McIntosh y Marchand, la reina y el rey de la piscina de los Mundiales de Singapur con Zidi como princesa

McIntosh y Marchand, la reina y el rey de la piscina de los Mundiales de Singapur con Zidi como princesa

Fin de fiesta en el final de la fiesta, o en la fiesta final, en Singapur. Fin de fiesta, fiesta final con los relevos femeninos 4x100 estilos, resueltos con un récord del mundo a cargo de Estados Unidos (3:49.34). Luego iremos con ello.

Antes, en los 400 estilos, en la prueba individual, Léon Marchand se llevó su segundo oro y Summer McIntosh, su cuarto. El francés fue tan superior (4:04.73) que no necesitó acercarse a su récord del mundo (4:02.50) para abrumar a Tomayashi Matsushita (4:08.32) e Ilia Borodin (4:09.16).

Después de su récord en los 200 estilos, había, claro, levantado la consiguiente expectación añadida. Pero menos de la suscitada por McIntosh y... Yu Zidi, la muñequita de porcelana china de 12 años. Los aficionados imparciales, por simpatía-empatía paterno-materno filial, estaban con ella. Fue por tercera vez cuarta y se vuelve a casa con un bronce en relevos. No hay precedentes y será difícil que haya consecuentes.

McIntosh (4:25.78), al igual que Marchand, tampoco necesitó aproximarse a su plusmarca (4:23.65) para aplastar a Jenna Forrester y Mio Narita, ambas con 4:33.26, que compartieron la plata. Se va de Singapur con cuatro oros y un bronce. Es la reina del Campeonato, por encima incluso de Katie Ledecky (dos oros y un bronce).

Los 50 libres femeninos fueron el triunfo de la suma especialización. Como en el caso de los masculinos, con un Cameron McEvoy que sólo apareció por Singapur para disputar esos 50, Meg Harris no aterrizó más que para lo mismo. Australia se apuntó en esa prueba un par de oros con el mínimo esfuerzo y el máximo fruto posibles. Harris (24.02) dio buena cuenta de las chinas Qingfeng Wu (24.26) y Yujie Cheng (24.28), con unas diferencias muy amplias para tan corta distancia.

Lo mismo que, en los 50 espalda masculinos y los 50 braza femeninos. Éxito de los rusos "neutrales" Kliment Kolesnikov con 23.68, su segunda mejor marca, tras su récord del mundo, y Pavel Samusenko, con 24.17. El mismo registro que Pieter Coetze. Hubo asimismo dos platas y sonó el himno de World Aquatics, no el hermoso, grandioso de Rusia, heredado de la Unión Soviética.

Volvió a sonar tras los 4x100 estilos, récord de Europa (3:26.93). La rabiosa celebración de los NAB (Neutral Athletes B) al borde del agua tuvo mucho de reivindicación política. La ceñuda expresión de Lifintrev, Prigoda, Ainaxov y Kornev en la ceremonia de premiación contuvo también bastante de protesta muda. Que le pidan cuentas a Putin. Por otra parte, Marchand contribuyó a la plata de Francia.

Ruta Meilutyte (29.55), nacida ya en una Lituania independiente de la Unión Soviética, no reivindicó nada a estas alturas. Se limitó a sacarles medio mundo a Qanting Tang (30.03) y a Benedetta Pilato (30.14), y a celebrar su cuarto oro mundialista consecutivo.

Otro triunfador del Campeonato ha sido el tunecino Ahmed Jaouadi. Ya vencedor de los 800, se apuntó también los 1.500 (14:34.41) con un ataque seco, si cabe definirlo así en una piscina, en los últimos metros que acabó con la resistencia de un ambicioso Sven Schwarz (14:35.69). El plusmarquista mundial, Bobby Finke, tercero (14:36.60), también se rindió en el último momento.

Y vamos con los 4x100 estilos femeninos. Un duelo directo entre EE.UU y Australia por el triunfo particular y el general. Empatados a ocho oros en el cómputo de metales, quien ganase coronaría también a su país. Regan Smith, Kate Douglass, Gretchen Walsh y Torri Huske auparon a las barras y estrellas a la cumbre del medallero. Frente a una actuación discreta de los hombres, las mujeres USA han llevado en Singapur el peso principal del equipo y contribuido fundamentalmente al conjunto éxito final.

Carles Coll nada primero la mitad de la final de 200 braza, a ritmo de récord mundial, pero paga el esfuerzo y acaba octavo

Carles Coll nada primero la mitad de la final de 200 braza, a ritmo de récord mundial, pero paga el esfuerzo y acaba octavo

Carles Coll, en los 200 braza, distancia en la que es campeón del mundo en piscina corta, hizo soñar durante más o menos un minuto a la natación española. Salió a «muerte». O todo o nada. Viró primero por los 50 por debajo del récord del mundo. También por los 100, a un ritmo parecido. Luego ya pagó el esfuerzo. Y fue nada. Terminó octavo. Séptimo a la postre por descalificación de uno de los rivales, con su segunda mejor marca de siempre: 2:09.44, sólo inferior a su récord español de las semifinales: 2:08.49.

El oro fue, por la apartada calle 8, para Haiyang Qin (2:07.41), ya ganador de los 100. Ippei Watanabe, el japonés, amarró por los pelos la plata (2:07.70) por delante del neerlandés Caspar Corbeau (2:07.73). Qin no se acercó a su récord del mundo (2:05.48). Pero, por otra parte, buena prueba -seguimos resistiéndonos a decir «carrera»- con cuatro hombres por debajo de 2:08. También, cuarto, quedó por debajo de esa frontera uno de los máximos favoritos, Kiril Pigoda, el ruso «neutral». Los rusos están compitiendo como NAB (Neutral Athlets B). Los NAA son los bielorrusos, también sancionados por su apoyo a Putin.

