle un desafío. Todavía con su padre, José Belmonte, como mánager y agente de prensa, sus apariciones en los medios de comunicación son esporádicas y los interrogantes se acumulan a su alrededor.

Maremoto español en Budapest: Carles Coll, oro en los 200 braza

Actualizado Viernes, 13 diciembre 2024 - 18:23

Maremoto español en aguas húngaras. Carles Coll, un tarraconense de 23 años, estudiante en la Virginia Tech University y entrenado por Sergi López, medallista olímpico en 1988, se proclamó campeón del mundo en los 200 metros braza.

Lideró la prueba de principio a fin (sólo a mitad de ella viró en segunda posición) y proporcionó a la natación española un éxito internacional de primera magnitud. Terminó en 2:01.55, récord nacional, por descontado, y octava mejor marca de todos los tiempos. Dejó atrás con 2:01.88, al plusmarquista mundial desde 2018, el ruso Kirill Pigoda, y mucho más lejos aún al japonés Yamato Fukusawa (2:02.01).

La temporada de Coll es gloriosa. En un mes ha batido 12 récords de España, cinco en el Campeonato nacional y, ya, siete, en este Mundial.

McIntosh rompe, 10 años después, el récord mundial de Mireia Belmonte en los 200 mariposa

Actualizado Jueves, 12 diciembre 2024 - 19:36

El paso del tiempo y el peso de la clase contribuyeron a que Mireia Belmonte perdiera el récord del mundo de los 200 mariposa. El paso del tiempo reside en que hacía 10 años que Mireia, los nadó en 1:59.61. El peso de la clase lo expresa Summer McIntosh, que lo ha hecho en 1:59.32. Que en natación haya durado tanto un récord habla elocuentemente de la excelsa categoría de Mireia. Y otro tanto que haya tenido que existir alguien como McIntosh para que la española sea ahora una ex plusmarquista.

Mireia se ha inclinado ante una "niña milagro", una chiquilla canadiense de 18 años, que desde los 15 viene estableciendo hitos y rompiendo moldes. El récord de McIntosh estaba cantado. Ninguna sorpresa, pues. Ninguna incertidumbre. Y sirva esta plusmarca de homenaje doble: a la joven canadiense, en la plenitud creciente de sus dones, y a la veterana española, todavía oficialmente en activo, pero fuera ya de los focos, incluso en las piscinas nacionales.

Mireia ha sido plusmarquista mundial de 400, 800 y 1.500 libre. Y de 200 mariposa y 400 estilos. Fue perdiendo algunos de esos récords. El de 400, en los que también reina ahora McIntosh, a manos de Jianjahe Wang. El de 800, nada menos que por el empuje de Katie Ledecky. El de 1.500 se lo arrebató Sarah Köhler-Wellbrock, antes de que a ésta se lo arrebatara Katie Ledecky.

Mantenía los de 200 mariposa y 400 estilos. Ya sólo conserva este último. Toda esta relación de récords expresa la importancia de Mireia en la natación mundial y su trascendencia sin parangón en la española. Casi somos ahora más conscientes de semejante título que cuando Mireia reinaba en el agua. El paso del tiempo inmortaliza a veces las hazañas en lugar de tender a borrarlas. Y en cuanto a peso de la clase, Mireia lo poseía a toneladas.

En la tercera jornada del Campeonato, Gretchen Walsh también rompió un récord del mundo. Dejó el de los 100 estilos, en las semifinales, en 55.71. En la misma prueba masculina, Carles Coll pasó a la final con el cuarto tiempo de los participantes y un nuevo récord de España: 51.30. El sexto en estos Campeonatos. En ausencia de Hugo González, era el líder del equipo español, y está haciendo honor a la púrpura.

El deporte sigue en pie en la zona cero de la DANA: "Mi mayor miedo es que piensen que somos unos pesados"

El deporte sigue en pie en la zona cero de la DANA: “Mi mayor miedo es que piensen que somos unos pesados”

El pasado 19 de agosto, Iván Penalba ganó las 100 Millas del Muro de Berlín con un tiempo de 13 horas y 56 minutos, junto a Carmen Pérez, su pareja, que también se impuso en categoría femenina. Sólo dos meses después, el ultrafondista valenciano tardó más de una hora en recorrer 60 metros. Los que tuvo que atravesar, con el fango hasta la cintura, para acceder a la casa de su padre, de quien no sabía nada desde dos días atrás. Cinco minutos por zancada entre pilas de coches y escombros en Alfafar. «Fueron momentos muy dramáticos, porque ni siquiera había cobertura de móvil. En ese momento teníamos que hacerles llegar lo primordial: algo de comida», detalla Penalba a EL MUNDO, con el alivio de quien no perdió a ningún familiar, con el horror de quien asistió a la devastación y con la esperanza de quien siempre vislumbra una meta, por lejana que sea.

Familiarizado con todo tipo de causas solidarias, Penalba se volcó desde el primer minuto con su pueblo. En las tareas más duras, como el desescombro y el reparto de víveres, y en otras que pasan desapercibidas. De este modo pretende ayudar a la Unión Deportiva Balompié Alfafar, con la que había empezado a colaborar a principios de octubre. Una escuela de fútbol, fundada en 1994, arrasada hoy por la DANA. Sin embargo, entre palada y palada, Iván aún saca tiempo para ayudar a los niños. «Ya no es por mí, sino por ellos, que han perdido muchas cosas. Así que estoy intentando reubicarlos para que sigan entrenando y no se queden un año sin hacer nada». Doce meses, ahora mismo, se antojan un horizonte inabarcable en Alfafar.

«Durante el día vives en una burbuja de pesadilla, con la mente enfocada solamente en el trabajo. Pero cuando por la noche te paras a pensar un poco, te dan ganas de llorar, de tirarlo todo por la borda y no salir de la cama. Dentro de un mes, cuando ya no salgamos en los telediarios, aquí no va a haber nada y nos enfrentaremos a una situación aún más dura», vaticina Penalba, el único español en subir dos veces al podio en la Badwater 135, una de las carreras más extremas del planeta, con 217 km a casi 50º C en el californiano Valle de la Muerte. Esa resistencia debe ponerse a prueba ahora en Alfafar, una población de 22.000 habitantes que deberá «empezar de cero». «¿Quién va a montar un negocio? ¿Quién va a comprar, si no hay dinero? Por eso le pido a la gente que no deje de donar».

«¿Cómo vamos a salir de esto?»

En ese mismo estupor, plagado de interrogantes, vive la nadadora Merche Peris en Paiporta. «Me siento colapsada y no veo la luz. Todos los negocios han quedado arrasados: la peluquería, las uñas, la tienda de fotos, el supermercado... ¿Cómo vamos a salir de esto? Si te soy sincera, mi mayor miedo es que dentro de una semana la gente ya no se acuerde o piensen que somos unos pesados», dice a este diario la campeona de Europa en 2012 de 50 metros espalda.

Desde hace dos semanas, Peris no encuentra descanso. Ni por la noche, cuando apenas logra conciliar el sueño, ni en sus extenuantes jornadas de faena, descargando camiones, moviéndose de aquí para allá en permanente misión humanitaria. «No sé cómo estamos aguantando. Me siento muy orgullosa de la gente joven que ha venido a ayudarnos. Es algo que me está llenando el corazón y me alivia de muchas otras cosas», reflexiona antes de alzar la voz. «Se nos avisó cuando ya había muertos y eso es intolerable. Ellos son los culpables de esas muertes. Tienen que asumir su responsabilidad y no señalarse entre sí. No somos imbéciles».