Entrenado por Sergi López

Coll estará contento a medias. O a medias disgustado, según se quiera interpretar ese séptimo puesto. En el pasado Mundial se quedó a un puesto de la final. En Singapur, aparte de dar un paso adelante, resolvió una papeleta que lo amenazó hasta última hora. Estuvo a punto de no viajar. No le llagaba el visado desde Estados Unidos, donde reside y entrena bajo la égida de Sergi López, bronce olímpico en Seúl88 y finalista en el Mundial de Perth91. Ni siquiera pudo disputar los 'trials' españoles. Su historial hizo que la Federación Española lo repescara. Validó la marca mínima establecida por World Aquatics y realizada por Carles en las TYR Pro Swim Series, en Sacramento, a primeros de abril.

No repescó, en cambio, a Hugo González, el campeón mundial en vigor de los 200 espalda. Hugo, decepcionante en los Campeonatos nacionales (fuera de la final de los 100 espalda y tercero en la de 200) no mereció el billete para estar en Singapur. Ha sufrido las consecuencias de la depresión post-olímpica, su mudanza de Estados Unidos a Tarrasa y el cambio en los sistemas de entrenamiento.

Récord de Europa en 200 espalda

Por consiguiente, su figura sobrevoló la piscina cuando los nadadores se lanzaron al agua en esos 200 espalda. Todos ellos habían batido sus respectivos récords nacionales en las rondas previas. Todos menos Hubert Kos, campeón olímpico, el gran representante, junto a Kristof Milak, de la natación húngara, una vieja y querida potencia. Y fue precisamente Kos quien se llevó el título. Y no sólo con récord de Hungría, sino de Europa: 1:53.19 y cuarto mejor registro de todos los tiempos.

Es otro de los discípulos en Texas de Bob Bowman. Ya lo reflejamos cuando, bronce, compartió podio con Léon Marchand y Shein Casas en los 200 estilos. Los tres 'Bowmans boys'. Magnífico también el sudafricano Pieter Coetze, ya campeón en los 100, segundo con récord de área, de África (1:53.36). El francés Yohann Ndoye-Brouard, también tercero en los 100, se hizo con el bronce (1:54.62). Es junto a Shaine Casas o Josh Liendo, y, en mujeres, Simone Manuel, uno de los escasos nadadores negros de máximo nivel. La Medicina y la Sociología siguen dándole vueltas al asunto.

En los 200 braza femeninos, Kate Douglass y Evgenyia Chikunova se enzarzaron en una pelea en la que las demás no tuvieron ni voz ni voto. Chikunova, recordwoman mundial, quedó sorprendida por el ritmo inicial de la estadounidense. No reaccionó, pensando tal vez que Kate iba demasiado aprisa. Así era. Todavía marchaba a los 150 metros por debajo del récord del mundo. Entonces, en el último largo, se juntaron la fatiga de la estadounidense y la furiosa reacción de la rusa, más fresca. Creó incertidumbre. A Douglass, sin embargo, le dio para ganar con 2:18.50, segunda mejor marca de todos los tiempos y, obviamente, récord de Estados Unidos. Fue el triunfo de la valentía frente a la cautela.

Marrit Steenbergen no dio opción a Mollie OCallaghan y Torri Huske en los 100 libre. Retuvo el título con 52.55 ante la australiana (52.67), oro en los 200, y la estadounidense (52.89). No peligró el récord mundial de Sarah Sjöström (51.71). La sueca es una de las figuras ausentes del Campeonato. Espera su primer hijo para este mismo mes de agosto.

Los estadounidenses, ellos y ellas, cosa extrañísima, siguen sin ganar un relevo. Han perdido densidad en algunas de las modalidades. En los 4x200 libre masculinos, no pasaron del cuarto lugar, a pesar de que Luke Hobson fue el único de los 32 nadadores que bajó del 1:44. Gran Bretaña, con un cuarteto más compacto y Duncan Scott como líder, atrapó el oro con 6:59.84. Bajar de siete minutos es un gran registro. China, con Zhanle Pan, se ganó la plata (7:00.91) con justicia y con justeza ante Australia (7:00.98).

Estados Unidos encabeza el medallero del Mundial con cinco oros. Los mismos que Australia. Pero Estados Unidos acopia 20 medallas por 13 de los aussies. En esta ocasión los metales menos preciosos hacen la diferencia.

Yu Zidi se hace con un bronce en el 4x200 libre en los Mundiales de Singapur con sólo 12 años

Yu Zidi se hace con un bronce en el 4×200 libre en los Mundiales de Singapur con sólo 12 años

De pronto, y de modo doblemente indirecto, Yu Zidi se convirtió, a sus 12 años, en la medallista más joven de la historia en un Campeonato del Mundo. En la última prueba de la jornada, los relevos 4x200 libre, China (7:42.99) acabó en tercer lugar detrás de Australia (7:39.35) y Estados Unidos (7:40.01). Dado que Yu había participado en la semifinal, obtuvo oficialmente el derecho a recibir un metal doblemente indirecto por eso, por colectivo y por estar ella ausente en el envite definitivo. Pero si China estaba en el podio es porque Yu había contribuido a ello.