A esa censura se suma Penalba, sin rubor en subrayar que «ningún político se ha tomado esto como si tuviese un hijo aquí» y muy consciente de que con el mero voluntarismo no alcanza. «Han tardado muchísimo en llegar y se han quedado cortos. Se requiere mucha más ayuda profesional, porque todo se ha convertido en un foco de infección brutal y va a ver muchísimas infecciones», manifiesta.

Peris, con sus perros, en Paiporta.

Peris, con sus perros, en Paiporta.EL MUNDO

Peris, olímpica en Pekín 2008, siempre se ha considerado de Paiporta, donde vive desde hace siete años y donde nacieron su padre y su abuela. No obstante, cada mañana recorre 30 km hasta su puesto de trabajo. El primer tramo, en coche hasta Valencia. Desde la capital, en tren hasta Puzol. «Si el día 29 ese tren llega a tardar 10 minutos más, la DANA nos hubiese pillado al volante a mi marido y a mí de vuelta a casa».

La pasada semana, la madre de Peris sufrió una caída cuando intentaba cruzar su calle, cubierta por el lodo. Y allí tuvo que esperar a ser atendida por una ambulancia militar. Esos resbalones, en cambio, se antojan una trivialidad en la zona cero de la tragedia. Merche aún no ha podido olvidar los gritos de auxilio de quienes sólo unos minutos más tarde perecerían bajo la riada. Hoy, cada vez que sale a la calle, lo cotidiano queda engullido por lo dantesco. «He visto portales donde el agua arrancó los marcos de las puertas. Ahora, frente al mío hay una cornisa».

Penalba tampoco puede quitarse de la cabeza la visión del agua, bajando «muy despacito». «Todo empezó, literalmente, a irse. Desde los coches a los contenedores. Sin dejar nada a su paso. Todo destrozado, como si hubiesen caído tres bombas. Fue alucinante», subraya el plusmarquista español de 24 horas (274,322 km). Muy consciente de sus raíces, rechaza cualquier ademán de heroísmo. Simplemente se ve «arrimando el hombro como cualquiera». Su mesura ni siquiera se tambalea a la hora de mirar hacia adelante. «No sabemos nuestras necesidades para dentro de una semana. Según avancen las cosas tomaremos iniciativas para que la gente vea cómo está la situación y cómo se puede ayudar», concluye.

Nuria Marqués amplía su palmarés paralímpico con la plata de 100 espalda en París

Nuria Marqués amplía su palmarés paralímpico con la plata de 100 espalda en París

Actualizado Martes, 3 septiembre 2024 - 19:36

La nadadora Nuria Marqués ha logrado este martes la medalla de plata en los 100 metros espalda S9 de los Juegos Paralímpicos de París 2024 tras una final apasionante disputada en La Défense Arena, que, una tarde más, se encontraba llena de público.

Marquès, que ya suma seis preseas en tres participaciones en Juegos Paralímpicos, se ha lanzado a la piscina con el tercer mejor tiempo de la fase clasificatoria de la mañana (1'11''37), por detrás de la brasileña Mariana Ribeiro (1'10''80) y la estadounidense Christie Raleigh-Crossley (1'10'28).

Por la tarde, la barcelonesa, que llegó a París como doble subcampeona paralímpica en esta prueba, ha comenzado la final con determinación y marchaba segunda tras los primeros 50 metros.

Tras un segundo largo apretado y lleno de emoción, Marqués ha sacado a relucir su mejor natación para tocar segunda y parar el crono en 1'09'24, solo superada por Raleigh-Crossley (1'07''92, nuevo récord paralímpico) y tres centésimas por delante de Ribeiro (1'09''27).

"NO PUEDO ESTAR MÁS CONTENTA"

Tras salir de la piscina, Marqués ha declarado sentirse "genial". "Es uno de los mejores resultados que me podría haber esperado en esta prueba", ha añadido.

"Hace un año se me pusieron por el camino estas dos rivales contra las que he luchado por las medallas hoy", ha comentado , antes de añadir: "Sabía que estaba muy difícil con unas chicas que durante la temporada han hecho muy buenas marcas".