Mollie OCallaghan, que cerró el cuarteto australiano, y ya campeona en la prueba individual, se colgó otro oro. Katie Ledecky, que se peleó sin fruto con ella, pugnando por un imposible agarró con la plata su medalla número 29 en un Campeonato del Mundo. Abrumador.

Volvemos a Yu Zidi. Fue un gran día para la infantil sirena. Al comienzo de la jornada, en la final de los 200 mariposa, se quedó de nuevo, como en la de los 200 estilos, en la cuarta posición. No consiguió franquear la frontera que separa la nobleza de la realeza, pero su actuación está contribuyendo al recuerdo que permanezca del Campeonato. Aún le quedan los 400 estilos. Será difícil que, a su tierna edad, no acuse el esfuerzo. Pero quién sabe.

Summer McIntosh, la vencedora, estaba disgustadilla, a pesar de su tercer oro. Quería batir el plastificado récord de Liu Zige (o Zige Liu, que nunca sabemos muy bien dónde colocar los nombres y los apellidos chinos) que data de 2009 (2:01.81). Realizó 2:01.99. Regan Smith (2:04.99) y Elizabeth Dekker (2:06.12) ni la vieron. Yu Zidi (2:06.43) no acabó lejos de la australiana.

La jornada era golosa, con todas estas mujeres y con un par de hombres en liza: Léon Marchand y David Popovici. Y de lo goloso, implícito en todo lo atractivo, a lo glorioso, sobreentendido en todo lo triunfal, Marchand aplastó, bueno, ahogó a sus rivales. No batió el récord del mundo, pero realizó la segunda mejor marca de la historia (1:53.68), sólo superada por su récord en las semifinales. Shaine Casas (1:54.30) se acercó al tope estadounidense, hasta ayer mundial, de Ryan Lochte (1:54.00). Hubert Kos (Hungría) fue un bronce lejano (1:55.34). Los tres son discípulos de Bob Bowman, el muñidor de Michael Phelps.

Popovici, en los 100 libre, también cumplió los pronósticos y, también realizó la segunda mejor marca de todos los tiempos. Nadando como siempre, más conservador al principio y huracanado después, se plantó en unos 46.51 sólo superados por los 46.40 de Zhanle Pan (o Pan Zhanle, ya saben), eliminado en las semifinales. Jack Alexy también bajó de los 47 segundos (46.92). No así, un poco sorprendentemente, Kyle Chambers (47.17). Popovici es el rey de la velocidad. Participará asimismo en los 50, que le vienen algo cortos para su manera de nadar. Pero sus oros en los 100 y los 200 lo acreditan de sobra.

EEUU a velocidad de crucero

Doblete USA en los 50 espalda femeninos con Katharine Berkoff (27.08) y Regan Smith (27.25), muy amenazada por la china Letian Wan (27.30). Estados Unidos, superado el virus gastrointestinal que afectó al equipo, está alcanzando su velocidad de crucero.

Satisfacción española. Carles Coll se convirtió en el primer compatriota en acceder a una final, la de 200 braza. Y de qué manera, con el quinto mejor tiempo (2:08.49) de los elegidos. Batía de ese modo, de paso, el lejano primado de poliuretano de Melquíades Álvarez: 2:09.69 desde 2009. Carles nadó de modo muy regular (y regulador) en su semifinal. Dobló en primer lugar por los 50. En segundo por los 100. Y en tercero por los 100 para concluir también tercero. Dio la impresión de controlar la distancia y el cronómetro. De no emplearse a fondo.

Yu Zidi, la nadadora que a sus 12 años rompe una barrera infranqueable desde 1936

Yu Zidi, la nadadora que a sus 12 años rompe una barrera infranqueable desde 1936

La aparición de una niña de 12 años, la china Yu Zidi, en el gran escenario de la natación ha causado un impacto general que, en su difusión, ha llegado incluso a gente no interesada en el deporte. O particularmente en la natación. Y suscitado una reflexión o demandado una información acerca de los límites cronológicamente inferiores de la biología, allí donde el organismo humano se encuentra aún en sus primeras etapas de formación.

El deporte es, por encima de todo, una actividad física y, como tal, muy exigente. Mucho más practicado a máximo nivel. Cierto que existen deportes más propensos que otros a la precocidad. Es evidente que no se puede ser campeón mundial de boxeo o ganar el Tour en edades adolescentes. Otros deportes, como la gimnasia o la propia natación, según razones analizadas por la medicina, admiten con frecuencia la existencia de juventudes extremas en sus filas y sus éxitos. Especialmente en el caso de las mujeres, que se desarrollan antes y gozan de algunas características, como la flexibilidad, ventajosas respecto a las de los hombres.

En natación, Michael Phelps e Ian Thorpe, por ejemplo, estaban a altísimo nivel a los 15 y 16 años. Como bastantes mujeres, por otra parte, y nunca a la altura de algunas de ella. Pensemos en la australiana Shane Gould (Shane Gold), la única mujer que ha reunido todos los récords de estilo libre. En los Juegos Olímpicos de Múnich72 tenía 15 años y conquistó tres oros, una plata y un bronce. Y a los 16 se retiró.

La alemana oriental Rica Reinisch también contaba 15 años cuando conquistó el oro en los 100 y los 200 espalda, y en los 4x100 estilos, en los Juegos de Moscú80. Es verdad que no estaban las americanas. Pero no es menos cierto que, en las tres pruebas, se alzó el récord del mundo. Y en los 200 se lo arrebató a la estadounidense Linda Jezek. También se retiró a los 16 después de permanecer hospitalizada con inflamación crónica de ovarios a causa del bombardeo de esteroides a que había sido sometida durante la pubertad. Ante el peligro de quedar estéril, abandonó las piscinas.

De entre las nadadoras en activo, Katie Ledecky tenía esos mismos 15 años cuando fue campeona olímpica en Londres'2012. Y Summer McIntosh ya despuntaba a los 14. Tenían 14 la australiana Sandra Anne Morgan, la inmortal húngara Kristina Egerszegi y la japonesa Kyoko Iwasaki cuando fueron campeonas olímpicas. Morgan, en los 4x100 libre en Melbourne56. Egerszegi, en 200 espalda (y subcampeona en 100) en Seúl88. También ganaría en Barcelona92 y Atlanta96. En Barcelona, además, los 100. Iwasaki se coronó en Barcelona en los 200 braza.

El 2 de marzo, en los trials, la estadounidense Anita Nall había batido por dos veces, una por la mañana y otra por la tarde, el récord del mundo de la prueba. Tenía 15 años. El 21 de julio, seis días antes de la final olímpica, cumplió 16. E Iwasaki... 14. Sigue siendo la nadadora más joven en conquistar un oro en los Juegos (Nall fue tercera a tres centésimas de la plata, la china Lin Li). A su regreso a casa, a Numazu, en la Prefectura de Shizuoka, la homenajearon 70.000 personas.

Portentos adolescentes

Bien. Tenemos portentos adolescentes ganando medallas a los 14 y 15 años. Pero Yu Zidi, ¡por favor!, tiene 12, una diferencia enorme a esas edades en cuanto al desarrollo integral del cuerpo (y la mente). Y no cumple los 13 hasta octubre. Rompe los más madrugadores esquemas. ¿Hay precedentes? Sí. Uno. Inge Sorensen, una niña danesa que, con 12 años y 24 días (sólo 25 días antes, menos de un mes, tenía 11), accedió al bronce en los 200 metros braza en los Juegos Olímpicos de Berlín, en 1936. La medallista de plata, la alemana Martha Geneger, contaba 14 años. Pero Sorensen, repitámoslo, 12.

Continúa siendo la nadadora más joven en conquistar una medalla olímpica. Fue campeona de Europa en Londres, en 1938 y la primera nadadora en bajar de los tres minutos en los 200 braza. La Segunda Guerra Mundial cortó su carrera. Se casó con un ingeniero, Janus Tabur. Tras el conflicto, emigraron a Sudáfrica, a Canadá y Estados Unidos. Murió en Nueva Jersey en 2011, a los 86 años. En su país era conocida como Lille henrivende Inge, la pequeña adorable Inge.

La irrupción de Zidi

Yu Zidi no ha ganado aún ninguna medalla. Pero, por acudir a referencias orientativas, y aunque los tiempos cambian a toda velocidad, con su marca en Singapur en los 200 estilos (2:09.21) hubiera sido quinta en los Juegos de París y en los de Tokio. Cuarta en los de Londres y tercera en los de Pekín. Por descontado, habría ganado en Atenas con, por ende, récord del mundo. Los tiempos cambian en la natación a velocidad de vértigo. Pero 200 metros siguen siendo 200; y el agua, agua.

En teoría, a Yu le aguardan muchas medallas, a no ser que la precocidad, por extrema, vaya en detrimento del futuro, incluso del cercano. El inminente es que, en este Singapur perplejo, ya se metió también en la final de los 200 mariposa. Con la octava marca, pero en la final, donde todo es difícil y nada es imposible. Le quedan en su cargado programa, mucho más para una niña, los 400 estilos. Yu Zidi mueve al asombro absoluto y a la total expectación. Ningún hombre ha nadado a los 12 años más rápido que ella.

Récord mundial de Marchand y de España para Hoek en Singapur

Actualizado Miércoles, 30 julio 2025 - 15:32

Cayó en el Campeonato, en las semifinales de los 200 metros estilos, el primer récord del mundo a manos del mejor, del más completo nadador del planeta Tierra, del planeta Agua: Léon Marchand. No lo batió. Lo desintegró. Devorando el agua en 1:52.69, una marca "disparatada", mandó al baúl de los recuerdos, por no decir, por respeto, al desván del olvido, el registro de 1:54.00 que Ryan Lochte mantenía desde 2011.

De una sola tacada, el francés se ha saltado las matemáticas, amerizando en 1:52 sin pasar por el 1:53. Si decimos que, probablemente, estamos ante la marca más valiosa de la natación, no exageramos.

Pararíamos aquí, emocionalmente saciados, si no tuviéramos que contar que Luca Hoek rompió por dos veces el récord nacional de los 100 libre. Primero en las series, con 48.23. Más tarde, en la semifinal, con 48.04. Era, con diferencia, con 17 años, el más joven de los semifinalistas.

Le sacan tres años los dos "monstruos" de la disciplina, los dos últimos plusmarquistas mundiales: David Popovici y Zhanle Pan, veinteañeros, pero no ya adolescentes. Hoek, enormemente ambicioso, sin miedo ni complejos, pasó primero en su semifinal por los 50 metros. Acusó el esfuerzo y no pudo sostener en envite. Terminó en la decimocuarta posición general. El corte para el acceso a la final se produjo en 47.64. Luca aún está algo lejos. Pero se halla en camino.