Marqués ha comentado que por la mañana tuvo "sensaciones un poco raras" y ha afrontado la final "mucho más tranquila". "He empezado muy fuerte y he podido acabar muy bien los últimos metros", ha destacado.

Además, ha comentado que lo importante es "luchar hasta el final" porque "esto siempre va de centésimas o décimas" y "una uña puede ser la diferencia entre el oro y el bronce". "No puedo estar más contenta", ha concluido.

Marqués suma seis medallas paralímpicas en su palmarés: oro en 400 libre S9 y plata en 100 espalda S9 en Río 2016, plata en 100 espalda y bronce en 200 estilos SM9 en Tokio 2020, y plata en 100 espalda S9 y bronce en 4x100 estilos 34 puntos en París 2024.

En la misma carrera final de Marqués ha participado también la española Beatriz Lérida, quien obtuvo la cuarta plaza al parar el crono en 1'12''26. La valdepeñera, de 19 años y que formó parte del Equipo AXA de Promesas Paralímpicas de Natación, finalizó así su participación en los primeros Juegos Paralímpicos tras disputar las series de los 400 libre S9.

Alexandra Truwit, la nadadora que compite en París sólo 15 meses después de perder el pie por el ataque de un tiburón

Alexandra Truwit, la nadadora que compite en París sólo 15 meses después de perder el pie por el ataque de un tiburón

Actualizado Lunes, 2 septiembre 2024 - 22:57

El pasado domingo, día de su estreno en París en los 100 metros libre, la nadadora Alexandra Truwit (Estados Unidos, 24 años) publicó un vídeo en sus redes sociales en el que mostraba cómo fueron sus primeros pasos con la prótesis en su pierna izquierda hace un año. Haber podido llegar a los Juegos, pase lo que pase en las futuras pruebas, ya ha sido una auténtica proeza. Para ella, la piscina es su vida. Lo lleva dentro desde que era pequeña. "Nadar y el agua fueron mis primeros amores", reconoce en una entrevista. Una afición que comparte con su madre Jody, que había sido capitana del equipo femenino de natación en Yale, en 1991. Pero la vida de esta joven deportista cambiaría por completo después de un fatídico viaje en mayo de 2023.

Era final de curso. Se acababa de graduar en la universidad, iba a incorporarse a un nuevo trabajo en Nueva York en octubre y Truwit decidió irse con su amiga Sophie Pilkinton a pasar unos días a las islas Turcas y Caicos. Un terreno paradisíaco, perteneciente a Reino Unido y situado en el Caribe, ideal para hacer snorkel y celebrar el final de sus estudios. Todo parecía estar en calma en un día más de diversión cuando, de la nada, apareció un tiburón delante de ellas: "Era agresivo, sentí que quería atacarnos y respondimos de la única manera que pudimos: defendiéndonos", afirmó en un reportaje de la NBC.

Tras varios empujones y patadas para zafarse del animal, ambas comenzaron a nadar hacia el bote, que estaba a unos 70 metros de distancia. Había que hacerlo lo más rápido posible, pero para entonces, Truwit ya se había quedado sin su pie izquierdo. Un mordisco se lo había quitado. Aun así, intentó mantenerse "firme y consciente", y centrarse en poder llegar viva a bordo. Una vez allí, Sophie ayudó a su amiga realizándole un torniquete en la pierna hasta que pudieron pedir ayuda y trasladarla a un hospital en Estados Unidos. Aquello le salvaría la vida. Ya en tierra, el dolor era insoportable y aunque pudieron parar la hemorragia, aún le quedarían otras dos operaciones de cirugía que acabaron con la amputación de su pierna.