Volviendo a Marchand, recordemos que su récord se ha producido en una semifinal. Que pueda mejorarlo aún más en la final se ha convertido en una de las grandes preguntas para una de las grandes respuestas de la competición.

Summer McIntosh da buen inicio a su plan de cinco medallas de oro en Singapur

Summer McIntosh da buen inicio a su plan de cinco medallas de oro en Singapur

Incluso sin Ariarne Titmus, en barbecho postolímpico, el primer gran duelo de los Campeonatos, los 400 libre femeninos, entre Katie Ledecki y Summer McIntosh, tuvo enorme interés, pero ningún color. La joven y gentil canadiense, de todavía 18 años (cumplirá 19 en agosto), nadando en conserva, aplastó (3:56.26) a la estadounidense, que con 3:58.87 cedió la plata a la china Li Bingjie (3:58.21).

McIntosh ha empezado con el mejor pie su ambicioso proyecto de cinco oros individuales. Poco después entró en la final de los 200 estilos, sacando de foco a las demás. Entre la expectación general, la párvula china Yu Zidi, de 12 años, una de las atracciones de los Campeonatos, también accedió a la final. No así Emma Carrasco.

A diferencia de McIntosh, en la prueba masculina de los 400 libre, Lukas Maertens, plusmarquista mundial y campeón olímpico, la gran estrella de Alemania, sufrió para doblegar (3:42.35) al australiano Sam Short (3:42.37).

Pueden existir alegrías dentro de las decepciones. Y viceversa. En la decepción de los relevos masculinos 4x100 libre, eliminado el equipo con 3:14.34, Sergio de Celis en la primera posta, la que valida la marca individual, proporcionó la alegría de batir el récord de España. Rebajó en una centésima (48.24) el reciente tope de Luca Hoek. Aquí tenemos, dentro del Mundial, una interesante pugna local a resolverse en el lance individual. Sobre todo, teniendo en cuenta, además, que Hoek nadó su tramo en menos de 48 segundos.

Parte del equipo estadounidense, sin especificar los nombres, fue víctima de una intoxicación alimentaria durante su concentración, previa al Mundial, en Tailandia. Las secuelas, en forma de "gastroenteritis aguda", según fuentes de la delegación americana, explicarían las incomparecencias de Torri Huske en los 100 mariposa (luego nadó los 4x100 libre, pero se hundió en los segundos 50) y Claire Wenstein (400 libre). También aclararía la clara y temprana eliminación, también en los 400, de Luka Mijatovic. No pudimos ver a la perla adolescente USA, que, a sus 16 años, ha superado las marcas de 14, 15 y 16 de Michael Phelps e Ian Thorpe.

Con Huske mermada y en ausencia, probablemente también intoxicada, de Gretchen Walsh, cedió el oro Estados Unidos (3:31.04) a Australia (3:30.60) en esos 4x100 libre. Y el extraño cuarteto masculino USA, quizás también alterado por la intoxicación, sólo pudo ser bronce tras Australia, con un imperial relevo final de Kyle Chalmers en menos de 47 segundos, e Italia.

Carlos Gimeno, el hombre que salta desde un noveno piso patrocinado por 'Onlyfans', hace historia en la natación española

Carlos Gimeno, el hombre que salta desde un noveno piso patrocinado por ‘Onlyfans’, hace historia en la natación española

Actualizado Domingo, 27 julio 2025 - 11:48

La de Carlos Gimeno (Las Palmas de Gran Canaria, 1989) es la historia de una pasión a prueba de bombas. Ganar el oro, una opción que rozó con la yema de los dedos hasta su último salto, habría sido un final absolutamente épico para su participación en el Mundial de Singapur en una disciplina que no tiene tradición en España: los saltos de gran altura.

La plata, el mismo metal que logró colgarse al cuello en los Europeos de 2022 celebrados en Roma, acabó teniendo un sabor agridulce, por quedarse a un paso del primer escalón del podio y, también, por todas las apuestas, casi a todo o nada, que ha tenido que hacer desde que se estrenó como mundialista en esta disciplina, hace ya más de 10 años. La última, el patrocinio que recibe por parte de una plataforma que se ha hecho famosa por el contenido solo para adultos, y bajo pago, que ofrecen un gran número de sus miembros: OnlyFans.

El saltador español, durante el ejercicio.

El saltador español, durante el ejercicio.EFE

Hasta el último suspiro acarició el oro. Fue en cabeza durante prácticamente toda la prueba y, de hecho, emergió del agua tras cerrar su participación convencido de que el dorado metal no le iba a ser esquivo. La puntuación de ese salto, con todo, no fue suficiente para lograr el primer puesto.

«Estoy triste y dolido, pero volveré», lanzó prácticamente a pie piscina. El suyo no ha sido precisamente un camino fácil. Dedicarse a esta disciplina, toda una pasión en su caso, le ha exigido un importante número de sacrificios. Sin ayudas económicas oficiales, por lo pronto, tener un domicilio fijo ha sido poco menos que una quimera, y se ha convertido prácticamente en un trotamundos.

La única forma de lograr dedicarse plenamente a un deporte tan espectacular como extremo es tomar parte en el campeonato itinerante que organiza una famosa bebida energética, cuya implicación en el mundo del deporte abarca las más variadas disciplinas: desde el fútbol hasta la vela, pasando, cómo no, por la Fórmula 1 o MotoGP.