Proceso de recuperación

"Lo importante en estos casos y, quizás por eso haya podido llegar a los Juegos Paralímpicos, es tener una buena base muscular y ella, al haber sido deportista, seguramente la tendría", señala Ana Isabel Rodríguez Montalbán, doctora especialista en angiología y cirugía vascular y endovascular. "Si fue una amputación por debajo de la rodilla habrá tenido que hacer muchos ejercicios en los cuádriceps, abductores, glúteos... y también de extensión y flexión de la articulación. Si logró salvar la rodilla y, al ser ella una persona joven, la recuperación pudo ser mucho mejor al no tener que cargar todo el peso en la cadera. Después, una vez se ha implantado la prótesis, habrá hecho muchos ejercicios de equilibrio", apunta Rodríguez.

Muchas horas de gimnasio, esfuerzo y entrenamientos con dos objetivos claros: poder volver al agua y recuperar la confianza en sí misma. "Al principio me dio miedo. Oír el sonido me llevaba a tener recuerdos", confesó Truwit al narrar cómo fue su primer contacto con la piscina tras el suceso. No fue fácil afrontar ese último recuerdo en el mar, pero nada iba a conseguir frenarla. Había que "luchar por todo aquello que pudiese recuperar".

Se puso el gorro, el bañador, las gafas y llamó a su entrenador personal y uno de sus principales apoyos, Jamie Berone, para comenzar el proceso. "Siempre me ha ayudado a lograr más de lo que yo u otros creíamos", destacó la norteamericana. Además, para completar todo este proceso, también se fijó en historias de superación de otros deportistas que pudieran servirle de motivación para seguir adelante.

"Se niega a rendirse"

En sólo tres meses ya pudo nadar en una competición y al poco tiempo ganó las pruebas celebradas en Minneapolis para conseguir su billete y representar a Estados Unidos en los Juegos Paralímpicos en la categoría S10. "Voy a poder terminar esto en mis propios términos, de una manera que nunca hubiera imaginado y a un nivel que nunca hubiera creído», sentenció la nadadora en una entrevista.

En París y a pesar de que no ha podido pasar de ronda en los 100 metros, Truwit todavía tiene la oportunidad de competir por las medallas en los 400 metros libre y en los 100 metros espalda. Además, podrá compartir equipo olímpico con deportistas de la categoría de Jessica Long (32 años), ganadora de 29 medallas paralímpicas desde los Juegos de Atenas. "Es básicamente un caballo de batalla que se niega a rendirse", finalizó su madre.

Teresa Perales y su logro más especial: "Es mi medalla más épica, es de película"

Teresa Perales y su logro más especial: “Es mi medalla más épica, es de película”

Unos meses antes de los Juegos Paralímpicos de Tokio, Teresa Perales (Zaragoza, 1975) afrontaba el desenlace de su trayectoria deportiva cuando se le salió el hombro izquierdo por un espasmo muscular. Tenía 45 años y con mucho esfuerzo se colgó una plata. Pero al volver de Japón a España, después de pasar incluso por la UCI, descubrió que sufría una nueva discapacidad. La neuropatía que a los 19 años le dejó sin movilidad en las piernas le provocaba esta vez una continua luxación en el brazo izquierdo y, sin solución en el quirófano o en rehabilitación, su vida cambió de nuevo.

Acostumbradísima a la silla de ruedas, nuevamente necesitaba ayuda en su rutina y tenía que reinventarse en la piscina, con el brazo derecho como único motor. Una solución era retirarse. Con 27 medallas en Juegos Paralímpicos, podía dejar la competición y disfrutar de los recuerdos acumulados después de tanto tiempo. Pero entonces no sería Perales. En lugar de eso luchó más que nunca para regresar y colgarse este sábado en París 2024 su medalla número 28, un bronce en los 50 metros espalda S2 que le igualaba al mito del agua, Michael Phelps. Horas después, este domingo, Perales atendía a EL MUNDO entre compromisos en la Villa.