Carlos Gimeno celebra su puntiación

Carlos Gimeno celebra su puntiaciónAFP

La disciplina en que Carlos Gimeno lleva ya muchos años labrándose un nombre tiene un importante hándicap: al menos por ahora, está fuera del programa olímpico. Desde 2013, cuando se estrenó su presencia en los Mundiales de Barcelona, el organismo denominado hasta 2022 como FINA, se encargó de financiar las Copas del Mundo. Ahora, ha dejado de hacerlo, y por eso a este saltador extremo no le quedó otra que buscarse la vida para poder estar en Singapur.

Hay, seguro, quien se habría mostrado más que receloso a vincular su nombre con una plataforma de contenido erótico. Él, en cambio, la aprovecha para dar la máxima visibilidad posible a sus saltos, sus entrenamientos e, incluso, la dieta que sigue en su preparación para poder afrontar unos saltos desde 27 metros de altura, prácticamente un edificio de nueve pisos, no exentos de grandes riesgos.

Los ha vivido en sus propias carnes. En Macao, hace años, accidentalmente entró de cabeza en el agua, cuando es obligatorio hacerlo siempre de pie, y estuvo prácticamente 15 minutos inconsciente.

Luca Hoek, una bala de 17 años para la natación española

Luca Hoek, una bala de 17 años para la natación española

«No puede entrar a ver una película de Brigitte Bardot. Para recibir el sueldo, los billetes con los que le pagan, su padre tiene que actuar en su nombre». Esto escribía Nelson Rodrigues, uno de los más influyentes periodistas de Brasil, acerca de un muchacho de 17 años que no podía acceder a nada de eso y, sin embargo, podía marcar dos goles en la final de un Mundial y tres en la semifinal. Ese muchacho era Pelé.

Luca Hoek Le Guenedal sí puede ver una película de Brigitte Bardot, pero no puede votar, ni conducir, etc., porque, al igual que Pelé entonces, es menor de edad. Tiene también 17 años, cumplidos en marzo. No puede hacer nada de eso, pero sí competir en el Mundial de Natación que se celebra en Singapur e ilusionar al aficionado español.

Luca, sin embargo, era francés hasta hace dos años y competía como infantil por Francia, el país de su madre. A su padre, neerlandés, lo trajeron tempranamente los abuelos a Sitges y allí, ya mayorcito, conoció a mademoiselle Le Guenedal. Luca nació en Sant Pere de Ribes, a cinco kilómetros de Sitges, y empezó en la natación como actividad extraescolar. A los nueve años, descubierto por Emilio Huete, pasó a entrenarse en el Club Natació Sitges.

marcas excepcionales

Ben Titley, el reputado técnico británico, ex técnico de estrellas como Summer McIntosh, Kylie Masse o Penny Oleksiak, responsable del CAR de Sant Cugat, lo reclutó para el Centro, lo incluyó en una concentración del equipo nacional con gente como Mireia Belmonte y Hugo González, y lo convenció para que adoptara la nacionalidad española. No tuvo que insistir mucho. Luca, que ha pasado a segundo de Bachillerato, seguirá en el CAR durante todo este ciclo olímpico y después ya decidirá dónde y qué estudiar.

Su irrupción en la natación nacional ha sido la de un maremoto, con marcas excepcionales a los 15 y 16 años. Para el gran público ha aflorado a los 17. Brilló en los trials de junio, que le proporcionaron el pasaje a Singapur y explotó en el Europeo Júnior, del que salió con dos oros (100 libre y relevo mixto 4x100 libre) y dos bronces (50 libre y 4x100 estilos). En el 4x100 libre mixto realizó, en el primer tramo, 48.14, por debajo del récord absoluto de España de Sergio de Celis (48.34). La marca no fue homologada al ser establecida en una prueba mixta.

Horas después dejó el primado en 48.25. Y, además, rompió el de los 50. Lo esculpió en 21.99, borrando los 22.04 que ostentaba Javier Noriega desde 2009, cuando Luca tenía un añito, en los tiempos del poliuretano. Se convertía de ese modo en el séptimo nadador de la historia menor de 18 años en nadar los 50 por debajo de los 22 segundos. Luca, que se mira en el espejo de David Popovici, es, pues, un velocista puro que, mientras va fortaleciendo un cuerpo todavía en formación, no se va a prodigar en los 200. En Singapur nadará los 100 y los relevos 4X100 libre. Es algo atrevido, pero no descabellado, colocarle en la final individual. Tendría, probablemente, que bajar de los 48 segundos. No es imposible, dada su progresión. Para el equipo es más factible entrar entre los ocho primeros.

Luka Hoek, con una de sus medallas.

Luka Hoek, con una de sus medallas.RFEN

María Daza, también aún de 17 años (cumplirá 18 en agosto), brilló asimismo en esos Europeos Júniors con dos oros (4x100 libre y 4x100 libre mixto) y dos platas (100 y 200 libre). Como curiosidad, la espaldista Carmen Weiler Sastre (20 años), que nadó los 100 en los Campeonatos de España en un registro (58.83) que le hubiera supuesto el quinto puesto en París, creció en Singapur.

Una mujer de mundo. Hija de padre alemán y madre española (valenciana), nació en Bangkok, se crió, como decimos en Singapur, y reside en Estados Unidos, donde estudia Ciencias Biológicas en el Instituto Politécnico de la Universidad Estatal de Virginia. Un buen sitio para estudiar y nadar. Al mando de la piscina figura Sergi López, un prestigioso técnico, afincado desde hace muchos años en EE.UU. y cuyas enseñanzas han contribuido a forjar grandes campeones. Sergi, bronce en los 200 braza en los Juegos de Seúl88, fue cocinero antes que fraile. Carmen está en buenas manos.

Las grandes estrellas toman la piscina en el Mundial: Marchand más allá de París, rusos sin bandera y una china de 12 años

Las grandes estrellas toman la piscina en el Mundial: Marchand más allá de París, rusos sin bandera y una china de 12 años

Desde este domingo 27 hasta el 3 de agosto se desarrollará la natación pura, la clásica, en los Mundiales de Deportes Acuáticos (World Aquatics Championships), que comenzaron el pasado día 11 en Singapur con el resto de especialidades. En los años postolímpicos suelen relajarse los deportes más importantes, aunque no sólo ellos, de los Juegos. Se produce algo así como una relajación de los cuerpos y las mentes después de tanta tensión, tanta presión, tanta ansiedad, tantas emociones.

Además, los calendarios siguen todavía reajustándose a causa del desbarajuste general provocado por la pandemia. Los Mundiales de Natación, programados para celebrarse cada dos años, se aprietan en el tiempo. En 2022 se celebraron en Budapest. En 2023, en Fukuoka. En 2024, en Doha. A partir de este Singapur 2025 recobrarán su bienal periodicidad con las ediciones ya designadas de 2027 (de nuevo Budapest) y 2029 (Pekín).

Ausencias un año después de los Juegos

Así que, entre la depresión post-Juegos y los sucesivos agobios anuales, van a faltar algunas máximas figuras en la próspera ciudad-Estado del Sudeste asiático. Se conceden un respiro físico y mental, por ejemplo, tres fenómenos como el húngaro Kristóf Milák, el estadounidense Caeleb Dressel y el británico Adam Peaty. Está embarazada Sarah Sjöström, la «reina» de Suecia, que espera en agosto su primer hijo. En la radiante galaxia femenina australiana, se toma un año sabático Ariarne Titmus. Y Emma McKeon ha decidido retirarse de las piscinas de competición.

Pero el catálogo de comparecientes abruma. Estados Unidos aporta a Luke Hobson, Bobby Finke, Shaine Casas, Michael Andrew, Carson Foster, Torry Huske, Kate Douglass, Simone Manuel, Gretchen Walsh, Katie Ledecky, Regan Smith, Lilly King...

Australia acude con Kyle Chambers, Cameron McEvoy, Mollie OCallaghan, Kaylee McKeown... Otros países derraman estrellas. Para abreviar, eligiendo un solo nombre por país, hombre o mujer, brillan Zhanle Pan (China), David Popovici (Rumanía), Lukas Maertens (Alemania), Thomas Ceccon (Italia), Benjamin Proud (Gran Bretaña), Ruta Meilutyte (Lituania)... Y, obviamente, Léon Marchand y Summer McIntosh. El francés y la canadiense forman la pareja estelar del Campeonato. Su máxima expresión. La 'crème de la crème'.

La canadiense Summer McIntosh.

La canadiense Summer McIntosh.OLI SCARFFAFP

Marchand nadará las mismas pruebas que le proporcionaron los correspondientes oros en París: los 200 mariposa, los 200 braza y los 200 y 400 estilos. McIntosh, aún con 18 años (cumplirá 19 el 18 de agosto), se atreverá, según sus hazañas en los 'trials' canadienses, con cinco: las dos de estilos, los 400 y 800 libre y los 200 mariposa. En París ganó la mariposa y los dos estilos. Y fue plata en los 400 libre, en la llamada, aunque en natación no se corra, «carrera del siglo», dominada por Ariarne Titmus y con Katie Ledecky en el bronce. Titmus estableció entonces un récord del mundo que McIntosh le ha arrebatado este año, en junio, en esos 'trials' canadienses.

A causa de las sanciones a Rusia por la invasión de Ucrania -ocioso es recordarlo-, los Campeonatos, destinados a celebrarse en Kazán, fueron «desviados» a Singapur. Los nadadores rusos no pueden participar como tales. Pero 30 de ellos (18 hombres y 12 mujeres) son de la partida como NAB (Neutral Athletes B), sin derecho a la bandera y el himno nacionales. No forman una expedición cualquiera. Hay mucho talento ahí. Especialmente en los casos de Kliment Kolesnikov, plusmarquista mundial de los 50 espalda, y Evgenyia Chikunova, 'recordwoman' de los 200 braza. Kolesnikov renunció a París porque no estaba de acuerdo con semejantes condiciones de participación. Pero se lo ha pensado mejor esta vez.

Desde una guardería china situada en las controvertidas profundidades no sólo deportivas del gigante amarillo, aparece Yu Zidi, una niña de 12 años, especialista en 200 mariposa y en 200 y 400 estilos. Se entrena en la ciudad de Hengschui, al sur de Pekín, en la provincia de Hebei, y ha nadado en tiempos de finalistas olímpicas y mundiales. World Aquatics (la Federación Internacional) establece los 14 años como edad mínima para competir en los grandes eventos. Excepto en casos excepcionales, sostenidos por las marcas. Y a fe que éste lo es. La precocidad ha sido siempre una de las características de la natación. Pero Yu Zidi se encuentra en un estadio cronológico previo a la precocidad: en la mismísima infancia. En la descripción de sus capacidades, baste decir que, a su edad, a esos 12 insólitos años, Summer McIntosh, un auténtico prodigio tempranero, nadaba en registros bastante peores.