¿Cómo se celebra una medalla cuando es la número 28?
Durmiendo a pierna suelta (Risas). Llegué supertarde de la piscina, después de atender a la prensa y de estar con la familia y dormí como hacía meses que no dormía. He celebrado muchas medallas, pero ninguna como ésta. Es la medalla más épica de mi vida, una medalla de película. La más especial por todo lo que significa. Estos últimos años, con más discapacidad, han sido muy difíciles de gestionar en mi cuerpo y, sobre todo, en mi cabeza.
¿Cómo lo hizo?
Centrándome mucho en lo que todavía podía hacer, en mi brazo derecho. Al principio me costó aceptar que era más dependiente, que necesitaba que alguien me ayudara a moverme o a vestirme. Pero luego empecé a trabajar para centrarme en lo que todavía tenía y no en lo que había perdido.
El proceso ya empezó en los Juegos Paralímpicos de Tokio.
Sí, allí estuve ingresada y, al volver, tuve que estar en la UCI en Madrid. La verdad es que estuve bastante malita, pero más o menos me recuperé. Pensaba que con la operación todo se quedaría en un susto y el brazo volvería a estar bien. Pero después de pasar por el quirófano volvió la espasticidad [espasmos causados por la hipertonía muscular que provoca la neuropatía] y ahora está siempre dislocado, luxado todo el tiempo. Por suerte, sólo me duele cuando se sale un poco más de la cuenta, pero yo misma me lo coloco.

Javier EtxezarretaEFE

¿Cómo ha conseguido nadar de nuevo sin movilidad en ese brazo?
No te voy a mentir, ahora es agotador. El brazo derecho tiene que hacer de timón, de empuje, lo tiene que hacer absolutamente todo. Tengo que estar enfocada cada segundo, concentrada en cada movimiento. No sabes la cantidad de veces que me he comido las corcheras en los entrenamientos. En la final, a mitad de piscina ya estaba agotadísima, pero pensaba sigue, sigue, sigue, pega otra brazada. Por suerte el techo de La Defense [la sede de la natación en París] es perfecto para la espalda y sabía en todo momento cuánto me quedaba. Al llegar, al tocar la pared, me bailaba todo, no sabía ni si realmente había conseguido medalla.
¿Sigue disfrutando de la natación?
Sí, sí, por supuesto. La adaptación a la nueva situación fue difícil y pasé por muchas cosas que tampoco voy a explicar. Pero el agua me ata a la vida. Siempre me ha dado libertad, en el agua mantengo mi dignidad, mi autonomía personal. Y además estoy rodeada de gente bonita que lo hace todo muy bonito.
¿De quién fue el primer abrazo al salir de la piscina tras la final?
De mi entrenador, Darío [Carreras]. Luego abracé a Justi, que es quien me ayuda en mi día a día. A mi doctora, Amaia Bilbao. A los fisios, a mis amigos y después a la reina Letizia, al resto de autoridades y, al final, a mi familia. Dejaron que mi marido, mi hijo y mi hermano bajaran a pie de la piscina y fue muy emocionante. Lloramos todos mucho.

Javier EtxezarretaEFE

La reina Letizia se emocionó mucho con su medalla.
Le gusta mucho el deporte y siempre ha estado tremendamente implicada en mi carrera. Es una persona que se informa mucho, por algo era periodista, y es muy inteligente. Me asombra siempre la memoria que tiene, me deja admirada. Se acuerda de cosas que he conseguido de las que ni yo me acuerdo.
Después de conseguir la medalla número 28, la más difícil de todas... ¿Ya lo ha logrado todo?
No, no, yo todavía no he puesto el broche a su carrera, si acaso el pin. Por lo menos seguiré un año más, hasta el Mundial del año que viene y luego ya veré qué hago. El otro día vi que en los Juegos Paralímpicos de Los Ángeles 2028 la natación se celebrará en un estadio de fútbol americano, que habrá 35.000 espectadores en las gradas, y pensé: 'Eso tengo que vivirlo'. Si mi cuerpo aguanta, quizá dispute otros Juegos.