España, sin Hugo González

España envía a Singapur una delegación de nueve hombres y siete mujeres, sin Hugo González, vigente campeón mundial de 200 espalda, en baja forma tras la descompresión olímpica, su traslado de Estados Unidos a Tarrasa y los cambios en sus programas de entrenamiento. Tampoco es de la partida, naturalmente, Mireia Belmonte, aún oficialmente en activo. Sí, en cambio, repescado, Carles Coll, campeón mundial de los 200 braza en piscina corta. El equipo es joven, con las sensaciones de Luca Hoek (17 años) y María Daza (18 en agosto), que traen oros de los Europeos júniors, en los que también destacaron Jimena Ruiz y Estella Tonrath.

Estados Unidos reúne históricamente 606 medallas (254-205-147), por delante de Australia, con 278 (101-107-70). España ocupa la decimoctava posición con 18 (5-7-6).

El secreto de Andrea Fuentes para lograr la explosión de la artística española en 10 meses: "El odio va más rápido, pero..."

El secreto de Andrea Fuentes para lograr la explosión de la artística española en 10 meses: “El odio va más rápido, pero…”

Actualizado Sábado, 26 julio 2025 - 01:40

La sabiduría popular lo tiene muy claro: se cazan más moscas con miel que con hiel. O, dicho de otra manera, un trato amable, agradable, atrae mucho más que las formas autoritarias o las imposiciones, por mucho que la segunda, en demasiadas ocasiones, sea un camino más directo hacia el éxito. Y eso es algo que Andrea Fuentes tiene muy claro. Clarísimo.

No en vano, a la actual seleccionadora del equipo español de natación artística, quien cuenta en su palmarés con nada menos que cuatro medallas olímpicas, tres de plata y una de bronce, nadie podrá acusarla, como le ocurrió a Anna Tarrés, de supuestas malas prácticas en los entrenamientos o exceso de autoritarismo. En su manual para provocar un nuevo renacer de la artística española, hay un punto que resulta clave en este aspecto: empoderar a las nadadoras, algo que en este Mundial de Singapur cerrado ayer se ha resuelto con la mejor actuación de España en toda la historia: nueve medallas (tres de oro, dos de plata y cuatro de bronce). Una barbaridad.

Andrea Fuentes pone a sus nadadoras por encima de todo. Por eso, no es nada raro que no dudara ni un segundo a la hora de lanzarse a la piscina para sacar del agua a una de sus pupilas, Anita Álvarez, cuando dirigía al equipo estadounidense en el Mundial de Budapest en 2022. Las imágenes dieron la vuelta al mundo. Anita, de repente, se desmayó, y ella tuvo que reaccionar rápido para evitar que se ahogara. Su celeridad, en este caso, tiene mucho que ver también con lo pendiente que estaba de sus evoluciones. Al ver que sus piernas estaban más pálidas de lo que deberían, entendió que algo podía ir mal. Y, por supuesto, obró en consecuencia. Así lo explicaba la propia seleccionadora, con una naturalidad pasmosa, en aquel entonces.

La seleccionadora nacional, Andrea Fuentes.

La seleccionadora nacional, Andrea Fuentes.ARABA PRESS

Con su reacción, además, dio sin querer una clara muestra de otra idea que también es una clave de bóveda en su proyecto: hacer lo nunca visto en una piscina. De ahí que en sus entrenamientos la música clásica, omnipresente en el pasado en la natación artística, se haya visto reemplazada por compases de bandas extremadamente rockeras como AC/DC o Linkin Park o de artistas como Melendi o Estopa.

Fichada en el pasado mes de septiembre, sus previsiones contemplaban que el equipo español firmara una actuación destacada con vistas a los Juegos Olímpicos que se celebrarán en Los Ángeles en 2028. Entendía que debía pensar, como mínimo, a medio plazo. Pero la explosión ha llegado mucho antes. Y de qué manera. Por lo pronto, en gran parte de la mano de la que es ya es la nueva gran estrella española, Iris Tió, que logra lo nunca visto: oro en solo libre, oro con Lilou Lluis en dúo y oro también con Dennis González en dúo mixto libre. Tres metales que España nunca antes, en toda su historia, había logrado colgarse al cuello. En el caso de los dos primeros, ni por mucho que contara durante muchísimo tiempo con grandes estrellas internacionales de este deporte.

«Está siendo un poco abrumador. El primer oro fue como saltar por los aires, el segundo fue como '¡No me digas!' y el tercero es como 'Un momento, ¿qué está pasando?'. Está empezando a dar un poco de vértigo, sinceramente. Pero estamos muy contentas», señalaba la propia Andrea Fuentes a Marca tras confirmarse las medallas conseguidas por Tió y González. «Esto te reafirma tu propia manera de entrenar. Siempre he querido un equipo en el que se hiciera realidad lo que imaginaba y por primera vez lo tengo», insiste la seleccionadora, muy consciente del enorme tesoro que tiene en sus manos.

La juventud es una de las principales bazas de un equipo llamado a seguir sumando éxitos. Y, quién sabe, quizás lograr el oro olímpico. Algo para lo que su método será clave. En una entrevista con este periódico, lo explicaba: «El miedo va más rápido, pero el amor llega más lejos. Estas chicas querían sentirse respetadas, amar de nuevo al deporte y reencontrarse con positivismo, con ganas de ser su mejor versión sin negatividades ni faltas de respeto».